InfoCatólica / De Lapsis / Categoría: Conversiones

12.01.18

El día que Panikkar pidió perdón (y volvió a su casa)

Raimundo Panikkar

¿No sabes quién es Panikkar? No importa, esta historia también te interesa porque:

  • muestra las maravillas del Señor,
  • pone de manifiesto el poder la Gracia y de la verdadera amistad, esa que procura lo mejor para sus amigos: que se salven; amigos como los del paralítico de Cafarnaún (Mc, 2, 4-5)
  • es un buen resumen del caos postconciliar, muchas veces bienintencionado.

Y porque este año, en noviembre, se cumplen cien años del nacimiento de Raimundo Panikkar, y probablemente nadie te cuente cómo acaba la historia de este icono del progresismo, hijo de hindú y española, filósofo y teólogo sincretista, sacerdote suspendido, ex del Opus Dei, miembro del CSIC y profesor de Harvard y de la Universidad de California Santa Bárbara. Un final en la línea de la versionada letrilla del Siglo de Oro:

La ciencia más acabada
es que el hombre en gracia acabe,
pues al fin de la jornada,
aquél que se salva, sabe,
y el que no, no sabe nada.

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2.09.15

¡Wow!: buenas noticias sobre Fr. Corapi, no es otro Alberto Cutie

Fr Corapi

Cómo pasa el tiempo, con perdón por el lugar cómun.  Probablemente sólo más viejos del lugar se acuerden de Fr. Corapi. Un torbellino, comunicador extraordinario, con una historia de conversión que conmocionó a mucha gente. Sus «charlas» en EWTN movían corazones.

Pero en verano de 2011 saltó el escándalo. No sólo hubo asuntos de inmoralidad sexual con una persona adulta, también se le acusó de faltar a la pobreza y de haber vuelto a engancharse a las drogas.

Fr. Corapi dio un portazo. Se quejó de indefensión, de que habían vulnerado su presunción de inocencia y anunció que dejaba el sacerdocio.

Para ser sinceros, no se hicieron todo lo bien que se podían las cosas. Pero en estos casos es difícil. Le perdí la pista. No sé en qué quedaron los juicios y las investigaciones. No es que no importase, es que la respuesta de Fr. Corapi no era una respuesta.

A la par que anunciaba que dejaba su ministerio, hacía publicidad de su nueva aventura, «Black Sheep Dog», que presumiblemente vería la luz al año siguiente. Pero nada, desapareció.

Ayer Matt Abbott, que suele estar muy bien informado, contaba:

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22.06.15

El ocaso de una estrella del cine erótico, muere Laura Antonielli: «Sólo escucho Radio María y rezo»

Muere Laura Antonelli

Ha muerto Laura Antonielli. A los 73 años. Las breves reseñas de la actriz omiten los últimos años de su vida: «sólo escucho Radio María y rezo». Rescato este artículo que escribí hace cinco años, cuando el tiempo me permitía participar en un programa dominical de Radio María, entonces dirigida por Esteban Munilla.

Como dicen los versos antiguos: «al final de la jornada / el que se salva, sabe / y el que no, no sabe nada»

Descansa en paz. Ojalá hayas podido cumplir tus últimos deseos de estar muy pegada al Señor.

Lorenzo Contrada, el abogado que le representó en los juicios y que mantuvo trato habitual con ella, cuento en la Reppublica algunos detalles más de esos días. Como que la indemnización que recibió, unos ciento cincuenta mil euros, fue entregada casi en su totalidad a obras de caridad. O el acompañamiento final de su párroco.

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11.08.14

El Papa visitará en Corea el cementerio de los niños abortados

Cementerio de niños abortados de Kkotdongne

El Papa está a punto de comenzar el viaje apostólico a Corea del Sur. Un país que desmiente las teorías de que «a los pobrecitos orientales no se les pueden contar las cosas como son», que no serán capaces de entender el Evangelio

Allá el Evangelio se extiende rápidamente gracias al apostolado de los laicos, son las familias, iglesias domésticas, las que asumen en primera persona la misión. Al contrario que otros países como Japón, en el que continuamente se agosta «desde arriba» cualquier intento de que fructifique la semilla.

El Cardenal Filoni viajó el año pasado para preparar el viaje y ofrecía algunos números que ayudan mucho a entender la situación. En 1949 se calculaba que la población católica era en torno al 1′1%, con apenas 81 sacerdotes y 46 parroquias. Hoy los católicos son el 10′3%, de la población, los sacerdotes más de 4.600, los religiosos y las religiosas más de 10.000.

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2.04.14

La conversión al catolicismo de Obi-Wan Kenobi (a los 100 años de su nacimiento)

 Alec Guinness

Hace cien años, un 2 de abril, nacía en Londres Alec Guiness, Sir Alec desde 1959. Interpretó muchos personajes, muchas películas: Oliver Twist (1948), Ocho sentencias de muerte(1949), en la que interpretaba… ¡ocho papeles!?, coronel Nicholson en El puente sobre el río Kwai (1957). Pasaje a la India (1984), Un cadáver a los postres (1975), Scrooge (1970), Cromwell (1970), Hotel Paradiso (1966), Doctor Zhivago (1965), La caída del imperio romano (1964), Lawrence de Arabia (1962).

Aunque probablemente sea más reconocido por la generación de mis hijos como de Obi-Wan Kenobi, en la primera parte de la saga de La guerra de las galaxias (las antiguas como me dicen los críos).

Alec Guiness fue bautizado como anglicano, y la historia de su conversión al catolicismo siempre me ha gustado.

Primero porque en ella tiene mucho que ver Chesterton y la imagen de los buenos curas. La caída del prejuicio. Como cuenta en su biografía:

Todo empezó cuando rodamos la película sobre el Padre Brown (1954), dirigida por mi buen amigo Robert Hamer. Estábamos en los exteriores de Borgoña cuando tuve una pequeña experiencia de cuyo recuerdo siempre he disfrutado.

Hacia el anochecer me encontraba aburrido y sin saber qué hacer. Vestido con mi negra sotana, subí por el serpenteante y polvoriento camino hacia el pueblecito. En la plaza, los niños chillaban en medio de infantiles batallas, con palos por espadas y tapas de cubo de basura por escudos.

En un café Peter Finch, Bernard Lee y Robert Hamer disfrutaban del primer Pernod de la velada. Al saber que no me necesitarían hasta cuatro horas más tarde, me volví a mi hotel. Para entonces ya era de noche.

No había caminado mucho cuando escuché unos pasos apresurados y una voz aguda que me llamada «Mon Pere!» [¡Señor Cura!]. Un chico de siete u ocho años me tomó de la mano y la apretó fuertemente, balanceándola mientras mantenía un parloteo incesante.

No me atreví a hablar por miedo a que mi horroroso francés le pudiera asustar. Aunque yo era un absoluto desconocido, el chico me tomó por un cura y, consecuentemente, por alguien digno de la mayor confianza.

De repente con un «Bonsoir, mon Pere!» [«Buenas noches, Padre»] y una deslavazada reverencia, despareció por el agujero de un seto. El chico había disfrutado de un alegre y tranquilizador paseo a casa, y a mí me dejó con un extraño sentimiento de euforia. Mientras seguía caminando, se me antojaba que una Iglesia que podía inspirar tal confianza en un niño, haciendo de sus sacerdotes -incluso cuando eran unos desconocidos- tan sencillamente accesibles, no podía ser una institución tan intrigante y aterradora como solía ser descrita. Aquel día empecé a sacudirme de encima mis anquilosados prejuicios, tan largamente aprendidos. [Alec Guinness, Memorias, Ed Espada Calpe, Madrid, 1987]

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