(InfoCatólica) El Papa León XIV ha concluido el segundo día de su primer viaje apostólico con una peregrinación a İznik, la antigua Nicea, para conmemorar el 1700 aniversario del Primer Concilio de Nicea.
Una reflexión sobre la identidad de Cristo en el mundo actual
«El 1700 aniversario del Primer Concilio de Nicea es una valiosa ocasión para preguntarnos quién es Jesucristo en la vida de las mujeres y los hombres de hoy», expresó León XIV durante su intervención. El Papa advirtió sobre las tergiversaciones contemporáneas de la figura de Cristo: «Los cristianos corren el riesgo de reducir a Jesucristo a una especie de líder carismático o superhombre, una tergiversación que al final conduce a la tristeza y la confusión».
El Pontífice recordó la controversia arriana que motivó la celebración del concilio hace 1700 años. Arrio y su doctrina sostenían que Jesucristo no era divino en el mismo sentido que Dios Padre, sino una criatura creada por él. «Si Dios no se hizo hombre, ¿cómo pueden los mortales participar de su vida inmortal? Esto estaba en juego en Nicea y está en juego hoy: la fe en el Dios que, en Jesucristo, se hizo como nosotros para hacernos llegar a participar de la naturaleza divina», explicó el Papa.
Un llamamiento a la unidad cristiana
León XIV destacó que la confesión de fe cristológica del Credo Niceno es compartida por todas las Iglesias y comunidades cristianas del mundo, constituyendo «un vínculo profundo que ya une a todos los cristianos». Citando a san Agustín, el Papa recordó que «aunque somos muchos cristianos, en el único Cristo somos uno».
El Pontífice invitó a «superar el escándalo de las divisiones que, lamentablemente, aún existen y a alimentar el deseo de unidad por el que el Señor Jesús rezó y dio su vida». Según sus palabras, «cuanto más reconciliados estemos, tanto más podremos los cristianos dar un testimonio creíble del Evangelio de Jesucristo, que es anuncio de esperanza para todos, mensaje de paz y de fraternidad universal que trasciende las fronteras de nuestras comunidades y naciones».
La fraternidad universal como imperativo
En un mundo marcado por la violencia y los conflictos, el Papa subrayó que la reconciliación no es solo un deseo religioso, sino «un clamor de toda la humanidad». León XIV estableció una conexión directa entre la fe en Dios Padre y el reconocimiento de la fraternidad universal: «En el Credo Niceno profesamos nuestra fe en un solo Dios Padre; sin embargo, no sería posible invocar a Dios como Padre si nos negáramos a reconocer como hermanos y hermanas a los demás hombres y mujeres, también ellos creados a imagen de Dios».
El Pontífice enfatizó que «existe una hermandad universal, independientemente de la etnia, la nacionalidad, la religión o la opinión», y que las religiones, por su naturaleza, deberían animar a reconocer y practicar esta verdad.
Rechazo firme a la violencia religiosa
El mensaje del Papa concluyó con una condena categórica del uso de la religión para justificar la violencia: «El uso de la religión para justificar la guerra y la violencia, como cualquier forma de fundamentalismo y fanatismo, debe ser rechazado con firmeza, mientras que los caminos a seguir son los del encuentro fraternal, el diálogo y la colaboración».
León XIV expresó su agradecimiento al Patriarca Bartolomé por su iniciativa de conmemorar juntos este aniversario en el lugar histórico donde se celebró el concilio, así como a todos los representantes de las comuniones cristianas mundiales que participaron en el evento.







