Felicitación a los 50 años de la ordenación sacerdotal de Mn. José Antonio Arenas y Sampera
“Me acercaré al altar de Dios, la alegría de mi juventud” Con estas palabras el homenajeado se dirigía a todo el presbiterio diocesano con motivo de la Misa Crismal. Estos días se cumple la efeméride. Simpático como su antecesor del año pasado, Mn. Matabosch, hablan de juventud aquellos que pasan los 75, en este caso 78, y continúan acumulando los cargos.
Me gustaría hacerte llegar mi más sincera felicitación, y lo hago precisamente desde este medio que tanto interés te suscita. Un medio que tanto persigues y te obsesiona.
De familia buena de Mataró, ciudad de mártires de los cuales jamás hablaste hasta hace un año, tuviste la suerte de crecer en ese entorno. Formación gloriosa en los seminarios de Don Gregorio, algún paseo -que no títulos- por Roma en el Teresianum, como muchos de los cargos diocesanos actuales, rector señorial de San Gregorio y formador-rector-director espiritual del Seminario de Barcelona, y miembro de múltiples fundaciones como el Nen Déu, que el Papa visitará y que tanto has hecho por el nuevo edificio o del Hospital de San Pablo del cual mejor no hablar, por ahora. Y como no, sempiterno delegado de Vida Consagrada detrás del destello de Mn. Muñoz y sucedido parcialmente por Mn. Prieto “qui ho diria!” (¡quien lo diría!).

La elevación es esencialmente el gesto simbólico del que ofrece alguna cosa. En la misa son tres las elevaciones propiamente dichas: 

Desde que se hizo oficial la visita del Santo Padre a Barcelona la maquinaria de propaganda y maquillaje se pusieron en marcha para dar una imagen al Sumo Pontífice y a la Iglesia Universal que la diócesis de Barcelona es fantástica, maravillosa, la mejor del mundo católico. Para ello se contó con un verdadero especialista y malabarista de estos menesteres el Rvdo. P. Enric Puig (que ya hizo esta tarea en la Generalitat de Catalunya del Muy Honorable Sr. Pujol), pero una pieza fundamental para el espectáculo de fuegos artificiales es sin duda el Rvdo. Josep Maria Turull, la mano derecha de n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach y eterno aspirante a la mitra (que sabe que quizá en todo esto se está jugando su última carta).







