Un par de mantas por dos obispos
Esta es la táctica empleada por el Cardenal de Barcelona para camelarse a la Curia vaticana y así manifestar una romanidad de cartón piedra de la Iglesia en Cataluña. Después del primer experimento exitoso, con la beatificación del Dr. Samsó, ahora se disponen a ejecutar el segundo asalto con la visita del Cardenal Bertone. No contentos con ello, se realiza un doble salto mortal con el anuncio sine die de la visita del Santo Padre a Barcelona para bendecir el Templo de la Sagrada Familia.
Tanto en la misa como en la comida se convocaron todas las legiones. A más de uno le sorprendieron la presencia de numerosos sacerdotes bien alejados de la doctrina papal y de la devoción a los Santos y más aún a un mártir. Pero la ocasión lo valía: hacer ver a los representantes de la Curia vaticana que la “Iglesia catalana” está viva y con numerosos sacerdotes jóvenes (como alguno comentó). ¡Qué distante de la realidad aquella aparente imagen de fervor y devoción! Nunca más se hablará del pobre beato Josep Samsó. Los sacerdotes jóvenes son una especie en extinción. Los pocos presbíteros fieles al magisterio eclesial malviven en la marginación de las diócesis catalanas. ¿Y qué decir del pueblo fiel? Un poco más y no se llena la Basílica de Santa Maria de Mataró. Unas 2000 personas como mucho en un evento como este. El día que se trasladó al mártir Josep Samsó desde el cementerio de Mataró a la Basílica, allá por los años 40, se congregaron más de 2000 personas.

A inicios de noviembre todas las discusiones sobre la liturgia sacramental habían concluido. Faltaban las votaciones, pero la marcha de los debates nos podía ya orientar sobre el tema. Se dibujaban seis líneas generales sobre las que iba a construirse la constitución en torno a este particular. Así las presentaba nuestro analista: 
El marqueting es lo que se lleva. Existe el marqueting empresarial, el marqueting político y el marqueting eclesial. Vender un chocolate que adelgaza; vender un político paquete sin experiencia profesional ni formación académica como un crack; vender una imagen de una Iglesia que funciona pese a una deriva patética que se dirige al naufragio.
En pleno debate sobre la ubicación de residuos nucleares en territorio catalán, me viene a la memoria aquella gran campaña contra la energía nuclear que se realizó hace unos años (y que aún colea) en todos los países y en todos los idiomas y que tenía como principal logotipo un sol rojo sonriente sobre fondo amarillo con la pregunta: "¿Nuclear?" y la respuesta: "No, gracias". Aprovecho aquella inteligente campaña para recuperar aquella insignia que se popularizó en miles de vehiculos de todas las naciones, para expresar mi sentimiento y el de tantos católicos catalanes y no catalanes, de que no queremos ver al Rvdo. Josep María Turull como obispo ni en pintura.