El 5% de todas las personas que mueren en Canadá son sacrificadas
Eutanasia

Canadá no puede atender todas las solicitudes de eutanasia

El 5% de todas las personas que mueren en Canadá son sacrificadas

En apenas una década, la eutanasia se ha convertido en una práctica habitual en el sistema sanitario canadiense. Actualmente, uno de cada veinte fallecimientos es provocado mediante esta vía, superando otras causas naturales de muerte. Médicos denuncian una presión creciente y numerosas irregularidades legales.

(LifeNews/InfoCatólica) Según un reciente artículo publicado en The Atlantic, el suicidio asistido se ha vuelto tan frecuente en Canadá que los médicos no pueden atender la demanda creciente. El texto, titulado apropiadamente «Canadá se está matando a sí misma», expone cómo la Ley de Asistencia Médica para Morir (MAiD, por sus siglas en inglés), aprobada hace apenas diez años, representa ya aproximadamente una de cada veinte muertes en el país. Esta cifra supera el total combinado de fallecimientos por alzhéimer y diabetes, así como las tasas registradas en países donde la eutanasia lleva más tiempo legalizada.

El problema no radica en la falta de médicos dispuestos. De hecho, muchos profesionales están acudiendo al que el artículo describe como «el régimen de eutanasia de más rápido crecimiento del mundo». Un ejemplo de ello es la doctora Stefanie Green, fundadora de la Asociación Canadiense de Evaluadores y Proveedores de MAiD, quien dejó atrás décadas de práctica como médico de maternidad para dedicarse a este ámbito. Según declaró a The Atlantic, ambos tipos de medicina implican «partos».

Algunos médicos han informado de haber practicado cientos de eutanasias y, aun así, la demanda sigue superando la oferta. El Parlamento canadiense legalizó el MAiD en 2016, prometiendo una mayor autonomía y una reducción del sufrimiento. Sin embargo, esta práctica ha generado preocupaciones sobre la integridad de la medicina, los derechos de conciencia, la presión sobre los más vulnerables y la expansión de lo que muchos denominan una «cultura de la muerte».

Tal como señala la Asociación Médica Estadounidense en su declaración oficial: «La eutanasia es fundamentalmente incompatible con el papel del médico como sanador, sería difícil o imposible de controlar, y supondría graves riesgos sociales». Esta advertencia cobra aún más relevancia en sistemas de salud pública como el canadiense, donde las decisiones sobre quién debe vivir o morir pueden acabar determinadas por factores económicos, justificados por nociones arbitrarias sobre la «calidad de vida».

Allí donde se legaliza, el llamado «derecho a morir» pronto se convierte en un supuesto «deber de morir». Aunque se promete a los pacientes una «muerte digna» y el fin del sufrimiento, muchos expresan el deseo de no ser «una carga» para sus seres queridos. Según explicó la profesora de Derecho y Discapacidad, Theresia Degener, existe la percepción de que «una vida con discapacidad vale automáticamente menos, y que en algunos casos, la muerte es preferible».

Pese a las afirmaciones de las autoridades canadienses, no existen salvaguardias efectivas. Un informe publicado el año pasado en The New Atlantis documentó cientos de infracciones graves a la normativa tan solo en la provincia de Ontario, sin que ninguna haya sido denunciada ante las autoridades judiciales. Aunque el forense jefe de Ontario, Dirk Huyer, aseguró que «todos los casos se reportan y son revisados», médicos informantes identificaron más de 400 «incumplimientos», entre ellos la administración de eutanasia a pacientes incapaces de consentir o fallos en la comunicación con los farmacéuticos.

Solo el 61 % de los médicos informa a los farmacéuticos del propósito de los medicamentos antes de dispensarlos, como exige la ley. Además, se han documentado casos en los que los proveedores aceleraron el proceso sin respetar el plazo legal de espera de diez días. En un caso, la doctora Eugenie Tjan administró los fármacos equivocados; al no producirse la muerte, debió suministrar otros distintos. Huyer no reportó este incidente, y más tarde admitió que fue una violación «flagrante» de la ley canadiense: «La familia y la persona fallecida sufrieron enormemente».

Según el mismo informe, aproximadamente una cuarta parte de los proveedores de eutanasia en Ontario fueron notificados por la oficina del forense sobre problemas de cumplimiento solo en 2023. La legislación nacional exige que estos informes deriven en investigaciones penales, pero Huyer no informó ninguno. En su lugar, optó por mantener «conversaciones informales» con los profesionales implicados. La doctora Tjan, por ejemplo, solo recibió un correo de advertencia y continúa ejerciendo.

Hablar de «pendiente resbaladiza» se queda corto. El MAiD comenzó como una opción para pacientes gravemente enfermos al final de la vida. Actualmente, la ley se ha ampliado para incluir a personas con enfermedades graves que no están en fase terminal, y próximamente permitirá el acceso a personas con trastornos mentales. Además, el Parlamento ha recomendado extender la práctica a menores de edad.

El suicidio asistido no es una práctica médica en sentido estricto, sino una que corrompe la medicina, pone en riesgo a los más vulnerables y mina la confianza pública. En este contexto, la esperanza es que el caso canadiense sirva de advertencia para otros países y que los cristianos en Canadá den testimonio valiente tanto en su forma de vivir como de morir.

 

12 comentarios

Francisco Javier
Rebajando a los seres humanos al nivel de las mascotas, si esta gravemente enfermo sacrificarlo, progresismo nefasto.
30/08/25 5:52 PM
Generalife.
Horrible. Menos mal que no pueden atender todas las solicitudes de eutanasia
30/08/25 8:21 PM
Lucía
! Qué horror de sociedad!
30/08/25 8:52 PM
Jaime Nebot
La dignidad que tenemos como seres humanos hechos a imagen y semejanza De Dios, cuando se ig nora esa realidad es el factor económico el que tiene sentido y validez, " no queremos ser una carga para los familiares", costamos mucho a la sanidad, y por lo tanto es nuestro deber, obligación y responsabilidad morirnos, y en Canadá el tema económico se debe contabilizar ,
30/08/25 10:09 PM
Juan Carlos Villaverde
Soy católico y médico.Creo que gran parte de Occidente ha dejado de lado a Dios,olvidado sus raíces cristianas y caído en la desesperación.Cuándo se vive sin Dios, no hay esperanza y la vida no tiene sentido porque se carece de amor.Puede faltar todo en la existencia del ser humano,pero sintiéndose amado por Dios,se vive y muere con la esperanza del abrazo del Padre Todopoderoso y Misericordioso que nos acoge en la dicha eterna.
Hace seis años me diagnosticaron un cáncer de próstata. Fui a Lourdes antes de ser operado.A la vuelta me hicieron nueva biopsia. No encontraron nada.La repitieron y tampoco.Probaron con una resonancia e idéntico resultado.Recientemente,una tercera biopsia he sufrido y negativo resultado ...
El urólogo me dijo que era la envidia del barrio.Yo le saqué el rosario del bolsillo y le dije que lo rezaba todos los días, años antes del diagnóstico de cáncer.
Mi vida sin Dios no tiene sentido.Me guía ,sustenta y da fuerza para llegar a su abrazo final
31/08/25 12:04 AM
Angeles Wernicke
Podría decirse, un país que se está suicidando...
31/08/25 2:18 AM
Uno Dos
La caída de la natalidad en Occidente es manifiesta, lo que lleva a la quiebra a los sistemas públicos de pensiones, y ya se oye a gente decir que los ancianos son una especie parasitaria. La solución al problema es defender a la familia y aumentar la natalidad, pero nada me extrañaría que las leyes sobre la eutanasia tengan como consecuencia tratar cada vez peor a los ancianos de manera que se desesperen y acaben pidiendo ellos mismos la inyección letal.
31/08/25 6:42 AM
Montse
No valorar la vida humana que cuesta esfuerzo a otros
parece una vuelta a épocas arcaicas que no dan dignidad al ser humano.Recordemos como los antiguos espartanos eliminaban al recién nacido que no cumplía todos los requisitos de fortaleza exigidos,así como la película japonesa de"la balada de Narayana" y lo que explica sobre los acciones.También nos explicaban en el colegio en las clases de latín como el padre de familia de la Roma antigua tenía poder sobre la vida de su hijo recién nacido y decidir si podía vivir o dejarlo que muriera de inanición.
Creo que el filosófo estadounidense Peter Singer aprueba que se pueda hacer está atrocidad.
31/08/25 9:35 AM
JERUSALÉN
El hombre, cada hombre, es un ser de valor y dignidad intrínsecos, un agente moral, responsable y libre, que, por ser Imago Dei... por tanto Dios, misteriosamente, nos crea a su imagen y semejanza también cuando nuestra apariencia y valor biológico quedan decaídos por la enfermedad o la malformación. Así, en el libro del Éxodo, Yahweh dice: “¿Quién ha hecho la boca del hombre? ¿Y quién le ha hecho mudo, o sordo, o vidente o ciego? Acaso no he sido Yo, el Señor?”. Esta comprensión del hombre como imagen de Dios, aun a pesar de sus minusvalías y deficiencias, concedió una inmensa superioridad moral y una humanidad incomparable a la ley mosaica, cuando se la compara con otras legislaciones de la antigüedad.

Con Cristo y por su Encarnación, la humanidad queda ulteriormente dignificada, pues, con la llamada a filiación divina adoptiva, se refuerza la semejanza del hombre con Dios. No es sólo imagen de Dios: el hombre es invitado a hacerse hijo de Dios, una dignidad imposible de superar, pues ya no cabe más nobleza, más valor. El reconocimiento del valor de la debilidad humana es, en la tradición bíblica, universal, pues Dios no hace acepción de personas. Todos los miembros de la familia humana, los fuertes lo mismo que los débiles, somos de igual valor delante de Dios: todos poseemos idéntica dignidad.
31/08/25 10:59 AM
maru
Qué horror de mundo y qué horror de país. Asesinos en potencia.
31/08/25 9:28 PM
Ion
Un pequeña temporada de silencio. Demasiados comentarios quedaron en la nada.
31/08/25 9:53 PM
Juan Mariner
Montse, la supresión del catolicismo en Occidente es para volver a las costumbres bárbaras de griegos y romanos, básicamente. Les somos ya un auténtico estorbo a los poderosos.
1/09/25 9:18 AM

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