El golpe de mano de Amigo y Sistach


Cuando un buen amigo me comunicó que Sistach había anunciado –mediante pública convocatoria- la celebración de una misa, al mismo día y hora en que se había convocado a todos los católicos españoles en la Plaza Colón de Madrid, le dije que allí había gato encerrado. El Cardenal de Barcelona no tiene la suficiente personalidad para desmarcarse él solo de la totalidad de los prelados españoles. Le dije a mi interlocutor: Cuando Sistach ha efectuado ese anuncio, se ha cuidado bien de hallarse respaldado. Efectivamente, a las pocas horas se anunciaba otra misa en la Catedral de Sevilla. Al día siguiente, se convocaba otra en la diócesis de Santiago de Compostela. Incluso en La Vanguardia, se decía que todas las diócesis catalanas (en especial, se hacía mención a Tarragona) celebrarían una misa solemne en sus catedrales. Todo cuadraba: No se trataba de una iniciativa personal de Sistach, sino de un “coup de forcé” en toda regla contra el Cardenal Rouco. Una iniciativa desleal de una parte del episcopado español, encabezada por los purpurados de Sevilla y Barcelona.

Evidentemente, tanto Amigo como Sistach le tienen verdaderas ganas al Cardenal de Madrid. No han podido con él, ni en las últimas elecciones a Presidente de la CEE, ni en la reelección de Monseñor Martínez Camino como secretario general. La presencia de Rouco en la Congregación de Obispos y su papel determinante en el nombramiento de coadjutor de Sevilla o en el rechazo a todos los candidatos a obispo auxiliar de Barcelona que ha presentado Sistach son otra de las gotas que colman el vaso. La venganza es un plato que se sirve frio y han hallado su oportunidad en el boicot al acto del 28 de Diciembre.

Lo que hace un especial daño a los ojos es que se utilice la familia de coartada. En el singular caso de Barcelona, jamás se le había ocurrido al Cardenal Martínez Sistach organizar un acto el día 28 de Diciembre. En sus cuatro años de pontificado, no se le recuerda ninguna celebración pastoral en defensa de la familia y de la vida. Incluso el año pasado acudió de mala gana al acto que convocó e-cristians, celebrando la misa y apretando a correr, una vez finalizó, sin quedarse al resto del acto, haciendo gala –cuanto menos- de una tremenda descortesía.

Nada podría objetarse al Cardenal de Barcelona, si hubiese convocado la misa, con anterioridad a la citación a la Plaza de Colón. Pero su anuncio a remolque tardío de aquella, apesta a vendetta que tira p’atrás. Utilizar la defensa de la familia como sujeto de los malos rollos entre obispos es una de las afrentas más abyectas que pueden recordarse. Aprovecharse de las nobles causas y de las iniciativas más limpias y desinteresadas para apuñalar por la espalda al Cardenal Rouco no es precisamente un homenaje a la decencia. Es más, llegados a este punto, debemos recordar donde estaba el cardenal Martínez Sistach cuando un grupo de católicos pro-vida se manifestaba delante de la clínica del Doctor Morín. Tres años estuvieron manifestándose y el arzobispo de Barcelona llamando a andana. Cuando surgió el escándalo entonces salió Sistach (¡siempre a remolque!) con una nota de protesta fría y aséptica. No digamos cuando saltó el escándalo Pousa y el arzobispo canonista sacó una forzada y patética carta explicatoria. Eso sí, manteniendo al sacerdote en su destino. ¡Y ahora se acuerda de la familia y de la defensa de la vida! Justo ahora.

También es cierto que estas múltiples celebraciones nos permitirán comparar el poder de convocatoria de cada uno. Por de pronto, en Barcelona ya se han apresurado a decir que no son amantes de actos multitudinarios. Ya se sabe que hay quien prefiere vivir en un entresuelo sórdido y húmedo antes que en un ático con vistas. Germinans tendrá corresponsales en todos los actos y les comentará las ausencias y las presencias. Quien está y quien deja de estar. Quien acompaña a Rouco y quien a Sistach. Quien se acuerda de la defensa de la vida en Barcelona y quien en Madrid. Y sobre todo sí alguno de esos que no se han acordado jamás de la familia y de la defensa de la vida, tiene el rostro de hacerse presente en la Catedral de Barcelona, solo para estar al lado de Sistach. A ver sí en lugar de un acto de defensa de la familia y de la vida es una acto de defensa de Sistach y menosprecio a Rouco. Me temo que sí.

Oriolt

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