La suegra de Pedro
Ayer me acordé de ella. Qué cosas. De la suegra, de la mujer y de los amigos de buena voluntad que tuviera en Cafarnaum. Me extrañaría que se estuvieran calladitos ante las ocurrencias de Pedro el pescador.
Pedro era un bocazas y un busca broncas, un deslenguado y un provocador. Su actitud ante el sumo sacerdote, que ayer pudimos escuchar, es cualquier cosa menos ponderada, prudente, discreta y centrada. No solo se pasa por el forro de sus principios la prohibición de enseñar en nombre de Cristo con el viejo argumento de obedecer a Dios antes que a los hombres, sino que, además, llama directamente asesino al sumo sacerdote y todos los suyos: “El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero".
Aquí es donde me empecé a acordar de la suegra, la mujer y los amigos. Me extrañaría que no le hicieran una llamada a la prudencia: