La frialdad de un "Corpus" muerto y sin alma
Tras un trienio con un Plan Pastoral mal ideado, erróneamente presentado y peor ejecutado, nuestro n.s.b.a. Cardenal Arzobispo empeñose en convertir la solemnidad de Corpus en el colofón de su “fiesta pastoral”.
Con tal fin, se dedicó a exhortar a una total participación del “no-va-más” de la Diócesis en su “plena vitalidad”. ¿Resultado? Una paradoja. Y no podía esperarse nada más.
Excepto aquellos que ostentan cargos de confianza (el aparato oficialista) y que por “dictado supremo” tuvieron que acudir a una celebración, no solamente en la que nunca han creído, sino que siempre ha sido objeto de sus más feroces críticas, el clero ciudadano y diocesano brilló por su ausencia. ¡Había que ver cómo endosaban obligados las casullas algunos arciprestes que hacía años no se las ponían! De postal del “Escudo de Oro”.
Pero lo más paradigmático fue el concurrido “pueblo de Dios” que salvó el aforo de la concentración eucarística. Y he aquí la paradoja: la concentración fue salvada por todos aquellos grupos y movimientos que no sólo se encuentran alejados de toda responsabilidad en el gobierno de la Archidiócesis, si no que ordinariamente son los más vilipendiados por la mordaz crítica de la izquierda progresista y nacionalista a la que Sistach ha dado el control absoluto y despótico de la inmensa mayoría de las instituciones diocesanas.

Las dos fórmulas que siguen como conclusión del canon no son oraciones propiamente dichas, son doxologías finales. Algo soterrado va este carácter en la primera fórmula “Per quem haec omnia” por ser ella una a modo de bendición particular de productos de la naturaleza que tenía lugar aquí.
Según la nueva edición del Diccionari de construcció patriòtica d’una Església de Catalunya, se define con el término sistaquing la práctica ejercida por los prelados trepa-llepas en las relaciones personales con sus sacerdotes diocesanos que carecen de defensas extraeclesiales, especialmente en el ámbito de su palacio episcopal o en las casas parroquiales, consistente en un trato verbal vejatorio y descalificador, acompañado de profusión de gritos, con la finalidad de amedrentarlos, humillarlos y servilizarlos.
El lunes de la semana pasada se organizó en el Palau Sant Jordi de Barcelona, un homenaje al fallecido humorista Pepe Rubianes. Los importantes beneficios de tan magno acto fueron destinados a la “Fundación Pare Manel", éste Padre Manel no es otro que el famoso Rvdo. Manuel Pousa, más conocido popularmente como el “cura abortero".
Cuando llegó a mis manos el último El Pregó (ya saben que lo leo todo), me encontré que en su interior habían incluido un díptico de Esglèsia Plural que convocaba a la “VIII Diada pel respecte a la pluralitat dins l’esglèsia ‘09”. El acto –según se anuncia- se celebrará el próximo 29 de junio, en la sede de Cristianisme i Justícia sita en: ¡Pau Claris-Llúria!. En aquellos momentos me vino a la memoria una canción infantil, típica de esplai, que se cantaba con la melodía de “Tous les garçons et les filles” y que acababa con el siguiente estribillo: