Pocos y desanimados
Si lo primero es malo, lo segundo es malísimo.
Vamos a lo primero. Tomo los datos de la reflexión que publicó en su día José Francisco Serrano en Religión Confidencial:
Año 2010 | Año 2020 | ||
Bautizos | 349.820 | 100.222 | |
Primeras comuniones | 280.654 | 161.950 | |
Confirmaciones | 100.006 | 79.447 | |
Bodas | 74.289 | 12.679 |
Es verdad que el año 2020 fue el de la pandemia, pero es lo que hay. Por ejemplo, con pandemia o sin pandemia, se casan cada vez menos parejas, y de las que deciden contraer matrimonio, poco más del 15 % lo hacen por la Iglesia. Hoy, y es otro dato, se bautizan poco más de un tercio de los niños que nacen en España. Por tanto, lo de ser menos no es apreciación subjetiva, porque los datos son tercos. Por ejemplo, en los últimos diez años nos hemos dejado por el camino 3.324 sacerdotes, pasando de los 19.892 del año 2010 a los 16.568 de 2020. Menos. En todo. Muchos menos.