(InfoCatólica) En su Mensaje al Pueblo de Dios, titulado Iglesia en México: Memoria y Profecía – Peregrinos de Esperanza hacia el Centenario de nuestros Mártires, difundido este jueves 13 de noviembre, los obispos recordaron que estos mártires dijeron «con la vida lo que proclamaban con los labios: Cristo es Rey, no el Estado opresor; Cristo es Rey, no el dictador en turno que se envuelve en su soberbia».
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) rindió homenaje a los más de 200.000 mártires de la Resistencia Cristera y llamó a un «examen de conciencia y un compromiso renovado».
El mensaje, fruto de la 119ª Asamblea Plenaria de la CEM celebrada del 10 al 14 de noviembre en Casa Lago, Estado de México, con la participación de 121 obispos mexicanos, recordó que «apenas unos meses después de la proclamación de la Solemnidad de Cristo Rey, en julio de 1926 entraba en vigor la llamada 'Ley Calles' en nuestro país, que desató la persecución religiosa más cruenta de nuestra historia».
En un extenso apartado, los obispos mexicanos aprovechan lo que denominan «la ruta jubilar», 2025-2026-2031, para primero dar gracias por los frutos del Jubileo de la esperanza (2025), para rememorar de la resistencia cristera que nos interpela (2026) y para preparar el 2031, V Centenario del Acontecimiento Guadalupano.
Sin complejos conmemoran el testimonio de tantas personas que perdieron su vida por defender la fe y la libertad para practicarla. No les llaman «mártires del siglo XIX» o con cualquier otro vergonzante circunloquio. Reclaman su legado y su lucha.
El legado de la persecución religiosa del siglo XX
La legislación, promulgada por el entonces presidente Plutarco Elías Calles, establecía un férreo control contra los creyentes y los ministros de culto. Entre sus disposiciones, disolvía las órdenes monásticas, restringía severamente la labor pastoral, prohibía el ministerio de presbíteros extranjeros y el culto público fuera de los templos, además de expropiar definitivamente todo edificio religioso.
La Guerra Cristera culminó oficialmente en junio de 1929, aunque la persecución continuó. Las relaciones entre Iglesia y Estado no se restablecerían hasta 1992, cuando una reforma constitucional y la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público reconocieron la existencia jurídica de la Iglesia Católica.
Un llamado a la radicalidad en la fe
Los obispos mexicanos plantearon interrogantes directos a los fieles: «¿Estamos dispuestos a defender nuestra fe con la misma radicalidad? ¿Hemos perdido el sentido de lo sagrado? ¿Nos hemos acomodado a una cultura que quiere relegar la fe al ámbito privado?».
Para la CEM, «cuando el Estado totalitario intentó imponer su dominio absoluto sobre las conciencias, nuestros mártires comprendieron con claridad meridiana la centralidad de Jesucristo: morir gritando ¡Viva Cristo Rey! era afirmar que ningún poder humano puede reclamar la soberanía absoluta sobre la persona y la conciencia».
Guadalupe como símbolo de reconciliación
El Episcopado también recordó la próxima celebración, en 2031, de los 500 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, destacando que «Guadalupe es memoria de reconciliación» y «puente entre culturas y razas». Los obispos señalaron que «Guadalupe ha impulsado en otro momento de la historia los sentimientos de libertad de nuestro pueblo. Hoy debe ser también un signo de fortaleza para liberarnos de la violencia, la pobreza y la injusticia».
Denuncia de la realidad social actual
Sin adoptar «una posición política ni partidista», los obispos denunciaron que «nuestra Nación sigue bajo el dominio de los violentos» y que «ese cáncer del crimen organizado que padecemos desde hace años ha extendido sus tentáculos a muchos rincones del país». Criticaron que «ninguno de los dirigentes que gobierna este país ha logrado erradicar este mal».
Respecto a la migración, señalaron que «miles de mexicanos se ven obligados a abandonar sus tierras, no solo por buscar mejores oportunidades, sino también por huir de la violencia», mientras «por nuestro territorio cruzan miles de hermanos centroamericanos y de otros continentes, víctimas de extorsión, secuestro, trata y muerte».
La defensa de la familia como prioridad
El Episcopado advirtió que «toda esta realidad preocupante comienza en la familia: una sociedad que no protege a la familia se desprotege a sí misma». Lamentaron los datos «alarmantes» que muestran «familias desintegradas, violencia intrafamiliar y en ambientes escolares, adicciones que destruyen la vida de los jóvenes».
Los obispos criticaron las políticas públicas implementadas «sin un diálogo genuino con los padres de familia» mientras «se promueve, de manera sutil y, en ocasiones, de manera explícita, una visión antropológica ajena a la dignidad integral de la persona humana».
Texto del fragmento del documento de la CEM
II. RUTA JUBILAR 2025 – 2031 – 2033: CONSTRUYENDO LA ESPERANZA DE MÉXICO
La Providencia divina nos ha regalado un itinerario de gracia extraordinario en el que distintas celebraciones convergen en un único camino: el encuentro con Jesucristo Resucitado, a quien la Virgen de Guadalupe nos conduce con ternura de Madre. Este es el camino para construir la Esperanza de México, esperanza que nace de la fe, se nutre en la caridad y se proyecta hacia un futuro de justicia, paz y reconciliación.
1. El Año 2025: Jubileo de la Esperanza
Estamos concluyendo este Año Santo convocado por el Papa Francisco que nos ha recordado que la esperanza cristiana no es optimismo ingenuo ni evasión de la realidad, sino virtud teologal que nos sostiene en medio de la tribulación. Como nos dice San Pablo: «La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones» (Rom 5,5).
¿Qué nos ha dejado este Año Jubilar? La certeza de que somos peregrinos, no habitantes instalados; caminantes hacia la patria definitiva en el Reino de Dios, no constructores de paraísos terrenales que inevitablemente se desmoronan. Necesitados siempre de la gracia y la misericordia de Dios, queremos invitarlos, hermanos y hermanas, a que esta experiencia de gracia jubilar no termine, sino que se transforme en la Esperanza de México que construiremos juntos.
Este 2025 también conmemoraremos el centenario de la proclamación de la Solemnidad de Cristo Rey para la Iglesia y el mundo, proclamada en la encíclica Quas Primas del Papa Pío XI. Durante este año, hemos preparado 38 catequesis bajo el título «Venga Tu Reino», que hemos puesto al servicio de nuestras diócesis, parroquias y comunidades.
Estas catequesis han querido ser una preparación teológica y espiritual para comprender qué significa proclamar a Cristo Rey en un contexto de crisis civilizatoria. Y hoy les preguntamos, hermanos: ¿Quién reina verdaderamente en nuestras sociedades? ¿Cristo, o los ídolos del poder, el dinero, la violencia y la mentira? ¿Quién reina en nuestro corazón? ¿Las ideologías políticas y culturales o el Evangelio? Esta pregunta no es retórica: es una invitación a una conversión personal y pastoral, una invitación para que Cristo reine en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestra sociedad.
2. El Año 2026: Memoria de la resistencia cristera que nos interpela
Permítannos hacer memoria de un hecho que no podemos ignorar:
Apenas unos meses después de la proclamación de la Solemnidad de Cristo Rey, en julio de 1926, entraba en vigor la llamada «Ley Calles» en nuestro país que desató la persecución religiosa más cruenta de nuestra historia. Es por ello que en enero de 1927, el pueblo católico, reprimido, inició el levantamiento armado conocido como la Resistencia Cristera.
¿Una casualidad? No, hermanos: Un acontecimiento providencial.
Cuando el Estado totalitario intentó imponer su dominio absoluto sobre las conciencias, nuestros mártires comprendieron con claridad meridiana la centralidad de Jesucristo: morir gritando ¡Viva Cristo Rey! era afirmar que ningún poder humano puede reclamar la soberanía absoluta sobre la persona y la conciencia. Era decir con la vida lo que proclamaban con los labios: Cristo es Rey, no el Estado opresor; Cristo es Rey, no el dictador en turno que se envuelve en su soberbia.
Honremos hoy la memoria de los más de 200 mil mártires que entregaron sus vidas defendiendo su fe: Niños, jóvenes, ancianos; campesinos, obreros, profesionistas; sacerdotes, religiosos laicos; el México heroico de los cristeros que dieron su vida por una causa sagrada, por la libertad de creer y de vivir según su fe, todos ellos escribieron una página luminosa en la historia de la Iglesia universal y de nuestra patria.
El centenario del 2026 no puede ser una mera conmemoración nostálgica. Debe ser un examen de conciencia y un compromiso renovado. Nuestros mártires nos preguntan hoy: ¿Estamos dispuestos a defender nuestra fe con la misma radicalidad? ¿Hemos perdido el sentido de lo sagrado? ¿Nos hemos acomodado a una cultura que quiere relegar la fe al ámbito privado?
3. El Año 2031: Jubileo Guadalupano – Esperanza de reconciliación y libertad
El 2031 V Centenario del Acontecimiento Guadalupano en el Tepeyac, no es solo una fecha para México, sino para todo el continente americano y para la Iglesia universal. Como preparación a este gran acontecimiento, hemos iniciado la Novena Intercontinental Guadalupana, invitando a las conferencias episcopales de todo el mundo a sumarse a este camino de preparación espiritual.
Guadalupe es memoria de reconciliación. En el siglo XVI, cuando dos mundos tan diferentes se encontraron en estas tierras, María se manifestó en el Tepeyac como puente entre culturas y razas; como Madre que acoge a todos sus hijos sin distinción. Guadalupe nos enseña que la unidad no se construye anulando las diferencias, sino reconociendo en cada rostro la imagen de Dios. Guadalupe ha impulsado en otro momento de la historia los sentimientos de libertad de nuestro pueblo. Hoy debe ser también un signo de fortaleza para liberarnos de la violencia, la pobreza y la injusticia.
Para culminar este itinerario, en el 2033 celebraremos el bimilenario de la Redención Universal, los dos mil años de la resurrección de Cristo que queremos celebrar con todo el Pueblo de Dios en un ambiente de fraternidad y paz.







