A mis chicos de Murcia, a quienes tanto quiero

Mis queridos alumnos:

Hoy no podré estar en vuestra graduación. Y bien sabe Dios cuánto lo siento. Pero hay algo que no sabe de distancias: el amor. Y yo os quiero mucho a todos vosotros. Siempre he querido mucho y sigo queriendo a todos los chicos que han pasado por mis clases. Y he ido creciendo y aprendiendo mucho de todos vosotros. Porque no sólo aprende el discípulo. También el maestro se enriquece con lo mucho que los alumnos le van aportando. La vida no se repite nunca. Y yo nunca he dado dos cursos de la misma manera. Porque tus alumnos siempre son únicos, distintos, insustituibles, irrepetibles.

Recuerdo vuestros diarios de clase, vuestra rebeldía contra las injusticias, vuestro deseo de un mundo más justo y mejor. Pasamos muchas horas juntos. Tuvimos tiempo de reírnos y de enfadarnos. Pero siempre con la complicidad que da el cariño. Creo que algo os he enseñado. Resumámoslo en una expresión clásica: “carpe diem”. Pero el “carpe diem” que yo os traté de inculcar no era una apología del hedonismo nietzscheano. El camino hacia la felicidad no pasa por una búsqueda desenfrenada del placer. No se trata de decir que “Dios ha muerto” y que, en consecuencia, todo vale con tal de pasarlo bien. Por ese camino se ofrece una felicidad engañosa y a cambio, lo que se consigue es una vida vacía, sin salida; por ahí, se va hacia la destrucción de uno mismo, como ese triste Andrés Hurtado que se acaba suicidando porque no encuentra sentido a su vida. “Y no saber a dónde vamos/ ni de dónde venimos”… Lo Fatal, de Rubén Darío expresa mejor que ningún otro poema esa desesperación del que va por la vida sin rumbo, sin norte.

Nosotros sabemos de dónde venimos y a dónde vamos. Sabemos que Dios nos eligió desde el vientre de nuestras madres por amor. Venimos de Dios y vamos hacia Dios. Cristo es el Principio y el Fin, Alfa y Omega. ¿Y para qué nos dio la vida? ¿Por qué estamos aquí y para qué? Dice San Ignacio que “el hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima”. Alabar y servir a Dios para salvar nuestra alma. ¿Y cómo se alaba y se sirve a Dios? ¿Cómo salvamos nuestra alma? Alabar y servir, amar a Dios y amar al prójimo. La clave es el Amor. Sólo si amáis seréis felices.

Sed buena noticia – evangelio – para cuantos os rodean. Amad sin límites. Aprended a perdonar incluso a quienes os humillen y os persigan. Desarrollad al máximo vuestras capacidades – vuestros talentos – para ponerlas al servicio de los demás. Procurad que el mundo sea más bello, más justo, más divino. Dios os da la vida cada día para que el mundo sea mejor gracias a vosotros. Hay demasiada corrupción, demasiado sinvergüenza, demasiados criminales, demasiados mentirosos. Vosotros no seáis así: sed hombres y mujeres con honor, con principios sólidos. Haced el bien a todo el mundo, sed honrados, trabajadores, humildes; defended a los débiles y no os olvidéis de que en este mundo hay muchas personas que sufren y que necesitan de vosotros: víctimas del paro, de la explotación, del hambre, de las guerras, de las enfermedades… Vosotros sois la esperanza para que el mundo sea mejor. Aliviad el sufrimiento de vuestros hermanos. No viváis para vosotros mismos; vivid para Dios.

Sí. Vivid para Dios. Porque nosotros solos no podemos hacer nada. Nosotros solos no podemos acabar con tanto mal, con tanto sufrimiento, con tanto pecado. Sólo Cristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Él es el Todopoderoso. Nosotros somos tan poca cosa que ni siquiera somos capaces de acabar con el pecado que nos esclaviza a nosotros mismos. No seáis soberbios: sed humildes. Todos nosotros somos como el Edmund de las Crónicas de Narnia: traicionamos a nuestros hermanos y nos dejamos seducir por las tentaciones de la Bruja que nos ofrece placeres, poder y fama si nos pasamos a su bando; pero el Demonio es el Príncipe de la Mentira y en lugar de hacernos felices, lo que quiere en realidad es destruirnos: no os dejéis engañar.

Cristo es ese León que se deja matar voluntariamente para que nosotros no seamos castigados por nuestros pecados. Y con su muerte y con su resurrección, Cristo ha derrotado al mal y a la muerte y nos ha salvado. Confesaos con frecuencia: no se trata de contarle los pecados a un hombre; se trata de avergonzarse ante Cristo por nuestras faltas de amor y por nuestros egoísmos. Él sabe que somos débiles y que caemos. Y el Padre Bueno está siempre esperándonos como al hijo pródigo, para recibirnos con los brazos abiertos y darnos un abrazo y celebrar una fiesta.

Sed auténticos soldados de Narnia: por el bautismo, vosotros sois verdaderos reyes, verdaderos hijos de Dios. Haced que vuestra vida sea algo extraordinario. Recordad el poema de Walt Whitman:

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,

sin haber sido feliz, sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.

No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,

que es casi un deber.

No abandones las ansias de hacer de tu vida algo

extraordinario.

No dejes de creer que las palabras

y las poesías, sí pueden cambiar el mundo.

Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.

Somos seres llenos de pasión.

La vida es desierto y es oasis.

Nos derriba, nos lastima, nos enseña,

nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.

Aunque el viento sople en contra,

la poderosa obra continúa:

Tú puedes aportar una estrofa.

No dejes nunca de soñar,

porque sólo en sueños puede ser libre el Hombre.

No caigas en el peor de los errores:

el silencio.

La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes, huye…

“Emito mis alaridos por los tejados

de este mundo", dice el poeta.

Valora la belleza de las cosas simples.

Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,

No traiciones tus creencias.

porque no podemos remar en contra de nosotros mismos:

Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta del pánico que te provoca

tener la vida por delante.

Vívela intensamente, sin mediocridad.

Piensa que en ti está el futuro

y encara la tarea con orgullo y sin miedo.

Aprende de quienes puedan enseñarte.

Las experiencias de quienes nos precedieron,

de nuestros “Poetas Muertos",

te ayudan a caminar por la vida.

La sociedad de hoy somos nosotros:

Los “Poetas Vivos".

No permitas que la vida te pase a ti

sin que la vivas …

No os conforméis con la vulgaridad. Volad alto. No estáis solos. Aunque ya no veamos al León, Él no se ha ido para siempre y de una manera milagrosa y misteriosa se nos hace presente en el pan consagrado de la Eucaristía. Él está siempre esperándoos en cada Sagrario. Tened fe. Y vivid en gracia de Dios: esa es la mejor manera de no acabar siendo unos des-graciados. Si todos viviéramos en gracia, no habría tanto dolor, tanto sufrimiento, tanta desesperación, tanto crimen, tanta mentira, tanta injusticia. Si buscáis, lo encontraréis. Si miráis con los ojos del alma, podréis ver al Señor cada vez que celebréis la Eucaristía: la música callada,/ la soledad sonora,/ la cena que recrea y enamora. Y cuando comulguéis, os uniréis a Él y seréis carne de su carne y sangre de su sangre, para que, como el apóstol, podáis decir algún día que ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. Nosotros solos, con nuestras solas fuerzas, poco podemos hacer pero con Cristo lo podemos todo. Como dice Santa Teresa: solo Dios basta. La Palabra – la Poesía – (que es Cristo) salva el mundo. Yo tan solo soy un siervo indigno de mi Señor. Él es el único y el verdadero Maestro. Sólo Él tiene palabras de vida eterna. Escuchadlo. Seguidlo.

Que la Santísima Virgen de la Fuensanta os cuide siempre y que Dios os bendiga.

Pedro L. Llera

 

 

 

3 comentarios

  
Mª Virginia
Precioso post, Pedro; Dios siga bendiciendo a tus alumnos, que ya los ha bendecido mucho, sin duda, por darte a ellos como profesor.
_________________
Pedro L. Llera:
Muchas gracias, Virginia
21/05/15 10:09 PM
  
Luis Fernando
Yo de mayor, cuando vaya a la "uni", quiero tener un profesor como tú, :)
______________________________
Pedro L. Llera:
Luis Fernando, yo llevo repitiendo 3º y 4º de la ESO desde hace más de 20 años...
22/05/15 7:48 AM
  
Silvia Inés
Qué hermosas palabras, gracias Profesor por enriquecernos el alma!
14/09/15 12:04 AM

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