El realismo en la Tierra Media

No, no es un “post” sobre Tolkien. Se usa una parte de una de las películas hechas sobre “El Señor de los Anillos” para un tema filosófico

Entonces, al final sí es en cierto modo sobre Tolkien, porque el realismo es la filosofia que está en la base de “El Señor de los Anillos". 

Por si no lo pueden ver en Youtube, aquí. 

11 comentarios

  
Néstor
Y otra cosa, como decía, el mundo de Tolkien es paralelo hasta por ahí nomás, porque hay claras referencias, solamente alusivas, claro, a la Redención en Cristo, lo que pasa es que él se pone en el punto de vista de una supuesta época anterior a Cristo y anterior al mismo Antiguo Testamento.

Eso es fantasía, obviamente, como corresponde la literatura fantástica.

Saludos cordiales.
29/09/25 2:01 PM
  
Centurión Cornelio
Hola Néstor
Precisamente hace dos días recibí por fin una edición de la Política de Aristóteles en una buena edición de Tecnos (yo tenía una muy mala), y dice en el prefacio: "...ciertos hombres de la Ilustración nos han acostumbrado a tener el falso prejuicio de que el pasado es inferior al presente...no se puede descalificar sin más a Aristóteles sin correr el riesgo de descender de la altura por él alcanzada. QUIEN DESCALIFICA A ARISTÓTELES SE DESCALIFICA A SÍ MISMO".
En el vídeo se ve que los hombres de Gondor han sido presa de un nominalismo extremo y deletéreo,,,siempre sospeché de los pueblos libres de la Tierra Media igual que sospecho del llamado "mundo libre" en la actualidad.
Siempre me gustó especialmente el final del primer libro del Quijote, cuando lo llevan preso a su aldea y discute sobre el cura la veracidad de los libros de caballerías:
"Los libros que están impresos con licencia de los reyes y con aprobación de aquellos a quien se remitieron, y que con gusto general son leídos y celebrados de los grandes y de los chicos, de los pobres y de los ricos, de los letrados e ignorantes, de los plebeyos y caballeros..., finalmente, de todo género de personas de cualquier estado y condición que sean, ¿habían de ser mentira, y más llevando tanta apariencia de verdad, pues nos cuentan el padre, la madre, la patria, los parientes, la edad, el lugar y las hazañas, punto por punto y día por día, que el tal caballero hizo, o caballeros hicieron?"
Nótese que también Tolkien entra en esta puntillosidad de crear genealogías, y hasta lenguajes con su gramática y todo y otra infinidad de detalles.
También aprecio mucho las objeciones de Palermo, que son objeciones de peso y no estoy muy lejos de compartirlas.

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Eso nos lleva más al tema del vídeo, que no es Tolkien, sino la filosofía. Aclaremos además que Eomer no es de Gondor, sino de Rohan.

Pero aclaremos lo más grave de todo: el autor del diálogo en ese vídeo no es Tolkien, sino un tal Martínez.

El cual tomó un trozo de una película ("Las dos torres") y sustituyó el dialogado de Tolkien - Jackson por esa conversación filosófica.

Ahora bien, en ese diálogo lo que hay de fondo es un ataque feroz al nominalismo y al idealismo, y una defensa rigurosa del realismo.

Eomer comienza exponiendo el punto de vista idealista y nominalista que es el propio de la filosofía moderna, y ante la objeción del enano Gimli, de que eso es increíble, expone la falla básica de ese planteo moderno.

Saludos cordiales.
29/09/25 2:56 PM
  
tango
(cont)

El problema no son los hobbits, sino el fanatismo. Y acá está el punto delicado: muchos católicos que son fans de Tolkien, en vez de decir “che, ojo, esto es lindo pero tiene sus límites”, terminan sugiriendo que El Señor de los Anillos o El Silmarillion deberían ser las lecturas de cabecera de todo católico decente; casi como decir que quien no tiene el sillymarilion encima de la mesa de noche es susceptible de modernista. Como si no leer sobre orcos y elfos fuese casi una falta de fe, o como si Gandalf fuese un doctor de la Iglesia escondido bajo el sombrero.

Con todo respeto, eso ya es confundir churras con merinas. Está buenísimo que un católico disfrute de Tolkien, que lo admire y hasta que encuentre valores simbólicos en su obra. Pero es un error serio presentar la Tierra Media como patrimonio obligatorio de la catolicidad, porque eso es transformar un gusto literario en una especie de dogma cultural. Y la Iglesia, que yo sepa, canoniza santos, no sagas de fantasía.

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Obviamente, esas son posturas extremas en las que no es razonable incurrir.

Saludos cordiales.
29/09/25 3:51 PM
  
Centurión Cornelio
Néstor, que Gandalf es un Maiar no se infiere en ninguna parte de la obra. Lo dice sí Tolkien en una de sus cartas, pero en ellas cae en numerosas contradicciones, pues lo bombardeaban constantemente con preguntas. Me gustaría que aclarases tu condena al idealismo poniéndolo al mismo nivel que el nominalismo. Platón ¿era realista o idealista, en tú opinión? Porque su doctrina de las Ideas arquetípicas me parece genial y lo más opuesto que se me ocurre al nominalismo. Un saludo y gracias

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La identificación entre Gandalf y un Maiar aparece no solamente en las Cartas de Tolkien, sino también en el “Silmarillion” y en “El Señor de los Anillos”.

En el “Silmarillion” se dice que Gandalf era un Istari, enviado por los Señores de Occidente, que son los Valar:

“Mientras aún las primeras sombras empezaban a invadir el Bosque Negro, en el oeste de la Tierra Media aparecieron los Istari, a quienes los Hombres llamaron los Magos. Nadie sabía en aquel tiempo de dónde eran, salvo Círdan de los Puertos, y sólo a Elrond y a Galadriel se les reveló que venían de allende el Mar. Pero luego se dijo entre los Elfos que eran mensajeros enviados por los Señores del Occidente para contrarrestar el poder de Sauron, si éste despertaba de nuevo, y para incitar a los Elfos y a los Hombres y a todas las criaturas vivientes de buena voluntad a que emprendiesen valerosas hazañas. Tenían aspecto de Hombres, viejos pero vigorosos, y cambiaban poco con los años, y sólo envejecían lentamente, aunque llevaban la carga de muchas preocupaciones; y eran de gran sabiduría y poderosos de mente y manos. Durante mucho tiempo viajaron a lo largo y a lo ancho entre los Elfos y los Hombres, y conversaban también con las bestias y los pájaros; y los pueblos de la Tierra Media les dieron muchos nombres, pues ellos no revelaron cómo se llamaban en verdad. Los principales de ellos fueron los que los Elfos llamaron Mithrandir y Curunír, pero los Hombres del Norte los llamaron Gandalf y Saruman.”

“…venían de ultramar desde el Más Extremo Oeste; aunque durante mucho tiempo esto lo supo solamente Círdan, el Guardián del Tercer Anillo, el amo de los Puertos Grises, que fue testigo del desembarco de los Istari en las costas occidentales. Eran emisarios de los Señores del Oeste, los Valar, que todavía se reunían para el gobierno de la Tierra Media, y cuando la Sombra de Sauron empezó a agitarse otra vez, adoptaron medidas para oponerle resistencia.”

Ahí también se dice que había un Maiar llamado Olórin:

“El más sabio de entre los Maiar era Olórin. También él vivía en Lorien, pero sus caminos lo llevaban a menudo a casa de Nienna, y de ella aprendió la piedad y la paciencia. De Melian mucho se dice en el Quenta Silmarillion. Pero de Olórin nada cuenta ese relato; porque aunque amaba a los Elfos, andaba entre ellos invisible o con la forma de un Elfo, y ellos desconocían el porqué de aquellas hermosas visiones o la impronta de sabiduría que él les ponía en el corazón. Más tarde fue amigo de todos los Hijos de Ilúvatar y compadeció sus sufrimientos, y quienes lo escuchaban despertaban de la desesperación y apartaban las aprensiones sombrías.”

En “El Señor de los Anillos” ("Las dos torres") se identifica a Gandalf con Olórin.

“-Mithrandir lo llamaban a la manera élfica -dijo Faramir-, y él estaba satisfecho. Muchos son mis nombres en numerosos países, decía. Mithrandir entre los elfos, Tharkûn para los enanos; Olórin era en mi juventud en el Oeste que nadie recuerda, Incánus en el Sur, Gandalf en el Norte; al Este nunca voy.”

También en los “Cuentos Inconclusos”:

“En edades posteriores hubo otra vez una Elessar, y de ésta se dicen dos cosas, aunque la verdad sólo la conocen los Sabios, y ahora ya han partido. Porque algunos dicen que la segunda piedra era en verdad sólo la primera, recuperada por gracia de los Valar; y que Olórin (que se conoce en la Tierra Media como Mithrandir) la había traído con él desde el Occidente”

En cuanto a Platón, es realista, más aún, “realista exagerado”, dicen los tomistas.

Para el realismo, lo conocido existe, tal como es conocido, con independencia de nuestro acto de conocimiento, para el idealismo, no es así, sino que nuestro acto de conocer configura lo conocido, y por eso sólo conocemos nuestras propias representaciones.

Las Ideas platónicas no dependen de nuestro acto de conocerlas, al contrario, de ellas depende todo el Cosmos, incluidos nosotros y nuestros actos de conocer.

No son por tanto representaciones nuestras, sino cosas reales. Más reales que nosotros, en realidad.

Lo de “realista exagerado” es porque Platón no distingue entre el contenido de los conceptos y el modo abstracto y universal que ese contenido tiene en nuestra mente, y así afirma que ambas cosas son independientes de nosotros, creando así las Ideas, que son algo así como abstracciones realizadas, como si dijésemos que existe el Caballo en sí.

Aristóteles es “realista moderado”, porque distingue entre el contenido de nuestros conceptos y el estado de abstracción que tienen en nuestra mente, afirma como real lo primero, y como dependiente de nuestro conocimiento lo segundo, y así puede decir que las esencias de las cosas no están fuera de las cosas, como las ponía
Platón, sino en las cosas mismas, de modo que el mismo contenido que en el caballo concreto existe de modo individual, nuestra mente lo contempla en modo abstracto.

Para los nominalistas, en cambio, todo, contenido del concepto y modo abstracto de ese contenido, es fruto de nuestra mente.

Saludos cordiales.
29/09/25 4:25 PM
  
Federico Ma.
Muy buen diálogo, Néstor. Gracias.

¿Y no te parece que, para la vida espiritual (para tender efectivamente a la perfección o santidad), es, en general, a lo menos desaconsejable la afición a novelas y demás obras de literatura, no sólo por el considerable tiempo que implica el dedicarse a su lectura, sino por la gran cantidad de imágenes más o menos inútiles que aportan a nuestra imaginación y que se tornan frecuentemente en motivos de distracción...?

Aquí se reúnen algunos textos que pienso que expresan lo que señalo (del P. Royo Marín, de santa Teresa...): www.academia.edu/118815472/Algunas_consideraciones_sobre_ciertos_peligros_que_parece_implicar_la_literatura.

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Muchas gracias. Ahí me parece que hay que distinguir los entornos monacales, por ejemplo, y los entornos laicales. Un cristianismo que apartase a todos los fieles de la literatura tendría algo de sectario, pienso. Los Padres de la Iglesia y los doctores escolásticos no ignoraron la literatura clásica e incluso la usaron con bastante abundancia, fue parte de su formación, la de un San Jerónimo (hoy es su día, ore por nosotros), un San Agustín, etc.

No hablemos de Dante Alighieri, Chesterton, C.S. Lewis, etc.

¿Cómo entender a los Padres de la Iglesia, cómo leer, por ejemplo, "La Ciudad de Dios" de San Agustín sin conocer la mitología griega?

En España tenemos a Menéndez Pelayo, especie de biblioteca universal ambulante y maravilla cultural.

El Card. Newman también tiene unas reflexiones interesantes sobre el tema, creo que en "Idea sobre una universidad", donde viene a decir más o menos que sí, que la literatura clásica es muchas veces pagana y no cristiana, pero que si queremos que los universitarios católicos sean realmente cultos, no hay más remedio que iniciarlos en ella.

Es que para mí eso es parte de lo católico, también. Es claro que es riesgoso, pero miremos por ejemplo el Vaticano, lleno de tesoros artísticos que diferencian tajantemente al catolicismo de las sectas protestantes que prohíben por ejemplo el café o los cigarrillos.

Hay casos en que lo mejor es enemigo de lo bueno, y una sana recreación, para algunas personas, al menos, es preferible a la que no es sana, y a veces más factible que la alta espiritualidad. No que haya que elegir entre esas dos cosas, obviamente, en la vida hay tiempo para todo. Pero a veces es necesario aflojar el arco, como decía Platón. Máxime en estos tiempos nuestros tan "estresados" y con tanta abundancia de neurosis.

Por supuesto que una vocación particular, individual o grupal, puede tener como ingrediente prescindir de la literatura. San Jerónimo tuvo su famoso sueño en que fue acusado de ser más ciceroniano que cristiano. Pero también es cierto que fue gracias a su "ciceronismo", en parte, que pudo hacer la traducción Vulgata.

Saludos cordiales.
30/09/25 1:43 PM
  
Federico Ma.
Gracias, Néstor. Igual aclaro que el P. Royo Marín no dirige sus advertencias sólo a monjes o religiosos, sino que habla de la perfección cristiana sin más, la cual, por más que sea de hecho rara, es, no obstante, normal, en el sentido de que es a lo que todos los bautizados estamos llamados, pues no es sino el pleno desarrollo de la gracia santificante habitual recibida en el bautismo. Del mismo modo leen el P. Royo Marín y el P. Garrigou-Lagrange, por ejemplo, las exigentes obras místicas de S. Juan de la Cruz (la Subida, la Noche), es decir, como válidas para todos, en cuanto se refieren al desprendimiento afectivo de todo lo creado. Por lo demás, si con razón no cierra una santa Teresa o una santa Catalina dedicadas a horas de lectura profana, la misma santa Teresa critica eso en su madre, que era seglar (si bien, es cierto, como "pequeña falta").

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Cierto, pero de nuevo, estamos en una perspectiva de religiosos que siguen un camino de perfección, y si bien es cierto que los laicos también pueden y deben tender a la perfección cristiana, también es cierto que sus condiciones de vida son muy diferentes. También hay que explicar el fenómeno de la literatura cristiana, que no creo que sea posible si los católicos en general prescinden de la literatura. En todo caso, dejar claro que no es pecado leer obras literarias.

Estoy leyendo la "Idea de una Universidad" de Newman y es realmente notable la forma en que encara el tema de la literatura. De hecho, en el oratorio de San Felipe Neri al que él pertenecía se cultivaban también las letras, y él nombra ahí a San Carlos Borromeo "recomendando el uso de las obras de Cicerón, Ovidio, Virgilio y Horacio."

Pensemos también en John Senior y su programa de Humanidades en EE.UU., que por el solo camino de enseñar literatura clásica a los jóvenes "hippies" y llevarlos a campamentos al aire libre logró una oleada de conversiones a la fe católica y de vocaciones a la orden benedictina.

Saludos cordiales.
30/09/25 6:34 PM
  
Néstor
Una cita nomás, como ejemplo, de la "Idea de una universidad" de Newman. Ha comenzado preguntándose porqué la Facultad de Artes ha sido siempre como la base de la Universidad:

"Paso así someramente por la serie de información que la historia nos proporciona sobre el tema, simplemente con el fin de recordarles, caballeros, y recalcarles que la literatura griega, continuada y enriquecida por la literatura romana, junto con los estudios que conlleva, ha sido el instrumento de la educación y el sustento de la civilización desde los primeros tiempos del mundo hasta nuestros días; y ahora estamos en condiciones de responder a la pregunta que surge al considerar, por contraste, la enseñanza característica de las universidades. ¿Cómo es posible que, aunque el genio de las universidades es tan diferente al de las escuelas que las precedieron, el programa de estudios de esas escuelas no fuera reemplazado en la Edad Media por las ciencias más brillantes que introdujeron las universidades? Podría parecer que la teología, el derecho y la medicina escolásticos habrían eclipsado a las siete artes liberales, pero no lo hicieron. Considero que la razón es que la autoridad y la función de las escuelas monásticas y seculares, al proporcionar a los jóvenes los medios de educación, residían más profundamente que en cualquier designación de Carlomagno, quien fue su fundador nominal, y se basaban en el carácter especial de esa civilización, tan íntimamente asociada con el cristianismo, que incluso podría considerarse el caldo de cultivo del cristianismo. Las ciencias medievales, por grandes que fueran su dignidad y utilidad, nunca pretendieron suplantar ese cultivo más real y adecuado de la mente que se logra mediante el estudio de las artes liberales; y, cuando algunas de estas ciencias se salieron de su ámbito e intentaron perjudicar el curso tradicional de la educación, la intrusión fue, de hecho, resistida. Hubo quienes en la Edad Media, como Juan de Salisbury, protestaron vigorosamente contra las extravagancias y usurpaciones que siempre acompañan la introducción de cualquier gran bien, y que acompañaron el auge de las ciencias peculiares de las que las universidades eran la sede. y, aunque hubo momentos en que las viejas tradiciones parecían estar a punto de fallar, de alguna manera ha sucedido que nunca han fallado; porque el instinto de la Civilización y el sentido común de la Sociedad prevalecieron, y el peligro pasó, y los estudios que parecían estar desapareciendo ganaron su antiguo lugar, y fueron reconocidos, como antes, como los mejores instrumentos del cultivo mental y las mejores garantías para el progreso intelectual."

Sin duda, nadie más enemigo que yo mismo de convertir la Filosofía en Literatura, pero eso no quiere decir negar el mérito propio de la Literatura en su propio terreno.

Saludos cordiales.
30/09/25 9:33 PM
  
Néstor
Sigue Newman, ahí mismo, mostrando que efectivamente él también pasó por la escuela de la literatura:

"Si, pues, el poder de la palabra es un don tan grande como cualquier otro que pueda nombrarse; si el origen del lenguaje es considerado por muchos filósofos como nada menos que divino; si por medio de las palabras se sacan a la luz los secretos del corazón, se alivia el dolor del alma, se aleja el dolor oculto, se comunica la simpatía, se imparte consejo, se registra la experiencia y se perpetúa la sabiduría; si por medio de los grandes autores los muchos son atraídos a la unidad, se fija el carácter nacional, un pueblo habla, el pasado y el futuro, Oriente y Occidente, se ponen en comunicación entre sí; si tales hombres son, en una palabra, los portavoces y profetas de la familia humana, no será conveniente tomar a la ligera la literatura ni descuidar su estudio; más bien, podemos estar seguros de que, en la medida en que lo dominemos en cualquier idioma y absorbamos su espíritu, nosotros mismos nos convertiremos, en nuestra propia medida, en ministros de beneficios similares para otros, sean muchos o pocos, ya sean de los ámbitos más oscuros o más distinguidos de la vida, que están unidos a nosotros por lazos sociales y están dentro de la esfera de nuestra influencia personal.”

Saludos cordiales.
30/09/25 10:07 PM
  
Federico Ma.
Gracias, Néstor.

Pienso que se trata de cuestiones algo distintas. El P. Royo Marín se dirige a personas que aspiran seriamente a la perfección y que están algo avanzadas en la vida espiritual, a lo menos para combatir las imperfeccione. Los alumnos de Senior, como dices, resultaba que se convertían..., ergo, apenas estarían bautizados, en el mejor de los casos. Además de que su programa de humanidades se daba en el contexto de una Universidad pública, en donde no tenía de hecho, entiendo, opción de presentar algo más explícito.

En cuanto a S. Newman, ahí es distinto, porque se trata de la formación universitaria. La cuestión a la que me refería, en cambio, es a la lectura recreativa y a la afición a tales lecturas, como me parece que de ordinario ocurre entre católicos adultos ya más o menos formados. Y claro que no hay pecado en leer a Tolkien, objetivamente, pero no se trata de eso, porque lo que está en juego muchas veces en orden a la perfección, como impedimentos, son imperfecciones morales, que no son pecados, pero cuya afición puede detener de hecho el progreso, como enseña S. Juan de la Cruz. Volviendo a lo de Newman, un católico que estudia Psicología, por ejemplo, tendrá que leer a Freud. Ahora bien, leer a Freud como recreación y hasta estar aficionado a su lectura..., pues no parece ser muy de Dios... y, en orden a alcanzar la perfección de la caridad, pues no parece nada aconsejable... Claro que Tolkien no es Freud: no voy a eso, sino más bien a distinguir entre lo más o menos obligatorio en orden a la formación y lo recreativo. En cuanto a S. Agustín, hasta donde recuerdo, la Ciudad de Dios tiene muchas referencias al paganismo, pero para refutarlo y defender al Catolicismo. Que emplee la literatura que conocía de su misma formación, según, más o menos, el ordenamiento pagano (que critica en sus Confesiones, si bien por otro capítulo: por la inmoralidad de las lecturas como acicate para la juventud), o que emplee la literatura que haya podido leer para refutar en forma al paganismo, es distinto de recomendar su lectura, cosa que no recuerdo que haga.

En todo caso, la vida no da para todo: este también es un punto que creo recordar que señala el P. Garrigou-Lagrange en Las tres edades, cuando trata la lectura espiritual. El tiempo es escaso y por eso es importante seleccionar bien las lecturas, porque varias vidas no nos alcanzarían para leer todo lo bueno que se ha escrito...

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Es que la literatura es ante todo recreación. Y como tal recreación es una dimensión humana en sí legítima y hasta necesaria según los casos. Lo que sí se puede pedir a todo el mundo, obviamente, es que no se lean obras inmorales, y aquí es donde se podría hacer una excepción a favor de los que están profesionalmente obligados a leer ciertas cosas, análogamente a como los profesores de Filosofía deben leer a Kant, a Marx o a Nietzsche.

Saludos cordiales.
01/10/25 1:33 AM
  
Néstor
Por otra parte, es claro que la literatura no se hace pensando sólo en los universitarios. Siempre ha tenido un destinatario universal, y eso es parte de su misma naturaleza, esa que los universitarios estudian.

Y los mismos universitarios, si van a dar clases de literatura, no van poner como condición que los alumnos estén pensando en ser profesores de literatura.

Saludos cordiales.
01/10/25 4:50 PM
  
Federico Ma.
Bueno, reviendo las Confesiones, S. Agustín no parece tener una visión muy positiva de la literatura griega... Y ahora recuerdo algo por lo que se reprendía a sí mismo: por distraerse mirando una araña o una lagartija. No me lo veo, de vivir hoy, invirtiendo horas en toda la saga de Tolkien por mera recreación, con lo que se quejaba, además, del poco tiempo que tenía.

En todo caso, no es lo mismo la formación en literatura que el leer literatura por recreación y, todavía más, estar aficionado a tal recreación literaria, que es a lo que se refiere el P. Royo Marín, entiendo. Tampoco, como decía, me refiero tanto a lo legítimo o lícito en sí mismo. El ámbito de lo conveniente o aconsejable es más reducido. En efecto, no todo lo lícito es conveniente o aconsejable. Entregarse a todas las recreaciones y, por ejemplo, a todos los deleites del paladar, siempre dentro de lo lícito: nadie sensato diría que eso es objetivamente innocuo en orden a la consecución de la santidad o perfección. Y basta observar las vidas de los santos para apercibirse de ello. Las imperfecciones morales están en el campo de lo lícito (incluso, servatis servandis, hasta en el de lo sobrenaturalmente meritorio); sin embargo, pueden ser un obstáculo en orden a la consecución de la santidad.

En fin, lo que dice el P. Royo Marín parece estar bastante en la línea de lo que dice S. Agustín sobre la curiosidad (Confesiones, X [aquí está lo de la lagartija]) y también santo Tomás, sobre la estudiosidad y la curiosidad (II-II, qq. 166-167).

Cambiando de tema, ¿estás al tanto de la "controversia" en la escuela tomista sobre la Providencia divina y su infrustrabilidad? Aquí hay un artículo en dos partes al respecto: 1) chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://repositorio.sandamaso.es/bitstream/123456789/9846/1/RET-61-2%20%281%29.pdf y 2) chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://repositorio.sandamaso.es/bitstream/123456789/9889/1/RET-61-3%20%281%29.pdf.

Muchas gracias.

Cordial saludo.

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La sana recreación no es una imperfección moral, sino una necesidad de la naturaleza humana, y en estas cosas, la obligación profesional supone la recreación y la curiosidad natural. Sin ellas, ni San Agustín, ni San Jerónimo, ni tantísimos otros, Chesterton, Belloc, Balmes, Mendéndez Pelayo, etc., habrían sido lo que fueron. Estas personas se hacen científicos o filósofos o escritores católicos ante todo porque disfrutan tremendamente con esas cosas. Tomando a la letra lo de la araña y la lagartíja no serían posibles los científicos católicos, por ejemplo, un Lejeune, que ya ha sido declarado Venerable en el curso de su proceso de beatificación. Y de hecho el enfoque tomista es distinto del agustiniano en lo relativo a las realidades temporales, y sin duda que el tomismo fue una condición previa para el gran desarrollo de las ciencias de la naturaleza en la modernidad.

Un dato interesante: según ChatGPT, se conserva, parece, un 10% de toda la literatura griega antigua, y un 20 % de la romana, pero de todo eso, el 95 % está en copias hechas por cristianos, la gran mayoría, obviamente, monjes. Muy pequeño porcentaje en copias hechas por musulmanes, que además las copiaron de copias hechas por cristianos.

Eso incluye toda la literatura pagana "no devocional", digamos, que nos queda. Por ejemplo, las comedias de Aristófanes, que tampoco es lo más pesado, supongo.

Me fijo en lo de la Providencia, gracias, ha surgido otra cuestión por el estilo en la que espero poder dedicar tiempo también, Dios mediante.

Saludos cordiales.
01/10/25 9:46 PM

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