El principio idealista de inmanencia

Un video que he publicado en Youtube acerca de uno de los argumentos fundamentales de la tesis idealista: el principio de inmanencia. 

El principio idealista de “inmanencia”

 

Una discusión fundamental en filosofía es la discusión entre el realismo y el idealismo.

Se trata de lo siguiente: aquello que conocemos ¿existe independientemente del hecho de que lo conocemos?

El realismo contesta que , el idealismo contesta que no.

Uno de los argumentos preferidos del idealismo es el “principio de inmanencia”, que se puede formular así:

un más allá del pensamiento es impensable”.

Es decir, que la tesis idealista es:

No podemos conocer las cosas tal como son en sí mismas

Y el argumento o prueba es:

“Conocer las cosas tal como son en sí mismas es conocerlas tal como son independientemente de nuestro conocimiento.

Pero no podemos conocer las cosas tal como son independientemente de nuestro conocimiento.

Ergo.”

Se toma como evidente que conocer las cosas tal como son independientemente de nuestro conocimiento sería conocerlas sin conocerlas, lo cual es obviamente imposible.

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¿Cómo se responde a este argumento?

Distingiendo la Menor: “No podemos conocer las cosas tal como son independientemente de nuestro conocimiento”:

a)     si el “independientemente de nuestro conocimiento” califica al “conocer”: Concedo. equivale a decir que no podemos conocer sin conocer.

b)     si califica al “tal como son”: Niego. Equivale a decir que no podemos conocer lo que las cosas son en sí mismas, lo cual no se sigue de lo anterior.

Es decir, de

“No  podemos  conocer-independientemente-del-conocimiento lo que algo es”

no se sigue

“No  podemos   conocer   lo-que-algo-es-independientemente-del-conocimiento”.

Con ese mismo criterio se podría argumentar que no podemos tomar con la mano un libro, porque tomar el libro sería tomar el libro mismo, mientras que sólo vamos a poder tomar, siempre, al libro tomado por nosotros.

Estamos de acuerdo en que no se puede tomar el libro sin tomarlo, pero de ahí no se sigue que no se pueda tomar el libro.

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Este argumento se basa en la relación entre el acto de conocer o de pensar, y el objeto conocido o pensado.

Una variante del mismo argumento es la que se basa en la relación entre la idea del objeto y el objeto conocido.

Dice así:

“Es imposible tener idea de lo que las cosas son independientemente de toda idea nuestra.

Pero tener una idea de lo que las cosas son en sí mismas es tener una idea de lo que las cosas son independientemente de toda idea nuestra.

Por tanto, no se puede tener idea de lo que las cosas son en sí mismas.”

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Por ejemplo, este texto de Charles Sanders Pierce:

“Si se me pregunta si existen realidades que son enteramente independientes del pensamiento, yo preguntaría a mi vez qué significa y qué puede significar tal expresión. ¿Qué idea se puede aplicar a aquello de lo que no hay idea? Porque si hay una idea de tal realidad, estamos hablando del objeto de tal idea, que no es independiente del pensamiento. Es patente que está por completo fuera del poder de la mente el tener una idea de algo que es enteramente independiente del pensamiento; para conseguirlo, esta idea tendría que sacarse a sí misma fuera de sí misma. Y, como no hay tal idea, la mencionada expresión no tiene significado.”

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Y la respuesta es la misma:

Distingo la Mayor: a) es imposible tener-independientemente-de-toda-idea-nuestra, idea de lo que las cosas son: Concedo. b) es imposible tener idea de lo-que-las-cosas-son-independientemente-de-toda-idea-nuestra: Niego.

Y es que afirmarlo sería absurdo. Si toda idea es idea, no de la cosa misma, sino de la cosa en relación con la idea, entonces esta última idea también será idea de la cosa en relación con la idea, y así toda idea implicaría una serie infinita de ideas, lo que es absurdo.

Y si se dice que es la misma idea, la que es idea de la cosa en relación con ella misma, eso es falso, simplemente.

La idea del caballo no es idea del caballo-en-relación-con-la-idea-del-caballo.

Porque la idea del caballo no es idea de la idea del caballo de ningún modo. Entre las notas del caballo que nos presenta la idea del caballo no aparece por ninguna parte la idea misma.

Cuando se fotografía a una persona, la fotografía no figura entre las cosas fotografiadas.

Y es que son cosas distintas, la idea del caballo, y la idea de la idea del caballo. El objeto de la primera idea es un mamífero que tiene cuatro patas. El objeto de la segunda idea es una cualidad de la mente, que ni es un mamífero ni tiene cuatro patas.

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Dice Peirce que la idea no puede sacarse a sí misma fuera de sí misma. Eso es como decir que sólo se puede fotografiar fotografías.

Es exactamente al revés: ninguna fotografía se fotografía a sí misma, siempre se fotografía algo distinto de la fotografía misma, y en ese sentido, las fotografías, y las ideas, están siempre yendo “fuera de sí mismas”, por eso mismo son “representaciones” de otras cosas.

Es claro, por otra parte, que un concepto no es lo mismo que una fotografía. En sí misma considerada, la fotografía es una cosa más, que no representa por sí misma su objeto, sino sólo en la medida en que es contemplada por nosotros, mientras que el concepto, precisamente, representa por sí mismo su objeto, y por eso puede ser medio para nuestro conocimiento.

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Por eso dice Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica (Ia, q. 85, a. 2):

“(…) la especie inteligible es con respecto al entendimiento lo que lo sensible con respecto al sentido. Pero la especie sensible no es lo que se siente, sino, más bien, aquello por lo que el sentido siente. Por lo tanto, la especie inteligible no es lo que se entiende en acto, sino aquello por lo que el entendimiento entiende. (…)”

“(…) los objetos que entendemos son los mismos que constituyen las ciencias. Así, pues, si solamente entendiéramos las especies presentes en el alma, se seguiría que ninguna ciencia trataría sobre las realidades exteriores al alma, sino sólo sobre las especies inteligibles que hay en ella. (…)”

“(…) se repetiría el error de los antiguos, los cuales sostenían que es verdadero todo lo aparente. Así, lo contradictorio sería simultáneamente verdadero. Pues si una potencia no conoce más que su propia impresión, sólo juzga de ella. Pero lo que algo parece, depende del modo como es alterada la potencia cognoscitiva. Por lo tanto, el juicio de la potencia cognoscitiva siempre tendría por objeto aquello que juzga, es decir, su propia alteración tal y como es. Consecuentemente, todos sus juicios serían verdaderos. (…)”

“(…) pero porque el entendimiento vuelve sobre sí mismo, por un único acto reflexivo conoce tanto su propio entender como la especie por la que entiende, y, así, secundariamente, la especie inteligible es lo entendido. Pues lo primero que se entiende es la realidad representada en la especie inteligible.”

Vínculo: https://www.youtube.com/watch?v=6JLd9Zz-Xzs&feature=youtu.be

15 comentarios

  
Néstor
Gracias, Carmelo, por el comentario, sin querer lo borré y no se puede recuperar. Saludos cordiales.
02/11/20 9:30 PM
  
Ami Go
Gracias Don Néstor por tomarse el trabajo de ayudarnos a profundizar en temas tan importantes en estos momentos. Le leo frecuentemente. Que Jesucristo se lo retribuya generosamente. Saludos

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Muchas gracias y que así sea.

Saludos cordiales.
03/11/20 12:05 AM
  
FSolano
Para que el entendimiento alcance su perfeccionamiento por una verdad, no debe solamente conocer una cosa real, sino conocer realmente. La expresión 'conocer realmente' puede tener también aquí un doble significado: primero, la actualidad del entendimiento en el conocimiento; segundo, que se trata de un conocimiento verdadero y simplemente pretendido. Este pretendido conocimiento es también real en el primer sentido, es decir: se trata de una actividad actual del entendimiento y en esta medida también de cierta perfección existencial, pero no de la perfección hacia la cual está orientado el entendimiento. El hecho de que el objeto conocido no tenga necesidad de ser real no vale solamente para el conocimiento pretendido, sino también para el conocimiento real: en este caso, lo que no es real debe ser conocido.

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Supongo que donde dice "que se trata de un conocimiento verdadero y simplemente pretendido", quiere decir en realidad "que se trata de un conocimiento verdadero y no simplemente pretendido".

El caso es que un conocimiento falso es un falso conocimiento. No se conoce nada cuando se cree conocer, por ejemplo, que las ballenas son peces.

Por tanto, el único conocimiento real es aquel cuyo objeto es verdadero. Acerca de si ese objeto tiene que ser además real, hay que precisar primero el sentido de "real", que equivale a "independiente de nuestro conocimiento", y engloba por tanto lo actual y lo posible.

Así entendido, tampoco el conocimiento tiene que ser necesariamente acerca de un objeto real, puede tratarse también de un ente de razón, que no existe con independencia de nuestro pensamiento, pero acerca del cual se pueden hacer afirmaciones verdaderas, como por ejemplo cuando se estudia la mitología griega o se habla de los personajes de alguna obra literaria.

Saludos cordiales.
03/11/20 12:54 AM
  
Estoy cansado
"el único conocimiento real es aquel cuyo objeto es verdadero"
Entonces¿Qué es lo verdadero? ¿Será posible conocer verdaderamente sin conocer la verdad fundamental? Si se argumenta el acercarse a la verdad ¿esa aproximación será progresiva o regresiva?

Para Aristóteles la generación espontánea de la vida era más que "evidente". Asimismo creía el estagirita, que el centro del pensamiento se hallaba en el corazón y las vísceras -tal ver por aquella verdad innegable de que las emociones aceleran el corazón y aflojan los esfínteres-, porque el cerebro era el refrigerador del cuerpo, no recibía sangre, únicamente expulsaba el calor. Ni se diga de las verdades que fundamentaron los pensamientos del peripatético,tales como el carácter absoluto del tiempo. el peso como cualidad intrínseca de los cuerpos, el geocentrismo, la estaticidad, inmutabilidad y eternidad del universo, etc

Al final, todo conocimiento es mera creencia, más o menos validada por criterios de certidumbre, pero siempre creencia.
Al final y siempre, la existencialidad se construye sobre verdades asumidas, que al derrumbarse son sustituidas por otras.
De allí que la asunción de Dios en cuanto verdad suprema, constituye un fundamento existencial sólido ante lo efímero de la verdad del conocimiento.

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La verdad, hablando por ahora de la verdad en el conocimiento humano, es la adecuación entre el juicio y la realidad. Por ejemplo, si digo que "La Luna es más grande que la Tierra", ese juicio no es verdadero, es falso, porque no se adecua a la realidad, como sí es verdadero el juicio que dice que la Tierra es más grande que la Luna.

El conocimiento humano se apoya en primeras verdades evidentes, a partir de las cuales se infieren otras verdades, o se creen por testimonio de otros. Esas primeras verdades evidentes pertenecen tanto a los objetos de experiencia sensible como a los objetos del conocimiento intelectual. Entre las primeras están los hechos inmediatos del mundo que nos rodea, como que estamos tecleando en una computadora, por ejemplo. Entre las segundas, algunas son abstractas, como el principio de no contradicción, otras, concretas, como nuestra propia existencia.

Todas esas verdades primeras son inmediatamente evidentes. La evidencia es la clara manifestación de la cosa misma al sujeto. Es el criterio supremo de verdad.

No es lo mismo la evidencia verdadera y real que la evidencia falsa y aparente. En el primer caso hay clara manifestación de la cosa misma al sujeto, en el segundo, no.

Para conocer algo alcanza con captar su evidencia inmediata, si es una de las primeras verdades, o con inferirlo correctamente a partir de las primeras verdades conocidas. También se puede creer en lo que dice un testigo confiable, cuyo testimonio, al final, o el de los que nos lo narren, va a tener que ser objeto de evidencia inmediata. Me refiero al hecho del testimonio, no a su contenido, que al ser creído, es por eso mismo inevidente.

La existencia de Dios no es una verdad evidente para nosotros, sino que necesita ser demostrada a partir de verdades evidentes, como hace Santo Tomás, por ejemplo, partiendo del hecho de que hay movimiento en el mundo.

El objeto de la fe cristiana es la Revelación divina, que supone una intervención sobrenatural de Dios en el mundo. La fe cristiana es razonable, se apoya en motivos racionales de credibilidad, que al final se resuelven en las verdades primeras ya mencionadas.

El fideísmo, que es la negación de la capacidad de la razón humana para conocer la verdad, y que encomienda esa tarea exclusivamente a la fe religiosa, no es católico.

La Iglesia ha definido como dogma de fe, en el Concilio Vaticano I, que Dios, Creador y Señor nuestro, puede ser conocido con certeza, por la luz natural de la razón, partiendo de las cosas creadas.

Saludos cordiales.
03/11/20 4:26 PM
  
Manu
Muy interesan te, me recuerda a la crítica que hizo Husserl del positivismo.

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Husserl fue influido por Brentano, que había sido sacerdote católico y por eso conocía la Escolástica medieval. De ahí le llegó a Husserl la idea de "intencionalidad", es decir, que los actos psíquicos son "intencionales", son acerca de algo, tienen un objeto. En ese sentido sí, coincide con lo que digo en el video, que lo importante de las representaciones no son las representaciones como cualidades de la mente, sino sus objetos.

Aristóteles y Santo Tomás enseñan que las facultades y los actos se especifican, se definen, por sus objetos. Por eso mismo no podemos conocer nuestra inteligencia, ni tampoco por tanto nuestra misma existencia, hasta que no hayamos realizado algún acto de conocimiento intelectual de alguna cosa distinta de nosotros mismos y de nuestros mismos actos.

Saludos cordiales.
03/11/20 4:59 PM
  
Néstor
Para conocer lo que enseña la Iglesia respecto de la relación entre la fe y la razón y acerca del fideísmo, que es la tesis que sostiene que sólo por la fe religiosa se puede conocer la verdad, conviene conocer las tesis que tuvieron que firmar, por orden de Roma, dos sacerdotes de tendencia fideísta, Bautain y Bonnetty.

Copiamos lo que dice al respecto el “Enchiridion Symbolorum”, alias “Denzinger”:

Tesis firmadas por Bautain, por mandato de su obispo, el 8 de septiembre de 1840

Dice la nota del E.S.:

“Luis Eugenio M. Bautain, nacido en París el 17 de feb. 1796, profesor durante mucho tiempo en Estrasburgo, como profesara doctrinas sobre la razón y la fe, que disonaban de las sentencias comunes, fué amonestado por su obispo, de Trévern, quien publicó además una instrucción pastoral sobre ese asunto. Gregorio XVI, por Breve de 20 dic. 1834, alabó el celo del obispo y expresó su esperanza de que dicho sacerdote abandonaría sus opiniones. Bautain, hombre por otra parte muy benemérito, se sometió laudablemente, y, el 18 nov. 1835, firmó seis proposiciones ortodoxas. Sin embargo, como amenazaba el peligro de que fueran condenadas todas sus obras, marchó personalmente a Roma y sometió al Juicio eclesiástico su obra principal La Philosophie du christinisme y el 8 sept. 1840 firmó nuevamente las proposiciones antedichas, si bien un poco cambiadas (…) Cf. DE REGNY, L'Abbé Bautain (París 1884) p. 248. Murió el 15 oct. 1867.”

D-1622 1. El razonamiento puede probar con certeza la existencia de Dios y la infinitud de sus perfecciones. La fe, don del cielo, es posterior a la revelación; de ahí que no puede ser alegada contra un ateo para probar la existencia de Dios.

D-1623 2. La divinidad de la religión mosaica se prueba con certeza por la tradición oral y escrita de la sinagoga y del cristianismo.

D-1624 3. La prueba tomada de los milagros de Jesucristo, sensible e impresionante para los testigos oculares, no ha perdido su fuerza y su fulgor para las generaciones siguientes. Esta prueba la hallamos con toda certeza en la autenticidad del Nuevo Testamento, en la tradición oral y escrita de todos los cristianos. Por esta, doble tradición debemos demostrar la revelación a aquellos que la rechazan o que, sin admitirla todavía, la buscan.

D-1625 4. No tenemos derecho a exigir de un incrédulo que admita la resurrección de nuestro divino Salvador, antes de haberle propuesto argumentos ciertos; y estos argumentos se deducen de la misma tradición por razonamiento.

D-1626 5. En cuanto a estas varias cuestiones, la razón precede a la fe y debe conducirnos a ella.

D-1627 6. Aunque la razón quedó debilitada y oscurecida por el pecado original, quedó sin embargo en ella bastante claridad y fuerza para conducirnos con certeza al conocimiento de la existencia de Dios y de la revelación hecha a los judíos por Moisés y a los cristianos por nuestro adorable Hombre-Dios.

Algo parecido sucedió poco después con Agustín Bonnetty.

Del Decreto de la S. Congr. del Indice de 11 (15) de junio de 1855

Dice la nota del E.S:

“Agustín Bonnetty, nacido el 9 ab. 1798 en el pueblo de Entrevaux, en Francia, aparte de otras varias obras filosóficas, redactaba la revista «Annales de philosophie chrétienne». Firmó las tesis que le fueron propuestas por la S. Congr. del Indice. Murió el 29 marzo 1879.”

D-1649 1. «Aun cuando la fe está por encima de la razón; sin embargo, ninguna verdadera disensión, ningún conflicto puede jamás darse entre ellas, como quiera que ambas proceden de la única y misma fuente inmutable de la verdad, Dios óptimo máximo, y así se prestan mutua ayuda».

D-1650 2. El razonamiento puede probar con certeza la existencia de Dios, la espiritualidad del alma y la libertad del hombre. La fe es posterior a la revelación y, por tanto, no puede convenientemente alegarse para probar la existencia de Dios contra el ateo, ni la espiritualidad y libertad del alma racional contra el seguidor del naturalismo y fatalismo.

D-1651 3. El uso de la razón precede a la fe y a ella conduce al hombre con ayuda de la revelación y de la gracia.

D-1652 4. El método de que usaron Santo Tomás y San Buenaventura, y los demás escolásticos después de ellos, no conduce al racionalismo ni fué causa de que en las modernas escuelas la filosofía haya ido a dar en el naturalismo y panteísmo. Por tanto, no es lícito reprochar a aquellos doctores y maestros que hayan usado este método, sobre todo cuando la Iglesia lo aprueba o, por lo menos, se calla.

Aclara el E.S. en nota que “estas proposiciones son contradictorias de las que frecuentemente afirmaba Bonnetty”

Saludos cordiales.
03/11/20 6:22 PM
  
Manu
Un libro que da mucha luz sobre este tema y que evita la deriva idealista de E. Husserl es la obra del filósofo ruso Semion Frank titulada "el objeto del saber" de Ediciones Sígueme.
Bajo mí punto de vista es un libro que hace una fecunda síntesis de platonismo y aristotelismo.
Si se busca en internet se puede ver el índice.

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De hecho, en la filosofía de Santo Tomás de Aquino se incorpora lo mejor del aristotelismo y el platonismo, superados ambos en la síntesis de la filosofía del ser, que es la gran originalidad de alguien que no buscó nunca ser original, como es el Aquinate.

Saludos cordiales.
03/11/20 7:19 PM
  
Estoy cansado
Estoy de acuerdo con el amigo Descartes, sólo que si él duda es porque conoce, luego entonces el enunciado sería: conozco, luego existo, y de allí también: existo, luego dudo. En el acto de conocer está el asunto.

Así, el problema entre idealistas y realistas se origina en la concepción del pensamiento y la conciencia humana. Dicen los primeros que un cerebro sin absoluto contacto sensible con el mundo, realidad, de cualquier forma tendría conciencia, se interrogaría respecto de su origen y destino, y hasta realizaría operaciones matemáticas complejas... Al contrario, los segundos sostienen la incapacidad de aquel cerebro para pensar, pues la ausencia de data sensible imposibilita el desarrollo de todo pensamiento.

Ese experimento aún no se ha realizado, pero mayoritariamente, en criterio sincrético y con mayor argumentación hoy se le da le ha dado la razón a los realistas.

Empero el problema se ha corrido a la cualidad de lo real, y por ello a la validez del conocimiento, y de ahí al cuestionamiento del existir mismo, más o menos de esta forma : ¿Existiré en realidad? De ello la angustia, desasosiego y naufragio característicos de la sociedad contemporánea.

Eso lo expresa magistralmente Bertrand Russell: “No hay imposibilidad lógica en la hipótesis de que el mundo se creó hace cinco minutos, con una población que «recuerda» un pasado completamente irreal. No hay una conexión necesaria lógicamente entre eventos de épocas distintas; por lo tanto, nada de lo que sucede ahora o sucederá en el futuro puede refutar la hipótesis de que el mundo comenzó hace cinco minutos.”

Porque, ciertamente, la realidad se ha convertido en quid de la ciencia y debería serlo también de la filosofía.

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Lo que pasa es que no puede haber "conozco" sin "conozco esto", y no puede haber "conozco esto" sin "esto es...tal o cual" o "esto existe".

Por eso el orden es: 1) conocimiento directo de un objeto. 2) conocimiento reflexivo del conocimiento de ese objeto 3) conocimiento reflexivo de la propia existencia.

La pregunta acerca de si el cerebro puede conocer o pensar está mal planteada, porque el que conoce o piensa no es el cerebro, sino la mente. El cerebro es órgano solamente del conocimiento sensible. El conocimiento intelectual, siendo completamente inmaterial, no tiene órgano, pero dependiendo del conocimiento sensible para la abstracción de los conceptos, en esa medida también depende del cerebro.

La discusión entre realismo e idealismo es, como digo en el video, acerca de si lo que conocemos es o no es independiente de nuestro conocimiento.

En cuanto a lo que dice Russell, la única y suficiente razón para afirmar la existencia actual del mundo externo es la evidencia inmediata de los sentidos, y por eso mismo, podemos tener certeza de la existencia pasada de las cosas que hemos experimentado por el recuerdo de la evidencia inmediata que en ese momento tuvimos.

Cae fuera de la Omnipotencia divina hacer que recordemos lo que no sucedió, porque es contradictorio, ya que el concepto de "recuerdo" incluye la existencia pasada efectiva de lo recordado.

En cuanto a que Dios haga, no que recordemos, pero sí que creamos recordar algo que no sucedió, no parece imposible considerada la "potentia Dei absoluta", sí considerada la "potentia Dei ordinata", es decir, en unión con la Sabiduría y la Bondad divinas.

Pero incluso en esa hipótesis tendríamos un modo de detectar la falsedad de ese supuesto recuerdo, pues por hipótesis, ahí no estamos recordando ninguna evidencia real, como sí lo hacemos en nuestros recuerdos auténticos del pasado.

Saludos cordiales.
05/11/20 11:10 PM
  
Federico María
Muchas gracias, Néstor, muy buen video (y parece mucho mejor esta voz que la del cerebro en la cubeta).

En relación a lo que dice en algunos comentarios, ¿podría considerarse el conocimiento natural de determinadas verdades (como los motivos de credibilidad) como "disposición" a la fe sobrenatural?

Asimismo, si la fe sobrenatural se funda, al menos materialmente, en dichos motivos de credibilidad, ¿cómo supera su certeza sobrenatural la certeza natural de dichos motivos de credibilidad?

Gracias nuevamente.

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Muchas gracias. ¡Da más trabajo, y además, está el problema de los ruidos, que con las voces prefabricadas no se da! :)

En el tema general de la disposición para la gracia, dice Santo Tomás en Ia IIae, q. 112, a. 2:

"Como ya dijimos (q.109 a.2.3.6.9), se puede hablar de la gracia en un doble sentido: o como un don habitual de Dios, o como un auxilio divino que mueve el alma al bien. Así pues, como don habitual la gracia requiere una preparación previa, porque ninguna forma puede ser recibida sino en una materia dispuesta. Pero como moción al bien no requiere por parte del hombre ninguna preparación anterior al auxilio divino, sino que, a la inversa, cualquier preparación que se pueda dar en el hombre proviene del auxilio de Dios que mueve el alma al bien. De esta suerte, el mismo movimiento bueno del libre albedrío por el que nos preparamos para recibir la gracia como don habitual es, por una parte, un acto producido por el libre albedrío bajo la moción divina, lo que permite decir que el hombre se prepara para la gracia, según aquello de Prov 16,1: Del hombre es preparar su ánimo. Pero, por otra parte, es un movimiento del libre albedrío que tiene su causa principal en Dios, y esto permite decir: Es Dios quien prepara la voluntad del hombre (Prov 8,35); o bien: Es el Señor quien dirige sus pasos (Sal 36,23)."

Por tanto, me parece que se puede decir que si el conocimiento de los motivos de credibilidad implica una disposición para la fe sobrenatural, eso sólo puede ser por obra de la gracia de Dios.

En cuanto a la certeza del acto de fe, ésta no procede de los motivos de credibilidad, que tienen como función la de fundar, no la fe sin más, sino su razonabilidad.

El fundamento de la certeza del acto de fe es lo que los teólogos llaman la "Veritas Prima in dicendo", es decir, la autoridad de Dios que se revela, la Verdad Primera en tanto que nos dice su Revelación.

Es decir, es un fundamento totalmente sobrenatural.

Saludos cordiales.
07/11/20 9:30 PM
  
Horacio Castro
Estimado Néstor. 1) Hay realidades como las matemáticas que no podemos conocer en su totalidad, aunque podemos conocer objetos matemáticos. 2) ¿Qué nos puede decir sobre los entes de imaginación (en definitiva cosas imaginarias)? Cordial saludo.

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En realidad, a ninguna cosa podemos conocerla en su totalidad, lo cual no quiere decir que no podamos tener conocimientos verdaderos de las cosas. La verdad consiste en que todo lo que hay en nuestra afirmación esté en la realidad, y eso no implica que todo lo que hay en la realidad tenga que estar en nuestra afirmación.

Nuestra imaginación puede simplemente reproducir el objeto percibido sin necesidad de que éste esté presente, o bien puede combinar las imágenes de diversos objetos percibidos para crear una imagen nueva, que no ha sido como tal percibida nunca, por ejemplo, Superman.

Saludos cordiales
08/11/20 12:34 AM
  
Centurión Cornelio
Perdona Néstor, respecto a lo que dice Estoy Cansado: ¿no es lo correcto "Existo, luego pienso"?
¿"Pienso, luego existo", no es una inversión peligrosa de la lógica?
Gracias,

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Lo que pasa es que no tenemos conciencia de nuestra existencia sino como sujetos de los actos de los cuales somos conscientes, lo cual supone que primero viene la conciencia de esos actos, ante todo los actos de inteligencia y voluntad.

De hecho conocemos que conocemos, es decir, tenemos conocimiento reflexivo, el cual supone el conocimiento directo de un objeto distinto de nosotros mismos. Santo Tomás dice que el conocimiento de la verdad tiene un momento reflexivo por cuanto es conocer la adecuación entre el intelecto y la realidad.

Pero antes incluso de conocer los actos hay que conocer el objeto de esos actos, pues éstos no son nada sin él y tienen de él su esencia. Ahí está el error de Descartes, en comenzar por el acto de pensar, en vez de comenzar por el objeto de ese acto, es decir, alguna cosa conocida, que es lo primero absolutamente hablando.

Saludos cordiales.
09/11/20 1:19 PM
  
Federico María
Continuando con la certeza, Néstor, por favor le pido que me aclare lo que sigue:

Es imposible tener fe y ciencia simul et secundum idem: "impossibile est quod ab eodem idem sit scitum et creditum" (II-II, q. 1, a. 5, c.).
Pero cuando un creyente pasa a demostrar alguno de los preambula fidei, pasaría a saberlo y dejaría por ello de creerlo.
¿Entonces su certeza respecto del mismo pasaría de ser sobrenatural (la que tenía en cuanto creyente) a natural (la que tiene en cuanto "sapiente"), e inferior a la que tenía antes (dado que la certeza de fe es superior a la metafísica)?

Gracias.

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Según Santo Tomás, y en esto discrepa de muchos teólogos de su tiempo, por ejemplo, de San Buenaventura, no se puede tener fe y ciencia de lo mismo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto.

Porque lo propio de la ciencia es la "evidencia mediata", ya que el razonamiento hace que la conclusión participe de la evidencia de los primeros principios, mientras que es propia de la fe la inevidencia.

Por tanto, el creyente que llega a comprender la demostración de la existencia de Dios deja de creer en esa verdad, porque pasa a saberla.

Bajo ese aspecto, sin duda, entonces, que pasa de una certeza sobrenatural a una certeza natural.

Sin embargo, sigue siendo verdad que el creyente sabe que Dios ha revelado también esa verdad, a saber, que Dios existe. Y bajo ese aspecto, tiene un motivo de certeza adicional, por así decir, respecto del que viene de la demostración: el fundamento de la Palabra divina, que es infalible.

Aquí parece que habría que decir que se trata de una conclusión teológica, que parte de la verdad revelada según la cual Dios es el autor de la Revelación, y luego constata que según la Iglesia, dentro de las verdades contenidas en esa Revelación divina está la existencia de Dios, para concluir de ahí que entonces efectivamente Dios existe, porque la Palabra de Dios es infalible.

No se trata de una petición de principio, porque en Teología las verdades de fe funcionan como axiomas de los cuales parte el razonamiento, y las conclusiones teológicas son las proposiciones que se derivan lógicamente de esos axiomas.

Saludos cordiales.
11/11/20 4:55 PM
  
Néstor
Por sugerencia de un amigo añadí el texto luego del video.

Saludos cordiales.
28/11/20 1:14 AM
  
Ecclesiam
Estimado Néstor:

Sobre la cuestión de la certeza natural o sobrenatural, aunque ahora no puedo explayarme sobre la misma, considero que hay que negar que la certeza de la existencia de Dios sea sobrenatural, sino natural. Santo Tomás cuando habla sobre la fe utiliza dos palabras latinas: "fides" y "credo", que puede aplicarse tanto a lo que se cree natural como sobrenaturalmente, y en una parte dice:

«Entre las materias que son de fe [credenda] hay que incluir las que pueden probarse por demostración, no porque verse sobre ellas, específicamente, la fe [fides] de todos, sino porque se preexigen a las verdades de fe [fidei] y deben ser presupuestas por ella, al menos en los que carecen de demostración» (STh II-II, q. 1, a. 5, ad 3)

Aunque, como he dicho, ahora no puedo explayar, sin embargo, siguiendo a santo Tomás, considero que la conclusión sería que el que cree que Dios existe cree con certeza, y el que conoce que Dios existe conoce con certeza. En realidad, no se cambiaría la certeza, pues ambas certezas son naturales, sólo que se cambia el modo de conocerlas, una por fe y otra por ciencia, y ambas naturales.

Y esta certeza es una exigencia previa y un presupuesto a la fe sobrenatural. En efecto, nadie puede creer que Dios revela sino tiene certeza de que existe Dios. Si no sabemos si existe Dios, no podemos asentir aquello que dice alguien que no tenemos certeza de que existe.

Por eso, cuando un hombre recibe por revelación la Palabra de Dios, la misma revelación es motivo de creencia para asumir con fe natural la existencia de Dios, semejante a uno que, cuando escucha la voz de Pedro, esta voz le es motivo de creencia para asumir con fe natural la existencia de Pedro, aunque nunca ha visto a Pedro.

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Me parece que en todo caso lo que sería natural o sobrenatural serían las causas de la certeza, que es un estado de la mente que puede deberse tanto a causas naturales, como la certeza que tenemos de que dos más dos son cuatro, como a causas sobrenaturales, como la certeza que tenemos de que en Dios hay Tres Personas divinas realmente distintas entre sí.

En ese sentido, la causa de la certeza de la fe cristiana es obviamente sobrenatural.

Y Santo Tomás acepta lo que por otra parte es evidente, que se puede creer en Dios sin tener una demostración filosófica de su existencia.

En ese caso, sí se cree en la existencia de Dios, puesto que Santo Tomás la pone entre las verdades de fe, no entre aquellas que sólo por la fe se pueden conocer, sino entre aquellas que también pueden ser conocidas por la razón.

Y en ese caso la causa de esa certeza sí es sobrenatural.

Otro es el caso, según Santo Tomás, del filósofo que sabe que Dios existe porque comprende las pruebas filosóficas de la existencia de Dios. Ahí es claro que las causas de esa certeza son naturales.

Saludos cordiales.
14/01/21 7:30 PM
  
s anaya
Si no he entendido mal su escrito, diría que comienza usted con una pregunta "...aquello que conocemos ¿existe independientemente del hecho de que lo conocemos?" Y usted mismo responde "El realismo contesta que sí, el idealismo contesta que no".

La pregunta se refiere a la realidad de las cosas, (ontología) y claro que existía el mundo antes de que hubiese seres humanos que lo conocieran. Pero todos los argumentos que desarrolla usted posteriormente no se refieren a la existencia de las cosas, sino al conocimiento de ellas (idealismo gnoseológico). Y que yo sepa, por muy fiel que sea nuestro conocimiento de la realidad, solo conocemos "ideas",

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La pregunta se refiere a la realidad de las cosas porque se pregunta por "aquello que conocemos", ya que el conocimiento es nuestro acceso a la realidad. Por eso, aunque son distintas, no se pueden separar las cuestiones del ser y el conocer.

Hay contradicción, por otra parte, entre decir que conocemos la realidad y decir que conocemos solamente nuestras ideas.

Saludos cordiales.
13/06/23 5:37 PM

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