De dónde hemos sacado ese supuesto entusiasmo por reunirnos

Cuando un servidor llegó a estos pueblos me contaron que, periódicamante, dos o tres veces a año, se convocaban encuentros de laicos del arciprestazgo porque, según se afirmaba, a la gente le encantaba verse para reflexionar y programar cosas de conjunto. Qúe bueno!
Llegó el primero… lo dije en mis parroquias y… nada. Una señora muy animada y el resto “rien de rien” que dirían mis amigos los franceses. Conseguí, en una ocasión, dos personas más, eso sí, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas y chantajeando con un “no me dejéis solo". Todavía hubo alguna convocatoria más. La nieve vino en nuestro auxilio en la siguiente ocasión: “nevando, mejor suspender la convocatoria". Nos juntábamos quince, veinte… incluyendo las religosas. Nadie ha vuelto a pedir que se retomen esos encuentros que, por lo visto, eran la ilusión de toda la Sierra Norte.

Una viejecita más que ha dejado este mundo. 92 años. Ley de vida.
Me van a permitir que plantee algunas preguntas “sin animus molestandi".