Vida cristiana y comunidades cristianas (1)
Quisiera aportar algunas reflexiones sobre un tema arduo y complejo de teología práctica. Se trata del tema del “equilibrio” o la combinación correcta de dos dimensiones de la vida de los fieles cristianos, sobre todo laicos: por un lado sus relaciones con otros cristianos; y por otro lado sus relaciones con los no cristianos.
En la discusión de este tema hay una amplia gama de posturas diferentes. En un extremo estaría la posición de quienes abogan por una especie de nueva y masiva “fuga del mundo”, creando ambientes católicos (por ejemplo, barrios o ciudades enteras) en donde transcurriría casi toda la vida de muchos fieles. En el otro extremo estaría la opinión de quienes parecen pensar que, para impregnar el mundo con los valores del Evangelio, bastan los cristianos individuales debidamente formados y alimentados con los sacramentos y la oración. Ellos solos, sin apoyarse en ninguna clase de asociaciones católicas, y mezclándose con los no católicos “como levadura en la masa”, deberían ser capaces de llevar el Evangelio a sus respectivos ambientes y de hacerlo prosperar allí.