¿Nuevo «paradigma» de la vida eterna?

¿Nuevo «paradigma» de la vida eterna?

Uno de los actuales «paradigmas» de interpretación que algunos pretenden imponer en las enseñanzas de Jesucristo, es precisamente el banalizar la Vida Eterna.

El entonces cardenal Ratzinger en una conferencia que pronunció el 2 de mayo de 1989 en Laxenburg ante los presidentes de las Comisiones Doctrinales de las Conferencias Episcopales europeas, quiso señalar «tres áreas dentro de la perspectiva del mundo de la Fe que en los últimos siglos han sido testigos de cierto tipo de reducción que ha estado preparando gradualmente el camino para otro «paradigma».

Hoy se habla no poco de «nuevos paradigmas» que «se quieren» implantar en la Iglesia, aunque no se dice nunca quiénes son concretamente los que quieren implantarlos y tampoco se especifica claramente en qué consisten estos «paradigmas».

Ratzinger fue muy claro, y no originó ningún desconcierto, y mucho menos algún lío.

«Deseo por fin referirme brevemente a un tercer terreno de la reflexión teológica amenazado por una reducción completa de los contenidos de la fe, que es la escatología. La creencia en la vida eterna difícilmente tiene hoy un rol en la predicación. Un notable exégeta amigo mío, recientemente fallecido, me habló una vez de unos sermones de Cuaresma que escuchó a comienzos de los años 1970. En el primer sermón el predicador explicaba a los fieles que el infierno no existe; en el segundo, dijo lo mismo sobre el Purgatorio; en el tercero, emprendió finalmente la difícil tarea de tratar de convencer a sus auditores de que tampoco el Cielo existe y que deberíamos buscar nuestro paraíso aquí en la tierra. Sin duda, rara vez se dice algo tan drásticamente, pero la timidez para hablar sobre el más allá ha llegado a ser un lugar común».

Yo me preguntó que quería transmitir a los fieles este sacerdote en un tiempo de Cuaresma. Quizá no tan drásticamente, pero si me han llegado recientemente noticias de un sacerdote al que el párroco «invita» a no predicar, porque algunos feligreses se quejan de que habla alguna vez del infierno. Y de otro, que en la homilía de la Misa del domingo, al referirse al evangelio en el que el Señor habla de los «benditos de su Padre», porque lo que habían hecho «con aquellos pequeños, con Él lo habían hecho»; se negó a seguir con los que no hacían nada por los demás, porque, dijo, «para el Señor nadie es maldito», por mucho mal que haga, y por muy poco perdón que pidan.

Uno de los actuales «paradigmas» de interpretación que algunos pretenden imponer en las enseñanzas de Jesucristo, es precisamente el banalizar la Vida Eterna. Está claro que la vida eterna en el Cielo es un Don, y que nadie la merecemos, Y también es cierto, que Dios no nos impone nunca la ida al Cielo. Con nuestra libertad aceptamos ese Don; y con nuestra libertad lo podemos rechazar.

Cuando la perspectiva de Vida Eterna deja de ser la esperanza en el «Reino de Dios», y la cambiamos por la ilusión de «un mundo mejor», por la esperanza del «paraíso proletario»; por la utopía de la «raza perfecta»; por el superhombre «transhumano»; por el «hombre perfecto «fabricado» sin «defectos»; etc, etc, ; el panorama moral del mundo cambia radicalmente.

El reto de la Iglesia hoy es unir la perspectiva de Vida Eterna con lo más noble de la perspectiva de «un mundo mejor». Los cristianos, ciertamente cometiendo algunos errores como humanos que somos, hemos levantado los hospitales de Europa, las universidades además de los santuarios y las catedrales; hemos desarraigado la esclavitud. Anunciando a Cristo y la Vida Eterna hemos puesto la semilla de «un mundo mejor»: hemos sacado de la miseria a millones de personas; hemos abierto horizontes a millones de seres humanos en todos los continentes; hemos acompañando a los débiles, a los enfermos y desvalidos a lo largo del caminar de su vida, y les hemos ayudado a preparar su espíritu para el encuentro definitivo con nuestro Padre Dios, en el Cielo.

Con la perspectiva del «mundo mejor a escala sencillamente humana», o sea, desvinculado de la perspectiva de la Vida Eterna, hemos establecido checas, cárceles, abortorios, eutanasias, para eliminar a quienes no estaban de acuerdo con la idea de «ese mundo mejor» que hemos pretendido fabricar para el hombre, sin la más mínima relación al «bien al mal de cada uno», y mucho menos con su libertad.

Sin la perspectiva de la Vida Eterna, -Muerte, Juicio, Infierno y Gloria-, cualquier cultura se desvanece; el hombre se encierra en un obscuro egoísmo, y llega a vivir un vacío de sentido de su propia vida casi total, por no decir total.

Por eso la Iglesia cuya misión es anunciar a Dios Padre Creador, a Dios Hijo Redentor, a Dios Espíritu Santo Santificado, seguirá siempre hablando del pecado, de la muerte y del juicio; del infierno y del Cielo: de la Cruz y de la Resurrección de Cristo; y de la Vida Eterna, porque anhela servir al hombre en toda su dimensión terrena y eterna.. No hay «paraíso en la tierra» para colmar el amor y la grandeza con los que Dios ha creado al hombre.

Ernesto Juliá, sacerdote

13 comentarios

hornero (Argentina)
“Ratzinger fue muy claro, y no originó ningún desconcierto, y mucho menos algún lío.
«Deseo por fin referirme brevemente a un tercer terreno de la reflexión teológica amenazado por una reducción completa de los contenidos de la fe, que es la escatología”. Dice el P. Juliá: “Sin la perspectiva de la Vida Eterna, -Muerte, Juicio, Infierno y Gloria…”. Me permito añadir que en esta perspectiva escatológica, la Virgen ocupa un lugar eminente, por cuanto Ella recibió de Dios la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal tras el combate final y decisivo que María libra actualmente contra el demonio, combate que culminará con el triunfo de su Corazón Inmaculado, anunciado en Fátima.
29/05/18 7:49 PM
Rubén Machí Martínez
En este mundo vivimos como mucho 90 años.
En el purgatorio hay almas que llevan purificándose más de 1.000 años
En el cielo o en el infierno estaremos infinitos años.
No pensar en las repercusiones que nuestros actos en la tierra tendrán en el más allá, es tan insensato como no tener en cuenta las consecuencias de una conducción temeraria.
29/05/18 8:18 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Excelente, como siempre, Padre. Que el Espíritu Santo lo siga iluminando.
29/05/18 11:02 PM
Imanol
Magnífico artículo y excelente conclusión. Ya va siendo hora de que alguien rompa este lenguaje absurdo, dulzón y empalagoso al que nos tienen acostumbrados muchos predicadores en sus homilías. Por lo visto, ya hemos progresado mucho y hay palabras que estorban, por ejemplo "pecado" e "infierno". Ya todo es misericordia, bondad, ternura etc. Este lenguaje es pura demagogia; es perverso porque no se adapta a la verdad descrita con toda claridad en las sagradas escrituras. Jesucristo, cuando salió de Nazaret para iniciar su vida pública, lo hizo predicando el famoso "convertíos porque está cerca el reino de los cielos". Pero ya, por lo visto no hay que arrepentirse de nada; ya no hay infierno, ya se puede comulgar siendo adúltero o siendo protestante, qué más da. Se está manipulando y tergiversando la palabra de Dios para acomodarla a las conducta de la gente cuando tendría que predicarse justo lo contrario, igual que lo hizo Nuestro Señor. Esto, como muy bien concluye el padre don Ernesto Juliá, es conducir temerariamente con consecuencias catastróficas. Alguien dijo que el demagogo no es más que un engañabobos. Hay que hacer cara a esta corriente dulzona disfrazada de misericordia, porque tenemos derecho a la verdad del Evangelio tal cual es, y no a la versión protestantizada que nos quieren imponer con tanto discernimiento, paradigma y demás zarandajas. Que Dios le bendiga, don Ernesto, es un placer leerle.
30/05/18 2:15 AM
Quico
Lo que ocurre en realidad es que la fe va desapareciendo en amplias capas de la población; capas que incluyen a una buena porción del clero. Esa parte del clero, incrédulo en el fondo, que no saca las consecuencias lógicas de lo que creen de verdad: que el cristianismo es una fábula y que todo lo más existe un "algo" a lo que podemos llamar Dios por pura convención. Si sacaran las consecuencias colgarían los hábitos y dejarían de dedicarse a estas cosas. Como suele ser gente "solidaria" con un fondo moral podrían dedicarse a sus ONGs y dejar de enredar en la iglesia. En el fondo quisieran transformar la iglesia en lo que proponía el ateo Richard Dawkins: un lugar para leer poemas para que la gente sensible expresara sus sentimientos y su solidaridad. Solo que ¿eso tiene algo que ver con el cristianismo? Como decía San Pablo: "Si Cristo no resucitó somos los más dignos de lástima de los hombres" y el cristianismo consiste en eso y en sus consecuencias.
30/05/18 10:57 AM
Miguel Antonio Barriola
Da tremenda pena, realmente, que aquellos que han sido llamados no a ser servidos, sino a servir, sacerdotes y predicadores, cedan ante las modas del protagonismo y pretendan aparecer como originales, expresar lo que nadie dijo, llamar la atención.
Quiera Dios que los dirigentes de comunidades y parroquias apaguen un poco más la TV, y dediquen mayor tiempo a la profunda reflexión del Evangelio.
Proclamar burradas tan catastróficas, como las que aquí se notifican (desde la que recuerda Ratzinger hasta las sandeces más recientes), no
es misericordia para nada. Engañar, adular, halagar, lejos de la verdad
es lo mismo que envenenar, ilusionar falsamente, en el fondo extraviar
al rebaño. Lobos con piel de oveja...
30/05/18 1:47 PM
hornero (Argentina)
Esta muestra elocuente que nos brinda el Padre Juliá sobre la importancia de las realidades escatológicas, tan descuidadas o directamente negadas, coincide plenamente con el fondo general dominante en los mensajes dados por la Virgen desde La Salette, Lourdes y Fátima hasta sus actuales manifestaciones extraordinarias. La Virgen afirma que estamos en tiempos decisivos en los que Ella conduce la batalla final contra el demonio, en la que lo vencerá absolutamente para siempre. A veces hablamos de la Tercera Guerra mundial que ya ha empezado o que puede alguna vez producirse, reconocemos su relación con lo escatológico, pero en si misma no pasa de ser un hecho producido por los hombres sujetos a las insidias del demonio, de ahí que la guerra tenga que ver con lo escatológico. Pero, la batalla de que nos habla María es algo infinitamente por arriba de una guerra humana, por catastrófica que sea. La batalla de María tiene por objetivo algo mucho más trascendente que una guerra humana, apunta al aniquilamiento del poder del mal. Por eso, si hablamos de escatología no podemos dejar de centrar el asunto en María, primera persona, figura y actora escatológica, es decir, Conductora de esta primera fase de los tiempos escatológicos que conducen a la caída de la Babilonia, a la derrota definitiva del mal y a la preparación del camino para la Venida de Cristo que instaurará su Reino Glorioso entre nosotros.
30/05/18 5:11 PM
Jordi
La Iglesia tiene hoy en día una gran ignorancia y un gran silencio en el tema de Dios consumador, en especial en los dos tipos bien diferenciados de escatologia: la escatologia de almas o individual y la escatologia social y eclesial.

La escatologia social y eclesial tiene una secuencia bien clara, determinada por el Apocalipsis de San Juan y por los diferentes fragmentos apocalipticos que existen en el Antiguo y Nuevo Testamento.

1. Reino depótico del Anticristo
2. Reino de Cristo milenario y derrota de Gog
3. Reino eterno del Padre

En primer lugar, está la gran apostasía y el Reino del Anticristo, el cual lo derrotará Jesucristo en su segunda venida con su espada de la lengua, y este creará el Reino de Cristo y del pueblo de los santos consumado en la tierra, es decir, el Milenio.

La derrota llevará al infierno al equipo del mal: la Gran Ramera, los tres espíritus rana, el Anticristo, el dragón, la bestia del mar, la bestia de la tierra, el falso profeta y todos los malvados.

Este reino de Cristo con los santos, que durará un milenio, sufrirá al final el breve ataque del ejército de Gog y de Satanás desatado, pero será a su vez derrotado por el mismo Dios con fuego lluvia y plagas, yendo el dragón definitivamente al infierno.

Finalmente, Jesucristo entregara el reino al Padre, para crear así el eterno Reino del Padre consumado en el cielo, en la Jerusalén celestial, que durará por siempre, integrado por todos los santos resucitados.
30/05/18 6:10 PM
Jordi
La Iglesia tiene hoy en día una gran ignorancia y un gran silencio en el tema de Dios consumador, en especial en los dos tipos bien diferenciados de escatologia: la escatologia de almas o individual y la escatologia social y eclesial.

La escatologia social y eclesial tiene una secuencia bien clara, determinada por el Apocalipsis de San Juan y por los diferentes fragmentos apocalipticos que existen en el Antiguo y Nuevo Testamento.

1. Reino depótico del Anticristo
2. Reino de Cristo milenario y derrota de Gog
3. Reino eterno del Padre

En primer lugar, está la gran apostasía y el Reino del Anticristo, el cual lo derrotará Jesucristo en su segunda venida con su espada de la lengua, y este creará el Reino de Cristo y del pueblo de los santos consumado en la tierra, es decir, el Milenio.

La derrota llevará al infierno al equipo del mal: la Gran Ramera, los tres espíritus rana, el Anticristo, el dragón, la bestia del mar, la bestia de la tierra, el falso profeta y todos los malvados.

Este reino de Cristo con los santos, que durará un milenio, sufrirá al final el breve ataque del ejército de Gog y de Satanás desatado, pero será a su vez derrotado por el mismo Dios con fuego lluvia y plagas, yendo el dragón definitivamente al infierno.

Finalmente, Jesucristo entregara el reino al Padre, para crear así el eterno Reino del Padre consumado en el cielo, en la Jerusalén celestial, que durará por siempre, integrado por todos los santos resucitados.
30/05/18 8:52 PM
maru
Así tendrían que predicar muchos sacerdotes y no lo hacen. Gracias por predicar lo qus la Iglesia siempre enseñó, aunque ahora parezcaque toda esa enseñanza sea mentira, ya que , más de un sacerdote, de ésto, no quieren ni hablar ni oir.
31/05/18 11:01 AM
rastri
La vida eterna existe, ciertamente que sí. Si la vida eterna no existiera, el Dios infinito y todo poderoso tampoco podría existir.

La vida eterna existe si, más no aquí tal cual y como los mortales, la experimentamos físicamente desde cuando y cómo pecamos de Pecado Original.

La vida eterna la experimentaremos cuando producto del gran cambio llamado fin del Mundo; en juicio propio y final, nos liberaremos de esta pesada carga llamada masa corporal temporal; y así de esta forma viéndonos tal cual y cómo seamos espiritualmente, seamos dignos o indignos de resucitar, que es un volver a nacer para la vida eterna.

La vida eterna solo se da en el infinito Espacio, de infinita Luz iluminado y de infinita Vida poblado donde Dios mora; es decir fuera de este nuestro limitado Tiempo o Universo de evidente oscuridad y muerte poblado.
2/06/18 10:40 AM
GUILLERMO OSPINA ARCHILA
Para HORNERO (Argentina)

“El Papa Benedicto XVI en su pontificado pidió evangelizar sobre la realidad de la muerte y vida eterna, para que la verdad cristiana no se mezcle con "mitos de varios géneros”.

En todos los espacios que Dios nos conceda a los que nos dediquemos a ello, brindemos un aporte de consuelo preventivo a cuantas personas en distintas ocasiones NUESTRO SEÑOR JESUCITO ponga a nuestro alcance.
3/06/18 10:18 PM
Almudena1
¿No sería una tiranía por parte del Amor, que es Dios, el obligar a Amar y a permanecer en El a aquellos que no lo quieren, ni lo desean, ni lo procuran y ni les interesa?
¿Qué hacer con todos aquellos que no quieren participar del Banquete que se les ofrece, que desprecian y odian al que se lo propone?
¿Se les condena a una Vida Eterna al lado de Aquel a Quien no soportan?
Dejemos en manos de Dios ese juicio último sobre cada cual, pero es evidente que el Infierno tiene que existir como salida a los que libremente lo prefieran y elijan.
4/06/18 10:47 AM

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