8.12.21

¡Dejen de maltratar a Jesús Sacramentado!

Leo en Hispanidad el último articulo de don Javier Paredes, que les recomiendo encarecidamente que lean: Carta abierta a los obispos y sacerdotes españoles, ante las innumerables faltas de respeto a la Eucaristía: ¡Dejen de maltratar a Jesús Sacramentado!

Destaco este párrafo:

Solo soy un testigo de la falta de respeto y de piedad con que se trata a la Eucaristía, con las excepciones que por supuesto las hay. A juzgar por lo que se ve exteriormente, se podría decir que se está perdiendo la fe en la presencia real de Jesucristo en las sagradas especies eucarísticas, y hasta se podría pensar que hay un intento de hacer desaparecer a Jesucristo Eucaristía.

No sé si se está perdiendo la fe en la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento pero talmente lo parece. Claro que lo parece, viendo los abusos litúrgicos que sufre en tantos templos hoy en día. Sobre ese asunto de la comunión ya escribí no hace mucho un artículo detallado, titulado Sobre la Comunión, en el que denunciaba el abuso que supone el recurso injustificado a los llamados ministros extraordinarios de la comunión (que curiosamente no había hecho falta durante más de dos mil años, hasta que en 1973 se vio de repente la necesidad imperiosa de ellos); y donde escribía también sobre los límites del derecho de recibir la comunión. Así que no abundaré sobre esos temas, que ya traté suficientemente.

Pero la fiesta de la Purísima es un buen momento para suplicar a los sacerdotes que vuelvan a tantos confesionarios vacíos, que prediquen la necesidad del arrepentimiento, de la penitencia y de la conversión; y que confiesen a los fieles. Ese sería un buen punto de partida para reconstruir la Iglesia, hoy en ruinas. Empecemos por confesar y por predicar la conversión. Los fieles estamos pidiendo cosas sencillas: confesionarios abiertos, celebraciones litúrgicas dignas y comunión en la boca y de rodillas. Recuperemos los confesionarios y los comulgatorios, que se quemaron en la mayoría de los templos más o menos a principios de los años 70 (justamente cuando aparecieron los ministros extraordinarios de la comunión: será pura coincidencia).

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29.11.21

Neos

Me preguntan sobre mi opinión al respecto del acto de presentación de la plataforma NEOS el pasado viernes, 26 de noviembre del presente año 2021. Este acto lo pueden ver en YouTube en este enlace: Presentación de Neos.

Aquí tienen mi opinión, por si a alguien le pudiera interesar:

La defensa a ultranza de la Constitución del 78 y del Estado de Derecho implica aceptar su lógica del interés general (que no es lo mismo que el bien común). El sistema liberal democrático implanta el Estado de Derecho; es decir, que todos debemos cumplir las leyes aprobadas en el parlamento, que es donde reside la soberanía nacional; o sea, el poder que viene del pueblo. Y fruto de ese sistema, son las leyes del aborto, de la eutanasia, del matrimonio homosexual y todas las demás leyes inicuas que hoy disfrutamos en España como grandes avances del progreso, valga la redundancia. El sistema tiene su lógica y sus consecuencias. No se pueden criticar los efectos del sistema y, a la vez, defender dicho sistema (que es la causa de esos efectos). La democracia está muy bien para elegir alcaldes o gobernantes. Pero si se recurre a la democracia – al argumento, o mejor, a la tiranía de la estadística – como última instancia de la moral, el resultado es el que tenemos. No se pueden poner tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias.

Ser liberal y católico, tratar de conjugar ambos conceptos es imposible. El problema es que la democracia cristiana, que nació después de la Segunda Guerra Mundial, impulsada por Pablo VI, ha muerto hace tiempo, aunque algunos no se han enterado todavía. Ha demostrado su fracaso político e ideológico. Y ha muerto porque no se puede mezclar el liberalismo con la fe católica, con la verdadera filosofía perenne católica. Quitar a Dios de su centralidad tiene sus consecuencias. La democracia estaría muy bien si todos aceptáramos la Ley Eterna como fundamento; si aceptáramos la soberanía social de Cristo. Pero la libertad de la Revolución es la libertad de la rebelión del ángel caído, de Lucifer, contra Dios: “non serviam!“. Y cuando el hombre se aparta de Dios, lo que queda es oscuridad, pecado y muerte: en definitiva, el infierno.

Va a sonar mal pero creo que la Constitución y el Estado de Derecho son la  verdadera raíz del problema. No es políticamente correcto pero me parece evidente que es la verdad.

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27.11.21

Tarascas

Y cuatro animales enormes, diferentes entre sí, emergieron del mar. (Daniel 7).

Según Caro Baroja, la tarasca representa la herejía vencida por la fe. Se trata de la bestia del Apocalipsis que en ciudades como Toledo o Granada sale a las calles coincidiendo con la festividad del Corpus. Porque la tradición cristiana sabe perfectamente que es Cristo quien derrota a la Bestia. Y Cristo es la Hostia Santa que procesiona por las calles en la fiesta del Corpus Christi. Sólo Jesús vence a las ideologías modernas, que son las verdaderas bestias, hijas todas ellas de Satanás, tarascas repugnantes que prometen paraísos y redenciones falsas y traen soledad, vacío, muerte, pecado e infiernos inhumanos y crueles. Donde no reina Cristo, reina la Bestia, la Serpiente, el Maligno. Y solo Cristo puede vencerlo.

Y María pisará la cabeza de la Serpiente.

El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá, sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañar, o sea, a sus humildes servidores y pobres hijos que Ella suscitará para hacerle la guerra. Serán pequeños y pobres a juicio del mundo; humillados delante de todos; rebajados y oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del cuerpo. Pero, en cambio, serán ricos en gracias y carismas, que María les distribuirá con abundancia; grandes y elevados en santidad delante de Dios; superiores a cualquier otra creatura por su celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino, que, con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la cabeza del demonio y harán triunfar a Jesucristo.

Luis María Grignion de Montfort, Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen.

Tarasca de Toledo

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20.11.21

Educación y Caridad (en la festividad de Cristo Rey)

Vuelvo a compartir con ustedes la última parte del artículo Educación y Caridad, con algún añadido que viene a cuento de la festividad de Cristo Rey.

La Escuela Atea

Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.» (Génesis 3, 4-5).

Uno de los tópicos más extendidos en el mundo educativo – un mundo especialmente propenso a los tópicos, a la palabrería pedagógica vacía y a la pomposidad de la nada – es el de la “educación integral”. No hay colegio ni proyecto educativo que no ofrezca una educación integral. ¿Qué quieren decir con eso? Nada. Pero queda bien, suena saludable, como el pan integral. ¿Quién no va a querer una educación integral? Integral significa que comprende todos los elementos o aspectos de la educación: el aspecto físico, el emocional, el intelectual… Una educación integral implicaría el desarrollo de todas las capacidades del niño, de todos sus talentos (ahora se llaman “inteligencias múltiples”).

Pero claro, esa educación integral depende de la visión filosófica, antropológica o religiosa que tenga el colegio sobre el hombre.

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18.11.21

La Gran Carestía

“En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres.” Juan 8, 34-36.

Nuestra libertad nace del amor de Dios y crece en la caridad que es el amor verdaderamente libre y liberador. Fíjense que la libertad no nace de nosotros mismo, sino de Dios. Por la gracia, Dios nos libera de la esclavitud del pecado que nos ata y nos impide vivir con la dignidad de los hijos de Dios. Porque lo que nos hace dignos no es la autonomía moral de Kant y sus secuaces, sino la condición de hijos de Dios que recibimos por el bautismo. Esa es la auténtica dignidad y el origen de la verdadera libertad: la de los que queremos cumplir la voluntad de Dios y ser santos por pura gracia.

La libertad para el mal no es verdadera libertad, sino libertinaje. La libertad va de la mano de la caridad. Y ahí radica nuestra esperanza: una esperanza que no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado (Romanos, 5, 5). Nuestra esperanza es Cristo. Y sólo Cristo tiene palabras de vida eterna: ¿Dónde vamos a ir a buscar la felicidad sino en Cristo, que es el Amor consumado?

Somos libres para amar y para ser felices. No somos libres para el pecado. El pecado está prohibido, porque hemos sido creados para ser felices y vivir en la luz de la verdad y del bien; no para vivir en las tinieblas del mal.

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