La sustitución de Sistach


“Cuando los cardenales llevaban pectorales de oro siempre tenían un rato para ir al Trastevere a enseñar catecismo a los chavales, ahora que los llevan de madera nunca tienen tiempo”. Esta anécdota la explicaba recientemente un venerable sacerdote ante un grupo de feligreses comentando la artificiosidad del panorama eclesial barcelonés.

Estamos en tiempo de Mundiales de Fútbol y de quinielas sobre la fórmula que se tendrá que adoptar para sustituir a Sistach. Circulan diversas hipótesis para el post-sistaquismo pues ya quedan pocos meses para que finiquite un pontificado amortizado.

Sáiz a Barcelona, como coadjutor con derecho a sucesión, pasada la visita del Papa. Cristau, sucediendo a Sáiz. Vives desde Urgel postulándose como recambio de Sistach mediante su campañita de aparecer delante de los ojos de los progre-eclesiales de Barcelona como el obispo del Estatut. “Los obispos catalanes somos partidarios del Estatut”, nos espetó domingo en La Vanguardia , apropiándose de la voz de todo el episcopado y él como altavoz y portavoz de todo el colectivo. Un modus operandi muy progre, muy JOC-JOBAC, muy Vives.

Tres son los aparentes escenarios: la vía Sáiz apoyada por Carles; “il percorso” Vives, apoyado por los cada vez mas minúsculos grupos de presión nacional-progresistas (para)eclesiales de Barcelona; y la empecinada manía de Sistach por Turull como su substituto.

¿Puede resolverse la sucesión de Barcelona por parte del Señor Nuncio con el solo envío de peticiones de informes sobre el mejor candidato –es decir por correo-? En Cataluña este camino es una manera de formarse opinión envenenada. Dos son los motivos. El primero es la práctica por parte de grupos de presión como la Unió Sacerdotal de pactar previamente las respuestas concentrando las apuestas en determinados candidatos de los suyos y haciendo invisibles a nivel de Nunciatura los que no son de su cuerda. Se trata de una táctica colusoria que se ha pactado previamente.

El segundo motivo es la exagerada proporción de sacerdotes nacional-progresistas en Barcelona. ¿Qué candidatos van a proponer, aquellos que han suicidado sus propias parroquias? Por ello desde Nunciatura y desde Roma pasan ya de esta vía y directamente llaman al cardenal Carles pidiéndole opinión, convirtiéndose nuestro antiguo Pastor en el Gran Elector.

Tres son los métodos electivos: la vía “llamar a Carles”; hacer caso de las encuestas enviadas a los sacerdotes del lugar; y hacer caso a Sistach.

¿No existe otra manera que complemente estos procedimientos electivos? ¿Puede decidirse el futuro de Barcelona sin bajar al terreno de juego?

El gran problema es la invisibilidad de los buenos sacerdotes de Barcelona y Cataluña. Una invisibilidad no física pues normalmente van vestidos con clergyman o traje talar. Una invisibilidad a que les someten los medios de comunicación (TV3, prensa con demasiados compromisos políticos…), la Curia diocesana de Barcelona y los informes enviados a Nunciatura. Son, están, trabajan pero no cuentan, ni se les ve en el mundo de la imagen. Marcan goles pero, los tantos, se los apuntan otros.

La invisibilidad tiene en la visibilidad su gran enemigo. El mejor amigo de la visibilidad es el ojo. Hay que bajar a los anónimos campos de fútbol de arena de los juveniles para ojear las promesas, para ficharlas. Hay que bajar al Trastevere.

La sucesión de Barcelona no puede tratarse burocráticamente. Las encuestas que se envían están envilecidas porque invisibilizan candidatos buenos sin resortes extraeclesiales y hipervisualizan los que reciben apoyos de la esfera de lo político-ideológico-mediático pero que eclesialmente son una nulidad (Romeus, Aymars…). Porque hay cocina previa de condimentación y concentración de preferencias en determinadas personas.

Tampoco debe ser muy bueno que, como única salida al bloqueo de esta vía de conocimiento, se recurra a llamar a nuestro emérito Arzobispo el cardenal Carles. En esto damos la razón a los nacional-progresistas aunque ellos hayan sido los campeones de hacer trampas.

Y peor aún, visto lo visto, es hacer caso a Sistach en su relevo.

Se buscan ojeadores

Como el Nuncio Frattini no se arremangue y únicamente se limite a formarse opinión sobre Barcelona con las opiniones de dos o tres prelados –aunque buenos- complementado con la lectura de esta humilde página web lo lleva claro para encontrar una buena solución para una aparente calidoscópica Catalunya.

Germinans germinabit no es palabra de Dios. Pero sí es una actitud, ser un ojo sobre el terreno.

Reiteramos: estamos en tiempo de Mundiales de Fútbol. Si quiere una Barcelona que gane algún campeonato, confíe en algunos ojeadores secretos suyos que escruten desde el anonimato la realidad barcelonesa y catalana. Como los ojeadores del Barça que visitan de incógnito los campos de fútbol de las poblaciones y barrios periféricos que circundan las grandes urbes africanas. Vaya a los Trasteveres de Barcino, tantee realidades “germinantes”, remonte ríos, rompa el cerco de Collserola que ahoga la ciudad del pensamiento único. Adéntrese por a la llanura vallesana, camine cerca de la pulcra tierra, de la agua que escalda, de las fuentes de Egara recordando su pasado, mezclándose con su presente, pensando en su futuro. Sin salacot penetre en el país de los ausetanos, en Vicus Ausetanus suba a los orígenes de nuestra historia como tierra católica. Asista a Misas, observe celos, mire rostros, contemple actitudes. No son los únicos recorridos. Contornee las impostaciones con el anonimato. Le pronosticamos gratas sorpresas: The simple, the best .

Quinto Sertorius Crescens