¡Faltan manos… faltan pies… faltan bocas… faltan corazones que se entreguen a esta obra!

Queridos todos:

Espero que se encuentren todos muy bien.

Acá me dispongo a contarles algo de lo vivido en los últimos días. Les pido disculpas, porque ya preveo que va a ser largo el relato. Si tienen tiempo, que lo disfruten.

Ahora estoy escribiendo desde la ciudad de Mwanza. Ya les he hablado de esta ciudad. Es una ciudad donde está el aeropuerto mas cercano a nuestra misión, a 5 hs. de viaje. Está junto al enorme y bello Lago Victoria, que pertenece a cuatro países. Hemos venido para traer a una voluntaria italiana, Giulia, de Novara, que vino por dos meses… o un poco más.

Estoy en un hotel de los Benedictinos… y desde mi ventana veo, y escucho a un grupo de chicos que están jugando al fútbol y mas que jugar se la pasan discutiendo… ¡igual que en todas partes!

Bueno, tengo mucho por contar… parece increíble, pero en dos semanas han pasado tantas cosas. El tiempo aquí pasa volando. Les voy a escribir sobre algunos asuntos, es verdad, que ahora me llaman la atención, y tal vez dentro de un tiempo, o de algunos años, ya ni me sorprenderán. Por eso quiero contarles esto, porque son las cosas que a cualquier “recién llegado” lo sorprenden.

Fiesta del IVE

La fiesta del IVE acá en la misión… la primera. Estuvo muy buena, y la verdad que mucho más de lo que pensaba que se podía hacer, con los pocos medios que contamos.

Comenzamos con las maitines, cantadas, todo en swahili y en latín. Muy solemne. Pero los niños del oratorio se quisieron quedar, cuando se enteraron de que después pasábamos video (de las misiones del IVE) y había algo para comer… así que algo de la “solemnidad” se iba perdiendo con el murmullo de los pequeños. Hacían un poco de barullo, hablaban… pero tranquilos… no son de la “avanzada india”, digamos. Pero bueno, apenas si cantaban los que estaban, y encima, empezó a llover… menos se escuchaba con el techo de chapa de la iglesia. Seguíamos haciendo el esfuerzo, cuando en eso, los perros de las monjas, que los habían dejado sueltos, se pusieron a ladrar como locos, porque los pibes corrían por afuera de la iglesia… Cuando nos descuidamos, uno de los perros se metió por la puerta de al lado del presbiterio… se dio una vuelta por adelante y le hacía fiestas a la organista. ¡El perro afuera!

El P. Johntin al terminar los primeros salmos se levanta y les dice a los chicos que se vayan afuera. Nadie hace caso (no se quieren perder el video y las galletas)…. Bueno, todo sigue. Teníamos que hacer un esfuerzo para no tentarnos de risa con el P. Johntin. En eso estábamos, cuando vemos que una hermana hacía gestos con el brazo y el dedo apuntando hacia afuera, que me hacía acordar al árbitro Javier Castrilli en el súper clásico del fútbol… Y mas todavía: me dice: “Llegó el borracho”… Se trataba de Agustino, un borracho de esos simpáticos que tenemos… inofensivo. Pero entre tantas cosas, todo siguió muy bien. La gente grande era bastante y estaban muy contentos. La hermana que dirigía los cantos quedó afónica.

Luego de eso fuimos a ver videos de la misiones del IVE, como para que ellos vayan conociendo. Mucha gente… y sobre todo, niños. Muy buen espíritu… todos muy alegres. Vimos también videos que de los que yo he filmado acá… y se re-divierten. Les gusta verse en las filmaciones. Se ríen más que si vieran un video de Chaplin.

La misa del lunes 8 fue realmente linda. Vinieron más de cincuenta personas, y van participando del espíritu del IVE. El P. Johntin les habló en el sermón sobre la Congregación, y sobre el misterio del Verbo Encarnado, el mas grande de los misterios, y el mas amable. La gente había adornado la iglesia la tarde anterior. Las hermanas hicieron un altar con la Virgen de Luján y pusieron un cuadro grande de la anunciación. En la misa se rezaron preces en idiomas: español, italiano, árabe, inglés, sukuma y swahili. Ofrecimos una reliquia que nos había llegado unos días antes, del beato Juan Pablo II. Les explicamos y al final de la misa todos pasaron a venerarla… mucho no saben de qué se trata, pero van aprendiendo. Y después de la misa y veneración de la reliquia… todos afuera para una foto. Y como estaban alegres, acá siempre sucede igual… se armó el baile… porque empiezan a cantar cantos de misa, pero con mucho ritmo y todos bailan… en la puerta de la iglesia… realmente genial. Una alegría muy grande… y la gente que pasa mira y es un verdadero testimonio de cómo se vive en la iglesia católica la sana alegría.

Un partido “amistoso”

Por la tarde teníamos organizado un día de oratorio… con los niños, los jóvenes y las familias. Estuvo muy bueno. Música, básquet, vóley, fútbol… y “vale todo”. Los jóvenes organizaron un partido de fútbol… pero tenían dos equipos de aquí de la iglesia… de dos coros y otros allegados. Pero parece que tienen mucha rivalidad. Querían jugar en cancha grande así que se fueron a la escuela… mejor. Nosotros nos quedamos acá, con el resto la gente. La cosa es que en la escuela el partido estuvo picante… casi al final, un jugador prepoteó a otro… y cuando pitó el final del encuentro, con un 2-1… calentitos los panchos, se armó una batalla campal. Y la gente que estaba afuera, como acá se mueven por familias y tribus… se metieron todos a defender a su familiar en el combate… así que era una “pelea familiar”… No es que sea un nuevo juego para el oratorio, ¿no? Aparecieron como por arte de magia los palos, y los azadones… Uno que no tenía hermanos mirando el torneo… utilizó sus patas para disparar lo más rápido posible. No sé cómo terminó todo… pero al rato fueron cayendo los heridos al dispensario de las hermanas para que los cosieran. Menos mal que no llegó a mas que eso.

Yo después me reía acordándome de los primeros campeonatos de fútbol del Verbo Encarnado… y creo que siempre hubo algo de apasionamiento… ¡¡pero nunca llegamos a tanto!!! Así terminó el partido “amistoso” entre los chicos de los coros de la iglesia.. ¡ja,ja! “Si yo, no tengo amooor, …”.

Bueno, pero eso fue a cierta distancia de la iglesia… así que la gente que estuvo aquí ni se enteró (salvo por las consecuencias), y todos pasamos un día muy lindo. Merienda y juegos con los chicos, y todos a la casa.

Mas allá de la anécdota del partido de fútbol… que lo cuento por poner un poco de color, fue realmente una fiesta muy linda… y para mí la primera del IVE en tierras africanas. Creo que si la Congre va creciendo mas y mas en África, podremos ver realmente grandes frutos, y una gran familia del IVE en este continente.

Se salvaron dos vidas

Ese mismo día estuvo internada en el dispensario de las hermanas una mamá muy jovencita, que estaba con trabajos de parto, pero que no pudo en todo el día dar a luz. El parto venía complicado. Las hermanas intentaron ayudarla hasta tarde por todos los medios, pero vieron que si el asunto se demoraba mucho más se corría peligro de muerte de los dos, el niño y la madre. Rezamos algunas oraciones, y les llevé la reliquia de Juan Pablo II y la cinta de la Virgen del Pilar… y rezamos todos. La joven era Pentecostal, así que no podíamos darle los sacramentos, pero ella estaba muy dispuesta para rezar y muy consciente del peligro.

Finalmente decidieron las hermanas que había que llevarla a Kahama. La acompañaron en la camioneta la hermana que es médica, y otra que es enfermera. El P. Johntin manejó el vehículo… y así recorrieron los 90 km que nos separan de Kahama por este camino de tierra que está en partes muy malo… por lo que se recorre en 1:30 hs. Sumando la dificultad que era de noche. Por gracia de Dios pudieron llegar al hospital, encontraron a un cirujano que viene dos días a la semana… la ingresaron en quirófano, y se salvaron las dos vidas.

Visita a Uyogo

El domingo 3 de Pascua lo acompañé al P. Johntin a celebrar la misa en una de las aldeas cercanas… a media hora mas o menos en vehículo. Es uno de los que llamamos “centros”, porque de las 46 capillas (aldeas) hay siete que son un poco más grande y congregan a algunas de las otras capillas cuando hay celebraciones. Allí llegamos, y por primera vez hicimos así con el P. Johntin… que yo celebraba la misa, pero él predicaba. Eso le gustó mucho a la gente, porque por mas que ven que no puedo hablar con ellos, les agrada ver que uno hace todo lo que puede. Luego de la misa el P. Johntin nos presentó a la hermana Inmaculada y a mí a la comunidad. Ellos como siempre agradecen y festejan con sus aplausos y “gele-geles” (esos gritos que hacen las mujeres, que nosotros los podríamos comparar con los “sapucay”). Nos ponemos frente al altar, y después de decirles una palabras (que traducía el P. Johntin), todos pasan a saludarnos y darnos la mano, primero los niños, luego los jóvenes, las mujeres, y finalmente los hombres. Todos saludan a los misioneros nuevos.

Después de la misa nos tenían preparado un almuerzo en la casa del padre que está junto a la iglesia. Una casa de adobe, muy pequeña, pero suficiente para alojar al padre cuando se queda a dormir allí. El P. Llorente diría “una casita muy mona”. El piso de tierra, dos pequeñísimas ventanas. Un pequeño tabique separa una habitación donde apenas entran la cama y una mesa de luz, con un farol que funciona con gasoil. Del otro lado, la mesa con cuatro sillas. Les tendría que enviar fotos para que se den una idea. La verdad que cuando me toque quedar en esos lugares a dormir, será ideal para escribirles y contarles. La gente es muy hospitalaria y se alegra tanto de poder tener a los padres y hermanas con ellos.

Otra visita del P. Johntin… al río.

El P. Johntin nuevamente tuvo que ir a una de las comunidades que quedaban al otro lado del río crecido en ésta época. Tuvo dificultades para regresar, pero por gracia de Dios pudo atravesar con éxito el río, pero llegó de regreso a la misión unas cinco horas después de lo planeado… y muy cansado, pero contento como siempre.

Bendición de la casa del doctor

El viernes 12 tuve que bendecir la casa que han hecho construir las hermanas junto al dispensario, que es para que venga a vivir algún doctor… cuando haya alguno disponible. ¡Y bendije en swahili! Deletreando las palabras, por supuesto… pero swahili al fin. Es decir, que en la misión, siempre hay algo para hacer…Estábamos nosotros nomás, porque era una bendición extra oficial. Después tiene que venir el obispo… pero como un enfermero va a vivir allí con su esposa y su hijito, para cuidar la casa, le mandamos una bendicioncita… Y cuál no fue la sorpresa, que sin haberlo pensado, ése día era el día de San José Moscatti, el médico santo. ¡Providencial coincidencia!

Asuntos varios y cotidianos

La verdad que las últimas semanas en nuestra misión han estado muy lindas… algunos días, por ejemplo, hemos experimentado el frío, … ¡¡hacían 24 grados!! ¡Brrrrr! Casi me congelo… tuve que taparme con la sábana varias noches. Y algunos mediodías… una lluvia hermossssa… que invitaba a una siesta hermossssa. Me castigo con unos mates mientras estudio (todavía me queda yerba). No me puedo quejar. La verdad que no sé a qué se refieren algunos cuando me escriben que valoran el que esté en una misión tan difícil… Es verdad que tiene sus dificultades, pero como cualquier otra misión. Y muchas veces, mucho menos que otras misiones. Bueno, cada una tiene lo suyo. Como ustedes, tendrán sus cruces y dificultades, y que tienen que afrontar si se quieren hacer santos. Yo cuando tengo estos días tan agradables, me pongo a pensar en los de Groenlandia, Islandia, Rusia… y doy gracias a Dios, y trato de no quejarme por otras cosas… porque la verdad que Dios nos bendice tanto en este lugar.

De todos modos… ya esta última semana las lluvias han desaparecido… y ya se sabe que se van por varios meses, hasta octubre o noviembre, según dicen. Viene el tiempo de sequía, se cosecha lo que se ha sembrado. Y se espera a que regresen las lluvias a fin de año para volver a preparar la tierra y sembrar. El asunto es que hay que guardar el agua, porque sólo tenemos agua de lluvia. Hay que rezar para que sea suficiente. Cuando no alcanza, hay que comprar agua, que traen de unos pozos… pero que viene con un color grisáceo, y hay que ponerle un producto para decantar y purificar. De todos modos, el agua para tomar tiene que ser mineral. Ahora el paisaje comienza a cambiar, de la tonalidad del verde intenso y variado, pasa al amarillo… y árido. Ya les contaré bien de qué se trata.

Si les cuento algo de la vida cotidiana, les digo que todo va muy bien, gracias a Dios. Voy tratando de seguir con el swahili, luchándola y haciendo esfuerzo… no sé si todo lo que podría, pero trato de no aflojarle. Y seguimos avanzando. Pero como siempre, al estar en medio de la misión, uno no deja de tener contacto con la gente, y de a poco nos comunicamos, y se pone lindo. Por ejemplo, un día pasaban por el dispensario de las hermanas un montón de niños que salen de la escuela y van a pedir medallas, porque se enteraron por otros, que una de las hermanas regala medallitas… y es impresionante, porque sin exagerar, en media hora pasaron más de veinte chicos… “naomba medali”… Y se aprovecha a enseñarles quién es la Virgen, hacer la señal de la cruz, y rezar un Ave María todos juntos. Muy buen trabajo el de las hermanas.

Ustedes no se dan una idea cabal de todo lo que hay para hacer por estos lados… y lo dispuesta que es la gente, niños y grandes. Faltan manos… faltan pies… faltan bocas… faltan corazones que se entreguen a esta obra.

En realidad tengo muchas más cosas para contar, y muy lindas… pero esto ya va pintando a “choclazo”… Si los he cansado, les pido disculpas… (se hubieran sentado, ¡y no se cansan tan pronto!).

Me sigo encomendando a sus oraciones.

¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE.

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