Germinans asistió a la presentación del libro ”Qué pensa Joan Carrera"

El Directorio de Germinans me encomendó que me desplazara el pasado jueves 2 de abril a la Casa del Libro, donde tuvo lugar la presentación del libro-entrevista de Francesc Romeu al obispo Carrera. Los que nos vienen leyendo saben que Monseñor Carrera fue uno de los obispos más queridos de Germinans y que las penosas vicisitudes que rodearon a su jamás aceptada renuncia, constituyeron uno de los motivos por el que nació esta web. No podía faltar.

En la mesa que presidía la presentación se hallaban el editor Xavier Cambra (uno de los 8 directivos que le dimitieron a Laporta este verano), el autor Francesc Romeu y el ex presidente Jordi Pujol. El acto, como tal, fue un auténtico rosario de despropósitos. Un Jordi Pujol, que cada vez parece más una burda imitación de Joan Capri, glosó la figura de Carrera, con tantos errores, que hasta tuvo que ser rectificado por parte del público, cuando afirmó que Carrera fue designado obispo en tiempos del Cardenal Jubany. La “avara povertà” consustancial a Romeu provocó que la tirada de libros fuese tan reducida, que más de la mitad de los concurrentes se quedase sin ejemplar. Ello provocó las críticas airadas de parte del público; incluso un grupo, en el que se hallaba Enric Puig Jofra, reprocharon a la salida dicha circunstancia al editor Cambra. La pequeñez del local y su ubicación en la misma librería, hacían inaudible la conferencia a quienes no se hallaban cómodamente sentados. Incluso se tuvo el feísimo detalle de no sentar en los primeros bancos, a la fiel Mercé, secretaria de toda la vida de Monseñor Carrera, a la que, una alma caritativa, le prestó una silla, si bien la ubicaron al final de la sala.

Entre el público asistente se hallaba (¡cómo no!) nuestro querido Rector del Seminario, quien junto a Jaume Aymar (capitán actual de un barco a la deriva, llamado Radio Estel) tuvieron el pésimo detalle de abandonar el acto a medias, aunque ya se sabe que son tantas sus ocupaciones diocesanas, que no escatiman esfuerzos para hacer posible el don de la ubicuidad. Debe estar tan al borde de la quiebra Radio Estel, que Aymar grababa la conferencia desde su móvil. Se hallaban presentes también algunos de los vigilantes jurados de las esencias progre-nacionalistas: Enric Puig Jofra, Marcel.li Joan, Teresa Pou. Toda la sala de banderas de la que tuvo que prescindir en su día el Cardenal Carles.

Otro de los pésimos detalles del acto, fue que nadie tuviese un recuerdo hacia el Papa Juan Pablo II, cuando era el día en que se cumplían los cuatro años de su fallecimiento, máxime cuando es notoria la atracción que sintió el obispo Carrera por el anterior Pontífice, hasta el punto de haber afirmado que conocer a Juan Pablo II fue uno de los hechos que le cambió la vida. Resulta lamentable también que Jordi Pujol no recordase al Papa polaco, pero sí se declarase montiniano confeso. No más penoso fue lo mal que dejó Pujol al Cardenal Carles, aunque ciertamente vino a decir lo que todos sabíamos, que a los nacionalistas les sentó como un tiro que se nombrase a un prelado valenciano como arzobispo de Barcelona.

El hoy curial Francesc Romeu excusó la presencia del Cardenal Martínez Sistach, por hallarse en el Comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal. Lo que calló Romeu (suponemos que no le engañaron) es que a esa hora (las 7 de la tarde), Sistach ya se hallaba de vuelta a Barcelona y que sus pensamientos estaban más cerca de Benicarló, a donde se dirigiría al día siguiente. Dijo Romeu que el señor Cardenal se hallaba representado por el vicario episcopal Joan Galtés. Puede ser, pero yo no lo vi.

Como he dicho anteriormente, más de la mitad de los asistentes no pudimos comprar el libro, por cuanto al inicio del acto ya no quedaban ejemplares. No esperamos que Romeu nos envíe uno, tan solo deseamos que el libro tenga una tirada decente y que pueda encontrarse en todas las librerías. Cuando sea así, les prometo una crítica del mismo, pues no puedo fiarme de la recensión que efectuó Oriol Domingo Pamias en La Vanguardia del domingo, dado que el periodista (ahora salvado por los pelos del ERE) no es una fuente muy imparcial.

Aparte de la lectura del libro, que algún día podré realizar, una de mis mayores ilusiones era que Romeu de Cal Picafoc me firmase el ejemplar y lo dedicase a Germinans. No pudo ser. Otra vez será, Cisquet.

Oriolt

Germinans germinabit