(ACI/InfoCatólica) Carlo Climati, especialista en satanismo juvenil y autor del libro «Los juegos extremos de los jóvenes», recordó que debido a las nuevas tecnologías y aparatos como los ordenadores portátiles y smartphones, acceder a la pornografía es más fácil que hace unos años atrás.
«El ordenador se volvió el equivalente de los puestos de revistas y del cine ‘para adultos’, pero con una diferencia: antes, el joven se enfrentaba a ciertos obstáculos que le dificultaban el recorrido. En cambio, hoy está completamente libre el camino. Es suficiente ‘tocar a la puerta de la pornografía’ a través del ordenador, y siempre hay alguien listo para abrir inmediatamente», señaló.
«Esta tendencia está afectando a los jóvenes, ofreciéndoles muchas tentaciones» con «gravísimos daños posteriormente», indicó el Climati en un artículo difundido por el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME).
Una percepción distorsionada de que sexo y amor están desvinculados
En ese sentido, la psicóloga Claudia Amador, de Fundación Cenyeliztli, señaló que entre las consecuencias de la pornografía está la percepción distorsionada de la sexualidad, del amor «y del trato con las personas del sexo opuesto».
El mensaje de mayor trascendencia es que el sexo y el amor están desvinculados, y que el sexo solo se practica por placer, sin vínculos afectivos ni compromisos con las personas, «es solo placer por placer, y en el peor de los casos el sexo es una mercancía sujeta a compraventa», aseveró Amador.
Carlo Climati añadió que esto «crea relaciones completamente ilusorias, virtuales, inexistentes porque el ‘otro’, con el que el joven se relaciona, no es un ser humano sino una imagen irreal». Es «una esclavitud parecida a la de la droga, que puede llevar a alguien al aislamiento y a la ruina», porque al concentrarse demasiado tiempo en el ordenador, el joven poco a poco va perdiendo la percepción de la realidad y las relaciones humanas verdaderas, alertó.
Diálogo y ayudas para salir de la adicción
Ante esto, Climati recomendó a los padres «entablar un diálogo pacífico con los hijos y ayudarlos a sacar lo que guardan ellos, que podría haber surgido en un momento difícil en sus vidas o por alguna desilusión», preguntarles cómo se sienten y si se dan cuenta «que la pornografía los está llevando a descuidar aspectos verdaderamente importantes en su vida».
Por su parte, Amador aconsejó hablar «con los jóvenes sobre la sexualidad, resolver sus dudas» y enseñarles «que el sexo es una función natural del ser humano pero que debe estar vinculada a un compromiso con uno mismo y con la otra persona».
Asimismo, recomendó a los jóvenes alejarse de la pornografía y si ya cayeron en este vicio, buscar «alguien que los oriente, porque en muchos casos se requiere de una atención profesional por la confusión que esto genera, y que puede convertirse en un cuadro de patologías obsesivo-compulsivas».
«También es de gran ayuda acudir al Sacramento de la Confesión, asistir a Misa, integrase a algún grupo parroquial juvenil, y encomendarse a la poderosa intercesión de la Virgen María para lograr vencer la tentación de recurrir a la pornografía», añadió el SIAME.