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26.06.22

Reflexiones sobre el aborto, el infanticidio y la eutanasia en Peter Singer

Hoy se ha celebrado una manifestación multitudinaria en Madrid contra el aborto. Hace unos días el Tribunal Supremo Norteamericano derogaba el derecho al aborto en los Estados Unidos.

Pero si quieren ustedes conocer y comprender el pensamiento del progresismo moderno sobre los temas de bioética, tienen ustedes que leer el artículo Reflexiones sobre el aborto, el infanticidio y la eutanasia en Peter Singer (pinchen en «Download full-text PDF») del doctor Leopoldo José Prieto López, profesor de la Universidad Francisco de Vitoria. Si pinchan en el enlace que hay en el título del artículo, podrán descargar el PDF y leerlo con tranquilidad. Les garantizo que no tiene desperdicio, que es sencillo de leer y que resulta sumamente revelador para entender en qué mundo vivimos y qué piensan los progresistas, profundamente anticristianos y neopaganos e inmorales hasta la náusea. Sobre todo, si tenemos en cuenta que Singer es uno de los gurús más influyentes en el progresismo globalista que nos domina. 

Yo solo voy a hacer un resumen lo más breve posible del artículo del doctor Prieto, con algún comentario de cosecha propia. Pero les acosejo ir directamente a la fuente.


Para Singer, «todos los animales son iguales». Amparado en esta esencial igualdad, Singer rechaza el llamado principio de la santidad o sacralidad de la vida humana. Como el mismo autor se pregunta: «¿Por qué la vida humana habría de tener un valor especial?».

Y digo yo: empezamos diciendo que todos los animales son iguales y acabamos tratando al ser humano peor que a las bestias.

Singer distingue entre ser humano y persona, afirmando que no a todo ser humano (como miembro de la especie Homo Sapiens) le corresponde la dignidad de ser persona, mientras que ciertos animales no humanos, sobre todo los grandes simios, serían personas. «Los dos sentidos de “ser humano”, es decir, el biológico y moral, se solapan, pero no coinciden. El embrión, el feto en los últimos estadios, el niño intelectualmente discapacitado en grado profundo, incluso el recién nacido, todos son indiscutiblemente miembros de la especie Homo Sapiens, pero ninguno de ellos es autoconsciente», o, lo que es igual, ninguno de ellos es persona.

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24.06.22

Roe vs. Wade

Hoy, festividad del Sagrado Corazón de Jesús y del nacimiento de San Juan Bautista, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha derogado el histórico fallo Roe vs. Wade de 1973, que reconoció el derecho constitucional de la mujer al aborto y lo legalizó en todo el país.

El Liberalismo es así: las mayorías cambian y lo que unos aprueban, otros lo pueden prohibir. Los provida están vendiendo este fallo como una gran victoria. Y lo es. Pero el problema de fondo sigue siendo el mismo: que Occidente ha apostatado. Hemos de apoyar a todos cuantos luchan contra el aborto, contra la eutanasia o contra el adoctrinamiento ideológico de los niños en las escuelas y en todas partes. Claro que sí. Pero no podemos seguir aplaudiendo al Liberalismo y sus constituciones ateas y quejarnos luego de sus consecuencias criminales y abominables. 

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22.06.22

El Corazón de Jesús

El pasado día 20 de junio celebramos en el Colegio Juan Pablo II de Puerto Real la renovación de nuestra consagración al Sagrado Corazón de Jesús. Dejo mi querido colegio en las mejores manos. ¡Qué mejor manera de despedirse de un colegio donde dejo a tanta gente a la que amo tantísimo! Jesús Sacramentado es la fuente de la caridad que se ha derramado con abundancia sobre los niños del colegio, sobre los profesores, sobre las familias y sobre mí todos estos años. Nadie se puede sentir más querido que yo. Los niños, los padres y las madres, los profesores y el personal del colegio… He pasado unos días repletos de amor y de lágrimas: lágrimas de pena pero también de felicidad por tanto amor recibido. El cielo tiene que ser algo así parecido a lo que yo he podido vivir estos últimos días: amar a tantas personas y ser amado por tantos. No puede haber nadie más feliz que yo, que me he visto desbordado e inundado de amor por parte de tanta buena gente, tan generosa y tan buena conmigo; especialemente por el amor de mis niños.

  

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19.06.22

En la Festividad del Corpus Christi

Hay un sentimiento que tenemos todos: querer quedarnos para siempre con quienes amamos. Las separaciones siempre son dolorosas. Por eso, Jesús no quiso separarse de nosotros. Y como Dios lo puede todo, no ha querido dejarnos huérfanos y ha decidido permanecer con nosotros hasta el fin de los tiempos bajo el velo eucarístico. El Señor no nos ha dejado un símbolo, sino la realidad: se queda Él mismo, el que nació de María en Belén; el que trabajó en Nazaret y recorrió Galilea y Judea y murió crucificado en el Gólgota; el que resucitó al tercer día y se apareció a sus discípulos repetidas veces. Jesús está realmente presente en la Sagrada Hostia, en cada sagrario. Él es el centro y, desde cada sagrario, irradia su caridad por el mundo. Cristo Sacramentado es el amor que cambia el mundo. Jesús Sacramentado es el Amor de los amores; es la fuente del amor, la fuente de la sabiduría, la fuente de la verdad. La Eucaristía es la fuente y la cima de la vida cristiana. Jesús mismo se hace comida para la vida eterna. Cuando comulgamos, Él se une a nuestra alma y a nuestro cuerpo para santificarnos, para darnos el alimento que necesitamos para el camino que nos conduce a Él. La comunión es el alimento de los santos que renuncian al mal, que se comprometen a combatir todo mal y a vivir amando y sirviendo a Dios y al prójimo. Dios cambia nuestra vida y cambia el mundo a través de la Eucaristía. Cristo nos santifica a nosotros y santifica el mundo a través del sacramento del amor, que es Él mismo, oculto bajo las especies de pan y vino.

El Dios de nuestra fe no es un ser lejano, que contempla indiferente la suerte de los hombres: sus trabajos, sus luchas, sus angustias… Es un Padre que ama a sus hijos hasta el extremo de enviar a su Hijo, para que, haciéndose hombre, muera por nosotros y nos salve del pecado del mundo y de nuestros propios pecados. Cristo se da a sí mismo en el Pan de Vida, no solo para que lo veas con tus propios ojos, sino para que lo toques y lo comas y lo recibas dentro de ti.

Ahora bien, no se puede comulgar de cualquier manera. Quienes viven en pecado mortal no pueden recibir la comunión. Eso sería sacrílego. La comunión es signo de amor a Dios y de unidad con la Iglesia. Puede comulgar quien renuncia al pecado y vive en gracia de Dios; es decir, quien lleva una vida coherente con su fe. No puede decir que vive unido a Dios quien blasfema, quien no santifica las fiestas, quien no honra a sus padres como es debido, quien engaña, quien roba, quien miente, quien no es fiel a su mujer e incumple sus juramentos ante Dios; quien adora a otros dioses falsos, como el placer, el dinero, el prestigio o el poder. Quien vive en pecado mortal no vive unido a Dios y no puede comulgar. Esa es la verdad.

Dice Santo Tomás de Aquino:

No todas las medicinas son buenas para todas las enfermedades. Porque una medicina que se da a quienes se han librado de la fiebre para fortalecerles, dañaría a los que tienen fiebre todavía. Pues así, el bautismo y la penitencia son como medicinas purgativas, que se suministran para quitar la fiebre del pecado. Mientras que este sacramento la santa comunión es una medicina reconfortante que no debe suministrarse más que a los que se han librado del pecado.

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18.06.22

El Monasterio de la Santa Espina (V): Doña Susana Montes Bayón, los Hermanos de La Salle y lo que la Providencia siga disponiedo

Explica acertadamente don Antolín Gutiérrez[1] que la solución de los problemas religiosos y sociales pasa por hacer realidad esta respuesta del Catecismo:

«No hacer mal a nadie ni en hecho, ni en dicho, ni aun por deseo.

Con esta sola regla puesta en práctica estarían demás los Códigos. Con ella sola se evitarían las consecuencias desastrosas de las escuelas sin Catecismo, que enseñan a fabricar con su química explosivos que siembren la muerte entre inocentes, a incendiar sacrílegamente moradas religiosas, a remover y profanar con repugnante cinismo tumbas sagradas; a desechar, como un estorbo, la autoridad y la ley, para a sus anchas poder vegetar en el fango de todos los vicios y con el desenfreno de todas las pasiones criminales.

Las escuelas fundamentadas en el Catecismo, y mucho más todavía las escuelas regidas por religiosos, como las fundadas por la Excma. Sra. Marquesa de Valderas en la Santa Espina, son insustituibles.»

Y así es. Nada tiene que ver la enseñanza laica con la basada en el Catecismo. Y esa verdad resulta cada día más patente y más incuestionable.

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