La Reforma Educativa

La llamada LOMLOE es la última basura que ha generado este régimen teófobo que continúa el paulatino proceso de destrucción de la enseñanza y de las instituciones educativas de España, con el fin de apoderarse de las almas de los niños y adoctrinarlos a todos en sus doctrinas impías. El liberalismo se ha mestizado con la dialéctica marxista feminista y ecologista dando lugar a lo que hemos venido en llamar “Pensamiento Único”: una ideología anticatólica, relativista y totalitaria que todo el mundo debe acatar a pies juntillas sin rechistar. Sólo se puede pensar de una manera: de la manera que imponen los poderes plutocráticos mundialistas. Y esos poderes trasnacionales (globalistas o mundialistas, llámenlos como quieran) han decidido imponer sus postulados a todo el mundo a través de los medios de comunicación, de las redes sociales y de las escuelas. Su objetivo: cambiar el mundo y erradicar cualquier vestigio de la civilización cristiana. Odian a Dios, odian la familia, odian la procreación, odian el amor (o ignoran lo que es) y la fidelidad conyugal. Odian a Cristo y odian a su Iglesia. Por eso también quieren destruir a la Iglesia desde fuera y desde dentro de la propia Iglesia.

En este proceso, la educación es una pieza más en manos de los poderosos para destruir cualquier resquicio de virtud, de humanidad o de caridad. La LOMLOE sigue la estela de la LOGSE y de la LOE. Pero cada vez se da un paso más en el proceso de destrucción de la educación y de la escuela.

Todo el mundo suele saltarse el preámbulo de las leyes por considerarlo irrelevante. Pero es todo lo contrario. En el preámbulo de la LOMLOE se recogen los «enfoques que resultan claves para adaptar el sistema educativo a lo que de él exigen los tiempos a que nos enfrentamos»; es decir, los criterios ideológicos en los que se sustenta la reforma educativa. Los voy a copiar y pegar tal cual aparecen en la Ley, para que nadie diga que me invento cosas o que las manipulo:

«En primer lugar, la Ley incluye el enfoque de derechos de la infancia entre los principios rectores del sistema, según lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas (1989), reconociendo el interés superior del menor, su derecho a la educación y la obligación que tiene el Estado de asegurar el cumplimiento efectivo de sus derechos».

El primer “enfoque” ya implica una sumisión de España a los organismo que impulsan el mundialismo, el Nuevo Orden Mundial y el Gran Reseteo. “Es que nosotros seguimos a la ONU”. Debe de ser que, desde 1989, nadie había tomado en consideración la Convención de los Derechos del Niño hasta que el legislador, en 2020 ha reparado en ella como primer enfoque y referente de nuestra ley educativa. ¡Menos mal! Más vale tarde que nunca. Ahora ya somos de la UNESCO.

Pero en ese «interés superior» se esconde la idea de que los hijos son del Estado y no de los padres. Y si los padres se resisten a que se adoctrine y se pervierta moralmente a sus hijos, el Estado invocará el interés superior del menor y la obligación que tiene el Estado para asegurar la correcta educación de los niños y podrá llegar incluso a quitar la custodia a los padres. Y todo ello, amparándose en la UNESCO y en la Convención de los Derechos del Niño. Porque ya decía la ministra que parió esta ley, la señora Celaá, que los hijos no son de los padres, sino del Estado.

«En segundo lugar, adopta un enfoque de igualdad de género a través de la coeducación y fomenta en todas las etapas el aprendizaje de la igualdad efectiva de mujeres y hombres, la prevención de la violencia de género y el respeto a la diversidad afectivo-sexual, introduciendo en educación secundaria la orientación educativa y profesional del alumnado con perspectiva inclusiva y no sexista».

El segundo enfoque es el feminismo radical y la ideología de género, con el homosexualismo político por bandera para “normalizar” y “visibilizar” la inmoralidad y la depravación. En la neolengua de la Agenda 2030, cuando se habla de la salud reproductiva se trata de promover el aborto como derecho humano (el derecho de matar a tu hijo); y cuando se promueve la educación afectivo-sexual, de propagar todo tipo de aberraciones y perversiones.

Estos son algunos de los ingredientes fundamentales del Pensamiento Único que nos conducirá a un Mundo Feliz donde desaparecerá el mal y el pecado y, gracias a la educación, la violencia de género (es decir, la violencia contra las mujeres en el ámbito familiar) desaparecerá como por arte de magia y ya a nadie se le pasará por la cabeza ponerle la mano encima a una señora. Pero desde la Ilustración, el mundo lleva esperando que la educación cambie el mundo y seguimos esperando. Porque la condición humana es la que es y el pecado original ha dañado la naturaleza humana. Y solo la gracia de Dios, solo Cristo nos puede salvar del pecado. Sólo cuando todos nos convirtamos a Cristo y todos lo hombres reconozcan que no hay más Salvador que Él, podrá haber verdadera paz. Cuando reine la Caridad y todos respetemos la Ley de Dios, por la gracia de Dios (y no por un puro voluntarismo condenado al fracaso), ya no habrá más violencia ni más asesinatos ni más pecado. Porque es Cristo quien quita el pecado del mundo: solo Él.

«En tercer lugar, plantea un enfoque transversal orientado a que todo el alumnado tenga garantías de éxito en la educación por medio de una dinámica de mejora continua de los centros educativos y una mayor personalización del aprendizaje».

El tercer enfoque, consiste en que todos los alumnos deben aprobar y titular. Todos. Porque todos tienen derecho al éxito. Da igual la capacidad o incapacidad intelectual. No importa la responsabilidad o la irresponsabilidad. Todos iguales. El hedonismo, el disfrutar de la vida… Todos tiene derecho a ser felices. Sin esfuerzo, sin voluntad… Vamos a formar peleles esclavos de sus bajas pasiones que pasen del aprobado general a la renta básica universal, pasando por la okupación de las viviendas ajenas.

La «cultura del esfuerzo» es fascista y hay que acabar con ella. Descanse en paz. Como el propio preámbulo había señalado poco antes, «la responsabilidad del éxito escolar de todo el alumnado no solo recae sobre el esfuerzo del alumnado individualmente considerado, sino también sobre el de sus familias, el profesorado, los centros docentes, las Administraciones educativas y, en última instancia, sobre la implicación de la sociedad en su conjunto» (las negritas son mías). O sea, que si un niño es un vago o un sinvergüenza y no da un palo al agua, la culpa no es suya: es de todos; también del colegio y del profesor que lo tiene que aguantar en clase todos los días. Porque no digo yo que la familia no tenga su parte de responsabilidad en la mala educación de su hijo, pero de ahí a diluir la responsabilidad en toda la sociedad en su conjunto, hay un abismo. Así que, si un niño suspende no es solo responsabilidad del alumno y de sus padres, sino que la culpa de su fracaso es del profesor, del colegio, de las Administraciones y de toda la sociedad. Por lo tanto, aprobémoslos a todos y que todos titulen. Y listo. Problema resuelto. Sin lugar a duda, las estadísticas del “fracaso escolar” van a mejorar y vamos a poder presumir de los mejores resultados educativos de la Unión Europea y de la OCDE. Gracias a nuestros próceres, el fracaso escolar ha muerto.

«En cuarto lugar, reconoce la importancia de atender al desarrollo sostenible de acuerdo con lo establecido en la Agenda 2030. Así, la educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía mundial ha de incardinarse en los planes y programas educativos de la totalidad de la enseñanza obligatoria, incorporando los conocimientos, capacidades, valores y actitudes que necesitan todas las personas para vivir una vida fructífera, adoptar decisiones fundamentadas y asumir un papel activo –tanto en el ámbito local como mundial– a la hora de afrontar y resolver los problemas comunes a todos los ciudadanos del mundo. La educación para el desarrollo sostenible y para la ciudadanía mundial incluye la educación para la paz y los derechos humanos, la comprensión internacional y la educación intercultural, así como la educación para la transición ecológica, sin descuidar la acción local, imprescindibles para abordar la emergencia climática, de modo que el alumnado conozca qué consecuencias tienen nuestras acciones diarias en el planeta y generar, por consiguiente, empatía hacia su entorno natural y social».

En este cuarto enfoque, aparece un batiburrillo de ecologismo político, cambio climático (la emergencia climática), transición ecológica, mundialismo (hay que educar ciudadanos del mundo), activismo pacifista, multiculturalismo… Este cuarto enfoque complementa perfectamente al segundo y ambos configuran el totum revolutum del Pensamiento Único mundialista promovido por la ONU y sus agencias a través de los objetivos del milenio y por el Foro de Davos y todos los masones del orbe para transformar el mundo a su gusto: o sea, contra Dios. La Agenda 2030 marca los objetivos educativos de la reforma: antinatalismo (aborto, anticoncepción, promoción de la homosexualidad…), maltusianismo y control de la población (eutanasia); reducción del consumo de carne, en nombre de una alimentación saludable y de la sostenibilidad del planeta…

El objetivo último, que no se atreven a poner negro sobre blanco, es que quieren acabar con la civilización cristiana que ha construido Occidente en los últimos dos mil años. Y a cambio pretenden imponer una tiranía global, con un control férreo de la población y una policía del pensamiento que ataje toda disidencia e imponga una verdad oficial, al estilo de la distopía de Orwell en 1984. Algo bastante parecido a lo que ya disfrutan en China o en Corea del Norte.

Quieren acabar y cambiar radicalmente la antropología cristiana por otra atea, en la que el hombre es su propio dios y establece sus propias leyes morales según su conveniencia. Es el superhombre nietzscheano, por encima del bien y del mal, que ha asesinado a Dios y que decide imponer su voluntad. «Hemos descubierto la felicidad, conocemos el camino», escribe Nietzsche al comienzo de su obra El Anticristo:

¿Qué es bueno? Todo lo que acrecienta en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo.

¿Qué es malo? Todo lo que proviene de la debilidad.
¿Qué es felicidad? La conciencia de que se acrecienta el poder; que queda superada una resistencia.
No contento, sino aumento de poder; no paz, sino guerra; no virtud, sino aptitud (virtud al estilo renacentista, virtù, virtud carente de moralina).
Los débiles y malogrados deben perecer; tal es el axioma capital de nuestro amor al hombre. Y hasta se les debe ayudar a perecer.
¿Qué es más perjudicial que cualquier vicio? La compasión activa con todos los débiles y malogrados; el cristianismo…

El problema que así planteo no es: qué ha de reemplazar a la humanidad en la sucesión de los seres (el hombre es un fin), sino qué tipo humano debe ser desarrollado, potenciado, entendido como tipo superior, más digno de vivir, más dueño de porvenir.

Este tipo humano superior se ha dado ya con harta frecuencia, pero como golpe de fortuna, excepción, nunca como algo pretendido. Antes al contrario, precisamente él ha sido el más temido, era casi la encarnación de lo terrible; y como producto de este temor ha sido pretendido, desarrollado y alcanzado el tipo opuesto: el animal doméstico, el hombre-rebaño, el animal enfermo “hombre”; el cristiano…

Se llama al cristianismo la religión de la compasión. La compasión es contraria a los efectos tónicos que acrecientan la energía del sentimiento vital; surte un efecto depresivo. Quien se compadece pierde fuerza. La compasión agrava y multiplica la pérdida de fuerza que el sufrimiento determina en la vida. El sufrimiento mismo se hace contagioso por obra de la compasión; ésta es susceptible de causar una pérdida total en vida y energía vital absurdamente desproporcionada a la cantidad de la causa (el caso de la muerte del Nazareno). Tal es el primer punto de vista; mas hay otro aún más importante. Si se juzga la compasión por el valor de las reacciones que suele provocar, se hace más evidente su carácter antivital. Hablando en términos generales, la compasión atenta contra la ley de la evolución, que es la ley de la selección. Preserva lo que debiera perecer; lucha en favor de los desheredados y condenados de la vida. Nada hay tan malsano, en medio de nuestro modernismo malsano, como la compasión cristiana.

El superhombre es el secuaz del Anticristo. Y cuando este concepto se aplica no sólo a los individuos aislados, sino a pueblos enteros, surge el nazismo, dispuesto a exterminar a los débiles y malogrados en campos de exterminio y cámaras de gas. Entonces, el Mundo Feliz acaba convirtiéndose en una pesadilla: en un verdadero infierno lleno de führers y mengeles asesinos y torturadores. «Los débiles y malogrados deben perecer; tal es el axioma capital de nuestro amor al hombre. Y hasta se les debe ayudar a perecer.»

«En quinto lugar, la Ley insiste en la necesidad de tener en cuenta el cambio digital que se está produciendo en nuestras sociedades y que forzosamente afecta a la actividad educativa. El desarrollo de la competencia digital no supone solamente el dominio de los diferentes dispositivos y aplicaciones. El mundo digital es un nuevo hábitat en el que la infancia y la juventud viven cada vez más: en él aprenden, se relacionan, consumen, disfrutan de su tiempo libre. Con el objetivo de que el sistema educativo adopte el lugar que le corresponde en el cambio digital, se incluye la atención al desarrollo de la competencia digital de los y las estudiantes de todas las etapas educativas, tanto a través de contenidos específicos como en una perspectiva transversal, y haciendo hincapié en la brecha digital de género».

Este es el trasfondo ideológico de la nueva reforma educativa. Eso quieren transmitir e inculcar a nuestros hijos desde su más tierna infancia. El nuevo sistema educativo es un mitin de Zapatero o Pablo Iglesias, de diez años de duración, con la única finalidad de adoctrinar al perfecto progresista impío. Nauseabundo. Dios no existe, la patria es el mundo y no hay autoridad que valga: solo mi libertad sin rumbo, sin fin, sin moral.

Nada sintetiza mejor el Pensamiento Único que el Imagine de Lennon. Por eso se cantó en la inauguración de las últimas olimpiadas: «imagina que no hay paraíso. Es fácil si lo intentas. No hay infierno debajo de nosotros. Imagina a toda la gente viviendo el presente. Imagina que no hay países. Nada por lo que merezca la pena matar o morir y tampoco ninguna religión. Imagina a toda la gente viviendo la vida en paz. Imagina que no hay posesiones. No hay necesidad de codicia ni hambre (Foro de Davos: no tendrás nada y serás feliz). Una hermandad humana…».

Sin fronteras, sin patria, sin religiones, sin Dios, sin propiedad privada… Todos los niños acabarán cantando el Imagine de Lennon y adorando a la Pacha Mama, mientras izan la bandera del arco iris en todos los colegios. ¿Creen que exagero? Tiempo al tiempo. Bienvenidos a un Mundo Feliz. Si Aldous Huxley levantara la cabeza…

11 comentarios

  
P. César
Artículo impecable. Si tuviese que escribir lo que pienso del mundo educativo y la situación que vivimos en la actualidad, presentaría este artículo de opinión. Gracias D. Pedro
17/02/22 9:03 PM
  
Carlos Dueñas
No tengo claro que la educación tenga tanto poder. ¿Impidió el adoctrinamiento de la educación franquista nacional-católica, que marcó a varias generaciones de españoles, cambios profundos como la transición política a la democracia y la secularización de la sociedad española? Si la educación tuviera tanto poder, es obvio que la sociedad no se hubiera descristianizado.

No creo que tampoco la educación actual, que efectivamente tiene muchas deficiencias pedagógicas y persigue el adoctrinamiento en el progresismo cultural, y que como toda educación pretende transmitir una determinada visión del mundo, carezca de valores morales y logre imponer una tiranía ideológica que imposibilite nuevos cambios sociales y culturales.
17/02/22 11:51 PM
  
Marta de Jesús
En la cristiandad también se vivió una homogeneización. Y probablemente no todos fueran creyentes.

Los corruptores actuales, igualmente. Quedaremos un resto fiel. Como en todas las persecuciones. Pidamos estar en él. Pidamos por nuestros hijos en grave peligro. No exagera. Se queda corto, creo yo.

La diferencia es abismal. Antes de buscaba la Salvación de las almas. Ahora la condenación. Pero el modus operandi es similar.

Recuerdo a unas pocas compañeras de clase que siendo sus padres ateos, venían a nuestro colegio concertado. Pesaba más lo de casa. Ellas, que tenían que asistir a Eucaristías del cole y demás, se definían ateas como sus padres. Así que no hemos de desfallecer. Reeducar en casa. De mayores ya se verá lo que prende en su corazón.
18/02/22 9:42 AM
  
Marta de Jesús
Yo sí creo que la educación tiene un enorme poder. Y los medios de comunicación. Por eso quieren hacerse con ellos. Poder con los mediocres. Sufrí ambos... precisamente por mediocre. Pero Dios tiene mucho más poder. Estos tiempos exigen (cuasi)santidad para salvarse.

El por qué al poder político en un momento dado le interesó el cristianismo, y con ello facilitó la cristiandad, y el por qué después no, favoreciendo la descristianización, lo desconozco. No hemos de entenderlo todo. Mi teoría es que el cristianismo llevó al ser humano a lo más excelso a lo que podía ser llevado, en este mundo de pecado. Por eso les interesó. Y ahora creen que ya hemos dado lo máximo de nosotros, y quieren #nuestra abolición# a través de nuestra corrupción, para poner 'otra cosa' en nuestro lugar. Vaya, que les hemos decepcionado. Al igual que Satanás, nos odian. Primero seres humanos desechados por el aborto, luego seres humanos creados en laboratorio genéticamente escogidos, después la colocación de aparatos, y en un futuro aspiran a poder crear ellos algo propio. No necesariamente en ese orden. La colocación de aparatos puede ir antes. A saber... Pero solo Dios tiene ese poder. Satanás y sus seguidores (ahora ese ser tiene trabajadores en su mies) no podrían hacer nada que Dios no permitiera. Ésa es nuestra Esperanza. Que todo forma parte del Plan de Dios. Hemos de ponernos claramente del lado de Dios y confiar. Velar por los hijos. Por su Salvación. Y por la nuestra.
18/02/22 11:23 AM
  
Marta de Jesús
Mi anterior comentario está hecho desde los cálculos estrictamente humanos, que tanto pesan normalmente en el poder político. Eso a mayores de que realmente la Fe en Cristo resucitado cuajó en muchos en el pueblo durante siglos.

En nuestras manos está crear un resto fiel 💓✝️🕊️🛐, opuesto a esa abolición de la obra de Dios (nosotros los seres humanos) que pretenden.
Dios trino nos guiará.

18/02/22 11:55 AM
  
África Marteache
El ser humano es complejo, así que no se sabe si un tipo de educación producirá lo que se propone o no. En general la educación suele tener éxito cuando está cimentada en lo políticamente correcto, es decir cuando va de la mano de las corrientes del siglo, pero solo es un éxito aparente. Hay que tener en cuenta que los líderes de la Revolución Francesa fueron educados como católicos y luego forzaron la situación y dieron la vuelta a la tortilla.
Si las niñas del colegio que menciona Marta de Jesús eran ateas como sus padres no sería, seguramente, porque sus padres lo fuesen sino porque esa corriente va en alza hace muchos años.
A veces los hijos, sobre todo si se crían en una familia bien avenida y con fuertes lazos de amor, resisten cualquier ideología. De hecho cuando los psicólogos hicieron el perfil de los salvadores de judíos (los sociólogos no pudieron porque sociológicamente eran tan diversos que no tenían punto de apoyo), encontraron cuatro características aplicables a todos y una de ellas era "moral familiar", no es difícil llegar a esa conclusión porque cientos de pequeñas biografías comienzan siempre de la misma manera." Mi padre se compadecía de los más desafortunados"; "Mi madre, que era ama de casa, recogía a todos los niños del barrio en ausencia de sus madres, entre ellos a los judíos"; "Mis padres daban de comer a los sin empleo", etc...
La familia tiene un as en la manga para educar mejor, o una terrible arma en su contra: la acción. Los profesores por su profesión, por buenos que sean, son teóricos y no hay manera de contrastar lo que dicen con lo que hacen. Así, por ejemplo, un profesor puede decirte que no pases nunca una calle con el semáforo en rojo, pero puede que no tengas la ocasión de ver qué es lo que hace él; en cambio los padres pasan miles de veces una calle y tú ves cómo lo hacen, si no respetan lo que dicen el hijo lo detectará. Los padres están expuestos a la mirada del hijo 24 horas al día y este hijo podrá admirar su congruencia o despreciar su incongruencia. Cosa importantísima en los padres es el máximo respeto a su escala de valores, será inútil que digan a sus hijos que el dinero no es tan importante si éstos ven que está presente de manera casi obsesiva en todas las conversaciones. No se sientan a la mesa con el profesor que alaba la generosidad pero sí con el padre que hace los mismo y, mientras comen, mantiene conversaciones propias de un avaro. El hijo entenderá que para sus padres el divorcio o el aborto sean malos siempre que no lo practiquen, de lo contrario no va a servir lo que digan, el profesor puede quedar camuflado si no conocen su vida y se puede permitir la hipocresía mucho más.
18/02/22 5:38 PM
  
África Marteache
La que habla es producto de la educación doméstica, es decir que también los psicólogos podrían decir de mí: "moral parental", porque, aunque he tenido buenos profesores, me guío por la educación que me dieron mis padres. Pude haberme revuelto contra ella a medida que el mundo avanzaba y parecían quedar obsoletos, pero allí había mucho amor y en la calle no encontraba nada comparable. Algo funcionaba dentro que parecía no funcionar fuera, de manera que, por muy anticuados que pudieran parecerme en comparación con la movible sociedad, cambiar el calor por el frío no me pareció una opción.
18/02/22 5:45 PM
  
África Marteache
Un ejemplo de lo que digo es que las virtudes cardinales o morales solo me las enseñaron de forma teórica los profesores de religión, pero aquello era arduo para una niña; sin embargo la costumbre que tenían abuelos y padres de calificar a las personas como prudentes, caritativas, justas, cabales (mi padre lo decía mucho) sí despertaba mi atención. Si mi padre decía de un sindicalista que era justo yo le seguía la pista a aquel hombre; si mi abuelo decía de alguien que era piadoso, procuraba observar la conducta del sujeto, y así, poco a poco, cuando fui mayor y leí a Josef Pieper entendí a la primera lo que decía porque salté del ejemplo a la teoría. Y aún hoy observo a las personas tratando de encontrar sus virtudes, costumbre, hay que decirlo, nada corriente.
18/02/22 5:59 PM
  
Cos
Carlos Dueñas
No tengo claro que la educación tenga tanto poder. ¿Impidió el adoctrinamiento de la educación franquista nacional-católica, que marcó a varias generaciones de españoles, cambios profundos como la transición política a la democracia y la secularización de la sociedad española?
No creo que tampoco la educación actual (...) carezca de valores morales y logre imponer una tiranía ideológica que imposibilite nuevos cambios sociales y culturales.
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El poder de la educación para transformar las mentes es algo perfectamente estudiado desde la antropología y la psicología social.
En este sentido, estudios académicos estiman un porcentaje de un veintitantos por ciento el de la población que verdaderamente llega a desarrollar un espíritu crítico. Y digamos que tampoco existe necesidad de ello, una persona que alcanza a desarrollar su trabajo -mecánico, profesor, agente de seguros...- con aptitud, mantiene la lealtad hacia su familia y cumple con los mandatos del Señor llega a un mayor grado de perfección espiritual que cualquier ideólogo de tres al cuarto.

Durante el franquismo la educación superior de humanidades -seguramente también, en parte, la media- fue siendo copada por el pensamiento marxista. Además, hay que tener en cuenta que muerto el jefe del estado el aggiornamento con Europa era inevitable porque el régimen no respondía tanto a los requerimientos de una teoría política como a una contingencia histórica. En Europa -muchas veces nos olvidamos de contextualizar en el escenario internacional lo que sucede y tendemos a pensar que un país puede ser una isla- el proceso de descristianización estaba muy avanzado y se vivía la crisis post Vaticano II. Seguramente fue el peor momento para encarar una reforma política y se hizo de muy mala manera. Ahí están los resultados, el ascenso de la partitocracia corrupta.

Pero tampoco hace falta irse al pasado. Basta con observar las opiniones que sostiene hoy en día la gente del común y la coincidencia literal con las proclamas de los medios de comunicación. Literalidad en la repetición de frases, de modas, de estrategias. Observe con que facilidad la gente ha adoptado los términos proclamados por la neolengua. Controlar la educación y medios de comunicación es el abc de cualquiera que pretenda dominar la sociedad. Por cierto, por eso les pagan los políticos.

Por supuesto a esto se le pueden sumar otros distintos factores a la hora de entender la gran apostasía en la que vivimos inmersos, como la tendencia hacia el pecado debida a la naturaleza caída del hombre. Un pensamiento dominante que proclama vicios y obscenidades como si de bondades se tratara animará a la gente del común -los pequeñitos como decían en la baja Edad Media y Renacimiento- a considerar a la Iglesia, custodia del depósito de la fe, como una cueva de iniquidades y a la sana doctrina como ejemplo de pensamiento perturbado.

Por supuesto, la ideología dominante de hoy tiene valores morales, no puede no tenerlos, pero son los equivocados. En primer lugar porque no cumple con sus obligaciones para con Dios. Y para conjeturar si esta ideología dominante puede llegar a convertirse en una tiranía totalitaria -ya lo es en la medida en la que puede- hay que interpretar el momento histórico en el que estamos, que no es el de hace veinte años, ni el de hace setenta. Es decir, no es una mera cuestión de ideología, sino de la capacidad material que tengan aquellos que la promueven para instaurarla y asentarla.
18/02/22 9:05 PM
  
Marta de Jesús
Muy interesante, Cos. Pero ya no estamos en la precristiandad. Tenemos la Belleza, la Bondad, la Verdad y el Amor de Dios mostrado a través de Cristo. Tenemos de nuestro lado al que venció a la muerte y nos abrió las puertas del Cielo ¿Nos lo creemos lo suficiente?

África, eran niñas de colegio, simplemente. Su personalidad todavía estaba formándose. Oían en casa el mensaje de sus padres. Y vivían las mismas vidas que ellos, alejados de la religión. Las primeras generaciones de "ateos practicantes" todavía conservaban un cierto poso ético debido al cristianismo. Tal vez entonces creían que podrían ser buenos y justos sin Iglesia, sin religión, sin la Fe en Dios. La soberbia... Eso incluso sin hablar de la Redención, la cual no creían necesitar. Tardó un poco en ver expandirse la corrupción moral, y en justificarse. A lo mejor ahora esos padres se llevan las manos a la cabeza. A saber... Les enviaban a ese colegio porque de aquellas creían que ahí podrían tener una mejor educación. Pero les alertaban de #los peligros y mentiras# del catolicismo. De hecho, las recuerdo hablando de eso. Un par de chicas de un grupo de cien. No era la línea imperante... todavía. De hecho, eso las marcaba como diferentes de la mayoría. En ese momento sus padres lo eran todo. Obviamente Cristo pesa más. Cómo llegar a esas personas? Dios nos guiará.
19/02/22 8:38 PM
  
África Marteache
Lo dudo mucho, Marta de Jesús, tendrías que tener doscientos años para que eso fuera así, los ateos ya no son modernos, tienen siglos de antigüedad.
20/02/22 12:20 PM

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