Ya sé que no debería decir nada
Pero creo que debo decir algo, quizá equivocadamente, porque yo no gozo del carisma de la infalibilidad, pero el riesgo de equivocarse es inevitable si uno escribe en un blog. Me refiero al asunto del Valle de los Caídos.
Que en ese tema haya más de lo que aparece, yo, sinceramente, no lo dudo. Son muchas “casualidades” para pensar que todo sea “casual”. ¿Que puede haber un riesgo para los que asistan a la Misa, por razones de seguridad? Sí, quizá. O no. Probablemente no.
Las cosas se enmarañan tanto que, llegado el momento, uno no sabe bien qué pensar. Me alegro del respaldo que muchos católicos han dado, con su asistencia a la Santa Misa el pasado domingo, a la comunidad benedictina y, sobre todo, a la libertad de culto y a la libertad religiosa.
Es hora de testimonio, de “martirio”, de defender con uñas y dientes, dentro de lo que permita la moral católica, nuestros derechos. En este sentido, nada en contra, sino todo a favor.
Pero también comprendo que, ante un problema, se deben agotar todas las vías “civilizadas” para llegar a resolverlo. No he llegado a comprender las desconfianzas con respecto al Arzobispado de Madrid. En el comunicado que ha hecho público, la postura del Arzobispado me parece muy razonable: