Tres novicias para el Hogar de la Madre
Hemos tenido, del 4 al 14 de julio, un campamento católico en Braojos. Católico no por el nombre, sino por el ritmo de vida que han querido llevar.
Treinta chicas acompañadas por cuatro religiosas Siervas del Hogar de la Madre y algunas monitoras jóvenes. Todos los días misa con su tranquila acción de gracias posterior, rosario, oración personal, confesiones. ¿No han hecho otra cosa? ¡Ya lo creo! Han tenido juegos, talleres, senderismo… Y más cosas. Por ejemplo, un rosario de antorchas por la calle un día por la noche al que se añadieron unas cuantas personas del pueblo. Por ejemplo, adoración al Santísimo por turnos toda la noche del domingo al lunes. Por ejemplo, recorrer todas las casas del pueblo animando a participar en la misa del domingo. Por ejemplo, misa a las siete de la mañana un sábado porque querían pasar el día en el monte y era clave no quedarse sin misa. Pues bendito sea Dios, que para eso está uno.

Supongo que se habrán dado cuenta, y si no se lo hago notar, de que también en el lenguaje eclesiástico – homilético – pastoral – actual se descubre un adaptarse a las modas. Si ustedes leen hoy alguna revista religiosa de hace unos cuantos años, pongamos de los sesenta, los ochenta y ahora, lo notarán a la primera.
Leo en 
Lo que está claro, lo queramos reconocer o no, es el fracaso de la catequesis y de la enseñanza religiosa en los útimos cincuenta años. Tenemos una muchedumbre de gente que no practica su fe, pero que además no tiene ni idea de las cuestiones más básicas de la fe, lo que tratándose de un pais de honda tradición cristiana, tiene sus bemoles.