Solo Cristo

No creo que quede ninguna duda de que vivimos en Sodoma. El mundo se rebela contra Dios, blasfema y desprecia al Creador. Su necio corazón fue entenebrecido y creyéndose sabios, se hicieron necios. Por eso, Dios los entrega a la inmundicia. Cambian la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Se avergüenzan de Dios y rinden culto al hombre, que se cree principio y fin de sí mismo y autónomo incluso respecto a Dios. ¿Habrá necedad mayor? ¿Quién puede añadir un solo segundo a su vida? Es Dios quien rige el universo y nuestra vida, que está en sus manos en cada instante.

¿Alguien puede poner en cuestión que hoy se cumple lo escrito por el apóstol San Pablo en el capítulo 1 de su Carta a los Romanos?

Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

El pecado lo anega todo hasta amenazar con ahogarnos. Esa es la verdadera pandemia que sufrimos. Y todos estos males los sufrimos porque los individuos, las familias y las naciones han renegado de Dios y de su Ley Santa. Cuanto más se rebelan contra Dios, más almas devora Satanás y más avanza la muerte: ateísmo, agnosticismo, blasfemias, sacrilegios, herejías, apostasías, cismas… Ya nadie va a misa los domingos ni las fiestas de guardar; nadie se confiesa; cada vez se bautizan menos niños porque nadie cree que sea necesario ni creen que exista la vida eterna ni el cielo ni el infierno. Privados de la gracia, proliferan la impureza, la lujuria, el pecado nefando, la falta de pudor, la prostitución, la pornografía, la violencia, los malos tratos a mujeres o niños; aumenta el uso de anticonceptivos, el aborto, el divorcio, la eutanasia… El asesinato de inocentes; la envidia, el egoísmo, la soberbia, la vanidad, la mentira; la opresión de los pobres, la explotación de los trabajadores… No nos falta de nada.

A veces sentimos la tentación de pedirle al Señor lo mismo que le pidieron Santiago y Juan cuando no quisieron recibirlos en un pueblo: que baje fuego del cielo y los consuma. Pero el Señor se volvió a sus apóstoles y les reprendió. Porque Cristo quiere que todos se salven. Quiere llevar todas las almas al cielo. Nuestro Señor mira al mundo con compasión, con pena, con caridad. Y cada día, en cada iglesia, Jesucristo sigue actualizando su sacrificio en la cruz para quitar el pecado del mundo y abrirnos las puertas del cielo. Hasta que, al final de los tiempos, venga de nuevo en gloria y majestad y separe el trigo de la cizaña.

Hay tanta maldad que el amor de muchos se enfría, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo. Hay tanta maldad… ¿Qué puede esperarse de una sociedad constituida por hombres con una razón herida de ceguera, con una voluntad enferma de malicia, con pasiones que nunca se llegan a dominar; una sociedad constituida por hombres culpables que han merecido ser entregados a la tiranía demoníaca?

El hombre moderno que vive sin Dios, enfangado en el hedonismo, está medio muerto por el pecado. Se siento solo y desesperado; vacío, perdido en el mundo, sin encontrar ningún sentido a la vida. Por eso aumenta cada día el número de suicidios.

“Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en poder de ladrones, que lo desnudaron, lo apalearon y se fueron, dejándolo medio muerto (semivivo relicto)”.

Ese hombre es Adán y su descendencia, Jerusalén es el estado de justicia y Jericó, el de pecado; la bajada es el primer pecado; los ladrones son el diablo, y la «semivida» es el estado en que quedó la humanidad. Ya sabemos Quién es el Buen Samaritano.

El hombre sin gracia está muerto para la vida sobrenatural: semivivo relicto. Este hombre semivivo, entonces, con su naturaleza herida por el pecado, no es capaz de amar a Dios sobre todas las cosas, por lo que queda siempre hundido en el egoísmo. Y cuando una multitud de semivivos se unen en sociedad, no hacen más que fundarla sobre la conjugación de sus diversos egoísmos.

Necesitamos que Cristo se apiade de nosotros y nos cure con el vino y el aceite de los sacramentos. Él ya ha pagado el precio de nuestra salvación en la cruz para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Y nos ha dejado el alimento para la vida eterna, que es su propio cuerpo y su propia sangre. Sólo Cristo quita el pecado del mundo. Sólo Él. En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Esa felicidad que todos anhelamos; ese mundo justo, fraterno y solidario que todos deseamos no es una utopía imposible de alcanzar. Pero nuestra esperanza no reside en nuestras solas fuerzas ni en las ideologías mentirosas: reside en Cristo y en su Iglesia, única que puede salvarnos.

El templo cristiano – la Iglesia – es el Paraíso terrenal restaurado, de donde brotan las aguas bautismales que santifican la tierra, y en donde el árbol de la Eucaristía ofrece sus frutos de vida eterna; es el Tabor, donde los sufrimientos se transfiguran al resplandor de la gloriosa Víctima.

La felicidad eterna de los hombres comienza en esta tierra en la Eucaristía. El Sacrificio de Jesucristo rindió a Dios la gloria que los hombres le habíamos negado e infinitamente más, y satisfizo así por los pecados del género humano, abriéndonos las puertas del cielo. Para alcanzar efectivamente la redención, los hombres deben unirse a la Cruz de Cristo, y eso se hace participando de la Eucaristía en cuanto sacrificio. La Eucaristía es el único camino hacia el cielo: “En verdad, en verdad os digo que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros”. Pero es también ya nuestra entrada en el cielo, porque por la comunión ya llegamos a la unión con Dios y alcanzamos un gusto anticipado del cielo. La Santa Misa es el único camino hacia nuestra felicidad. El Corazón de Jesús siempre late en la Sagrada Hostia. Su presencia es real, aunque no lo veamos con los sentidos corporales. Hay que recuperar la fe que es creer lo que no vemos. Porque, cuando veamos al Señor cara a cara en el cielo, ya no harán falta la fe ni la esperanza: solo permanecerá la Caridad.

Para que el mundo cambie necesitamos fe, esperanza y caridad. Necesitamos confesarnos y participar en la Santa Misa, comulgar y vivir bajo la ley de la caridad: amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Sólo así, viviendo en gracia de Dios, Cristo nos levantará del camino donde estamos tirados semi vivos, y nos salvará de tanto mal que amenazan nuestra vida.

La salvación de mundo y de nuestras almas pasa por arrodillarse ante el Corazón palpitante de Cristo y adorarlo oculto bajo el velo del pan de la Eucaristía, que consagrado, deja de ser pan y es verdaderamente su cuerpo. Jesús Sacramentado es el mismo que nació en Belén de la Virgen María; es el mismo que se bautizó en el Jordán; es el mismo que caminó y predicó en Palestina; es el mismo que sufrió la pasión y murió por nuestros pecados; es el mismo que fue sepultado y el mismo que resucitó y subió a los cielos. Jesús Sacramentado es el Logos, el Verbo de Dios por quien todo fue hecho y creado; es la Caridad, es el Camino y la Verdad y el Bien sumo y la Belleza infinita. Cristo es la Luz del mundo que rompe y acaba con las tinieblas del pecado.

Todas las ideologías políticas no son más que ofertas de falsa redención que nos ofrecen un falso paraíso en la tierra sin Dios y contra Dios. Son seudo ideales de justicia, de igualdad y de fraternidad que encierran el veneno de la división y de la muerte y no conducen sino al infierno de los campos de exterminio, del Gulag o de la guillotina, tan liberal ella. Yo solo quiero ser de Cristo. No quiero filosofías sin Dios, ni ideologías sin Dios, ni estrategias sin Dios. Nada sin Dios.

La salvación pasa por vivir en gracia; pasa por la conversión de los pecadores; pasa por vivir unidos a Cristo; pasa por vivir haciendo de la Caridad nuestra única ley inquebrantable. El mundo cambia cuando me arrodillo en el confesionario, cuando adoro a Cristo en el Santísimo Sacramento, cuando comulgo en gracia de Dios. No hay otro camino. No hay otra verdad. Solo Cristo.

Que al nombre de Jesús, toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo; y toda lengua proclame que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre. 


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13 comentarios

  
Roberto Ibarra
AMEN
27/07/22 4:23 PM
  
Luis Fernando
Gracias.
27/07/22 5:55 PM
  
Francisco de México
El Conde Lucanor es uno de mis libros favorito por las muchas historias que ofrece y grandes consejos que da. Mi preferida es la que nos enseña que la vergüenza es la cabeza y madre de las virtudes humanas.

No tan solo vivimos en Sodoma y en el pecado, sino que ni siquiera nos avergonzamos de ello.

Algo va a pasar, no puede seguir esto así.
27/07/22 7:46 PM
  
Francisco
Y el problema mayor es cuando el hombre se enorgullece y hace gala de su propio pecado....mal camino es ese.
Gracias D. Pedro, como siempre. Al leer el artículo me ha venido al recuerdo una frase de Antonio Gaudí que decía más o menos así" el hombre sin religión es un hombre mutilado espiritualmente ".
Paz.y bien
27/07/22 8:13 PM
  
Oscar Ignacio
Y los jesuitas, esta vez en Chile, siguen promoviendo ideología de género y demás: https://jesuitas.cl/homosexualidad-una-nueva-comprension-desde-el-ethos-cristiano-libro-postumo-de-tony-mifsud-sj/
27/07/22 9:30 PM
  
Jorge Cantu
Oscar Ignacio:

"Y los jesuitas, esta vez en Chile, siguen promoviendo ideología de género y demás".

Hermano: me entristece esa noticia porque hace referencia al padre jesuita Tony Mifsud que solía ser un referente de la bioética católica en tiempos del Papa San Juan Pablo II. La 'Università Cattolica del Sacro Cuore' en Roma solía en esa época recomendar un manual suyo de Bioética para sus estudiantes de habla hispana de la especialidad. Aparentemente este sacerdote y profesor de bioética tomo rutas heréticas en algún momento.
28/07/22 6:03 AM
  
Maria M.
Es evidente, d. Pedro que el capitulo I de la carta a los Romanos es para hoy y ahora, y si Dios no acaba con toda esta basura, es porque aún sigue habiendo conversiones a pesar de los pesares para el maldito demonio, que tiene los dias contados gracias a La Virgen María quien encabeza un ejército celeste y un ejército terrestre.....

Muy bien expresado cuando menciona el abrazo a la Cruz , ahí nuestra Salvación y la felicidad en nuestra vida aquí....Abrazar los problemas, no huir de ellos, abrazar las enfermedades, aceptar las cosas abrazar al prójimo y luchar la vida.....Gracias
28/07/22 1:23 PM
  
Masivo
En España, los miembros de la élite política y empresarial estudian a menudo en instituciones confesionales católicas privadas. Algunos de los centros universitarios de élite más conocidos lo son.

Luego, estas personas, que a veces también pertenecen a movimientos eclesiales, desempeñan puestos de la máxima relevancia en las grandes empresas privadas y en la administración pública españolas. Sus decisiones afectan a toda la ciudadanía y muy directamente al personal a su cargo, que puede o no ser católico.
Y en gran medida configuran los valores que se proponen o imponen a la sociedad.

Pues bien, no veo que estas personas contribuyan a defender lo que defiende aquí D. Pedro Luis con su brillantez habitual. Más bien, creo que hacen que la sociedad huya de esos valores, con su ejemplo.
28/07/22 1:25 PM
  
Lucía Victoria
Qué bonito, de verdad. Y esa imagen XXL de cabecera, insuperable.
No le conozco más que por sus letras, pero por lo que le leo, yo diría que está creciendo.
Adelante.
28/07/22 1:39 PM
  
Ignacio
Te felicito Pedro has escrito el pensamiento de
un católico normal,solo añadiría como
San Efrén,la única manera de que la ley no pese
es cumplirla con esmero,quién puede decir hoy en día "me devora el celo de tu casa"
Gracias
28/07/22 4:48 PM
  
rocamador
Hoy sigue intercediendo Abraham ante Yahvé. "Si hay diez justos en Sodoma, no la destruiré". Aunque no les conozcamos, su santidad y su oración nos han salvado. Porque el mundo de hoy es peor. Es más que apostasía. Es odio a Dios. Y Dios sigue enviando señales. Para nuestro bien, y nuestra conversión. La viruela del mono es fruto de la desaforada y promiscua homosexualidad masculina. Adelante con la promoción de la ideología LGTBI y más letras. Y la sequía abrasadora y los incendios devastadores afligen a un país que hace tiempo que renegó de Dios. Pues adelante con la monserga del cambio climático y menos con un uso natural, agrícola y ganadero, de los recursos.
28/07/22 5:42 PM
  
Juan Mariner
De acuerdo con Masivo y Rocamador.

Nos ha tocado una mayoría de gente, nuestros vecinos, con ánimo destructivo y hasta autodestructivo. Esperemos que las nuevas generaciones (no las del PP) sean más constructivas, busquen y retengan agua para el campo y la industria en vez de quemar bosques y arrasarlo todo con su juerga continua con el dinero de todos.
28/07/22 8:12 PM
  
Marian
Simplemente MAGNÍFICO.Gracias
29/07/22 8:01 AM

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