La Guerra Semántica, (I)

Introducción

En Marcos 1,23-26 encontramos un comportamiento extraño del demonio:

[Jesús] estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar, diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios. Jesús lo reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él.

Hay varias cosas qué destacar en esos breves versículos.

Quienes quieren interpretar lo diabólico como fruto de la mentalidad precientífica propia del tiempo de Jesús tienen un serio escollo aquí. Ese hombre de la sinagoga no es un epiléptico. Su capacidad de interpretación o deducción no está empobrecida sino que sobrepasa lo que la gente “normal” ha podido saber de Jesús, ya que el endemoniado llama a Jesús “el Santo de Dios.” Este hecho no es un caso aislado: Marcos 1,34 comenta que el Señor “no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era El.” Esto lo dice el evangelista como una especie de regla general. Que alguien explique cuál es esa enfermedad mental contagiosa que le permite a la gente reconocer quién es Jesús.

DarknessOtra cosa que llama la atención es que el comportamiento del demonio resulta indescifrable a primera vista: ¿que gana con proclamar a Jesús como “Santo de Dios"? En Marcos 5,31, en el pasaje sobre otro endemoniado, el gadareno, leemos que este pobre le dice a Jesús: “¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes.” Eso es declararse vencido. ¿Termina ahí la intención del demonio?

Creo que la advertencia de Santiago 2,19-20 es útil en este punto: “Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan. Pero, ¿estás dispuesto a admitir, oh hombre vano, que la fe sin obras es estéril?” La advertencia del apóstol es clara: uno puede proclamar algo y desdecirlo, o peor aún, ridiculizarlo, luego con sus obras. La sola proclamación del señorío de Cristo no basta, porque puede ser el principio de una genuina profesión de fe, o el principio de una burla bien pensada.

Alguien comentaba que una de las expresiones que se repiten con más frecuencia en la televisión norteamericana, tanto de tipo “rosa” como la clasificada “para adultos” es el famoso “OMG!” o sea, “¡Oh, my God!” Imagina a una actriz porno repitiendo ese estribillo mientras realiza las peores aberraciones. Uno se da cuenta que la afirmación de que Cristo es Señor, o la invocación “¡Dios mío!,” quedan severamente envueltas en blasfemia si luego el corazón y la vida no son coherentes con las palabras.

Dicho de otro modo: aquellos endemoniados del Evangelio estaban en realidad contraatacando: sus palabras eran un insulto vestido en palabras verdaderas con aspecto de alabanza. Estamos ante un caso de una guerra semántica en que lo que se intenta destruir es la capacidad de las palabras para transmitir verdad y sobre todo, para revelar a Dios mismo. Este es un caso pero no es el único.

El llamado “matrimonio” homosexual

Varios autores han llamado la atención sobre el carácter “innovador,” en el peor sentido de la palabra, que tiene eso de llamar “matrimonio” a la unión entre homosexuales, sean hombres o mujeres. La primera víctima en la avanzada de la legislación en favor de ese uso novedoso del término matrimonio es precisamente el término mismo. Sobre esto he leído magníficos análisis pero pocos textos pueden compararse con las declaraciones de una activista pro-homosexual, Masha Gessen:

Incluso sabiendo que hay radicales en todos los movimientos, esto no disminuye la sorprendente declaración recientemente de la periodista lesbiana Masha Gessen. En un programa de radio admite que en realidad los activistas homosexuales están mintiendo acerca de su agenda política radical. Ella dice que no quieren acceder a la institución del matrimonio, sino que quieren redefinir radicalmente y, finalmente, eliminar el matrimonio.

Digamos que un poco de honestidad es refrescante, aunque el vapor que salga tenga tanto azufre. Gessen invita a que la política no tenga mentiras, y es eso lo que la mueve a saltarse el paso de la aprobación de un supuesto matrimonio homosexual: no hay que pedir permiso a la sociedad para hacer lo que se quiere con el cuerpo, o para engendrar como se quiera a los hijos. Leemos en Infocatólica:

«La institución del matrimonio va a cambiar, y debe cambiar», aseguró la activista gay, que indicó tener «tres niños, que tienen cinco padres, más o menos. No veo por qué ellos no deberían tener cinco padres legalmente». «Conocí a mi nueva pareja, y ella recién tuvo un bebé, y el padre biológico de ese bebé es mi hermano, y el padre biológico de mi hija es un hombre que vive en Rusia, y mi hijo adoptado también lo considera un padre», dijo. A Green, le «gustaría vivir en un sistema legal que es capaz de reflejar esa realidad, y no creo que eso sea compatible con la institución del matrimonio».

Las afirmaciones de Gressen lamentablemente están bien acompañadas:

“Luchar por el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y entonces, una vez garantizado, redefinir la institución del matrimonio completamente, pedir el derecho de casarse no como una forma de adherirse a los códigos morales de la sociedad sino de desbancar un mito y alterar radicalmente una institución arcaica. […] La acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas […] es transformar por completo la noción de familia” [Michael Signorile, activista homosexual y escritor, citado en Crisis Magazine, 8 de enero de 2004], citado en Aciprensa.

Se trata de destruir la realidad empezando por destruir lo que significa la palabra. Cuando el término “matrimonio” ya no significa nada, la realidad matrimonial pasa a ser algo inútil, un atavismo pronto a desaparecer, muy en la línea de los deseos de Gessen. Esto no es pura especulación. Un interesante reporte de Julio de 2012, en Religión en Libertad muestra la estadística: Desde que hay bodas gays, en España la nupcialidad baja el doble que en Italia o Francia. Es el síndrome de la moneda falsa, que debilita a la verdadera:

Legalizar el matrimonio gay debilita al matrimonio heterosexual, igual que la moneda falsa debilita la moneda verdadera. Muchas personas piensan que no les afecta en nada que los homosexuales se casen. Es lo mismo que pensar: “no me afecta en nada que haya gente que haga circular falsos billetes de 100 euros, yo soy honrado y no los usaría, de hecho casi nunca veo billetes de 100 euros". Sin embargo, es evidente que la circulación de moneda falsa nos afecta a todos, porque se pierde confianza en la moneda, la gente la usa con reticencias y prefiere usar otras monedas (dólares, por ejemplo) o no comerciar o no aceptar ciertos billetes y al final la economía de todos se resiente porque todo es más costoso.

[Continuaremos con el favor de Dios.]

14 comentarios

  
Maria-Ar
Exelente Fray Nelson!
Espero la 2° parte.
25/04/13 1:01 AM
  
Eduar2
Análisis muy sutil y muy real: los fariseos, de hecho, acusaban a N.S. Jesucristo de que hacía los milagros en nombre de Belcebú, ¿no? ¡El colmo, como ahora! Por eso, yo propongo que deberíamos empezar a hablar, cuando no quede más remedio, de "matrimonio auténtico" o verdadero, y si ellos a lo suyo lo quieren llamar "natural" o como eufemísticamente se les ocurra, pues allá ellos. Al final saldrá la verdad a relucir "en la línea de los deseos de es@ tal Sr@. Gessen.
25/04/13 2:12 PM
  
Alf_3
Más claro, ni el agua; dicen por ahí, Fray Nelson.
Esta endemoniada no deja de reconocer La Verdad, pero continúa queriendo hacer daño a los 'ingenuos'.
Gracias y ya somos dos en espera de la 'continuación'.
27/04/13 1:34 AM
  
Manuel Antonio
Es evidente que gran parte de familias no cumplen su
cometido moral y crean una descendencia de amorales,
ignorantes al máximo y que debido a su situación com-
plicada heredada, desarollan un resentimiento hacia lo
que cristianamente se considera correcto. Ellos ya no pierden nada a su parecer y disfrutan destruyendo
el plan de Dios. Pero Dios es invencible hasta para los cristianos y su amor vencerá determinantemente.
28/04/13 3:42 PM
  
Pedro Pinto
Usted, Fray Nelson, como siempre: dando en el blanco. Ya somos tres esperando con avidez la segunda parte de este articulo.
28/04/13 10:18 PM
  
Fdonum
Muy oportuno su artículo, Padre. Existe un sinnúmero de ejemplos a los cuales se les podría aplicar su razonamiento.

Sería interesante, aunque complejísimo, indagar en las causas de tal confusión. Quizá desde un punto de vista filosófico, habría que remontarse al nominalismo; desde un punto de vista político/religioso, a la revolución francesa, o al protestantismo; y desde una óptica teológica, habría que revisar lo que dicen las profecías, el actuar del demonio, y los castigos que Dios inflige a los hombres a causa de su rebeldía.

Un ejemplo. La homosexualidad, conforme al primer capítulo de la Carta a los Romanos, es un castigo divino a causa del ateísmo o la incredulidad. Y resulta curioso que, en cierto periodo de la historia, quienes fueron los precursores de los desvaríos políticos y religiosos de la revolución francesa, hayan fomentado la incredulidad y la rebeldía a la Iglesia, por medio de una pseudo enciclopedia que confundía a sus lectores a través de artículos llenos de ambigüedades, pero mínimamente aceptables. La trampa, sin embargo, consistía en vincular estos artículos a otros que hablaban claramente y se encontraban como ocultos, con el fin de pasar desapercibidos a las autoridades. Con ello, los iluminados daban el golpe definitivo, cuyo fin no era sino destruir la realidad, tergiversando los términos, y promover así, el odio religioso y el endiosamiento del hombre. Curiosamente, la homosexualidad hoy se promueve por medio de masas amorfas, las cuales como marionetas de una propaganda mediática, proclaman al unísono la forzosa equivocidad del término «matrimonio», no tanto para obtener igualdad, sino con el fin de destruir su esencia, y luego imponer un nuevo orden. El «modus operandi» parece ser similar al de los enciclopedistas; pero el estado de depravación en el cual se encuentran los promotores del ateísmo hoy, es bien diverso del de los enciclopedistas, pues parecen ser herederos de un castigo divino que no vino sino por su obstinación en el odio a Dios. «Por eso, Dios los entregó también a pasiones vergonzosas...» (Rm 1, 26-ss). Lo mismo podríamos decir de los estados, pues al desentenderse de Dios y de la única religión verdadera, -y consiguientemente, al promover el ateísmo-, han sido ellos los que han terminado propagando la homosexualidad.

Saludos
28/04/13 11:49 PM
  
DavidQ
Al igual que hace la autoridad competente cuando el mercado se inunda de moneda falsa, lo que corresponde es acuñar una nueva moneda auténtica, más difícil de falsificar.

Así pues, la autoridad competente en materia de matrimonio es la Iglesia y le corresponde acuñar un nuevo término. Yo propongo "matrimonio católico", aunque también podría llamarse UVAD, "unión verdadera ante Dios". Lo importante es que ya, sin más perdida de tiempo, desechemos la moneda falsa y emitamos moneda verdadera, para que los jóvenes sepan distinguir entre "eso", sea lo que sea, y el verdadero matrimonio.
29/04/13 7:20 AM
  
Eduar2
Estoy con @DavidQ. Hay que buscar entre todos un distintivo que lo defina claramente ante el intento de confusión que están introduciendo, y del que seguramente son ajenos muchos de los mismos que lo contraen. Yo he propuesto en posts anteriores el de "Matrimonio Auténtico" (esa esdrújula tiene más contundencia). Lo demás son "apaños" (como los hay también, no nos engañemos, en las falsificaciones del MA -pero esa es harina de otro costal-).
02/05/13 9:45 PM
  
guillermo
Fdonum , para que podamos ver hasta qué punto y cómo de programada está la acción de aquellos que nos han declarado como enemigos , guerra semiótica incluida me permito recomendarle , a Vd. y a todos los comentaristas, el Video que hoy trae en portada Religión en libertad . Se trata de una conferencia de una ex alto cargo de Naciones Unidas respecto a las estrategias de este organismo , en connivencia con la Fundación Rockefeller , el gobierno de Obama y las multinacionales farmacéuticas , en sus políticas proabortistas y de ideología de género, impresionante, nunca he visto nada más claro al respecto . LËALO PÄSELO , por favor
02/05/13 10:54 PM
  
José María Iraburu
"Espero la 2ª parte", dice el primer comentario.

Pues yo espero la 2ª, 3ª y 12ª y más.
Muy bueno el artículo.
04/05/13 12:13 AM
  
Ignacio Jonatan Hernández López
Me gusta más la parte teológica que la política de su artículo, y a esta primera parte me voy a referir:

Al decir "¿Que tenemos que ver contigo?", está implicando ser una respuesta, mintiendo si es que Cristo no le había interpelado. Más vien parece un acto de soverbia movido por envidia: Es su propia envidia, bajo mi juicio lo que le interpela, y responde a Jesús, lo que vuelve a ser, mentir. Esto también pretende sembrar la duda de, "qué tiene que ver contigo, Señor".
Luego añade "¿has venido a destruirnos?", usando de victimismo. El victimismo es una figura retórica tremendamente injusta. Cualquier respuesta es a su favor: Si una reafirmación en el reclamo, lo reviste de ataque; si una disculpa, acrecenta la tenacidad de la acusación. Por esto Dios no entra en ese diálogo. ¿A Dios le va a venir con retórica?... Nuevamente intenta sembrar duda, "¿Has venido a destruir, Señor?".
Con "Yo sé quien eres, el Santo De Dios", está esplicitando un ataque ad-hominem, como si fuera la persona más despreciable, que en realidad, para el diablo, es así como lo concive. Es una pretendida desacreditación, pues vien sea a modo de burla tal como "Salve, Rey De Los Judíos", o simplemente como hacer notar algún falso desequilibrio mental tal como delirio mesiánico. Para unos lo uno, para otros lo otro, para algunos ambas acepciones. El desequilibrio mental de que se le acusa, no sólo sería desacreditación si no también insulto directo.
Eso de "Yo sé quien eres", encierra también gran significación. En primer lugar se da un crédito de autoridad falaz. En segundo hace servir ese crédito hacia los demás. En tercero, pero no menos importante, si no más, pretende un conocimiento íntimo teológico, que si en rigor le conoce pues los ángeles ven el rostro de dios, ni puede conocerle en forma absoluta, pues implicaría la no inferioridad de lo finito a lo infinito, ni "sabe quien es" por ese "yo" que antepone. En cuarto lugar, pretende confundir, pues si los espíritus inpuros saben quien es y los mismos santos no lo reconocen, es fácil que se sigan ciertos razonamientos herrados.
Por otra parte, los que le rodean, parecen estar a la altura y entender esta realidad: Que es un ataque, aún que semánticamente, todo lo dicho por ese ser sea cierto.
"¿Como mandas a callar a quien dice la verdad, Señor?", sería fácil deducir si no se entendiera tal realidad: Que quien habla es un mal espíritu, trascendiendo a la persona que pone el cuerpo y la voz.
si el mal espíritu sabe quien es, El Santo De Dios, y tal espíritu es del mentiroso, tal vez pretenda que lo dicho se entienda como una mentira, para quien consiga identificarlo.
17/05/13 11:12 AM
  
Ignacio Jonatan Hernández López
Dios no entra en retórica, le dice "Cállate". Seguidamente le ordena a salir de ese cuerpo, demostrando su señorío y autoridad, por encima del mal espíritu.
Dios no hace reproches. No muestra desprecio. En lo más profundo de su alma, Dios le ama. Le entristece la pérdida de esa criatura, pero se muestra sereno. Dios es inmutable. Es fiable. El espíritu maligno se Fía de Dios, ¿como se esplicaría si no que se permitiera el lujo de hacerle reproches?

El espíritu inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él.
Cual crío en ataque de isteria patalea, grita. Pobre criatura perdida.
Pero NO es una víctima, SÍ es, una criatura perdida, una criatura a quien también debemos amar, incluso, compadecer.
Rechazar sus pataletas, sí, pero no a la criatura, es criatura de Dios.

Un crío, cuando entra en isteria atenta hasta contra su propia vida. Es capaz de hacerse daño para llamar la atención de sus padres. Lo típico es sostener la respiración, pensando que así puede hacerse daño. De ahí aquello tan conocido de "ahora no respiro y me buelvo azul, ea".
Pero este crío es mayorcito, y sí puede hacer realmente daño, y realmente lo hace. Todos conocemos muchas de sus formas: el aborto es sólo una de ellas.
Criatura revelde...
17/05/13 11:14 AM
  
conchi
Ignacio Yonatan:¿Qué dices?,hemos de tener piedad y amor por el demonio que es una ciatura de Dios.Por favor...que hable el Teólogo. Yo aprendí que los Angeles son criaturas,espirituales y de diferentes categorías.Solo uno Luzbel se rebeló contra Dios,pecado de soberbia y solo uno el Arcángel Miguel luchó contra él,al grito de ¡"quién como Dios"!.Lee la Santa Biblia.Cómo Dios puede amar a Satán si es el Mal.Lee las tentaciones de Cristo en el desierto antes de su vida pública.¡ Jo !.¡¡¡ Qué hable el Padre Nelson !!!.
07/06/13 8:04 PM
  
Fray Nelson
Un tema teológico complejo y espinoso (es decir: donde es fácil errar) es en nuestra relación con el demonio en cuanto creatura. Es claro que en cuanto a sus pretensiones, que apuntan a nuestra condenación completa y eterna, no hay nada que discernir ni discutir: sólo distancia; sólo refugiarnos con valiente humildad en la gracia y la Sangre de Cristo. Pero, ¿y en cuanto creatura? ¿No cabe, por ejemplo, una mirada de compasión hacia la desgracia infinita en que ha incurrido el demonio, así sepamos con claridad que ha llegado ahí por propia y libre decisión?

Además, sabemos que el Dios eterno y misericordioso no cambie por el hecho de que cambie su creatura. Así como Dios no dejó y no deja de amarnos por el hecho de que hayamos cometido pecados, así también es cierto que su misericordia se hace presente incluso en el infierno, como le reveló el mismo Dios a Santa Catalina de Siena. Por otra parte, esa misma misericordia es detestable para quien nada quiere de Dios, pero ese es otro tema.

El razonamiento podría ser este: así como Dios estira y extienda su misericordia incluso hasta el infierno, ¿no deberíamos nosotros participar de ese sentimiento de compasión?

El problema está en que todo amar nuestro está sellado por nuestra condición temporal. Somos seres "en el tiempo" y cuando razonamos o sentimos lleva en sí esa realidad. Es ahí donde surge una grave dificultad. Yo no puedo sentir compasión por el pobre sin desear que su vida mejore. No puedo compadecerme del enfermo sin desear que se cure o por lo menos que en algo se alivien sus dolores. La compasión que sentimos por las almas del purgatorio apunta a que un día puedan contemplar el rostro de Dios, en lo que tendrán perfecta felicidad y plenitud.

Pero, ¿y en cuanto a los condenados, lo cual incluye los demonios? No es psicológicamente posible hablar de compasión hacia ellos sin lo que reclama nuestra condición temporal, o sea, el deseo de que cambie su situación. Pero su situación no puede cambiar por el bloqueo interno, deseado y definitivo de su voluntad, sea como ángeles o como seres humanos. Nuestra compasión empezaría a desear algo que no sucede y que no va a suceder. Ese modo de amor se situaría implícitamente en rebeldía frente a la realidad que ya es definitiva para ellos.

Por eso la llamada compasión hacia los condenados en general entraña una contradicción interna, porque sería un amor que desea, aunque fuera germinalmente o implícitamente, algo contrario a lo que el Dios-Amor ha hecho en la obra general de su creación.

Así pues, lo único que cabe frente a los condenados es la constatación de su espantosa situación pero no es de esperar ni es sano predicar, de ninguna manera, ningún género de amor, incluso como compasión, hacia ellos. Nuestra única oración con relación a ellos sólo puede ser el Samo 119, 137-144:

Justo eres tú, SEÑOR,
y rectos tus juicios.

Has ordenado tus testimonios con justicia,
y con suma fidelidad.

Mi celo me ha consumido,
porque mis adversarios han olvidado tus palabras.

Es muy pura tu palabra,
y tu siervo la ama.

Pequeño soy, y despreciado,
mas no me olvido de tus preceptos.

Tu justicia es justicia eterna,
y tu ley verdad.

Angustia y aflicción han venido sobre mí,
mas tus mandamientos son mi deleite.

Tus testimonios son justos para siempre;
dame entendimiento para que yo viva.
09/06/13 7:14 PM

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