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25.05.13

Goza Tanzania

Aquí me dispongo a escribir, pero voy a tratar de ser un simple amanuense, ya que los relatos de esta crónica están protagonizados por el P. Johntin, y por un voluntario de Chile, que se llama Diego, y es abogado, quien durante estos meses está viviendo con nosotros en la misión.

Muchas veces en la noche, cuando nos juntamos con el P. Johntin para la cena, aprovechamos a conversar sobre lo sucedido en el día. La verdad que mis relatos por ahora no tienen mucha “adrenalina” que digamos… salvo alguna que otra palabra del swahili un poco difícil… o una lección terminada con éxito… en fin, que se me duerme en la mesa el padre. Son mucho más entretenidas sus anécdotas, a quien le he pedido permiso para poner por escrito algunas de tantas, a fin de que no se pierdan y poder compartirlas con todos ustedes.

De paso, soy sincero, me puse a escribir inmediatamente que salió la otra crónica de “sangra Tanzania”, como para calmar los ánimos. Para que vean que estamos en un lugar realmente tranquilo aquí en la misión… y no es que estemos esquivando bombas ni nada de eso. Los que me conocen, saben que a mí no me es difícil poner una cuota de “entustiasmo” en los escritos. Por eso mismo les pido disculpas si los he alarmado con la crónica anterior. Como les decía en uno de mis primeros escritos desde estas tierras, citando al P. Llorente, el misionero cuando escribe va tejiendo una maroma con la que bien lo podrán colgar el día de mañana… y lo voy experimentando.

Agradezco a los que me han escrito con motivo de las crónicas precedentes, pero como siempre, agradezco mucho más las oraciones y sacrificios… y esas comuniones y esas misas ofrecidas… que nos sostienen en el frente de combate. Yo por ahora, de combate… la verdad que muy poco, digamos mejor que estoy en la etapa de “entrenamiento” y “conocimiento de terreno”. Llegará el momento de entrar en acción, tal vez dentro de poco. Tengo que tener paciencia. Se imaginan las ganas que tengo. Vivo adentro de la casa, y paso al menos unas cuatro horas de estudio por día… dos a la mañana y dos a la tarde, cuando puedo. Mientras tanto, el P. Johntin sale a visitar enfermos, a celebrar misas de difuntos, a visitar aldeas… se sube a la camioneta, o a la motocicleta… con un pequeño bolso con las cosas de misa, y algunas otras cosas para quedarse a dormir donde la gente lo recibe.

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