30.11.08

Regalismo pujolista y galicanismo trasnochado en la Cataluña de finales del siglo XX: un círculo vicioso



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Una de las grandes plagas que hace estragos en el clero secular de Barcelona es su espíritu de burócrata.
De hecho, salvo unas cuantas honrosas y venerables excepciones, el clero barcelonés, especialmente de una cierta edad, parece una casta clerical que, aunque despliegue en ocasiones retórica progresista y discurso que se situa mas allá de lo que el magisterio dispone sobre el tema del sacerdocio universal de todo bautizado, humilla al laicado y lo repele, conservando, en la mayoría de casos, solo el que tiene afanes de protagonismo y/o problemas de afectividad.

¿Cómo es posible que este clero clericalizado haya podido monopolizar los cargos diocesanos en la época Juvany y Martínez pese a la apabullante falta de formación, meritos y capacidades en los ámbitos que les son y les han sido confiados?

En la mayoría de casos nos encontramos con sacerdotes nacidos de familias catalanas con ínfulas de casa bien. De “can sutano” o de “can menguano”. De estratos que consideran que ocupar cargos diocesanos es una consecuencia de su proveniencia. El “merito del pedigrí” como ha comentado en este web Marcelo.

Al mérito del pedigrí, una causa clasista, se unió otra que actuó en la misma dirección, el chollo de tener a favor el discurso del nacionalismo excluyente. Una Iglesia que se pretendía autogobernar de espaldas a Roma. Un galicanismo extemporáneo y ridículo.

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29.11.08

Jóvenes adoradores en el Tibidabo



Éste pasado sábado participé en la Vigilia extraordinaria de Cristo Rey en el templo expiatorio del Tibidabo, que fue presidida por Don José Ángel Saiz Meneses, obispo de Terrassa. ¡Qué cómodo se siente el obispo egarense en este tipo de celebraciones y que cómodos se sienten esos fieles piadosos con obispos como él! Por eso la presencia allí del obispo Godayol me pareció inicialmente incomprensible, pero luego comprendí que era lógico que estuviera, ya que él vive en ese recinto.

En esta solemne Vigilia se impusieron los distintivos a aquellos adoradores veteranos y a los que se incorporaban este año en la 49ª promoción.

En nuestra tan secularizada Barcelona, no faltan nuevos adoradores y muchos de ellos jóvenes. Esos jóvenes que brillan por su ausencia en los movimientos juveniles promocionados por nuestro delegado, el Rvdo. Toni Román, o “congelados” como el MUEC, el movimiento en el que puso todo su empeño el episcopable Salvador Pié. Esos jóvenes ausentes en la mayoría de nuestras parroquias, donde unas personas que se llaman sacerdotes han intentado inculcarles que devociones como la del Sagrado Corazón son cosas del pasado y hasta casi supersticiones. Pero a pesar de ello, mientras tantas iniciativas del “progresismo eclesial catalán” se mueren o están en vías de extinción, en el Tibidabo pueden verse jóvenes adoradores, a quienes no importa pasarse las noches enteras de un sábado al mes adorando al Señor.

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27.11.08

Turull se acerca a Terrasa



El pasado día 15 de Noviembre, Mossèn Josep María Turull Garriga abandonó, por unos instantes, sus múltiples ocupaciones de Rector del Seminario mayor y del Seminario menor de Barcelona; Delegado de pastoral vocacional; miembro del Consejo Presbiteral y de los Colegios de rectores y de consultores de la archidiócesis, para acercarse a la vecina diócesis de Terrassa. El motivo era bien comprensible: La entrada de un nuevo párroco en su localidad natal de Parets del Vallés, perteneciente a la demarcación episcopal egarense. Mossèn Turull concelebró la misa junto con el obispo Saiz Meneses y el nuevo rector Mossèn Iñaki Ballbé. No es que el cargo de rector del Seminario de Barcelona (junto con sus otras muchas responsabilidades eclesiásticas) corresponda a un rango preeminente, ni aunque sea como hijo de la villa, pero sí que es destacable que, entre los Turull de Parets, se halla un diputado al Parlament de Cataluña y el secretario de organización de la cúpula convergente. Por tanto, Turull acudió al acto como poder fáctico. Aunque sea en la minúscula escala paretense.

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26.11.08

Ni impunidad ni inmunidad cardenalicia


Esta semana pasada el portavoz del Arzobispado de Viena, el periodista Erich Leitenberger, que durante 7 años fue redactor del diario austriaco “Die Presse” para encargarse posteriormente por espacio de dos décadas de la agencia católica de noticias “Kathpresse” y finalmente de la Oficina de Prensa vienesa, ha emitido una nota en referencia a la Eucaristía celebrada por el cardenal Schönborn en la localidad de Wolfshal.


Tras subrayar el carácter sesgado, que según el portavoz del Cardenal, tenía la grabación y la emisión por parte de Gloria TV, ha puesto todo el énfasis en aclararnos que nada de prohibido por la Ordenación General del Misal Romano fue llevado a cabo, dejando especialmente claro el hecho de que el pan usado en la celebración era pan ázimo…

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25.11.08

La Misa Romana: Historia del Rito. Capítulo 7º: Credo


Al evangelio sigue actualmente en muchas misas el Credo. Cuadra perfectamente con el final de la función dedicada a la instrucción religiosa el que los fieles, como contestación a la doctrina recibida, respondan a una pública profesión de fe.

No en todas las liturgias se dice el Credo después del evangelio; ni siquiera dentro de la liturgia romana se reza en todas las misas, únicamente los domingos y solemnidades. Tal vez indicio de que se introdujo bastante tardíamente no sin vencer paso a paso ciertas dificultades. En efecto, el Credo no es un texto propio de la liturgia. Su redacción en singular lo está diciendo: Creo…, que denota una profesión de fe personal e individual. Lo confirma la Historia, que pone fuera de duda que se trata de un texto que sirvió a los candidatos al Bautismo para profesar individualmente su fe.

El texto primitivo: el símbolo oriental y el occidental.

El Credo niceno-constantinopolitano (el más extenso de los dos hoy en día litúrgicamente aprobados para su recitación durante la misa) aparece por primera vez en las actas del Concilio de Calcedonia, como confesión de los ciento cincuenta Santos Padres reunidos en Constantinopla. Se trata de una combinación de las dos fórmulas de los dos concilios anteriores de Nicea (325) y Constantinopla (381). Sin embargo la fórmula de Nicea, que termina con la frase “Et in Spiritum Sanctum”, difiere notablemente aún en los demás del texto del Credo actual, y en las actas del Concilio de Constantinopla no se encuentra fórmula alguna. En consecuencia, en el actual Credo tenemos la fórmula que, entre las diversas redacciones, se divulgó más y fue aprobada por el concilio de Calcedonia.

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