Recen por Alejandro, se lo suplico
Tengo un niño en el Colegio a quien tienen que operar pasado mañana, viernes, y es una cuestión delicada. Tiene catorce años. Es uno de nuestros niños, a los que quiero más que a mi vida.
Rezar por alguien es amarle. Y yo amo a ese niño, como amo a sus compañeros y a todos los niños que el Señor me ha encomendado para que los cuide y los eduque en el colegio que dirijo. Y los amo entrañablemente: sin postureos ni imposturas.
Por eso les ruego que, aunque ustedes no lo conozcan como lo conozco yo, por caridad, recen por Alejandro, para que este niño que está enfermo sane y se recupere pronto, si esa es la voluntad de Dios. Porque Dios siempre quiere lo mejor para sus hijos y se compadece y llora ante la enfermedad de los suyos. Supliquemos al Señor, que sabe dar cosas buenas a quien se las pide y que nos ha dicho que ni un solo pelo de la cabeza se perderá. Recemos con insistencia, a tiempo y a destiempo, para que, aunque sea por pesados e inoportunos, el Señor, que es justo y bueno, escuche nuestra súplica.
Y recemos también por sus padres y su hermano para que el Señor les dé fortaleza, fe y esperanza y sientan el amor de Dios y el nuestro en estos momentos de dificultad y sufrimiento.