Los “pájaros” de la escuela católica

El pío pío del Partido Socialista

De los hornos de la Escuela Pía catalana ha salido un “bac”. Como ya saben los del país, llamamos así al bollo a precio de saldo compuesto con los restos de la pastelería que no se ha vendido en los días anteriores.

Se trata de un libro titulado “Escola, religió i poder”, un “panet” de Viena Edicions, una manifestación de la influencia del partido socialista en la Escuela Pía catalana. Un libro de entrevistas coordinado por el escolapio Enric Canet, por Jordi Puig y Pere Vilaseca.

Entre los 18 personajes a los cuales se pregunta, como referentes, están unos viejos conocidos de la afición: Toni Comín (Partido de los Socialista de Cataluña PSC-Ciutadans pel Canvi, Foc Nou, Cristianisme i Justicia…), Roser Bofill (PSC-CpC, Foc Nou…) y Pilar Malla (PSC-CpC). Los tres veteranos dan la alternativa al maestro (de escuela e hijo de uno de los potentados fabricantes de género de punto de su ciudad) Pere Vilaseca y Canaleta, violento antiwoytiliano, coordinador del proyecto de Cultura Religiosa de la Escuela Pía en Cataluña, miembro del equipo de Coordinación Pedagógica y Pastoral de la misma Escuela Pía en Cataluña y uno de los fundadores, impulsores y portavoz de la plataforma creada en Mataró para dar apoyo al candidato del PSC a la alcaldía. Todo junto, a lo “bac” y sin problemas. Como para llevar a los hijos a los escolapios. A lo mejor acaban como el hijo del propio Vilaseca, quien ya en edad universitaria, durante la Fiesta Mayor del año 2006, fue conducido a comisaría por la policia local de la capital del Maresme por organizar y ser uno de los cuatro participantes en una carrera nocturna, donde se tenía que correr como a uno su madre lo trajo al mundo. Nuestros círculos concéntricos residentes en dicha ciudad nos aseguran que incluso está en you-tube la filmación amateur de los acontecimientos que acabaron en el cuartelillo para broma y cachondeo del vecindario. Es lo que tiene la religión natural.

El pío pío dialogal

Una de las cosas más pesadas y plúmbeas de nuestra amada Cataluña es el piar de los “dialogales”. Se trata de aquellos que creen que las diferencias entre las religiones son fruto de la ignorancia. Que en el fondo el mensaje es el mismo. Hay una religión natural revelada a los listos. Los tontos necesitan de las demás. Los “dialogales” son como la señorita del parvulario de las religiones, donde ¡ay pobrecillos! se pelean porque no saben conversar. Con lo fácil que es ponerlo todo en el túrmix y enchufar: la gran concordia universal.

Aquí sale al ruedo Jordi Puig, licenciado en Sociología (UAB ) y técnico del Centro Interreligioso de Barcelona y del Área de Diálogo Intercultural de la UNESCO en Catalunya, institución que parece actuar, a la vista, de pesebre para sociólogos en paro.

Entre las 18 entrevistados en el libro está: Cristina Monteys, ¿católica? super progre técnica de proyectos del área de diálogo interreligioso de Unescocat y miembro de la Asociación UNESCO para el Diálogo Interreligioso. La señorita esta a favor del celibato opcional, las celebraciones comunitarias de la penitencia con absolución colectiva, de liquidar la moral sexual católica, a favor del control de la natalidad, las relaciones prematrimoniales, las parejas homosexuales, el derecho a adoptar de estas… Otro “panellet” (pastelito).

Para cuadrar el círculo, los autores del libro han tenido que recurrir a la tangente. Entrevistar a Abdennur Prado, musulmán progre y director del Congreso Internacional de Feminismo Islámico; Jai Anguita, rabino judío progre y Carles Capó, pastor protestante, supongo que también progre, porque no hay nada menos plural que los plurales cuando van de ídem.

El toque étnico lo pone el difunto abad de Montserrat, el progre Cassià Maria Just. También esta la benedictina, de toca y pantalones, Teresa Forcades i Vila, que como su indumentaria, a lo mejor tiene que aclararse un poco.

En la vieja guardia, el sociólogo Joan Estruch que no se sabe bien en que iglesia está. En la Universidad Autónoma de Barcelona, la suya, creen que es protestante.

Completa el bollo pastelero, las dos caras de la misma moneda: Jordi Serrano, de la anticatólica, laicista y combativa fundación Ferrer i Guardia; y Joan Bada, rabiado presbítero de la sectaria Unió Sacerdotal de Barcelona. Los que lo han sufrido en el Seminario, dudan si no le quiere robar el cargo al propio Serrano.

Una Escuela Pía que ya no pía

Los “meninos” del rey PSC y los arrogantes “dialogales” han aprovechado la debilidad de la Escuela Pía en Cataluña para utilizarla y transformarla en quinta-columna dentro del campo católico. Al PSC le interesa el tema pues así se consigue que sea, desde dentro de la propia Iglesia, donde se deslegitime a los obispos, aquí en materia educativa.

La faena es relativamente fácil pues la Escuela Pía en Cataluña es un ingente emporio escolar a manos de una orden que, en esta provincia, decidió autodestruirse. Casi 20.000 alumnos y 0 vocaciones. Si esto fuera una empresa, habrían despedido hasta al portero.

El escolapio Enric Canet, quien con Francesc Romeu y Jaume Reixach, perpetró el libro “Tertúlia de Capellans” (2005, Viena Edicions) hace poco afirmó en Catalunya Radio que el cardenal Cañizares era un hereje. Como es un hombre de matices, aparte de uno de los coordinadores del libro, considera que: la jerarquía de la Iglesia española es integrista. Los obispos catalanes, no. Defender la familia tradicional: una pérdida de tiempo. ¿Y hacerse escolapio?

Alejados de su carisma fundacional, los cuatro escolapios que aun no han llegado a jubilarse se dedican a todo menos a enseñar. Han huido de las aulas. Unos trabajan en la reinserción de presos como los mercedarios, otros llevan parroquias como los sacerdotes diocesanos y así “anar fent” (ir tirando)… Salvo alguna honrosa y santa excepción, el resto se ha empecinado en escoger y re-escoger provinciales autodestructivos. Llegados a este extremo, no pudiendo avanzar mas en la propia aniquilación como orden y, faltos de religiosos, han delegado la gestión e incluso la “pastoral” de sus colegios en seglares. Y escogiendo como han hecho tal tipo de superiores, ¿cuál creen ustedes que es el perfil del personal seglar llamado a dirigir las más altas instancias de un inmenso legado escolar alzado con el esfuerzo de tres siglos de escolapios piadosos?

Cloroformo para que la escuela católica pía no diga ni pío

Pero no todo es tan esperpéntico como lo que pasa en la Escuela Pía, salvo honrosas excepciones claro esta. El actual modelo escolar español, especialmente el catalán actúa de freno tanto para el renacer del catolicismo como para la mejora de la calidad educativa. Son dos víctimas que van de “bracet” (del brazo) de unas causas similares.

No es posible obtener un concierto escolar para una escuela que se abra nueva en Cataluña. Eso es un pastel para los que estaban. ¿Este trato, no va en contra del principio constitucional de la igualdad? ¿Por qué los que estaban sí, los que puedan venir después no, si cumplen los demás requisitos?

¿Por qué una escuela que recibe más solicitudes de admisión de alumnado, por su calidad, no puede aumentar sus líneas, sus plazas concertadas, su tamaño? ¿Qué incentivo hay para hacer una educación de calidad, si las escuelas malas no quedan perjudicadas ni las buenas recompensadas?

Tercera injusticia. ¿Qué sentido tienen las zonificaciones escolares que limitan la libertad de los padres de escoger centro?

La respuesta a todas estas preguntas no las encontraran en “Escola, religió i poder”. Eso sería atacar al “amo”. El sistema estalinista de reserva de mercado escolar por parte de nuestra progresía solo proporciona un resultado: la patética calidad educativa que detecta el informe PISA. Usted puede escoger comprar el Ferrari donde quiera, pero su hijo va a pasar por el tubo. El último bastión de los que tenían Albania como referente.

La tragedia no acaba aquí. El reparto del pastel escolar impide un sano incentivo para educar mejor y es también cloroformo para las direcciones de la mayoría de las escuelas católicas de Cataluña. Todo sabe igual. Mata la creatividad. La sopa repartida, boba pero calentita, impide la revisión y reactualización de los ideales fundacionales espoleada por el contacto con la dura realidad que hay fuera de la burbuja en que se ha convertido nuestro mundo escolar. La escuela, también la católica, en Cataluña no trasformará nuestra sociedad porque no vive en ella, salvo en el hecho que subsiste con el dinero actual de todos. Le pasa igual que al cristianismo de nuestros progres, se basa en una antropología equivocada. Si se sometiera, aunque fuera un poquito, a la competencia, se derrumbaría todo el entoldado.

Si en la escuela católica no hay espacio para la oración y para la contemplación, las escuelas católicas se convierten en comederos de profesores, asilos de religiosos y espacios para segregar alumnos lejos de los inmigrantes. Si se excluyen las grandes preguntas se excluyen a los jóvenes de los grandes proyectos, tanto los más vistosos como los familiares. Si no se aborda el tema del pecado y todo se remite a pretender solucionarlo todo con más y más información, se aumenta el daño. Como sucede con la educación sexual. Nunca ha habido tanta y nunca tantos los embarazos de adolescentes (que no los vemos porque acaban en aborto). Si en los análisis sociales no se introduce la visión de la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente en los cursos preuniversitarios, se alimenta el capitalismo salvaje o la quimera estatalista, el mundo maniqueo al que quieren condenar a los chavales los teóricos como Canet, Puig y Vilaseca.

Quinto Sertorius Crescens

http://www.germinansgerminabit.org/