El ser y Étienne Gilson

En “El ser y los filósofos”, Étienne Gilson niega que tengamos un concepto del ser, y por tanto, que el ser sea un predicado en los juicios. Según él, al no existir un concepto del ser, la cópula verbal “es” tiene solamente la función de relacionar entre sí al sujeto y al predicado, que son los términos de la proposición, mientras que ella misma no es un término. Por eso mismo, en los juicios en los que meramente se afirma el ser del sujeto, como en “Pedro existe”, el ser no es un predicado, porque no es un término.

Gilson

En efecto, en el capítulo de ese libro titulado “Conocimiento y ser”, Gilson dice entre otras cosas:

Todas las proposiciones lógicas completas están constituidas por dos términos, el «sujeto» de la afirmación o negación, y el «predicado», que se afirma o niega del sujeto. En cuanto a la «cópula», ésta no es en realidad un término, porque designa, no un concepto, sino la determinada relación que se da entre los dos términos.” (p. 282)

La existencia no puede desempeñar el papel de un predicado, porque no puede ser un término en una proposición.” (p. 286)

No hay concepto alguno cuya adición al de existencia pueda hacerle significar la existencia actual, porque ningún concepto puede significarla. El verbo es significa la existencia, y la significa por derecho propio.”  (p. 292)

Para Gilson, entonces, todo predicado es un término, y todo término es un concepto, y como no hay concepto del ser o existencia actual, éste no es un término, y tampoco es, por tanto, un predicado.

Todas las citas las tomamos de la edición de EUNSA de 1985 y todos los resaltados en negrita son nuestros. 

——————————————-

Gilson hace suya aquí, por tanto, la tesis de Kant, según la cual el ser no es un predicado. Con esta tesis Kant quería fundar su crítica al argumento ontológico para probar la existencia de Dios. En efecto, ese argumento intenta deducir la existencia de Dios de la sola idea de Dios, lo cual implica que en el caso de Dios el ser o existencia es parte de la misma esencia o naturaleza. Ahora bien, Kant llama “predicado” a todo aquello, precisamente, que forma parte del concepto de algo y que por tanto se puede deducir del mismo, y sostiene que el ser no es uno de esos predicados, con lo cual se viene abajo el argumento ontológico.

Dice en efecto Kant en la sección correspondiente de la “Crítica de la Razón Pura”:

Evidentemente, «ser» no es un predicado real, es decir, el concepto de algo que pueda añadirse al concepto de una cosa. Es simplemente la posición de una cosa o de ciertas determinaciones en sí. En su uso lógico no es más que la cópula de un juicio. La proposición «Dios es omnipotente» contiene dos conceptos que poseen sus objetos: «Dios» y «omnipotencia». La partícula «es» no es un predicado más, sino aquello que relaciona sujeto y predicado.”

Donde se ve que las palabras son casi las mismas que utiliza Gilson.

La razón por la cual el ser no es un predicado en el sentido kantiano, la saca Kant de los conceptos que formamos de los entes finitos, de los cuales efectivamente no se puede deducir la existencia actual de dichos entes. Por ejemplo, del análisis del concepto del “caballo” se puede concluir que es un animal y un herbívoro, pero no que haya o no haya caballos en el mundo.

La argumentación de Kant, sin embargo, tiene dos supuestos: uno, que dice que sólo puede ser un “predicado” aquello que se deduce del concepto del sujeto, y otro, que dice que la relación entre la Esencia divina y el ser es en todo caso la misma que la que hay entre las esencias de los entes finitos y su ser.

——————————————-

La crítica de Santo Tomás de Aquino al argumento ontológico va por otro lado: contrariamente al segundo supuesto kantiano mencionado, no niega que ser forme parte de la Esencia de Dios, pero sí que nuestro concepto de Dios nos dé un conocimiento adecuado de la Esencia divina que nos permita deducir de él la existencia actual de Dios.

A falta de la intuición inmediata de la Esencia divina que no tenemos en esta vida, los conceptos que formamos acerca de Dios sólo nos permiten saber que el concepto de la existencia actual forma parte necesariamente del concepto del Ser Necesario, de modo tal que, si el Ser Necesario existe, existe necesariamente. Pero la existencia efectiva del Ser Necesario, según Santo Tomás, sólo puede establecerse partiendo de los hechos dados en nuestra experiencia, y no partiendo solamente de nuestra idea de Dios. De ahí las “cinco vías” tomistas.

——————————————-

Y respecto del otro supuesto kantiano que hemos mencionado, el que dice que sólo puede ser un “predicado” lo que se deduce de la esencia del sujeto, Santo Tomás también sostiene lo contrario, porque para él, como veremos enseguida, sí tenemos un concepto del ser, el cual sí puede ser término y predicado de las proposiciones, y sin embargo, no puede ser deducido del concepto de los entes dados en nuestra experiencia.

Dice Santo Tomás en Expositio Peryermeneias, lib. 1 l. 5 n. 22|, hablando del verbo “ser” como cópula en las proposiciones:

Ideo autem dicit quod hoc verbum est consignificat compositionem, quia non eam principaliter significat, sed ex consequenti; significat enim primo illud quod cadit in intellectu per modum actualitatis absolute: nam est, simpliciter dictum, significat in actu esse; et ideo significat per modum verbi. Quia vero actualitas, quam principaliter significat hoc verbum est, est communiter actualitas omnis formae, vel actus substantialis vel accidentalis, inde est quod cum volumus significare quamcumque formam vel actum actualiter inesse alicui subiecto, significamus illud per hoc verbum est, vel simpliciter vel secundum quid: simpliciter quidem secundum praesens tempus; secundum quid autem secundum alia tempora. Et ideo ex consequenti hoc verbum est significat compositionem.”

…este verbo “ser” consignifica la composición, porque no la significa principalmente, sino por consecuencia; pues significa en primer lugar aquello que capta el intelecto por modo de actualidad absoluta, porque “es”, simplemente dicho, significa ser en acto, y por eso significa a modo de verbo. Porque la actualidad, que significa principalmente este verbo “ser”, es comúnmente la actualidad de toda forma, sea acto sustancial o accidental, de ahí que cuando queremos significar que alguna forma o acto inhiere actualmente en algún sujeto, lo significamos con el verbo “es”, sea simplemente sea bajo cierto aspecto: simplemente, según el tiempo presente, bajo cierto aspecto, según los otros tiempos. Y así por consecuencia este verbo “es” significa la composición del intelecto. 

El argumento de Santo Tomás: “Ser” significa la actualidad de toda forma. Pero a veces queremos significar la inherencia actual de una forma en un sujeto. Por tanto, lo significamos con el verbo “ser”, que pasa así entonces, por vía de consecuencia, a significar la composición entre el sujeto y la forma.

——————————————-

Contrariamente a lo que sostiene Gilson, entonces, para Santo Tomás la función copulativa del verbo “ser” en las proposiciones no es ni la única ni la principal, sino que se deriva de su función significativa, que consiste en significar “aquello que capta el intelecto por modo de actualidad absoluta”, o sea, el acto de ser. 

De ahí que el ser, para Santo Tomás, sí puede ser un predicado en los juicios, porque sí es un concepto, es decir, una representación en la que la inteligencia capta algo, a saber, “aquello que se capta por modo de actualidad absoluta”.

Po eso dice Santo Tomás en Expositio Peryermeneias, lib. 2 l. 2 n. 2 (traducimos nosotros)

“(…) considerandum est quod hoc verbum est quandoque in enunciatione praedicatur secundum se; ut cum dicitur, Socrates est: per quod nihil aliud intendimus significare, quam quod Socrates sit in rerum natura. Quandoque vero non praedicatur per se, quasi principale praedicatum, sed quasi coniunctum principali praedicato ad connectendum ipsum subiecto; sicut cum dicitur, Socrates est albus, non est intentio loquentis ut asserat Socratem esse in rerum natura, sed ut attribuat ei albedinem mediante hoc verbo, est; et ideo in talibus, est, praedicatur ut adiacens principali praedicato. Et dicitur esse tertium, non quia sit tertium praedicatum, sed quia est tertia dictio posita in enunciatione, quae simul cum nomine praedicato facit unum praedicatum, ut sic enunciatio dividatur in duas partes et non in tres.

“…este verbo “ser” a veces se predica en las enunciaciones por sí mismo, como cuando se dice “Sócrates es”, por lo que no se quiere significar, sino que Sócrates existe en la realidad. Otras veces no se predica por sí mismo, como predicado principal, sino como unido al predicado principal para conectarlo con el sujeto, como cuando se dice “Sócrates es blanco”, no es la intención del hablante afirmar que Sócrates existe en la realidad, sino atribuirle la blancura mediante este verbo “ser”, y así, en esos casos, se predica como adjacente al predicado principal. Y se lo llama “tercero”, no porque sea un tercer predicado, sino porque es la tercera expresión puesta en la enunciación, que junto con el nombre predicado hace un solo predicado, para que la enunciación se divida así en dos partes y no en tres.”

Santo Tomás está hablando aquí de dos clases de proposiciones: las de “secundo adjacente” y las de “tertio adjacente”. Un ejemplo de las primeras es “Juan corre”; un ejemplo de las segundas es “Juan es abogado”.

Es decir, las primeras constan solamente de sujeto y verbo, mientras que las segundas tienen un predicado distinto del verbo.

Lo que Santo Tomás dice en el pasaje citado es que en ambos casos el verbo “ser” es un predicado, sólo que en las de “secundo adjacente” es el predicado principal y único, mientras que en las de “tertio adjacente” es un predicado secundario que se subordina al predicado principal.

Por eso, lo que ahí dice Santo Tomás, que en las proposiciones de “tertio adjacente” el hablante no quiere afirmar la existencia actual del sujeto, ha de entenderse respecto del predicado principal de esas proposiciones, no respecto de su predicado secundario, que es la cópula verbal, la cual, como dice Santo Tomás en el primer texto citado, significa ante todo precisamente la existencia actual del sujeto afectado por tal o cual forma sustancial o accidental.

——————————————-

Gilson argumenta que si queremos pensar que en una proposición como “Pedro existe” hay dos conceptos, sólo podemos hacerlo declarándola igual a “Pedro es existente”, y que en ese caso, el predicado “existente” es algo vacío, porque simplemente repite la cópula verbal.

Dice ahí mismo Gilson:

Verbalmente hablando, puedo reemplazar Dios es por Dios es ente o yo soy por yo soy ente; pero, en primer lugar, se evidencia entonces que las dos proposiciones no son la misma, porque se podría sostener que Dios nunca es ente, precisamente porque El es, y, en segundo lugar, en la misma medida en que las dos fórmulas pueden expresar el mismo significado, la segunda es tautológica, mientras que la primera no lo es. En Pedro es corredor, el predicado no significa la existencia de Pedro, sino su condición de hombre que corre, y, del mismo modo, es no significa la existencia de Pedro, sino una mera cópula que adscribe a Pedro su determinación de corredor. Ciertamente, correr es un acto existencial, y por eso el único modo correcto de significado como tal es, precisamente, decir que Pedro corre, en cuyo caso no hay cópula ni predicado. Ahora bien, en casos tales como yo say o Dios es, la transformación no es ni siquiera posible, porque en yo soy ente o Dios es ente el predicado no es sino una ventana ciega que se pone ahí para una mera simetría verbal. No hay predicado ni siquiera en la proposición desarrollada, porque, mientras que corredor no significaba la misma cosa que es, ente sí. En otras palabras, es corredor no significa es, sino corre, mientras que ente significa obviamente es; y por esta razón, en el primer caso, el verbo es una cópula, mientras que no lo es en el segundo caso. La verdad metafísica de que la existencia no es un predicado halla aquí su verificación lógica.” (pp. 285 – 286)

——————————————-

En primer lugar, y siguiendo lo que dice Santo Tomás en los textos citados, no hace falta que una proposición sea de “tertio adjacente” para que en ella haya dos conceptos, un sujeto y un predicado. Como vimos por los textos del Aquinate, en las proposiciones de “secundo adjacenteel verbo se predica del sujeto, y es, por tanto, un predicado.

No hace falta tampoco, por tanto, convertir las proposiciones de “secundo adjacente” en proposiciones de “tertio adjacente” para obtener una proposición con dos términos, sujeto y predicado.

En segundo lugar, no es verdad que “es” signifique lo mismo que “ente”. “Es” significa la posesión actual del ser, mientras que “ente” designa al sujeto que posee el ser. Decir que “Pedro es” es decir que Pedro realiza el acto de ser, o mejor, que el acto de ser se realiza en Pedro, y decir que “Pedro es ente” es decir que Pedro es sujeto del acto de ser.

El hecho de que cada una de estas dos proposiciones implique la otra no quiere decir que signifiquen exactamente lo mismo. Ni ello hace falta tampoco, por lo que arriba dijimos, que no hace falta pasar de una proposición de “secundo adjacente” a otra de “tertio adjacente” para tener una proposición con dos términos, sujeto y predicado.

En tercer lugar, el hecho de que Dios es es justamente la razón por la que se puede decir que, en un sentido analógico, obviamente, Dios es ente, porque “ente” es justamente “aquello que es”. Es claro que mientras que Dios se identifica con su ser, los entes finitos no lo hacen, y por eso precisamente es que es analógica la atribución del concepto de “ente” a Dios.

 ——————————————-

Luego dice Gilson que todo predicado es un término que se obtiene por abstracción, y todo lo que se obtiene por abstracción es la esencia de alguna cosa. Pero el ser no es una esencia ni tiene esencia. Por eso el ser no puede ser abstraído, no es un término, ni un predicado, ni un concepto. (p. 286)

Contra esto, sin duda que el ser no es una esencia ni tiene esencia, sino que es el acto de la esencia, pero de ahí no se sigue que no pueda ser abstraído, porque tampoco del hecho de que las esencias pueden ser abstraídas por la inteligencia se sigue que todo lo que la inteligencia abstrae deba ser una esencia.

Si el ser no puede ser abstraído, o no habrá ninguna representación intelectual del ser, pero entonces, la inteligencia no conoce el ser, o habrá una representación intelectual del ser que no es abstraída de la experiencia, sino que es una idea innata, lo cual es obviamente falso y contrario a la filosofía de Santo Tomás.

No vale responder que la inteligencia conoce el ser, no mediante un concepto, sino mediante un juicio, porque los juicios se hacen con conceptos, y si no se los quiere llamar conceptos, con representaciones intelectuales cuya composición por parte de la mente, de tal modo que se atribuya algo a un sujeto y se afirme que esa atribución corresponde a la realidad de las cosas, es un juicio.

——————————————-

Dice Gilson:

Hay un acto de juzgar que escapa a la definición clásica del juicio como la vinculación de dos conceptos objetivos por medio de una cópula; es el juicio de existencia, x es, que afirma que un sujeto ejerce el transesencial acto de existir.” (p. 308)

En un sentido, eso es obvio, porque equivale a decir que existen las proposiciones de “secundo adjacente”. En otro sentido, no es para nada obvio, porque es claro que algo hay que agregarle en nuestra mente al concepto de “x” para tener la proposición “x es”, y no queda para nada claro porqué eso que hay que agregarle a “x” en nuestra mente para poder tener ese juicio no es un concepto.

Y no vale tampoco acudir a la captación de la existencia actual de las cosas mediante los sentidos, porque las representaciones sensibles, como tales, no forman parte de los juicios, ya que éstos son actos de la inteligencia, y las representaciones sensibles no se dan en la inteligencia, sino en los sentidos.

——————————————-

Gilson hace referencia crítica a Brentano (p. 287 ss), el cual, admitiendo la tesis kantiana, sostiene que en las proposiciones de “secundo adjacente”, que llamaremos “existenciales”, el ser no es un predicado, pero además, quiere entender a todas las proposiciones como proposiciones existenciales, eliminando así las proposiciones compuestas de sujeto y predicado.

Según Gilson, Brentano entendería entonces esas proposiciones como teniendo por sujeto al ser, porque, dice Gilson, para Brentano el ser sigue siendo un término, y entonces, si no es un predicado, ha de ser un sujeto.

No nos queda claro que ésa sea realmente la tesis de Brentano, el cual, si sigue a Kant en ese punto, no debería pensar que el ser es un sujeto, sino que el ser significa “la posición absoluta del sujeto con todos sus predicados”, como dice Kant.

De hecho, si vemos en lo que se convierten las proposiciones en la filosofía de Brentano (que ha sido seguido en esto por la moderna lógica simbólica, de lo cual se ha seguido el rechazo de ciertas formas válidas del silogismo aristotélico) vemos que las proposiciones universales quedan convertidas en negaciones de existencia, y las particulares, en afirmaciones de existencia, de este modo:

“Todo hombre es mortal” = “No existe un X tal que ese X sea hombre y ese X no sea mortal”.

“Ningún hombre es mortal” = “No existe un X tal que ese X sea hombre y ese X sea mortal”. 

“Algún hombre es mortal” = “Existe un X, tal que ese X es hombre y ese X es mortal”.

“Algún hombre no es mortal” = “Existe un X, tal que ese X es hombre y ese X no es mortal”.

Donde vemos que el “existe” sería lo que nosotros espontáneamente llamaríamos un “predicado”, pero que no es un predicado, dice Kant, sino “la posición absoluta del sujeto”, el cual, según Kant, es puesto absolutamente “con todos sus predicados”, y vemos que efectivamente en las proposiciones categóricas que forman parte de esas conjunciones proposicionales aparecen el sujeto y el predicado, con lo cual cabe preguntarse qué es lo que se ha ganado finalmente en materia de eliminación de predicados y de proposiciones compuestas de sujeto y predicado

——————————————-

Luego Gilson se refiere a Bossuet (p. 291 ss), el cual sostiene que el ser es un predicado, pero entiende que el concepto abstracto de “existenciano puede por sí solo significar la existencia actual, y entonces, entiende que para eso es necesario agregar el “ahora”, de modo que “Pedro existe” debería entenderse como “Pedro existe ahora”.

Gilson objeta que si “existe” no alcanza para significar la existencia actual, no va a alcanzar tampoco con el agregado de “ahora”, pues dice Gilson, no es que la cosa exista porque existe ahora, sino que existe ahora, porque existe.

Estamos de acuerdo con Gilson en este punto, porque obviamente que si hay un indicador de existencia es justamente “existe”, y no “ahora”, pero no estamos de acuerdo con Bossuet en que “existe” por sí solo no alcance para significar la existencia actual, y por eso tampoco estamos de acuerdo con Gilson en que “existe” no sea un predicado.

Existe” no es lo mismo que “existencia”: el primero es un verbo, el segundo es un nombre, por eso, el primero significa el ejercicio actual de alguna perfección (de lo cual se deriva, justamente, el “ahora”), mientras que el segundo designa abstractamente a esa perfección misma.

El problema con Gilson es que él entiende que sólo los nombres son conceptos, y que por tanto los verbos no son conceptos, ni términos, ni predicados, mientras que como vimos, para Santo Tomás también los verbos son predicados, y por tanto, términos, y por tanto, conceptos.

——————————————-

Lo notable del caso es que un “Apéndice” Gilson presenta las objeciones que le han hecho algunos tomistas más o menos en la línea de lo que arriba hemos expuesto, y aparentemente, al menos, les da la razón.

Dice por ejemplo el P. Régis O.P.:

Nadie discutirá que el verbo no es un nombre, pues su función en la enunciación es radicalmente opuesta a la del nombre’; pero es algo completamente distinto afirmar que el verbo no es un concepto, porque no es un nombre, y me temo mucho que sería imposible justificar tal afirmación en el tomismo, utilizando el vocabulario epistemológico que usa el Sr. Gilson. Si, en efecto, el término de todo acto de aprehensión merece el nombre de concepto en el sentido estricto de la palabra (p. 190), me parece imposible que el nombre de concepto se le niegue al verbo, puesto que es indudablemente fruto de la primera operación del entendimiento.” (p. 321 – 322)

Y cita el P. Régis el siguiente texto de Santo Tomás:

…el significado de una oración difiere del significado de un nombre o verbo, porque un nombre o un verbo significa una simple intelección, pero una oración significa una intelección compuestas. Hay que decir que, puesto que la operación del entendimiento es doble,se ha dicho más arriba, quien expresa un nombre o un verbo por sí mismos, establece una intelección por lo que respecta a la primera operación, que es la simple concepción de algo“.  (In I Periherm., lect. 5, n. 17) (p. 322)

En efecto, se enseña en el tomismo que la obra mental producida por la primera operación del espíritu, que es la simple aprehensión, es el concepto.

Argumenta además el P. Régis:

Pero el verbo «ser» es el verbo por excelencia; usado sólo en el tiempo de presente, que es el verbo simpliciter; no es capaz de expresar la verdad o de constituir la enunciación y, por lo tanto no pertenece a la segunda operación del entendimiento“. (p. 322)

En efecto, mientras no se llega a una afirmación o negación, que es lo propio del juicio, segunda operación del entendimiento, no se ha salido de la primera operación del espíritu, que es la simple aprehensión, cuya obra son los conceptos.

Agrega el P. Régis este otro texto de Santo Tomás:

puesto que la predicación parece pertenecer más propiamente a la composición, los mismos verbos son lo que se predica, más bien que significar predicados“. (In I Periherm., lect. 5, n. 9) (p. 323)

——————————————-

La respuesta de Gilson a Régis es que éste está en lo correcto por lo que toca a la forma en que Santo Tomás ve las cosas, pero que si usamos ese lenguaje hoy día, no será entendido por los modernos, que son esencialistas, y entienden que todo concepto y todo predicado significa un componente de la esencia de la cosa.

Naturalmente, no hay razón para que un tomista deba preocuparse por el significado moderno de la palabra «predicado», a menos que quiera dejar claro a sus contemporáneos el pensamiento de Tomás de Aquino. Porque si les decimos que la existencia es un predicado, entenderán sin duda que, según Tomás de Aquino, la existencia actual, o esse, se puede predicar de su esencia como una determinación esencial más.” (p. 330)

Si ése fuese solamente el problema, parece que bastaría con aclarar de entrada que ello no es así, y que vamos a sostener la existencia de un concepto que no significa un componente de la esencia, sino el acto de la esencia, que por serlo determina que la misma esencia exista en la realidad de las cosas.

——————————————-

Sin embargo, no queda claro que el desacuerdo entre Gilson y el P. Régis se reduzca a una cuestión lingüística.

Véase por ejemplo este pasaje de su respuesta al P. Régis:

Ni, en cuanto a eso, predicamos algo que pertenezca a la esencia de Sócrates (como «homo»), o que inhiera en ella (como «albus »). Lógicamente hablando, se podría decir que esse inhiere en el sujeto Sócrates, pero metafísicamente hablando, no es así, porque donde no hay esse no hay Sócrates. Admitiendo que est es una denominación lógica de Sócrates como existente, el estatuto metafísico del denominado sigue siendo una cuestión abierta. Entre quienes niegan la composición de esencia y esse, muchos se han equivocado precisamente por el hecho de que sus investigaciones metafísicas se estaban desarrollando en términos de lógica. Pues, en efecto, tan pronto como así lo hacemos, est se convierte en un predicado como todos los otros predicados, y nos imaginamos en posesión de un concepto distinto del esse en sí mismo, aparte del concepto que tenemos de «Sócrates-concebido como-existente».” (pp. 331 – 332)

Sin duda que el “esse” no inhiere en Sócrates, pero no es menos cierto que Sócrates es el sujeto de su “esse”, y entonces, no es descaminado poner a Sócrates como sujeto y al “esse” como predicado. La inherencia no tiene porqué ser la única forma de composición entre un sujeto y un predicado.

Según este pasaje, nuestro concepto del ser no sería algo distinto de nuestro concepto de Sócrates concebido de determinada manera. ¿De qué manera? ¿Qué hay que agregarle a Sócrates para tener el concepto de “Sócrates existente”? Sólo pueden ser dos cosas: o un concepto, o un acto de juzgar. Todo parece indicar que en Gilson se trata de esto último, pero entonces, no es eso lo que dice el P. Régis, que claramente coloca al concepto del “ser” en la primera operación del espíritu, la “simple aprehensión”, no en la segunda operación del espíritu, el juicio.

——————————————-

Esta impresión se refuerza con este otro texto de Gilson:

Los incontrovertibles textos citados por el P. Régis hacen abundantemente claro que, en el lenguaje de Santo Tomás todo conocimiento es una «concepción». Nosotros mismos lo dijimos (p. 190). Ademas, el P. Régis parece considerar conceptio como sinónimo de conceptus, y nos sentimos inclinados a aceptar esta equivalencia como fundamentalmente correcta. Consecuentemente es cierto decir que, en el lenguaje de santo Tomás, todo conocimiento es un concepto, incluso los verbos. Si el esse es un objeto de conocimiento, que indudablemente lo es, es conocido por vía de concepto. Como dijimos en el mismo pasaje, incluso un juicio es una «concepción» (p. 190, n. 1), luego es un conceptum. En este sentido más amplio del término, no sólo no hemos negado, sino afirmado, que el acto de ser puede ser, y es, concebido.” (p. 327)

Donde al final resultaría que el ser es un concepto porque es un juicio, que es exactamente lo contrario de lo que ha dicho el P. Régis.

Gilson ha dicho antes que todo conocimiento implica una “concepción”, y ha distinguido dos tipos de “concepción”: el “conceptus”, para la primera operación de la mente, y el “juicio”, para la segunda.

Como en el texto de Santo Tomás que cita el P. Régis aparece la palabra “conceptio” (concepción) Gilson asume que para el P. Régis “concepción” y “concepto” son sinónimos, y entonces, afirma que él está de acuerdo con el P. Régis porque ha dicho que el verbo “ser” es una “concepción”, aunque todo parece indicar que esa “concepción”, para Gilson, es el juicio, mientras que para el P. Régis, como se ve por el mismo texto de Santo Tomás que estamos comentado y que él ha citado, se trata de la “conceptio” que pertenece a la primera operación del espíritu, y por tanto, no al juicio, que es la segunda operación.

——————————————-

En efecto, Gilson ha tenido cuidado de aclarar, en una nota al pie, que:

En estos textos y en muchos similares, debe distinguirse cuidadosamente conceptus-us de conceptus-a-um. El segundo puede aplicarse al juicio (que es una conceptio, y de ahí un conceptum, pero es al menos dudoso que Tomás de Aquino llamara en alguna ocasión conceptus a un juicio.” (p. 281, nota 1)

Es decir, el “concepto” que Gilson acepta referido al “esse” es el que designa el término de la acción de “concebir” o “conceptio”, que ya ha dicho que puede entenderse en sentido a amplio que incluya al juicio, más aún, a todo conocimiento, mientras que excluye que se llame al juicio “concepto” en el sentido de aquello en lo que termina la primera operación del espíritu o “simple aprehensión”, que es justamente el sentido en que el P. Régis llama “concepto” al “esse”. Por tanto, diciendo que el “esse” se conoce solamente en un juicio, Gilson está diciendo lo contrario de lo que dice el P. Régis.

——————————————-

Por su parte, el P. Régis parece estar de acuerdo con Gilson en que el “ser”, sea concepto o no, no puede ser abstracto:

Consecuentemente, el conocimiento de la existencia se obtiene por y en un concepto en el tomismo, no un concepto nombre sino un concepto verbo. Sería extraño si por definición todos los conceptos fueran abstractos y sólo tuvieran la función de hacer que las quididades de las cosas existan en el alma. No es de la esencia del concepto el ser abstracto: hay incluso conceptos que no pueden ser abstractos, porque su inteligibilidad requiere la ausencia de abstracción. Ni el concepto de ser como nombre ni el de ser como verbo pueden ser el resultado de una abstracción: pues «ser» como nombre implica esencialmente habens esse o quod est, y «ser» como verbo implica necesariamente el sujeto de la existencia, del cual es el acto“. (p. 325)

De nuestro lado, no vemos otra alternativa a la abstracción del concepto del ser, como dijimos arriba, que el innatismo, o el ontologismo, lo cual ciertamente no es tomista.

La dificultad relativa al “habens esse” o al sujeto de la existencia nos parece similar a la distinción entre conceptos “concretos” y conceptos “abstractos” que se hace en Lógica, donde los primeros son los que siguen connotando el sujeto de la forma abstraída, como “blanco”, mientras que los segundos son los que presentan la forma pura, sin sujeto, como “blancura”.

El hecho es que ambos conceptos, obviamente, son abstractos en el sentido de “abstraídos de la experiencia y prescindentes de las notas individuales”, que es lo que nos interesa en nuestro tema.

En todo caso, estamos mucho más de acuerdo con lo que dice Lorenzo Vicente Burgoa en este artículo en el cual defiende la “abstracción formal” como nuestra forma de acceso al ente, que es el objeto de la Metafísica.

Dado que el “ente” (ens) se entiende y piensa como el sujeto del ser (esse), la imposibilidad de abstraer el “esse” llevaría lógicamente a la imposibilidad de abstraer el “ens”, y así la misma metafísica quedaría privada de una representación intelectual de su objeto, a no ser que recurriese al innatismo o al ontologismo.

——————————————-

Entendemos que la negación de un concepto del ser no puede dejar de afectar a la Metafísica en el sentido de inclinarla peligrosamente al irracionalismo. En el texto de Gilson se ve cómo la Lógica ocupa muchas veces el lugar del villano de la película, (“la gramática está más cerca de la metafísica que la misma lógica formal. Cuanto más la apartamos de la lógica, más la acercamos a la metafísica”, p. 293) y es evidente el intento de diálogo con el existencialismo, de hecho, toda la evolución histórica que allí se presenta culmina en Kierkegaard.

Véase, para terminar, este texto de Gilson ahí mismo:

Las esencias son concebidas a menudo como seres posibles, cuya realidad coincide con su misma posibilidad. Pero convendría que distinguiéramos cuidadosamente entre posibilidad esencial y posibilidad existencial. Pues, en efecto, se hallan en dos órdenes metafísicos diferentes, y hasta tal punto es así que de ningún modo alcanzaremos el segundo a través del primero. Una esencia es posible, qua esencia, cuando todos sus predicados determinantes son compatibles. Si lo son, la existencia del correspondiente ser es posible; si no lo son, no lo es. Y esto es cierto, pero es cierto sólo en el orden de la posibilidad esencial, de ninguna manera en el orden de la posibilidad existencial. Muchos metafísicos parecen imaginarse que una esencia no puede existir mientras no haya recibido todas sus determinaciones, y que, tan pronto como las haya recibido, tiene que irrumpir en la existencia o, al menos, recibirla. Pues bien, un doble error es responsable de tal ilusión. El primero es el no ver que estar plenamente completa en el orden de la esencialidad no le acerca a una esencia ni un palmo a la existencia actual. Una posibilidad completamente perfecta sigue siendo todavía una pura posibilidad. El segundo error es olvidar que la esencia de un ente posible incluye necesariamente la existencia posible sólo a través de la cual puede éste lograr su determinación esencial. Lo repito, la posibilidad esencial no es razón suficiente de la posibilidad existencial, y, puesto que su esencia es lo que un ente va a llegar a ser, si existe, la existencia misma entra necesariamente en el cálculo de su posibilidad esencial. Y así, Julio César no cruza el Rubicón porque ello esté eternamente incluido en su esencia; ello está eternamente incluido en su esencia, porque su esencia es la de un hombre que cruza el Rubicón.” (p. 270 – 271)

En este texto, Gilson mezcla dos afirmaciones diferentes: que basta que una esencia sea posible para que exista, lo cual es obviamente falso, y que la esencia debe estar plenamente constituida en su posibilidad para poder existir, lo cual es muy verdadero.

Por el contrario, él parece decantarse por eso mismo que dice Sartre, a la vez que lo niega, porque contra Sartre dice que la esencia posible es tal eternamente, o sea, con anterioridad a la existencia, pero al mismo tiempo dice  que es necesario que la esencia pase por una existencia temporal en la cual vaya adquiriendo su plena posibilidad y configuración, lo cual Sartre parece decirlo en forma más coherente al decir que la existencia precede simplemente a la esencia. 

Por lo que dice Gilson, entonces, habría que llegar a la conclusión de que es necesario que la esencia exista para que pueda existir, con lo cual la posibilidad de existir llegaría tarde para esa esencia ya existente, a no ser que se diga que la esencia que comenzó por existir es otra de la que resultará al final de la existencia, y así nada obstaría para que el ser humano recién nacido tuviese la esencia o naturaleza de la vaca o de la palmera, y que recién luego de existir por un tiempo pudiese acceder a la esencia humana (¿o a alguna otra, por qué no?) en un acto de verdadera metamorfosis.

——————————————-

En cuanto a Julio César, las dos alternativas que plantea Gilson están equivocadas, tanto la que él rechaza como la que él acepta. Cruzar el Rubicón no forma parte de la esencia de Julio César, se trata de algo accidental, que puede darse o no sin que por ello Julio César deje de ser Julio César.

Que algo forme parte eternamente de la Idea divina de Julio César no quiere decir que forme parte de la esencia de Julio César, porque nada exige, más bien al contrario, que todo lo que figura en la Idea divina de alguna creatura sea de orden esencial, y que no pueda haber allí algo de orden accidental, más bien debe haberlo, porque sin accidentes contingentes no hay historia.  

Es claro que si ponemos los accidentes contingentes como parte de la esencia de Julio César, éste los irá adquiriendo progresivamente en su historia, y entonces, irá adquiriendo progresivamente su esencia. Pero esos accidentes contingentes, como cruzar el Rubicón, o no hacerlo, no son parte de la esencia de Julio César, pues en caso contrario, si no hubiese cruzado el Rubicón deberíamos haberle puesto otro nombre.

En cambio, dado que Julio César ha sido Julio César desde su concepción, y por tanto, ha sido también hombre desde ese instante, ha debido tener también desde ese mismo instante su esencia humana completa.

Este libro de Gilson se publicó por primera vez en 1949. En 1950 Pio XII publicó la Encíclica “Humani Generis”, sobre los errores de la nueva teología, señalando la influencia nefasta del existencialismo.  El ambiente, por tanto, era aquel en el que estaban fermentando los desastres que venimos presenciando hace décadas.

27 comentarios

  
esron ben fares
Hola,
Trato de comprender el artículo, sin embargo, tengo las siguientes dudas básicas:

1) ¿Qué es un ente?
2) ¿Cuál es la diferencia entre ente y esencia?
3) ¿Puede haber una sustancia que no tenga forma?

Muchas gracias de antemano por su gentil respuesta

-------------------------------

"Ente" (latín: "ens") es "aquello que es (o puede ser)". Un hombre, un perro, cualquier cosa, en general, es un "ente", porque es sujeto, actual o posible, del ser ("esse").

La esencia es lo que determina qué ente es el ente: si es hombre, o perro, etc. Todos tienen el ser, son entes, pero son distintos entes, debido a sus esencias.

Hablando de la forma como el acto que determina la esencia de algo, sin duda que no puede haber sustancia que no tenga forma, porque no puede haber ente sin esencia, no se puede tener el ser sin ser una clase determinada de ente: hombre, perro, etc.

Dios es el Ser Subsistente y en él Esencia y Ser se identifican realmente, sin limitación alguna. Por eso mismo, la Esencia divina queda determinada como distinta de cualquier esencia creada o creable.

Saludos cordiales.
15/12/21 11:00 PM
  
Alberto GT
Para introducirse en la metafísica aristotélica, ¿qué recomienda?
Gracias

-----------------------------

Para empezar, y para introducirse, más precisamente, en la metafísica tomista, me parece buena la "Metafísica" de Alvira, en EUNSA.

//www.eunsa.es/libro/metafisica_101928/

Es clara y razonablemente breve.

Saludos cordiales.
15/12/21 11:53 PM
  
Chico
Como siempre, ante tus escritos, me quito el gorro y te felicito. Son de peso de tomo y lomo. A continuación te digo que después de leerlo por encima termino como " el negro del sermón, con los pies fríos y la cabeza caliente". Y recuerdo otro: Este cura debe saber mucho porque no me he enterado de nada de lo que ha dicho. Repito, tus escritos son una maravilla de ciencia y de coherencia en tus argumentaciones. Pero este, también es para pasarse horas, muchas, para poder entender y asimilarlo yo, cortito de entendederas. Y finalmente: Yo necesito asistir a tus clases, escucharte, preguntarte, estudiar y así. De verdad: Eres un tío que sabe mucho y que expones muy bien tu saber filosófico.

--------------------------

Bueno, gracias. Este mundo es tan raro que hasta tiene que haber gente que escriba ese tipo de cosas :) Pero no soy cura, soy "seglar", como dicen en España. El libro de Alvira que recomendé en otro comentario es bastante claro para empezar.

Saludos cordiales.
16/12/21 3:41 AM
  
pablo
Hola Néstor, hasta dónde alcanzo a ver, tu postura cae en el esencialismo contra el que tanto predicó Gilson, y me parece que tu confusión surge de no terminar de entender que cuando se habla de esencias posibles, olvidas, por un lado, la formalidad bajo la cual está hablando Gilson: el conocimiento que podemos tener de ellas, y el que efectivamente tiene Dios; y por otro lado, la diferencia entre posibilidad esencial y existencial. Quizás la mejor manera de comprender el último texto que citas sea a la luz del capítulo siguiente: Conocimiento y existencia.

-----------------------------

Es que es justamente ese capítulo el que estoy criticando. Tal vez si quisieses argumentar un poco tu posición podríamos discutir en forma más concreta.

Por ejemplo, no le veo sentido a la distinción entre posibilidad esencial y posibilidad existencial. Una posibilidad que no sea posibilidad de existir no es posibilidad alguna.

Saludos cordiales.
16/12/21 1:50 PM
  
pablo
El párrafo final que comentas como corolario está en el capítulo anterior del que citas y no en el de conocimiento y existencia como tu dices. En tu artículo has invertido el orden de exposición de Gilson. Por lo demás, hay diferentes posibles en la mente de Dios, y esa es la formalidad desde la cual hay que leer todo el capítulo de conocimiento y existencia; la posibilidad esencial es la de una esencia en cuanto tal que podrá o no existir dependiendo de la voluntad de Dios, no la de un ente concreto y real que existirá efectivamente con un devenir, es decir con una historia y con un tiempo, pues a éste último, se le agrega, además de la posibilidad esencial, la existencial, es decir el esse concreto que le pertenece de manera propia, y que también es conocido por Dios desde la eternidad. ¿Es necesario que una esencia real exista para que pueda existir? No lo expresaría de esa manera que tú dices, Gilson mismo nunca lo hizo, pero, en cierto modo, y bajo cierto aspecto, te diría que sí; siempre y cuando se entienda esta única existencia de manera doble, en cuanto conocida por Dios eternamente y en cuento creada.

------------------------------

Me refería a que la mayoría de los textos de Gilson que critico en el "post" están tomados del capítulo "Conocimiento y existencia".

Pero si la posibilidad esencial es la de una esencia en cuanto tal que podrá existir o no dependiendo de la Voluntad de Dios, eso quiere decir que esa esencia puede existir, al ser actualizada por el acto de ser, obviamente que bajo la forma de esencia de un ente concreto de esa especie, porque las esencias como tales no subsisten, contra Platón.

Y si esa esencia, actualizada por el "esse", existe como esencia de un ente concreto existente, ha de ser la misma esencia que era posible, de lo contrario, la creación cambiaría la especie de las cosas y crear un gato sería transformarlo en perro, es decir, las esencias posibles son posibilidades de existencia de entes con esas naturalezas y no otras.

Y siendo así las cosas, no se ve que haga falta otra posibilidad más a la cual darle el título de "existencial".

Sin duda que la esencia actual, que es la esencia del ente actualmente existente, se distingue de la esencia posible precisamente en que es actual y existente, porque ha recibido el acto de ser, pero no porque sea otra esencia diferente, o la realización de otra posibilidad, como es diferente la esencia del gato de la del perro.

Y como digo, teniendo el ente actualmente existente esa misma esencia que ha pasado de posible a actual gracias al acto de ser, no se ve para qué necesitaría otra posibilidad más.

Lo otro sería decir, como dice Franco, que las esencias posibles son realidad imposibles, porque su posibilidad no se refiere al plano de la existencia concreta, sino a vaya a saber qué otro. Justamente, lo que hace el esencialismo es separar a la esencia posible de la existencia concreta, y eso es lo que sucede cuando no se ve que toda posibilidad o es posibilidad de existencia concreta o no es nada.

Saludos cordiales.
16/12/21 4:32 PM
  
Franco
A mí me da la impresión, Néstor(y ya me corregirás si me equivoco), de que esa distinción que hace Gilson entre "posibilidad esencial" y "posibilidad existencial" fuera una manera de negar que los entes meramente posibles sean realmente posibles. Y eso es porque si se niega que la existencia sea un predicado, entonces los predicados sólo pueden atribuírseles a entes actualmente existentes, o eso parece deducirse de la frase "El verbo es significa la existencia, y la significa por derecho propio"(recordemos que Gilson siempre se refiere a "es" como una cópula verbal). Hasta donde yo entiendo, la posibilidad de existir es lo común a todas las esencias, y que si a una esencia le falta algo de suyo determinante para esa posibilidad, entonces no es esencia en absoluto. Pareciera que Gilson aplicara el término "esencia" a cualquier cosa, aunque implique contradicción(el hecho de que identifique "es" y "ente" refuerza esto), y ubicara a lo meramente posible junto con lo imposible.

---------------------------

Algo de eso parece haber, como digo en la respuesta al otro comentario. Al negar que la existencia actual sea un predicado, los predicados quedan todos convertidos en predicados de atributos posibles, que sólo se volverán actuales al ser "puesto absolutamente el sujeto con todos sus predicados", como dice Kant, mediante una proposición "existencial" o de "secundo adjacente", en la que "es" no sería un predicado.

También se pueden usar verbos a propósito de las esencias posibles, pero son verbos de posibilidad, como "puede ser", "puede existir". Y es que en el fondo, no existe la posibilidad pura, porque debe estar fundada siempre en alguna actualidad: las Ideas divinas son actualmente existentes, y en ellas radica la posibilidad de las creaturas. Los posibles en la Mente divina son posibles solamente por relación a su término creable, no en sí mismos, que se identifican con el Acto Puro de Ser.

Pero obviamente, "posible" es lo que puede existir, así que hablar de una posibilidad que no es existencial no tiene sentido.

Saludos cordiales.

16/12/21 5:11 PM
  
Néstor
En cuanto a que el "esse" concreto sea la posibilidad existencial, hay que explicarlo, porque justamente el "esse" es principio de actualidad, no solamente de posibilidad. Es claro que la posibilidad existencial es la posibilidad de tener el "esse", pero ésa es la misma posibilidad esencial, no otra distinta de ella, porque como ya digo, si los posibles en la Mente divina no son posibilidades de existencia actual entonces no son posibles, simplemente.

Saludos cordiales.
16/12/21 6:07 PM
  
Franco
Claro, la distinción que hace Gilson no es intrínseca al concepto de esencia, sino que sólo depende de lo que Dios quiera o no crear.

------------------------------

Pero entonces no tiene sentido distinguir entre posibilidad esencial y posibilidad existencial, ya que la esencia es en todo caso siempre la misma, es decir, la posibilidad de la esencia es la misma posibilidad de la cosa actualmente existente. Decir que una esencia es posible es decir que puede existir.

Saludos cordiales.
16/12/21 7:05 PM
  
pablo
Sigo viendo la misma dificultad de la que no sales, no analizas los textos desde el conocimiento divino, que es punto de vista que Gilson utiliza para "mostrar" la novedad del acto de ser en una esencia que hace que ésta tenga "determinaciones particulares", que no tiene la esencia de todo posible que existe en la mente de Dios, pues algunos posibles nunca serán creados, y por lo mismo sus esencias serán estáticas e inmutables, al contrario de las esencias de los posibles que existirán, que devienen y son dinámicas, aunque un entendimiento que trasciende el tiempo las vea eternamente como ya realizadas. Como dice Gilson: "tales determinaciones han de ser conocidas eternamente como existenciales, si es que de algún modo ha de ser conocidas."

-------------------------------

Es que eso de las esencias que cambian, o es simplemente ininteligible, ya que la esencia es el conjunto de los caracteres necesarios de una cosa, y entonces, esos caracteres no pueden cambiar sin que la esencia deje de ser la que es, o bien hay que entenderlo como digo en el "post" y es claro viendo el ejemplo que pone Gilson, de Julio César cruzando el Rubicón, de una "esencia" que incluye también aquello que no es esencial, o sea, los eventos contingentes que acaecen al sujeto en su historia, y que por tanto no es "esencia" alguna.

No es que la esencia tenga, cuando existe actualmente, caracteres particulares que no tiene cuando es meramente posible, pues esos "caracteres particulares" no son esenciales, son lógicamente accidentales ya que pueden darse o no darse en el ente que tiene esa esencia.

En ese sentido todas las esencias, posibles o actuales, son estáticas e inmutables, pues lo que cambia, en la existencia actual, no es la esencia, sino el ente concreto, y ese cambio puede consistir en que ese ente deje de ser lo que es y pase a ser otra cosa, o que cambie en alguna característica accidental sin dejar de ser el ente que es.

Lo primero es un cambio de esencia, no de la esencia, como cuando una pieza de ajedrez pasa de una casilla a otra sin que las casillas mismas se muevan para nada. Y menos va a ser un cambio de la esencia lo segundo, que es de orden accidental metafísica y lógicamente hablando.

En realidad no existe una "esencia de Julio César", la esencia que hay allí en juego es la esencia del hombre, que Julio César tiene en común con los otros seres humanos.

A esa esencia del hombre le es accidental que el hombre sea Julio César o Marco Antonio, más accidental todavía le es que Julio César cruce o no cruce el Rubicón.

Me refiero, no al accidente metafísico, sino al accidente lógico, es decir, el poder darse o no darse algo en algo.

Julio César no es que tenga una esencia de Julio César, tiene una identidad que surge de la individuación de la esencia humana por la materia, "signata quantitate".

A esa identidad corresponde, obviamente, una Idea divina, y en esa Idea divina de Julio César hay que concebir como incluida la Idea divina del hombre como tal, es decir, de la esencia o naturaleza humana, de modo que Julio César no puede no ser hombre, pero el hombre puede muy bien no ser Julio César.

Es extraño que Gilson adopte el punto de vista de Leibnitz según el cual hay una esencia del individuo y esa esencia incluye todos los eventos de la vida de ese individuo. Porque Leibniz, entre los cultivadores del "tomismo existencial", pasa por ser el tipo perfecto del esencialista y una de las críticas que desde ese grupo se dirigía a Garrigou - Lagrange era justamente que era "leibniziano".

Es cierto que Gilson le da vuelta a lo que dice Leibnitz, pues dice que Julio César no cruza el Rubicón porque ello esté incluido en su esencia, sino que está en su esencia porque lo hace. Pero dado vuelta o no, sigue siendo la tesis de Leibniz de que hay una esencia del individuo que incluye todos los eventos de su existencia, la cual es falsa, porque esos eventos no forman parte de la esencia de nada, ya que son contingentes, y la esencia es el conjunto de los caracteres necesarios de una cosa.

Es esencialismo pensar que la novedad del acto de ser tiene que consistir en cambiar algo en la esencia, fuera del hecho de hacerla pasar de meramente posible a actualmente existente. La novedad del acto de ser no va por el lado esencial, sino por el lado existencial, como corresponde.

Saludos cordiales.
16/12/21 7:57 PM
  
Chico
Y si Gilson esta equivocado ¿ que consecuencias habría para la teología y la moral?

-------------------------------

Las consecuencias para la teología y la moral de un desarrollo lógico coherente de lo que dice Gilson, que obviamente serían rechazadas por el mismo Gilson, van por el lado de la introducción del existencialismo en el pensamiento católico, que lógicamente debe desembocar en el relativismo consiguiente a la negación de las esencias inmutables de las cosas. Eso en moral llevaría a negar, por ejemplo, que haya actos intrínsecamente malos o malos "por esencia", y caer en la "moral de la situación" para la cual todo depende de las circunstancias y las intenciones de las personas.

Es decir, algo muy visto en el "post-concilio", por no hablar de la actualidad, no por obra de Gilson, ciertamente, al menos en primer lugar, sino por obra de otros "católicos" que fueron mucho más coherentemente existencialistas que él.

De todos modos, como "un error pequeño en los comienzos es grande al final", la introducción de un matiz de existencialismo en las bases mismas de la metafísica no puede dejar de tener consecuencias indeseables.

Cuando digo "existencialismo" no me refiero al reconocimiento del carácter extra-esencial del acto de ser, sino a la negación del valor del concepto y la relativización de las esencias, convertidas en "históricamente mudables", que no se sigue para nada necesariamente de lo otro.

Saludos cordiales
16/12/21 10:32 PM
  
Juan Clímaco
Estimado señor:
Creo que el corrector posiblemente le ha hecho una jugada. No es "Expositio Peryermeneias" sino "Expositio Peri Hermeneias", separado, con h en hermeneias y sin y en peri.

---------------------------------

Lo que pasa es que copié los textos del sitio web del "Corpus Thomisticum", que los trae así:

//www.corpusthomisticum.org/iopera.html

Supuse que alguna razón habrían tenido para escribirlo de esa manera.

Saludos cordiales.
16/12/21 11:46 PM
  
Federico Ma.
Excelente post, Néstor. Muchas gracias. Es como una viva luz en medio de las tinieblas.

Con esos textos de santo Tomás a la vista, es no poco llamativo que Gilson sea considerado por muchos como una especie de "restaurador" del tomismo en cuanto al ser.

¿Podrías caracterizar, al menos brevemente, lo que se entiende por "esencialismo" y por "tomismo existencial"?


---------------------------------

Muchas gracias. El "esencialismo", como término peyorativo, se aplica válidamente a las filosofías que niegan la distinción real entre la esencia y el acto de ser, como por ejemplo la de Suárez.

Es peyorativo porque desconoce el acto fundamental de la realidad, lo que Santo Tomás llama "la actualidad de todos los actos y la perfección de todas las perfecciones", reduciéndolo a algo de tipo esencial, o a un mero hecho. El resultado es un mundo de ideas que en realidad no podría existir, como no alcanza con todas las notas propias de la definición del "caballo" para que exista un caballo.

Al final eso lleva al idealismo, porque ese mundo de ideas tiene su lugar natural en el pensamiento.

El "tomismo existencial", en su sentido verdaderamente tomista, es curiosamente una expresión redundante, porque el tomismo es "existencial" de por sí, ya que su tesis fundamental es la distinción real entre la esencia y el acto de ser, considerado como la perfección fundamental.

En su versión no redundante es contradictorio, porque es la fusión imposible del tomismo y el existencialismo.

El problema es que la crítica de Heidegger a la metafísica tradicional, según la cual la verdad se habría tomado unas vacaciones desde los presocráticos hasta el mismo Heidegger, pues en todos esos siglos se había reducido invariablemente el "ser" al "ente", impresionó a algunos tomistas que idearon la estrategia de decirle a Heidegger que en general tenía razón, menos por lo que toca a Santo Tomás, pues éste sí vio que el ser no se reducía a la esencia.

Pero la discrepancias entre Santo Tomás y Heidegger son demasiado profundas como para pasarlas a un segundo plano.

Quiero decir que estos tomistas subrayaron acertadamente la originalidad del "esse", tanto respecto de la esencia, como respecto de la historia de la filosofía anterior a Santo Tomás, pero a veces se fueron para el otro lado concediendo demasiado al existencialismo, sobre todo en lo que tiene que ver con la desvalorización de los conceptos y las esencias.

Saludos cordiales.
17/12/21 2:27 AM
  
Jorge
"Pero la existencia efectiva del Ser Necesario, según Santo Tomás, sólo puede establecerse partiendo de los hechos dados en nuestra experiencia, y no partiendo solamente de nuestra idea de Dios"

Estimado Nestor, considero posible que al respecto, Santo Tomás pueda estar equivocado. Pues la existencia del Ser Necesario es indepediente de la experiencia.

La "prueba ontológica" no sólo demuestra con simpleza que Dios sea posible, sino que además, con sencillez, lo muestra real.

Y ello tiene que ver de forma determinante, con la concepción del infinito.

Los aristotélicos sólo conciben lo que denominan "infinito potencial", sin embargo, el infinto no es lo que puede ser sino que lo es realmente.

Y es en la noción de que el infinito es en realidad un conjunto de ordenado de infinitos, unos más grandes que otros, donde se podrá ver con sencillez que aquel infinito que no puede ser añadido, sobre que el que ningún conjunto infinito de infinitos lo alcanza en lo más mínimo, aquel Infinito (Infinito Real) no puede ser otro, sin caer en contradicción, que Dios.

Por ello, Dios sólo es Posible, si es Real.

De allí que las criaturas de Dios, no pueden serlo, sino es que comparten sus atributos, jamás en el grado supremo, pero sí respondiendo a la verdad de que, son "imágen" de Dios, imágen que excelencia en la criatura, y filiación, le corresponde al ser humano.

Que las contingencias estén en la esencia, no es contradictorio. El hecho de que Julio César cruzara el Rubicón pueda formar parte de la escencia de Julio César, no siginifica que la determine.

Entiendo aquí de Leibniz su concepto no sólo del infinito, sino de los infinitesimales.

Las contingecias individuales, bajo la visión de Leibniz, no serían sino como los infinitesimales de la esencia, en la que una contingencia (dx) "añadida" a la esencia, no la incrementa.

Es la "sumación" de las infinitas contingencias las que envuelven la esencia, constituyendo su "forma".

"..una representación intelectual del ser que no es abstraída de la experiencia, sino que es una idea innata, lo cual es obviamente falso.."

Esa afirmación no creo que sea falsa.

La ciencia, en particular la física teórica, no dice que hay representaciones que no abstraidas de la experiencia, y que tal vez sean las más numerosas.

Urano fue descubierto sin telescopio, y la teoría general de la relatividad llevó a concebir los agujeros negros, descubiertos muchos años después.

Depender de la experiencia para llegar a la verdad, será creo yo, un esfuerzo inútil.

Gracias

Saludos cordiales

-------------------------

Hay que distinguir el infinito numérico, cuantitativo, que consta de una multiplicidad de unidades, y el Infinito ontológico, que es Dios, y que es Uno, sin multiplicidad alguna.

Respecto del infinito numérico, no hay duda de que existe el infinito numérico potencial, porque siempre se puede pensar un número más grande que cualquier número dado.

Obviamente que no puede haber un "número infinito", en cuanto a una cantidad infinita actual no numerable, habría que ver. El problema con la noción de "conjunto infinito" es que la idea del límite parece esencial a la idea misma del "conjunto".

Si Dios es posible, es real, pero nosotros no podemos conocer la posibilidad de Dios por nuestra sola idea de Dios, porque ésta no nos da un conocimiento de la Esencia divina según su propio modo divino de ser.

En cuanto a integrar las contingencias dentro de las esencias, es ignorar la distinción entre lo esencial y lo accidental, y la noción misma de "esencia", que contiene solamente los caracteres necesarios de las cosas, no sus eventos contingentes.

Es claro que para cada esencia posible hay una multitud de historias posibles.

Pero precisamente por eso esas historias posibles (todas contradictorias entre sí en algún punto, porque de lo contrario no serían historias distintas, por ejemplo, en una de ellas César cruza el Rubicón, en otra no) no forman parte de la esencia como tal, pues de lo contrario la esencia sería distinta de sí misma, y contradictoria respecto de sí misma.

Todas nuestras representaciones intelectuales, o son abstraídas directamente de la experiencia, o se forman partiendo de representaciones intelectuales abstraídas de la experiencia, lo que pasa es que a partir de ellas, y mediante el razonamiento y la combinación de conceptos podemos formar nociones de entidades que no son dadas como tales en nuestra experiencia, como los átomos, por ejemplo.

Si un planeta es descubierto por razonamiento, sin telescopio, ese razonamiento se basa en principios cuyas nociones integrantes han sido finalmente abstraídas de la experiencia.

La experiencia sola no nos puede llevar a la verdad, pero sí cuando se la ilumina con los primeros principios del intelecto, que se forman con conceptos que han sido abstraídos de la experiencia.

Lo que pasa es que por la abstracción podemos conocer las esencias necesarias de las cosas, que son base para conocimientos universales, que trascienden la misma experiencia.

Esas esencias de las cosas son los distintos modos de darse el ser en los entes, y como el ser no está de suyo restringido a lo material ni a lo empírico, el conocimiento intelectual de las esencias nos permite trascender la experiencia y llegar analógicamente a la misma Causa Primera.

Saludos cordiales.
18/12/21 12:06 AM
  
Franco
Me imagino qué hubiera pensado Julio César de haber sabido el revuelo que se iba a armar con su cruce del Rubicón...
Hablando del ser, Néstor, hace poco terminé el 3er libro del curso de filosofía tomista(el de ontología) y estoy por empezar el cuarto. Muy bueno, cada libro parece mejor que el anterior.

-----------------------------

Cierto, César no sospechó las consecuencias filosóficas de su decisión, además de las políticas :)

Ese curso es muy bueno, en efecto, hicieron bien en traducirlo al castellano.

Saludos cordiales.
18/12/21 5:01 PM
  
Alberto GT
Sé que me salgo del tema, pero tengo una pregunta:
Las cinco vías demuestran que existe un Primer Motor Inmóvil, una Causa Primera, un Ser Perfecto, un Ser Necesario y un Supremo Ordenador. ¿Cómo se deduce de ello que todos esos seres se identifican con el mismo Ser, y que este es Único y no hay varios seres; un ser para cada una de otras realidades paralelas por ejemplo? Gracias

------------------------------------

En efecto, la demostración continúa en las cuestiones siguientes de la Suma, donde se trata de la Naturaleza divina.

Dice en Ia, q. 11, a. 3:

"Dios es uno. Se demuestra de tres maneras. 1) Primera, por su simplicidad. Es evidente que aquello por lo cual algo es esta cosa, de ningún modo es transmisible a muchos. Ejemplo: Aquello por lo que Sócrates es hombre, se puede decir de muchos; pero aquello por lo que es este hombre, sólo se puede decir de uno. Si aquello por lo que Sócrates es hombre fuera también aquello por lo que es este hombre, así como no puede haber muchos Sócrates, así tampoco podría haber muchos hombres. Esto es lo que le corresponde a Dios, pues el mismo Dios es su naturaleza, como quedó demostrado (q.3 a.3). Por lo cual Dios y este Dios son el mismo. Así, pues, resulta imposible que haya muchos Dioses. 2) Segunda, por la infinitud de su perfección. Quedó demostrado (q.4 a.2) que Dios contiene en sí mismo toda la perfección del ser. Si hubiera muchos dioses, entre ellos debería haber diferencia. Algo le correspondería a uno que no tendría otro. Y si este algo fuese la privación, no sería absolutamente perfecto. Y si este algo fuese la perfección, a otro le faltaría. Luego es imposible que haya muchos dioses. De ahí que los antiguos filósofos, impulsados por esta misma verdad, al establecer un principio infinito, establecieron un solo principio. 3) Tercera, por la unidad del mundo. Todo lo existente esta íntimamente ordenado, ya que unas cosas sirven a las otras. Las cosas diversas no convergerían en un orden a no ser que fueran ordenadas por uno. Pues lo múltiple se coordina mejor dentro del orden que establece uno al que establecen muchos ya que el uno es causa de unidad, mientras que lo múltiple lo es sólo accidentalmente, esto es, en cuanto de algún modo es uno. Así pues, como quiera que aquello que es primero es, en cuanto tal, lo más perfecto y no accidentalmente, es necesario que lo primero a lo que se reduce todo en un orden sea uno solo. Y esto es Dios."

La referencia a q. 3, a. 3, identidad entre Dios y la naturaleza divina, tiene que ver con esto:

"Así, pues, en aquellas cosas que no están compuestas de materia y forma, en las cuales la individuación no se da por la materia propia, esto es, por esta materia determinada, sino que se individualizan por su misma forma, es necesario que la misma forma sea su principio subsistente. De ahí que en ellas no haya diferencia entre supuesto y naturaleza. De este modo, como Dios no es compuesto de materia y forma, como quedó demostrado (a.2), es necesario que Dios sea su deidad, su vida y cualquier otra cosa que en este sentido se diga de Dios."

Y la referencia a q. 4, a. 2, suma perfección divina, es ésta:

"2) El segundo, deducible de lo que se demostró (q.3 a.4), porque Dios es el mismo ser que subsiste por sí mismo, por lo cual es necesario que contenga toda la perfección del ser. Pues resulta evidente que, si algo caliente no tiene toda la perfección del calor, esto es así porque no participa del calor perfectamente; pero si el calor fuera subsistente por sí mismo, nada le faltaría de la perfección del ser. Por tanto, si Dios es el mismo ser subsistente, no puede faltarle nada de la perfección del ser. Las perfecciones de todas las cosas pertenecen a la perfección del ser; pues son perfectos en tanto en cuanto tienen de algún modo ser. De ahí se sigue que -ninguna perfección de las cosas le falta a Dios. Idéntica razón expresa Dionisio en el c.5 De Div. Nom. al decir de Dios: No existe de un modo cualquiera, sino absolutamente; concentrando en sí mismo todo el ser de forma ilimitada e invariable. Y después añade: porque el mismo es el ser en lo que subsiste."

La referencia a q. 3, a. 4:

"Dios no es sólo su esencia, como quedó demostrado (a.3), sino también su existencia. Lo cual se puede demostrar de muchas maneras. 1) Porque todo lo que se da en un ser y no pertenece a su esencia, tiene que ser causado, bien por los principios de su esencia, como ocurre con los accidentes de la especie, así el poder reír es propio del hombre y brota de los principios de su esencia, o bien por algo externo, como el calor del agua está causado por el fuego. Si, pues, en un ser su existencia es distinta a su esencia, es necesario que la existencia de dicho ser esté causada por algo externo a él o por los principios propios de su esencia. No obstante, es imposible que los propios principios de la esencia de un ser causen su existencia, porque ningún ser es causa de su propio existir; por eso, siendo distintas en él esencia y existencia, la existencia tiene que ser causada por otro. Nada de todo esto se puede aplicar a Dios, pues sostenemos que Dios es la primera causa eficiente [segunda vía]. Por lo tanto, es imposible que en Dios una cosa sea su existencia y otra su esencia."

O sea que el orden sería:

1) Segunda vía: Dios, Causa Eficiente Primera. (q. 2, a. 3)
2) A partir de 1) Identidad en Dios entre Esencia y Ser (q. 3, a. 4)
3) A partir de 2), Suma Perfección divina (q. 4, a. 2)
4) Simplicidad divina, en particular, identidad entre Dios y su Esencia (q.3,a. 3)
5) A partir de 3) y 4) Unidad divina (q. 11, a. 3)

Saludos cordiales.
18/12/21 5:30 PM
  
Pablo Muggeri
Siempre un lujo
Gracias
Dos preguntas
1) ¿el link a la hoja web Fe y Razón?
2) ¿cuál es el curso de filosofía tomista al que se refieren?

---------------------------------------

Muchas gracias. Se trata del "Curso de Filosofía Tomista" publicado por Herder. Algunos de los autores son Grenet, Grison, Verneaux.

Este link corresponde a uno de las muchas direcciones de "Fe y Razón" en su accidentada historia :)

//revistafeyrazon.wordpress.com/category/hemeroteca/uruguay/

Saludos cordiales.
19/12/21 7:14 AM
  
Franco
Y aparte tus posts son un buen ejercicio.

Dándole más vueltas al tema de la posibilidad "esencial" y "existencial", creo ver más problemas todavía. Primero resumo y aclaro lo principal de mi primer comentario.
La única distinción real entre una esencia actualmente existente y una meramente posible es la capacidad que tiene la primera de recibir el predicado "ser". Al negar Gilson que se pueda atribuir a una esencia la existencia sin algún modo de ser específico, se seguiría que un predicado cualquiera sólo puede serle atribuido a un sujeto actualmente existente. De esto se sigue, a su vez, que una esencia meramente posible no puede ser sujeto de predicado alguno, ya que todos éstos deberían presuponer la actualidad del ser del sujeto. Entonces si una esencia meramente posible no es actualizada por Dios, es porque es, de algún modo, imposible. Pero entonces sólo quedan dos posibilidades: que las esencias posibles no son en realidad, esencias; o que el concepto de esencia se extiende, o debería extenderse también a aquello que no puede recibir la existencia, es decir, a lo imposible. Si nos atenemos a las palabras de Gilson acerca de la posibilidad esencial y existencial, él se decantaba por la segunda opción. Pero entonces empiezan las contradicciones.
1 - Tal como él dice, una esencia es "posible" si todos sus predicados determinantes son compatibles. Si asuminos que con "compatibles" quiere decir "no contradictorios", tenemos entonces que preguntarnos cómo es que a una esencia se le pueden atribuir dos predicados mutuamente excluyentes(omitamos por un momento las contradicciones de esta oración). La única forma sería que una esencia cualquiera fuera una simple suma de predicados a priori aislados al modo en que un ente artificial es un conjunto de accidentes, la que, además, precedería lógicamente a la aplicación del principio de no-contradicción, el que determinaría a posteriori si la "esencia" es posible o no, lo que es absurdo. Sin esa inversión lógica, no tendría sentido tampoco el colocar a las "esencias imposibles" en una clasificación propia.
2 - Algo que no hay que olvidar es que cuando una esencia, al menos las que exigen el accidente "cantidad", se actualiza, no deja de ser una esencia posible, ya que aún puede ser actualizado en otros individuos. Siguiendo la clasificación de las esencias según Gilson, o una esencia debe ser agotada con la actualización de todos los individuos posibles que la compartan para salir por completo de la categoría de "posible", o debe explicarse porqué algunos de los posibles individuos reciben el ser y otros no, suponiendo que los individuos que se quedan en lo posible padecen de alguna imposibilidad que debe ser distinta de cualquier predicado determinante de la esencia. Pero fuera de eso sólo hay accidentes, que difícilmente puedan ser, estrictamente hablando, contradictorios con la esencia.
En sus comentarios, pablo alega que Gilson argumenta desde el punto de vista de Dios, pero esto no apoya mucho la posición de Gilson. Veo dos razones principales:
3 - Primero, Dios conoce las esencias posibles como contenidas virtualmente en su propia esencia infinita, que es el objeto primario de Su conocimiento. Entonces, y siempre siguiendo a Gilson, o la esencia divina contiene virtualmente cosas autocontradictorias, o Dios conoce todos los posibles grados de sus propias perfecciones contenidos virtualmente y luego la Mente Divina realiza todas las combinaciones posibles, cayendo en el problema que señalé en el punto 2.
4 - El acto de la creación, hasta donde yo sé, siempre es positivo. Dios decreta qué esencias actualizar, pero no cuáles nunca crear por la sencilla razón de que nada le obliga a crear nada salvo tal decreto negativo. Además, salvo revelación divina(lo que ya se sale del ámbito estrictamente filosófico) no hay manera de saber si Dios decretó que nunca crearía algo. Y eso es porque nada de lo conocido por la experiencia nos permite conjeturarlo, porque aunque todo lo que Dios decreta lo decreta desde la misma eternidad, los efectos de tales decretos pueden estar separados por el tiempo, ya que es en el tiempo cuando tales efectos se manifiestan.
5 - Por último, siguiendo la lógica de Gilson, si la existencia no puede atribuirse sin un modo de existencia, eso obligaría a que para conocer la existencia de un sujeto sin conocer aún el predicado, tal sujeto debería ser objeto de la experiencia. Ahora bien, Dios claramente no es objeto de nuestra experiencia, pero tampoco conocemos el modo divino en que se realizan los predicados que se atribuyen a Dios. De lo que debería concluirse que, a través del razonamiento, sólo podríamos conjeturar acerca de la idea de la existencia de Dios, pero nunca afirmar su existencia en sí misma. Mucho menos podríamos especular acerca de su punto de vista.

Para no alargarme más, de todo lo antes dicho, me atrevo a concluir que la negación del concepto de "ser" lleva lógicamente a negar el concepto de "esencia" con todo lo que eso implica.

PD: No seas tan duro, Néstor, no te olvides que apenas estoy entrando en el maravilloso mundo del tomismo.
PD 2: Acerca del tema de la "esencia individual", creo que se habló de algo así hace unos posts tuyos atrás. Era algo referente a la esencia individual de los ángeles, y si los humanos se diferenciaban entre sí de alguna manera más allá de la cantidad.

-------------------------------

Hola, Franco! A ver si entiendo la argumentación:

"La única distinción real entre una esencia actualmente existente y una meramente posible es la capacidad que tiene la primera de recibir el predicado "ser"."

A la esencia posible se la puede llamar un "ser posible". La distinción entre la esencia actualmente existente y la meramente posible es que la primera tiene el acto de ser, mientras que la otra no, solamente puede tenerlo.

"Al negar Gilson que se pueda atribuir a una esencia la existencia sin algún modo de ser específico,"

En realidad, Gilson no niega eso, lo que dice es que en ese caso el "ser" es un verbo, pero no es un concepto ni un predicado.

"se seguiría que un predicado cualquiera sólo puede serle atribuido a un sujeto actualmente existente"

En la tesis de Gilson, como los "predicados" son justamente lo contrario, por así decir, del ser y de la existencia, más bien que le convienen a los entes posibles por ser posibles, más allá de que existan o no.

Es claro que por algún lado se me escapa el sentido de la argumentación, así que son bienvenidas las aclaraciones.

"tenemos entonces que preguntarnos cómo es que a una esencia se le pueden atribuir dos predicados mutuamente excluyentes"

Es que a una esencia posible no se le puede atribuir predicados mutuamente excluyentes, porque justamente, el criterio de la posibilidad es la no contradicción.

"cuando una esencia, al menos las que exigen el accidente "cantidad", se actualiza, no deja de ser una esencia posible, ya que aún puede ser actualizado en otros individuos."

Y también sigue siendo posible en ese mismo individuo en que ha sido actualizada, porque no se ha vuelto imposible por la actualización. Lo que pasa es que ahora ya no es "meramente posible", o sea, posible sin actualizar.

"El acto de la creación, hasta donde yo sé, siempre es positivo. Dios decreta qué esencias actualizar, pero no cuáles nunca crear"

Es que una cosa va con la otra. Determinar crear 5 de 10 esencias posibles es también determinar no crear las otras 5.

"salvo revelación divina(lo que ya se sale del ámbito estrictamente filosófico) no hay manera de saber si Dios decretó que nunca crearía algo."

La manera de saber que efectivamente no lo hizo es simplemente constatar nuestra propia existencia y la de lo que nos rodea.

"si la existencia no puede atribuirse sin un modo de existencia, eso obligaría a que para conocer la existencia de un sujeto sin conocer aún el predicado, tal sujeto debería ser objeto de la experiencia. Ahora bien, Dios claramente no es objeto de nuestra experiencia,"

Dios no es objeto de nuestra experiencia, pero sí se puede demostrar racionalmente que es condición de posibilidad de los objetos de nuestra experiencia, de modo que su existencia debe ser afirmada si se afirma la existencia de los objetos de nuestra experiencia. Es lo que hacen las 5 vías tomistas.

"la negación del concepto de "ser" lleva lógicamente a negar el concepto de "esencia" con todo lo que eso implica."

Sin duda. La esencia es el modo específico en que un ente posee el ser. Por tanto, el ser entra en el concepto mismo de la esencia ¿y cómo podría hacerlo sin ser un concepto él mismo?

Saludos cordiales y Feliz Navidad.
19/12/21 7:15 PM
  
Federico Ma.
También me salgo del tema, Néstor, pero quedaré agradecido, si es posible.

1. ¿Serían moralmente lícitos certificados de vacunación anti-Covid falsos o más bien, en cuanto algo así como mentiras, serían siempre intrínsecamente malos y desordenados?

2. ¿Cómo se responde a la paradoja del cretense que sostiene que todos los cretenses son siempre mentirosos, en cuanto a su valor de verdad? ¿Sería algo así como una contradicción, en su planteo, en cuanto ambas proposiciones se excluyen contradictoriamente?

Gracias.

-----------------------------------

El tema de los certificados falsos, en general, tiene en principio una respuesta clara: no son moralmente lícitos. Por eso mismo hay casos sobre los que me gustaría poder leer algún buen comentario de un buen moralista, como por ejemplo, los certificados falsos con los que se salvaron la vida de centenares o tal vez miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

En esa hipótesis se puede argumentar que el acto de decir lo que no es es intrínsecamente malo cuando el otro tiene derecho a saber la verdad, que no era éste el caso.

En cuanto a la proposición "todos los cretenses son siempre mentirosos", dicha por un cretense, su misma universalidad la salva de ser paradójica.

En efecto, si es verdadera, es falsa, porque es un cretense el que la afirma. Pero por eso mismo, en esas condiciones esa proposición es falsa, y ahí no hay paradoja ninguna, porque que no todos sean siempre mentirosos no quiere decir que todos digan siempre la verdad.

Otra cosa es la proposición (veremos) "Esta proposición es falsa". Esa sí, si es verdadera, es falsa, y si es falsa, es verdadera, con una condición: que sea una proposición.

Que, a mi juicio, es justamente lo que no es. Porque el predicado "falso" se le atribuiría a un sujeto que sería "Esta proposición", pero ese sujeto ¿cuál es? ¿De qué proposición se está hablando?

"Esta proposición", así nomás, no es todavía una proposición, y entonces ¿cuál es la proposición que es falsa?

Si se dice que el sujeto es la proposición "Esta proposición es falsa", entonces la proposición es sujeto de sí misma, lo cual es absurdo, porque el predicado no puede formar parte del sujeto de una proposición.

Saludos cordiales.
20/12/21 10:30 PM
  
Néstor
Aclarar, por supuesto, que he aprendido mucho (espero) leyendo las obras de Gilson. "Historia de la Filosofía Medieval", "Elementos de Filosofía Cristiana", "El Tomismo", "El Espíritu de la Filosofía Medieval", "El realismo metódico", "De Aristóteles a Darwin (y vuelta)", y capaz que alguna otra.

Pero eso no quita que en el punto preciso que trato en el "post" me parezca criticable.

Saludos cordiales.
21/12/21 2:08 AM
  
Federico Ma.
Gracias, Néstor.

Pero aun en el caso de que el otro no tenga derecho a saber la verdad, según santo Tomás, "el acto de decir lo que no es" (en desacuerdo con la mente, i.e., la mentira) seguiría siendo malo, pues lo es intrínsecamente, por sí mismo, en cuanto contrario a la naturaleza de las voces, y por tanto siempre sería pecado (II-II, q. 110, a. 3).

-----------------------------------

Es que eso mismo tiene algún límite, según Santo Tomás (IIa IIae, q. 110, a. 10):

"La mentira no sólo es pecado por el daño que causa al prójimo, sino por lo que tiene de desorden, como acabamos de decir (en la solución). Pero no se debe usar de un medio desordenado e ilícito para impedir el daño y faltas de los demás; lo mismo que no es lícito robar para dar limosna (a no ser en caso de necesidad, en que todo es común). Por tanto, no es lícito mentir para librar de cualquier peligro a otro. Se puede, no obstante, ocultar prudentemente la verdad con cierto disimulo , como dice San Agustín en Contra mendacium."

Por eso dice el Catecismo:

"2488 El derecho a la comunicación de la verdad no es incondicional. Todos deben conformar su vida al precepto evangélico del amor fraterno. Este exige, en las situaciones concretas, estimar si conviene o no revelar la verdad a quien la pide.
2489 La caridad y el respeto de la verdad deben dictar la respuesta a toda petición de información o de comunicación. El bien y la seguridad del prójimo, el respeto de la vida privada, el bien común, son razones suficientes para callar lo que no debe ser conocido, o para usar un lenguaje discreto. El deber de evitar el escándalo obliga con frecuencia a una estricta discreción. Nadie está obligado a revelar una verdad a quien no tiene derecho a conocerla (cf Si 27, 16; Pr 25, 9-10)."

Parece por tanto que el asunto es la definición precisa de "mentira". No se debe mentir nunca, pero tampoco se está obligado a revelar siempre la verdad, e incluso se la puede disimular con un lenguaje discreto.

Saludos cordiales.
21/12/21 1:55 PM
  
Federico Ma.
Entonces la cuestión está en si las expresiones (o certificados, en este caso) dejan un margen para tener un sentido verdadero, aun cuando sean ambiguas: que por aquí entiendo que iría la restricción mental, lícita a veces. Si no lo dejan, serían en sí mismas siempre desordenadas y pecaminosas, siempre ilícitas.

Pero por lo que he podido ver, los "green pass" no emiten (no contienen) ningún juicio: se limitan a reproducir: "Digital Green Pass - Covid-19". Si es así, reproducirlos no parecería implicar una mentira, toda vez que no son unívocos en su significación.

Sin embargo, en ese caso, ¿podría quizá reprocharse cierto escándalo? Pues el que no quiere acceder a vacunarse, muy probablemente no quiera hacerlo porque no lo considera moralmente lícito, y entonces estaría dando a entender que ha consentido en algo que él considera de algún modo inmoral.

Gracias nuevamente, Néstor.

------------------------------------

Algo parecido, aunque en todo caso mucho más grave, sucedió en el pasado con los cristianos que en una persecución del Imperio Romano falsificaban el certificado de que habían ofrecido incienso a la estatua del Emperador. //ec.aciprensa.com/wiki/Libellatici

Saludos cordiales.
21/12/21 8:26 PM
  
Franco
Pues sí, Néstor. Ahora me doy cuenta de que me faltaron algunas cosas.

"A la esencia posible se la puede llamar un "ser posible". La distinción entre la esencia actualmente existente y la meramente posible es que la primera tiene el acto de ser, mientras que la otra no, solamente puede tenerlo".

Claro, yo hablé de posibilidad de atribución del predicado "ser" porque la tesis de Gilson se movía al nivel de las proposiciones en los textos citados.

"En realidad, Gilson no niega eso, lo que dice es que en ese caso el "ser" es un verbo, pero no es un concepto ni un predicado".
"En la tesis de Gilson, como los "predicados" son justamente lo contrario, por así decir, del ser y de la existencia, más bien que le convienen a los entes posibles por ser posibles, más allá de que existan o no".

No lo niega explícitamente, pero me parece que eso está implicado cuando afirma que "el verbo es significa la existencia, y la significa por derecho propio". O sea, que si se usa el verbo "es" con referencia a un sujeto, designa siempre la existencia actual del mismo, pero como en sí mismo no sería un predicado, entonces un predicado es necesario. Supongo que no existen predicados abstractos, sino sólo concretos.

"Es que a una esencia posible no se le puede atribuir predicados mutuamente excluyentes, porque justamente, el criterio de la posibilidad es la no contradicción".


No, obvio. Pero ahí simplemente trato de seguir lo que, creo, es una derivación lógica de la tesis de Gilson. Yo sostengo que él se ve obligado, en cierta manera, a probar que las esencias meramente posibles son, en algún sentido, incompatibles con su existencia actual. Pero eso es justamente lo que distingue a lo imposible, es decir, la incompatibilidad con la existencia debido a una contradicción. De lo cual, afirmo eso de que, o las esencias meramente posibles no son esencias, o el concepto de esencia incluye lo contradictorio.

"Y también sigue siendo posible en ese mismo individuo en que ha sido actualizada, porque no se ha vuelto imposible por la actualización. Lo que pasa es que ahora ya no es "meramente posible", o sea, posible sin actualizar".

Exactamente.

"Es que una cosa va con la otra. Determinar crear 5 de 10 esencias posibles es también determinar no crear las otras 5".

Pero no hace falta que Dios tome positivamente la decisión de excluir a ciertas esencias, ya que por el contrario, sin una decisión positiva de Dios, tales esencias nunca podrían existir. Tampoco parece, hasta donde sé, que la actualización de una esencia A entre en contradicción con la actualización de una esencia B, es decir, la exclusión de una esencia en la creación no se sigue de la inclusión de otra esencia.

"La manera de saber que efectivamente no lo hizo es simplemente constatar nuestra propia existencia y la de lo que nos rodea".

En apariencia sí, pero recordemos que las decisiones de Dios, tomadas desde la eternidad, se ejecutan en el tiempo, pudiendo ser, por ejemplo, las plantas y los humanos creados en momentos diferentes.

"Dios no es objeto de nuestra experiencia, pero sí se puede demostrar racionalmente que es condición de posibilidad de los objetos de nuestra experiencia, de modo que su existencia debe ser afirmada si se afirma la existencia de los objetos de nuestra experiencia. Es lo que hacen las 5 vías tomistas".

Claro, pero yo digo, y no lo he aclarado, que nuestro conocimiento de Dios es demasiado limitado como para pensar en cómo son las cosas desde Su punto de vista, ya que necesitaríamos ver las cosas desde un punto de vista imposible para el ser humano en este mundo.
Saludos.

-------------------------------

Creo que voy entendiendo más. El asunto, me parece, es que para Gilson no siempre hace falta un predicado. En las proposiciones que él llama "de un término", que son las de "secundo adjacente", él reconoce un sujeto y un verbo, pero no un predicado, porque el verbo no es concepto ni predicado según él.

Por lo que toca al carácter existencial del "es", tampoco es imposible que se le aplique a los entes meramente posibles, porque en ese caso se entiende que se habla de la existencia posible, no de la actual. Si se quiere, de la existencia actual posible, no de la existencia actual actualmente ejercida.

Es claro que si formamos la mera hipótesis del marciano actualmente existente, se trata de la existencia actual posible, no de la existencia actual actualmente ejercida.

Que las esencias posibles son, en la tesis de Gilson, incompatibles con la existencia actual, parece cierto, porque para algo debe intervenir además el concepto de "posibilidad existencial" como distinto de la "posibilidad esencial". O sea, que no alcanzaría con la posibilidad de las esencias para que éstas existiesen, y así, en efecto, las esencias meramente posibles serían imposibles (gran contradicción).

¿Cómo se deriva eso del hecho de que el ser no sea un predicado?

Volvamos aquí:

"La única distinción real entre una esencia actualmente existente y una meramente posible es la capacidad que tiene la primera de recibir el predicado "ser"."

Es que el "ser" no es un predicado, para Gilson. Podemos hablar en todo caso del verbo "ser".

"Al negar Gilson que se pueda atribuir a una esencia la existencia sin algún modo de ser específico, se seguiría que un predicado cualquiera sólo puede serle atribuido a un sujeto actualmente existente."

Tampoco niega Gilson que se pueda atribuir la existencia sin más a una esencia, sólo dice que en ese caso, lo que se atribuye no es un predicado, porque no es un concepto.

Por eso, se puede perfectamente atribuir predicados a entes meramente posibles, más aún, allí se encuentran, según Gilson, esos predicados como el pez en el agua, precisamente porque la existencia actual, para él, no es un predicado.

En realidad, Dios no debe tomar una decisión solamente para que algo exista, sino también para que algo no exista. Por ejemplo, si Dios no hubiese creado nada, habría sido por una libre decisión Suya.

No es que la nada hubiese estado esperando, por así decir, a la libre decisión divina para permanecer o no permanecer, sino que la libre decisión divina es en todo caso anterior tanto a la existencia de algo como a la no existencia de nada fuera de Dios. Dios es, y es libre, y en su libertad determina (desde la Eternidad, sin cambio en Dios) si hay o no algo más además de Él mismo.

Y sin duda que de la inclusión de una esencia en la creación no se sigue la exclusión de otra esencia, pero es que la decisión divina no es solamente "incluir A" sino, ante todo, crear en vez de no crear ( o no crear en vez de crear, en otra hipótesis distinta de la real), y consiguientemente, crear esto en vez de aquello, porque es claro que para todo hecho posible hay un contradictorio, de modo que elegirlo a él es ya rechazar al otro. Por ejemplo, César cruza el Rubicón, o no; la Tierra tiene un satélite, o no, el mundo creado tiene comienzo, o no, hay canguros o no los hay, etc.

Es decir, de la inclusión de A no se sigue la no inclusión de B, salvo que B implique lógicamente "No A".

Las esencias creables posibles son infinitas, pero además son infinitas las distintas combinaciones posibles de esas esencias entre sí, y con los distintos accidentes que les pueden sobrevenir o no, y ahí vienen los distintos mundos posibles, que son distintos precisamente en cuanto en al menos un punto se contradicen, por ejemplo, un mundo en el que César cruza el Rubicón, y otro en el que no lo hace.

Por otra parte, si Dios hubiese decretado que nunca crearía algo, no estaríamos nosotros aquí ahora, de modo que nuestra presencia basta para eliminar esa hipótesis.

En cuanto a cómo ve Dios las cosas, es un caso particular del discurso acerca de los atributos divinos, concretamente, la ciencia divina, y eso es analógicamente alcanzable por la razón humana, sea basada solamente en los medios naturales, como sucede en la filosofía, sea basada además en la Revelación, como sucede en la teología.

Claro, la analogía, como enseña Santo Tomás, nos da la capacidad de conocer las perfecciones que se dan en Dios, pero no el modo propiamente divino de esas perfecciones. Lo cual no quiere decir que no podamos saber cómo conoce o ve Dios las cosas, sino que no vamos a poder conocer en esta vida el modo propiamente divino de ese "cómo".

Por ejemplo, saber que para Dios todo es presente, nada pasado ni futuro, y que por tanto, Él no prevé ni recuerda nada, sino que ve todo, no nos hace participar de esa visión divina eterna de toda la historia.

Saludos cordiales.
26/12/21 5:15 PM
  
Franco
Gracias a tu paciencia, Néstor, pude darme cuenta de que cometí una torpeza desde mi cuarto comentario. Y es que omití, por alguna razón, toda mención al contacto que hace Gilson con el existencialismo.
En efecto, Gilson, después de mencionar su clasificación de las esencias como esencial o existencialmente posibles, llega hasta el ejemplo clásico de Julio César y el Rubicón. Pero, tal como lo veo en el post, la atribución a la esencia de un devenir específico como algo determinante requeriría que la esencia en cuestión se actualice y pase por ese devenir para que tal atribución sea legítima. Supongo que de acá deduje(y del uso del verbo "es" como mencioné en mi anterior comentario) que, de alguna manera, era como si Gilson negara implícitamente(como consecuencia lógica de su tesis) que se pueda atribuir la existencia sin un modo específico a una esencia meramente posible, ya que todo indica que Gilson considera que las esencias son completadas por su devenir, el que no debería estar al alcance de tales esencias, según su propia clasificación. Y sumado, claro está, a lo antes dicho.
Saludos.

--------------------------------

Esa idea de que las esencias se completan mediante el devenir histórico está efectivamente en el texto de Gilson que he citado al final del "post", y parece claro que si él sostiene eso, es porque incluye, equivocadamente, a los accidentes contingentes, como son por ejemplo las acciones libres, dentro de la esencia (para lo cual debe suponer, también equivocadamente, que existe una esencia del individuo como tal):

"Y así, Julio César no cruza el Rubicón porque ello esté eternamente incluido en su esencia; ello está eternamente incluido en su esencia, porque su esencia es la de un hombre que cruza el Rubicón."

Saludos cordiales.
28/12/21 1:20 AM
  
Franco
En cuanto a lo otro, no veo que las esencias sean algo frente a lo cual Dios deba posicionarse, teniendo en cuenta que, mientras no sean actualizadas, no se distinguen de la propia esencia divina. Sería como la distinción entre "no hacer que algo suceda", y "hacer que ese algo no suceda".

----------------------------------

Es que "no hacer que algo suceda" también es un "posicionamiento" de parte de Dios.

Porque son esencias posibles y contingentes: pueden ser, y pueden también no ser, y no hay otra posibilidad. Pero si Dios determina crearlas, son, por tanto, si no son, es que Dios no determina crearlas. Pero ese no determinar crearlas es tan libre, de parte de Dios, como el determinar crearlas. Porque si no fuese libre, quiere decir que Dios necesariamente no las crearía, y eso es falso, porque son esencias posibles y contingentes, que Dios puede crear o no a Voluntad.

Y en efecto, la libertad de ejercicio consiste en querer o no querer algo (donde, por lo tanto, tanto el querer como el no querer son libres) mientras que la libertad de especificación consiste en querer algo o querer otra cosa.

Aparte de esto, está la discusión entre los tomistas, por ejemplo, entre Contenson y Billuart, si recuerdo bien, acerca de si podemos conformarnos en esos casos con un "no querer que algo sea" (Billuart) o si debemos afirmar de todos modos un "querer que algo no sea" (Contenson). El argumento de Contenson es que no tiene sentido hablar de una indiferencia volitiva o de la privación de un acto volitivo en el Acto Puro.

Pero tanto él como Billuart entienden que ese "no querer que" o "querer que no", respectivamente, es libre de parte de Dios.

De modo que, como sucede con toda libertad enfrentada a alternativas contradictorias, la Libertad divina debe necesariamente elegir entre crear (libremente) o no crear (libremente) la esencia finita X, porque no existe otra alternativa.

Saludos cordiales.
28/12/21 1:25 AM
  
Carmen L
Y en el caso de un certificado de vacunación, dónde consta una sola dosis y se añade (por medios electrónicos) una segunda, no recibida. El certificado es verdadero, pero incompleto. Es inmoral agregar esa dosis no recibida. ¿Tienen derecho los funcionarios a saber la verdad? Realmente se atenta contra los otros si no se tienen las dos (por ahora) dosis.

-----------------------------------

En cuanto a la moralidad del asunto, espero, como dije, poder consultar en breve a un moralista clásico. En cuanto a si se atenta o no contra otros al no tener las dos dosis, entiendo que la respuesta es claramente negativa, porque ya todo el mundo admite que las dos dosis tampoco impiden el contagio de otras personas o a otras personas.

Además, desde un punto de vista moral hay que evaluar también el posible daño que nos resulte de estas "vacunas", porque tenemos un deber moral hacia nuestra propia salud.

Y si en algunos casos nos infectamos de Covid - 19 precisamente a causa de las "vacunas" (y no solamente "a pesar de" de las "vacunas", como dice siempre, hasta ahora, la prensa), eso mismo puede hacer también que contagiemos a otros.

En Uruguay, y en otros países, la gráfica de casos y muertes sólo pega un desmesurado salto hacia arriba justo después de comenzada la "vacunación".

Saludos cordiales.
28/12/21 9:23 PM
  
Federico Ma.
Vuelvo a agradecerte el muy buen post, Néstor.

Aquí hay un artículo que va un poco en la misma línea, apoyándose en Millán-Puelles:

www.academia.edu/5124897/Para_una_metaf%C3%ADsica_del_ente_y_la_esencia.

------------------------------

Excelente artículo, con el cual coincidimos en lo fundamental en nuestra apreciación sobre estas tesis de Gilson, y sobre el cual sólo quiero hacer algunas observaciones:

En algún pasaje el autor da la impresión de argumentar que el “esse” puede ser objeto de un concepto porque, aceptando que el “esse” no es una cosa, no necesariamente las esencias son esencias de cosas, con lo cual parecería que acepta una esencia del “esse”.

Sin embargo, esa impresión se disipa cuando el autor dice correctamente, más adelante, que no todo concepto es concepto de una esencia, y sobre esa base afirma que evidentemente que tenemos un concepto del “esse”, desde que podemos hablar de él y hacerlo sujeto de juicios, como cuando decimos, digo yo, que “el esse es la actualidad de todos los actos y la perfección de todas las perfecciones” (Santo Tomás).

Adhiero además a la interpretación que el autor hace de las palabras de E. Forment en el sentido de que la esencia y el “esse” no son objetos de nuestro entendimiento a modo de entes, y en ese sentido, no son objetos directos sino indirectos de nuestro entendimiento, no que no sean objetos de nuestro entendimiento sin más.

Es decir, son objetos de nuestro entendimiento en la medida en que son los principios del ente, que es el objeto de nuestro entendimiento.

Finalmente, el autor rechaza con razón la idea de que la esencia implica necesariamente la finitud y la potencialidad respecto del ser, de lo que se seguiría que en Dios no hay esencia, como suelen decir equivocadamente los “tomistas existenciales”.

Pero tal vez haya una alternativa a la respuesta que da el autor, según la cual la esencia, positivamente tomada, es aquello en lo que el ente tiene el ser (“esse”), más allá de que esa esencia se distinga realmente del ser, y sea potencial y finita, o no, y sea el mismo Ser Subsistente.

No es que esa perspectiva esté errada, sino que a lo mejor corresponde “solamente” a nuestro modo de conocer, de modo que tal vez se deba decir, mirando a la cosa misma, que la esencia es el modo propio que el “esse” tiene en cada caso, sea que se distinga realmente de ese modo (con lo cual ese modo será finito y potencial), sea que se identifique realmente con él, con lo cual ese modo será el mismo Acto Puro de Ser.

El ente, según esto, sería el “esse” dado según su modo propio en cada caso. La anterioridad del ente sobre el “esse” quedaría referida solamente a nuestro conocimiento que parte de lo finito, por tanto, “quoad nos”, y por eso se justificaría que nuestra Metafísica comience con el ente, mientras que el orden sería inverso “quoad se”.

Saludos cordiales.
26/03/22 8:00 PM
  
Gilbert
Ave María!
Muchas gracias por el post.
Tengo dos preguntas:
1- ¿Puede darnos una lista de los filósofos más destacados tanto en el existencialismo como de la corriente esencialista?
2- ¿Puede explicar un poco más la afirmación "el esencialismo al final lleva al idealismo"?
Muchas gracias

-------------------------------------

El existencialista por excelencia entiendo que es Jean Paul Sartre. En cuanto al esencialismo, me parece que un exponente muy claro es Christian Wolff, que influyó en Kant.

En cuanto a la afirmación en cuestión, el esencialismo es la tesis filosófica que identifica al ser con la esencia.

A partir de ahí se plantea la cuestión de la distinción entre la esencia meramente posible y la esencia actualmente existente. ¿En qué consiste?

No queda claro que debiese haber alguna diferencia, si el ser y la esencia son lo mismo. El caballo posible es tan caballo como el caballo existente, y la esencia es "lo que algo es".

De hecho, parece que en esos casos la diferencia se asigna a un elemento extrarracional, pero de todos modos ¿no habría que distinguirlo, entonces, de la esencia?

El asunto es que si eliminamos ese elemento extrarracional, por ser extrarracional, lo que queda es la esencia idéntica con el ser e idéntica con la pura posibilidad.

Pero esa pura posibilidad ¿dónde radica? Y ahí viene la posibilidad de hacerla radicar en nuestro pensamiento, porque la esencia puramente pensada es la esencia posible; es decir, de recluir finalmente la esencia y el ser en nuestro pensamiento, que es lo que hace el idealismo.

Saludos cordiales.
23/11/23 1:01 PM

Esta publicación tiene 1 comentario esperando moderación...

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.