El bosque de los filósofos
La filosofía, el intento de comprender y explicar reflexivamente lo real, además de estimular el ejercicio del pensamiento, puede proporcionar momentos de grata lectura. Muchas veces se cree que los filósofos se dedican a dirimir dificilísimas cuestiones ajenas a las preocupaciones del común de los mortales, pero no necesariamente es así: “Aunque no lo creas, las cosas que nos interesan a los filósofos son las mismas que a ti te importan”, escribe el catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad de Navarra Ricardo Piñero Moral al comienzo de su breve ensayo “El bosque de los filósofos” (El Buey Mudo, Madrid 2024, 204 páginas).
La imagen del “bosque” – el autor dice inspirarse en el de Burutain, en Navarra – alude a la variedad de árboles que normalmente acoge ese tipo de ecosistema: hayas, pinos, robles… La Historia de la filosofía se presenta como un bosque rico, generoso y acogedor, poblado por “árboles” muy diferentes, los filósofos. Recorriendo las páginas del libro nos encontramos con algunos de ellos: Tales de Mileto, Sócrates, Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Descartes, Hume, Kant, Nietzsche, Heidegger y Hanna Arendt. En diferentes épocas y contextos, estos pensadores reflexionaron sobre el origen de todo cuanto vemos, sobre en qué consiste la vida buena, sobre el carácter del verdadero saber, sobre la felicidad, sobre la conciencia del propio ser, sobre la perfección divina, sobre la duda y el pensamiento, sobre la experiencia como fuente del conocimiento, sobre cómo articular sensibilidad, entendimiento y razón, sobre la fuerza de la vida y la voluntad de poder, sobre el ser y el tiempo, sobre la “banalidad del mal”… Sobre estas y muchas otras cosas que, de un modo o de otro, pueden haber despertado nuestra curiosidad a lo largo de la propia vida.