(Milenio/InfoCatólica) Mons. Arizmendi, al dar a conocer los mandamientos para los políticos, destaca que los tres primeros refieren al «reconocimiento de que no somos dioses y quienes se consideran dioses, aparentan ser infalibles, poderosos, incorruptibles, sabios, conocedores de todo y de todos; asumen decisiones absolutas y actitudes que en algunos casos los convierten en caciques».
«No toman en cuenta la Palabra de Dios para normar sus criterios, no participan en las celebraciones religiosas dominicales, no respetan el descanso dominical de sus colaboradores y dependientes, no escuchan consejos y, para defender sus posturas, se hacen dictadores que no respetan los derechos humanos fundamentales».
El cuarto mandamiento orienta al debido respeto a los padres, a las personas mayores, a las autoridades legítimas y a las instituciones que la sociedad ha creado para su desarrollo. El quinto mandamiento exige el respeto a la vida personal y ajena, en cualquiera de sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural.
En su mensaje semanal, el obispo destaca que el sexto y noveno mandamientos indican el debido respeto a la sexualidad y al matrimonio, en contra del libertinaje de costumbres y la inestabilidad conyugal.
El séptimo y décimo regulan la justicia y el respeto a los bienes del prójimo, para evitar los robos, la corrupción, la competencia desleal.
El octavo señala el amor a la verdad por encima de todo, contra la mentira y la simulación como mal sistémico.
El obispo se pregunta quiénes de los candidatos parecen tomar en cuenta estos criterios en sus vidas, en su historia política, en sus propuestas.