La Noche Oscura de la Iglesia

Después les dijo: «Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿les faltó alguna cosa?».
«Nada», respondieron. El agregó: «Pues ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una. Porque les aseguro que debe cumplirse en mí esta palabra de la Escritura: Fue contado entre los malhechores. Ya llega a su fin todo lo que se refiere a mí».
«Señor, le dijeron, aquí hay dos espadas». El les respondió: «Basta».
En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos.
Cuando llegaron, les dijo: «Oren, para no caer en la tentación».
Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba:
«Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».
Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba.
En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo.
Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró adormecidos por la tristeza.
Jesús les dijo: «¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación».
Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el que se llamaba Judas, uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo.
Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?».
Los que estaban con Jesús, viendo lo que iba a suceder, le preguntaron: «Señor, ¿usamos la espada?»
Y uno de ellos hirió con su espada al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha.
Pero Jesús dijo: «Dejen, ya está». Y tocándole la oreja, lo curó.
Lc. 22

El Jueves Santo por la noche, después de cenar con sus discípulos, después de instaurar la santa misa, después de instituir el sacramento del orden sacerdotal, Jesús se va a rezar al Huerto de los Olivos. Sus discípulos lo acompañan pero se quedan dormidos. Judas Iscariote, uno de los Doce, había salido del cenáculo para consumar la traición y vender al Maestro por unas monedas de plata.

Judas traiciona al Señor. Pedro niega tres veces que conozca a Cristo. Los demás discípulos huyen y se esconden por miedo.

Hoy se repite esa noche oscura. La Iglesia debe sufrir la misma Pascua que su Señor.

677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).

Hoy la Iglesia sufre la noche oscura de su Jueves Santo. También la Iglesia se angustia como el Señor. Y mientras tanto, los sucesores de los Apóstoles, en su inmensa mayoría, duermen. Callan y se esconden como cobardes infames. Son una vergüenza.

Otros son Judas y traicionan a la Iglesia y la venden al nuevo orden mundial, a los ricos y poderosos de este mundo, a los masones y a los comunistas; y lo hacen por un puñado de monedas. Son asquerosos traidores, felones, indignos y malditos. Y su fin está cerca. ¡Hijos de Satanás!

Estamos rodeados de cobardes y traidores. Unos se esconden y callan por miedo, porque son asquerosamente cobardes; los otros inventan una nueva iglesia que es la iglesia de Judas Iscariote: la iglesia que traiciona a Cristo, a su santa doctrina; la iglesia que desprecia los mandamientos; la iglesia que odia a Cristo. Es una iglesia de Satanás: no de Cristo. Es la iglesia de la Serpiente, de la Cola Serpentina.

“Porque llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros que les halaguen los oídos y se apartarán de la verdad para escuchar cosas fantasiosas.” 2 Timoteo 4

Dice el Catecismo:

675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad.

La impostura religiosa está ante nuestros ojos. Estamos asistiendo al triunfo aparente de los impíos. Se está ofreciendo una solución ilusoria a los problemas del mundo al precio de la apostasía de la Verdad. Para dar esa solución aparente hay que dinamitar la moral de la Iglesia de Cristo, hay que decir que no hay pecados, que no hay infierno, que no hay condenación, que se puede comulgar en pecado mortal, que todas las religiones son iguales, que todos pueden comulgar y recibir el Sacratísimo Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, abriendo las puertas a todo sacrilegio y toda blasfemia.

La Iglesia Católica, la Santa Iglesia de Cristo, tiene que ser despreciada, acorralada, encarcelada, torturada, humillada; tiene que recorrer el camino del calvario y cargar con la cruz. Y finalmente, debe ser crucificada.

La Iglesia de Cristo debe sufrir la Pascua de su Señor para resucitar con Él. Porque el poder del Infierno no prevalecerá. El Sagrado Corazón de Jesús triunfará y María, nuestra Madre, pisará la cabeza de la Serpiente y acabará triunfando sobre el poder de Satanás. Todo contribuye al bien de los que aman a Dios. Nosotros esperamos contra toda esperanza. Porque nuestra única esperanza es Cristo. Y Cristo es el Rey del Universo.

La Resistencia está en marcha. Hoy, 28 de septiembre, en Roma, en vísperas del Sínodo de la Amazonia, Acies Ordinata ha convocado una concentración en Castel Sant’Angelo para pedir al Señor que reúna a todos los combatientes de su Ejército contra los enemigos de Dios y de su Iglesia. Lucharemos y no nos rendiremos. Hemos vendido el manto y hemos comprado la espada. Somos soldados de Cristo. Combatimos bajo su bandera, que es la Santa Cruz. No tememos nada. El martirio sería nuestra gloria por la gracia de Dios.

¿Por qué nos ha tocado a nosotros vivir este momento de la Historia, estos tiempos de apostasía clamorosa? Cristo es el Señor de la Historia y Él nos ha dado la vida a nosotros para que seamos sus testigos en estos tiempos. Demos gracias a Dios por habernos escogido. Demos gracias a Dios siempre. Que nuestra vida sea para gloria de nuestro Creador, de nuestro Hacedor y Señor.

Ojalá el Señor acepte mi vida en reparación por tantos pecados y por la conversión de los herejes y apóstatas que quieren cambiar la Santa Iglesia de Cristo por la falsa iglesia de Judas Iscariote.

¡Oh Sagrado Corazón de Jesús, infinitamente compasivo con los desgraciados, ten piedad de nosotros, pobres pecadores, y concédenos la gracia de la santidad que te pedimos por medio del Inmaculado Corazón de María, nuestra Madre.

 

¡Viva Cristo Rey!

 

 

19 comentarios

  
Javier
No podemos evitar lo que Dios no ha querido que no suceda. Tengamos las lámparas encendidas porque Él llegará. Mi carne mortal resucitará y hasta entonces la Iglesia permanecerá, todo está en sus manos, en Él confío.
Un cordial saludo.
28/09/19 4:29 PM
  
maru
Que el Señor venga pronto en ayuda de su Iglesia!
28/09/19 4:54 PM
  
Fuenteovejuna
Don Pedro Luis ¡Magnífica descripción de esta crisis terminal que hoy se abate sobre la Iglesia! Comparto plenamente todas y cada una de sus palabras que, como dardos certeros y punzantes, dan en el blanco de la tragedia que se avecina. Una vez más, esa tragedia que enlutará a la Iglesia llegará otra vez de Alemania, donde antes Lutero y ahora Marx y sus cómplices provocarán un cisma colosal que no quedará circunscripto a Alemania pues muchos otros se sumarán por todo el mundo. Pero ese cisma no es casual, tiene padres con nombre y apellido, aunque hay uno principal que, igual que Judas, será el máximo responsable de esta tragedia que no será la culminación de nada sino el principio de nuevos dolores desconocidos que -como usted bien advierte- serán la nueva Pasión de Cristo, ahora sobre el cuerpo místico de la Iglesia, antes de su Muerte y Resurrección. Pero todo está en el Plan de Dios y así esta escrito en los Evangelios y en el Catecismo como usted lo cita muy bien. De Dios no se burla nadie, ¡lo mejor está por venir!
28/09/19 5:29 PM
  
Lector
Yo que todos esos herejes, apóstatas y cismáticos camuflados de pontifical me pensaba muy mucho el proseguir por ese camino. Con tanto cristiano suspirando, rezando y clamando por una reacción divina, algo va a tener que pasar. Como la apuesta de Pascal: si Dios no actúa los pequeños sufrirán, pero su inocencia les preservará finalmente de la condenación. Mas como la Providencia intervenga visible o imperceptiblemente, mediata o inmediatamente, y acuda al rescate de su Iglesia, ay de los que ahora parlotean, cenan y vuelan del sínodo al meeting y de la ONU al Foro de Davos... hasta el despachurre final.
28/09/19 8:11 PM
  
claudio
Estimado Pedro, sabemos como seguir confiando en Cristo y el María, no temamos, el que verdaderamente Ama a Dios no le puede temer, el Amor de Dios prevalecerá sobre aquellos que lo siguen, tenemos esa seguridad y el deber de decir la verdad y de trasmitirla, el medio es la Oración confiada, el resultado la salvación de las almas, como dicen los americanos take it o leave it, el que crea en Cristo se salvará.

Nuestra Señora de Akita octubre de 1973 "Con el rosario rogad por el Papa, los Obispos y los sacerdotes. La acción del diablo se infiltrará hasta la Iglesia, de tal forma que se verán cardenales oponiéndose a otros cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneren serán despreciados y combatidos por otros sacerdotes.

Las iglesias y los altares serán saqueados. La Iglesia se llenará de quienes aceptan componendas, y el demonio empujará a muchos sacerdotes y almas consagradas a abandonar el servicio del Señor; el demonio atacará encarnizadamente sobre todo a las almas consagradas a Dios. El pensamiento de la perdida de tantas almas es la causa de mi tristeza. Si los pecados aumentan en número y en gravedad, ya no habrá perdón para ellos. Recen mucho las oraciones del Rosario... Aquéllos que ponen su confianza en mí serán salvo.

ORACIÓN
ORACIÓN DICTADA A SOR AGNES POR LA VIRGEN DE AKITA

Sacratísimo Corazón de Jesús, verdaderamente presente en la Santa Eucaristía, te consagro mi cuerpo y alma para ser enteramente uno con Tu corazón, sacrificado cada instante en todos los altares del mundo y dando alabanza al Padre, implorando por la venida de Su Reino. Ruego que recibas esta humilde ofrenda de mi ser. Utilízame como quieras para la gloria del Padre y la salvación de las almas. Santísima Madre de Dios, no permitas que jamás me separe de tu Divino Hijo. Te ruego me defiendas y protejas como tu hijo especial, Amen.

En junio de 1988, Joseph Cardinal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, impartió el juicio definitivo sobre los eventos y mensajes de Akita, juzgándolos confiables y dignos de fe. El cardenal observó que Akita es una continuación de los mensajes de Fátima.
28/09/19 9:36 PM
  
María Arratibel
¡¡Viva Cristo Rey!!!
28/09/19 11:28 PM
  
Hispanicus
"Que nadie en modo alguno os engañe. Porque primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre de la iniquidad, el hijo de la perdición, el que se opone y se alza sobre todo lo que se dice Dios o es objeto de culto, hasta sentarse él mismo en el templo de Dios y proclamar que él mismo es Dios".
2 Tes 3,4
28/09/19 11:38 PM
  
Javier Del Kyrios
Exacta descripción. Si había humo de Satanás desde el Concilio,declarado luego públicamente por Pablo VI,hoy es una espesa capa Infernal de oscuridad hedionda. Vaciamiento y falsea miento Doctrinal,Litúrgico,Disciplinar. Y un Papa que está a la cabeza de este desastre y que se atrevió a burlarse y a denigrar a Sacerdotes que visten como debe hacerlo un Ministro Sagrado.Ahora irá llegando lo peor. Nosotros dando batalla,A-Nunciando y De-Nunciando ¡Viva Cristo Rey!
29/09/19 9:46 AM
  
Rexjhs
Amén, Pedro. ¡Ven, Señor Jesús!
29/09/19 4:23 PM
  
alma
Aunque la Iglesia parezca destruida, aunque no queden sacerdotes fieles, aunque supriman la eucaristía , allí donde abunde el pecado , sobreabundara la gracia de Dios. Lo dicen las sagradas escrituras .Dios jamás nos abandonará.El siempre estará con los que le honren y sigan su palabra.
29/09/19 8:58 PM
  
Oscar Alejandro CAMPILLAY PAZ
Muy estimado Don Pedro Luis:

Es verdad que la confusión presente es cada vez más espantosa.
También es cierto que cada vez que apareció un "precursor" o "ensayo" del anticristo (Nerón, Juliano, Napoleón, Hitler), siempre le precedió una herejía y un falso profeta (Arrio, Focio, Lutero,) Pero siempre me ha parecido que la gran apostasía refiere a un proceso más profundo y grave que una herejía.
Es que en sí, la apostasía por definición (lo aclara el Catecismo) es la renuncia y negación de la totalidad de la fe, y por ello implica una decisión personal de hacer definitivamente esta renuncia, muy diferente a caer en una o varias herejías, en donde sí podría estar implicado, el engaño por los que la promueven.
La gran apostasía además será pública y manifiesta, y también masiva (gran). Me parece claro, si; que una herejía (será nuestro tiempo?) puede desencadenar procesos de división y ataques a la fe, en donde empiecen a involucrarse fuerzas mundanas (los diversos reinos), que en definitiva son las que dirigirán la última y más sangrienta persecución de la Iglesia de Cristo.
Pero en la gran apostasía el componente principal será el aumento del mal, del pecado, la decisión libre de cada hombre por el "no obedeceré a mi Padre".
Será el hombre enfrentado a decidir si seguir a Cristo, o ganar el mundo, cada vez más apetecible y seductor. Será la prueba de los mártires, en vida y sacrificados.
Gracias por su valentía y coherencia, Don Pedro! Dios le bendiga!
30/09/19 10:19 AM
  
Oscar Alejandro CAMPILLAY PAZ
Estimado Claudio;
¿Podría referenciarme a alguna página sobre las apariciones de Akita? No las conocía.
Desde ya mil gracias y bendiciones.
30/09/19 10:21 AM
  
Serloc
Libro excelente: "Akita: The Tears and Message of Mary"
Autor: Teiji Yasuda
Está en pdf en internet
30/09/19 4:30 PM
  
Néstor
No se entiende eso de la muerte de la Iglesia y cómo no va contra el dogma de la indefectibilidad de la misma, basado en las palabras del Señor: "Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella".

Una muerte en serio de la Iglesia implicaría la ruptura de la continuidad visible y de la sucesión apostólica que viene del tiempo de los Apóstoles. Después de eso ¿cómo se refundaría la Iglesia? ¿Con qué legitimidad? ¿Porqué decir que alguno de los que saliesen a decir "Yo soy el sucesor de Pedro" tendría más razón que los otros? ¿Va a haber una nueva Revelación pública, contra lo que siempre ha enseñado la Iglesia misma, que no habrá otra hasta la segunda venida del Señor?

Y sobre todo ¿dónde dice en la Revelación que una cosa así va a ocurrir alguna vez?

Saludos cordiales.
______________________________
Pedro L. Llera
No seré yo quien dé lecciones de teología... Pobre de mí... Yo, como decía el otro, soy un burro. Pero el Catedismo dice:
677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9).
De todos modos, seguro que usted me podrá explicar este punto del catecismo porque seguramente yo lo habré interpretado de manera incorrecta. No es mala fe: es ignorancia. Seguro que usted me lo puede explicar mejor. Y yo, por mi parte, aprendo del que sabe y rectifico lo que sea necesario. Faltaría más.
30/09/19 6:49 PM
  
Oscar Alejandro CAMPILLAY PAZ
Gracias Serloc! lo buscaré inmediatamente :)
30/09/19 11:23 PM
  
Néstor
Ese pasaje del Catecismo cita Ap. 9, 1-19, que dice lo siguiente:

"19 1 Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro;
2 porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.
3 Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos.
4 Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: !!Amén! !!Aleluya!
5 Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes.
6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!
7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.
8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios."

Obviamente que ahí no hay una sola palabra sobre la muerte y la resurrección de la Iglesia.

¡ No vaya alguien a decir que la Babilonia que ahí deja de existir, o al menos, es castigada, es la Iglesia !! Si hay algo seguro, es que no es eso lo que pensaba el autor del Apocalipsis.

El otro texto, Ap. 13, 8:

"Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo."

se refiere claramente al hecho de que el final de la historia no va a ser para la Iglesia un tiempo de triunfo, pero de nuevo, ahí no dice nada de una muerte y resurrección de la Iglesia.

Dice la Enciclopedia Católica (traducción de Google):

“Entre las prerrogativas conferidas a Su Iglesia por Cristo está el don de la indefectibilidad. Por este término se significa, no solo que la Iglesia persistirá hasta el final de los tiempos, sino que además conservará intactas sus características esenciales. La Iglesia nunca puede sufrir ningún cambio constitucional que la convierta, como organismo social, en algo diferente de lo que era originalmente. Nunca se puede corromper en la fe o en la moral; ni puede perder la jerarquía apostólica, ni los sacramentos a través de los cuales Cristo comunica la gracia a los hombres. El don de la indefectibilidad es expresamente prometido a la Iglesia por Cristo, en las palabras en que declara que las puertas del infierno no prevalecerán contra él. Es evidente que, si las tormentas con las que se encuentra la Iglesia la sacudieran para alterar sus características esenciales y la hicieran diferente de lo que Cristo pretendía que fuera, las puertas del infierno, es decir, los poderes del mal, habrían prevalecido. También está claro que si la Iglesia sufriera un cambio sustancial, ya no sería un instrumento capaz de realizar la obra para la que Dios la llamó a ser.”

www.newadvent.org/cathen/03744a.htm

Es claro que la muerte es un cambio sustancial.

Porque además, la indefectibilidad es una propiedad de la Iglesia. Pero es una propiedad que no se puede tener sólo por un tiempo, luego del cual se perdería esa propiedad, y entonces se podría fallar. Porque lo que debería perder esa propiedad, debería por ello mismo ser defectible, y entonces, para poder perderla, ya debería haberla perdido antes, y así "in infinitum".

Nuestro Señor dice "Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo." No dice "hasta unos días antes del fin del mundo", sino "todos los días, hasta el fin del mundo". Y ese "ustedes" es claro que no es para entenderlo en sentido de una suma de individualidades, ni de almas separadas del cuerpo, sino precisamente, en el sentido de la Iglesia, que es esencialmente visible y jerárquica en este mundo.

Dice el Concilio Vaticano I en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia, capítulo 2:

“Si alguno dijere que no es de institución de Cristo mismo, es decir, de derecho divino, que el bienaventurado Pedro tenga perpetuos sucesores en el primado sobre la Iglesia universal, o que el Romano Pontífice no es sucesor del bienaventurado Pedro en el mismo primado, sea anatema.”

Dice "perpetuos sucesores". Sin duda , no para siempre, sin fin, pero entonces, sí hasta el fin de los tiempos.

Por tanto, eso de que la Iglesia seguirá a Cristo en su muerte y resurrección, que tengo la fuerte impresión de que no ha figurado antes en ningún Catecismo oficial de la Iglesia, en todo caso debe entenderse en un sentido en algún modo metafórico o figurado.

O puede referirse a una muerte de los miembros de la Iglesia, no de la Iglesia misma, pues cada mártir es un miembro de la Iglesia que sigue al Señor en su muerte, para seguirlo al fin de los tiempos en su Resurrección.

En todo caso, debe ser un sentido que no choque con la fe en la indefectibilidad de la Iglesia.

Finalmente, si se quiere llamar "muerte" al hecho de que los miembros de la Iglesia militante que estén vivos en la segunda venida de Cristo no morirán, sino que serán transformados, como dice San Pablo, lo cual será sin duda el fin de la historia terrena de la Iglesia, es en todo caso un uso incómodo del término.

Saludos cordiales.
01/10/19 1:40 AM
  
Oscar Alejandro CAMPILLAY PAZ
No hay contradicción en la enseñanza del CIC. Debe leerse en continuidad con:
"El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el cielo a su Esposa"
estrofa que que le da su verdadero sentido.
La preocupación magisterial es condenar toda forma de milenarismo (aún atenuado) y la espera de un triunfo temporal de una sociedad cristiana.
El mensaje es que no nos ilusionemos ni nos engañen: así como Cristo, para entrar en la gloria hubo de padecer y morir; la Iglesia, esposa fiel de Cristo, habrá de padecer la más terrible persecución y su aparente destrucción por la última furia infernal a manos del adversario, el anticristo. Y cuanto crea este que ha vencido, retornará triunfante el Cordero, el Alfa y el Omega, el que Es, el que era y el que viene, ante quien doblarán las rodillas todo lo creado.
01/10/19 11:19 PM
  
hornero (Argentina)
Don Pedro: como de costumbre, expone usted con vivos trazos la situación actual que padece la Iglesia y la que ha de padecer. Aquí, los textos proféticos y del magisterio de la Iglesia se entrecruzan describiendo los difíciles días que vivimos y los que se avecinan. lo cual permite interpretaciones un tanto diversas entre sí, en las que debe tenerse en cuenta los límites del lenguaje humano para expresar realidades escatológicas vinculadas, unas al misterio de iniquidad, y otras al triunfo de Cristo y de la Iglesia sobre el anticristo. El sentido último y fundamental del cristianismo, no es la catástrofe, ni el espanto por lo que ha de suceder, sino de inmensa alegría por el final victorioso que nos está anunciado. “Cuando veáis suceder estas cosas, alegraos porque está cerca el Reino de Dios” (Luc 21, 28-31). Otro tanto, el Apocalipsis, que no es un Libro de terror, sino de inmensa esperanza y de gozosa celebración de la victoria sobre el demonio. Para sostener nuestra confianza en estos momentos en que se cumplen los anuncios dolorosos, viene la Virgen, de parte de Su Hijo, a confortarnos; nos anuncia que “Al fin triunfará Mi Corazón Inmaculado en el mundo”. Sabemos que Ella pisará la cabeza del anticristo, máxima humillación que sufrirá este maldito. Sólo a María, ha confiado Dios esta inmensa y trascendente Misión. Cristo combate mediante Su Madre, a Ella le ha confiado el ejército de las milicias angélicas y de bienaventurados. Sus actuales manifestaciones extraordinarias y sus mensajes, nos revelan su Presencia activa y decisiva en la Iglesia y en el mundo. Por eso, debemos acudir a la Virgen para recibir de Ella la sabiduría, la fortaleza y el poder necesarios para combatir en su ejército victorioso. Ella nos hará comprender y experimentar interiormente el momento extraordinario que vivimos, en el que el enemigo es acorralado, linchado y hecho retroceder, sin permitirle reorganizarse, obligándolo a batirse en retirada. Por eso esos atropellos descabellados, irracionales que lanza todos los días, actos desesperados de despecho de una horda de energúmenos confundidos, vapuleados, ante el tiempo que se les escapa sin alcanzar sus objetivos de modo total y estable. La Babilonia tambalea, porque no puede arrasar el Reino de Cristo que crece junto con la cizaña; podrá atacar y demoler en su parte humana a la Iglesia indefectible, pero jamás aniquilarla, Y donde exista un cristiano, allí estará la Iglesia, porque en cada miembro vivo del Cuerpo de Cristo está toda la Iglesia indivisible. Alegrémonos porque somo imbatibles, han llegado los "Tiempos de María", su Aurora, "la restauración de la armonía primitiva", "un mundo que debe ser reconstruido desde sus fundamentos"(Pío XII), "hacia la Civilización del Amor" (Pablo VI), invitados a "Cruzar el umbral de la Esperanza" (S.J.P.II), porque "el Paraíso trerrenal será restablecido" (la Virgen al P. Gobbi), "Ha venido el Día, ¿Y no lo ven? Ha venido la Misericordia, ¿Y no la aceptan" (Jesús en S. Nicolás). Entremos en el Arca de María, allí hallaremos sereno reposo mientras asola la tempestad y llega la plenitud del Día.




02/10/19 4:47 AM
  
Néstor
Es cierto que el texto del Catecismo aparece en un contexto en el que se rechaza el milenarismo, aún mitigado, y eso podría hacer pensar en ciertas formas de milenarismo que hablen de una muerte y resurrección de la Iglesia dentro del tiempo histórico. Con lo cual lo que dice el Catecismo tendría que ver más bien con la transfiguración final de la Iglesia en la segunda venida de Cristo, la resurrección universal y el juicio final.

En cuanto al futuro de la Iglesia, el texto del Catecismo excluye la idea de un final triunfal de la historia de la Iglesia, pero de ahí no se sigue que no esté esperando aún a la Iglesia un tiempo de triunfo y conquista antes de la crisis final.

Saludos cordiales.
02/10/19 3:06 PM

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