(Zenit/InfoCatólica) El 13 de septiembre de 2025, la imagen de madera del Cristo flagelado fue devuelta a su emplazamiento original en el Santuario de la Flagelación, en Jerusalén. Había permanecido ausente desde febrero de 2023, cuando un individuo irrumpió violentamente en el templo, arrojó la imagen al suelo y desfiguró su rostro.
La escultura, donada hace años por una comunidad de Barcelona, quedó seriamente dañada. El suceso, ocurrido el 2 de febrero de 2023, dejó una profunda impresión entre los fieles presentes y marcó a la comunidad cristiana de la Ciudad Vieja. No se trató únicamente de una agresión material, sino de una herida simbólica en un contexto de creciente hostilidad hacia los lugares cristianos en Israel.
La reinstalación de la imagen tuvo lugar en un ambiente de oración y esperanza. Frey Ulise Zarza, vicario del Custodio de Tierra Santa, presidió junto a los frailes las Primeras Vísperas de la Exaltación de la Santa Cruz. El acto litúrgico permitió transformar el dolor en ocasión de consuelo espiritual, devolviendo al santuario la figura del Ecce Homo, tan significativa para los peregrinos que recorren el Vía Crucis.
La restauración fue encomendada al especialista español Pedro Escudero, quien durante dos meses trabajó minuciosamente para reconstruir las partes dañadas. Consolidó las extremidades rotas, recuperó la policromía original y aplicó el barniz final.
«Pensaba que no tendría tiempo suficiente», explicó Escudero. «Pero al final vi la alegría de la gente. Es hermoso saber que, si una mano destruyó, muchas otras vienen hoy a venerar».
El restaurador ya había colaborado con la Custodia en años anteriores, interviniendo en obras de orfebrería para su museo. En esta ocasión, sin embargo, el encargo tenía un carácter especial: no se trataba solo de preservar una pieza antigua, sino de devolver la dignidad a una imagen ultrajada por un acto violento.
La recuperación de la escultura fue posible también gracias a la generosidad de los benefactores, como las familias del Instituto Zaccaria de Milán, que colaboraron en los gastos de restauración. El autor del ataque, declarado incapacitado para responder penalmente, fue repatriado a Estados Unidos. La responsabilidad económica y moral recayó por completo en la Custodia de Tierra Santa.
Pese a las dificultades, la comunidad franciscana centró su atención en el mensaje espiritual que transmite la imagen. Frey Giuseppe Gaffurini, presidente de la fraternidad del Santo Sepulcro, expresó: «Cada vez que contemplamos el Ecce Homo, sentimos resonar de nuevo aquellas palabras: ‘He aquí el hombre’. No como una condena, sino como revelación del sueño de Dios para la humanidad».
Así, lo que comenzó como un acto de violencia se ha transformado en un signo de fe y unidad. En el Santuario de la Flagelación, punto de partida del Vía Crucis, la imagen del Cristo flagelado vuelve a hablar de dolor, pero también de esperanza redentora.







