InfoCatólica / Non mea voluntas / Archivos para: Marzo 2016, 30

30.03.16

¿Y cuando se acaben los pobres, qué? Parte IV

La “opción preferencial por los pobres” acabó, lamentablemente, en la justificación e implantación desde los cenáculos eclesiales europeos de la “teología de la liberación”. Una pseudo teología denunciada públicamente por el tamdem Juan Pablo II - Joseph Ratizinger, en dos documentos memorables donde se desmontan todas las “justificaciones” -teóricas y prácticas- de la susodicha “teología” y de la susodicha “liberación": desde que no hay mejor caridad para con el rico que matarlo -y para el pobre que se oponga, también-, hasta el tufo repelente de que la autétnica “teología” hoy, en la Iglesia, había que hacerla desde la óptica y desde la opción e interpretación marxista de la historia, también la de la Iglesia. En caso contrario, estabas fuera.

Y se puso en marcha, en especial y casi en exclusiva, en hispanoamérica, donde la implantación de diferentes familias religiosas católicas -jesuitas, y algunas otras- facilitaron el trasplante desde Europa de estas tesis y de estas praxis. Y, dentro de hispanoamérica, Brasil era el terreno más “favorable", más “prometedor". 

¿Cuáles han sido los frutos? Vamos a fijarnos preferentemente en Basil, porque allí es donde tuvieron “barra libre". Hubo también intentos serios en Perú y Méjico; pero la mayor parte de la Jerarquía, o la parte de la Jerarquía de mayor prestigio, estuvieron al quite y abortaron esos intentos, En Brasil los frutos no han podido ser ni más amargos ni más nefastos. A los datos me remito.

En Brasil, a finales de los años 60, prácticamente el 90% de la población se declaraba católica. El otro 10% se repartía entre confesiones cristianas -la mayoría- y animistas o religiones ancestrales. Al cabo de 50 años, solo se declaran católicos un poco más del 50%; muy poco más. Eso sí: se han multiplicado las comunidades de base, las comunidades por libre, las iglesias a título personal, la fe que me da la gana, la penetración protestante, las sectas más variopintas, los ritos más paganos y sangrientos, etc. ¿Cómo ha sido posible? Por los artífices, muñidores y “pagadores” de la “teología de la liberación".

Pero no acaba ahí la cosa. Brasil, económicamente, se estaba conviertiendo en un país emergente, con una economía que tiraba de todo el cono sur americano. En unos pocos años, en estos últimos años, su economía se ha derrumbado, la corrupción política ha llegado hasta las Presidencias de Lula, antes, y de Dilma, ahora, y la pobreza está volviendo a zonas en las que se había mejorado notablemente. ¿Por qué? Por los “frutos” de los artífices de la implantación de la “teología de la liberación".

No deja de ser como mínimo curioso que, cuando se pone el acento “eclesial” en sacar a la gente de la pobreza, en luchar -supuestamente- por la justicia social como primer -y se acaba en único- horizonte, pasan estas cosas. Se quieran -seguramente no se quieren- o no; pero pasan. La descristinización -la pobreza espiritual- trae y lleva consigo necesariamente la pobreza material.

La última encerrona que están preparandole en Brasil a la Iglesia Católica es el tema de los curas casados. Va a ser el próximo asalto para acabar de rematar a la Iglesia Católica en Brasil, y desde Brasil.

Conclusiones: la “opción preferencial por los pobres” es un desastre para los mismos pobres en particular, para los países en general y, finalmente, para la misma Iglesia. Los datos están ahí para el que los quiera ver y valorar.

Religión Católica versus "fundamentalismo religioso"

Manuel Fraijó Nieto, ex jesuita y ex sacerdote, formado en Alemania con lo peorcito de la filosofía y de la teología del momento -incluida la protestante-, y cuyos frutos están a la vista en su propia biografía, se ha marcado un artículo en El País (el periódico de los gilis con pedigrí, no reconocido así por los afectados), en el que, bajo una apariencia de tolerante buenismo, y aprovechando el fundamentalismo musulmán -el único que se expresa habitualmente con el terrorismo indiscriminado- pretende poner a caldo a la Iglesia Católica, a la que coloca como una más entre las religiones monoteístas, que son las más propensas -según él, y con la autoridad de varios teólogso protestantes que hace suya- a  caer en el fundamentalismo.

¿Las “causas” que expone? “Petrificar” la Bíblia (J. Bultmann), perder de vista el momento presente, la religión es “el reino de lo inexacto” (P. Ricoeur), es un universo cargado de misterio e incertidumbre, su problema es el miedo a la duda y a la razón crítica, no existe un único cristinaismo, como no existe un único islam o un único judaísmo, etc.

Para este hombre, da la impresión de que las únicas “religiones” libres de estos lastres y de estos males son precisamente las que solo lo son en apariencia: las religiones míticas y politeístas. 

Una sarta de sandeces -café para todos, por no decir m… para todos-, escritas desde el desengaño, desde el fracaso personal -espiritual y religioso, principalmente; un fracaso que no se ha querido reconocer nunca- y, por tanto, se usa como arma -terrorismo ideológico- para pontificar contra la Fe de la que ha salido y contra toda Religión que se precie -en su caso, de la Religión Católica, de la que también se ha salido-, y que no tiene derecho a existir, porque “aliena al hombre". ¡Acabáramos!: marxismo en estado puro. Que a esto se acaba llegando siempre -da igual desde qué trayectoria- cuando no se admite que la Religión Católica no la hemos inventado nosotros, sino que “se nos ha regalado", a la vez que “se nos ha llamado” -vocación- desde la Palabra -que tampoco hemos escrito nosotros: “se nos ha entregado"-, y desde el Amor de Dios por nosotros, que “se ha hecho Carne” y que “se ha entregado por nosotros” -Pasión y Muerte y Resurrección-, como acabamos de “ver” y “oír” esta pasada Semana Santa.

Nada de esto es relevante para este buen señor -todo un catedrático de “las religiones” y del “factor religioso"-, porque para este buen señor -insisto- que todo esto sea VERDAD, no aporta lo más mínimo: también la verdad, a lo que se ve, molesta -al hombre en general, y a él mismo en particular-, por dejarlo sin la duda, sin el terreno resbaladizo, y sin la posibilidad ya de oponer la menor crítica. Y esto es un desestre para todo este tipo de sujetos… irracionales.

Como no han leído a Aristóteles -no les voy a nombrar a Santo Tomás o a San Agustín, porque les supera por todas partes- no saben ya que la razón -el hombre- está hecha para la verdad, para SABER: no para la duda permanente, ni para la incertidumbre constante, ni para la perplejidad instalada como modus vivendi. Ese no es el modo humano y, por tanto, racional, de vivir: por eso, de todas esas situaciones, si se es normal, y se tienen las constantes antropológicas en buen estado, se busca salir.

Y la mayor seguridad de poseer la VERDAD -de tenerla, de estar en ella- la tenemos cuando ésta nos viene de Dios, pues “ni puede engañarse ni engañarnos", como aprendíamos en el Catecismo desde niños. Por eso también, la Fe no solo no es un salto mortal a ciegas que realiza el hombre cerrándose a su propia razón y a sus propios alcances, sino que es lo más racional del hombre. Y lo reconoce enseguida, en cuanto dice CREO. Como lo han hecho todos los mártires cristianos del fundamentalismo musulmán de estos últimos años.

Podrían haber renegado de su Fe; pero han preferido morir antes que hacerlo. Han revivido a día de hoy -siglo XXI- la misma actitud de los primeros cristianos; que al ser instigados a renunciar a su Fe y a ofrecer a los ídolos, han contestado: “Sine Dominicus non possumus”: “Sin el Señor no podemos vivir". Y han preferido la muerte: hombres mujeres y niños.

Esto es lo que se hace “incomprensible” para los que han tirado su Fe por la ventana, o no la han tenido nunca. Para los “iluminados", para los “ilustrados", para los “maestros", escribas y fariseos. Para los fundamentalistas de la duda, de la perplejidad, de la incertidumbre, de la sinrazón, de la inhumanidad…

¿Cómo se puede vivir sin Dios, y pretender que se sigue siendo hombre? Solo las vacas viven sin Dios.