Una más de la familia

“¡Es una cosa de primera importancia el trabajo en el hogar! Por lo demás, todos los trabajos pueden tener la misma calidad sobrenatural: no hay tareas grandes o pequeñas; todas son grandes, si se hacen por amor. Las que se tienen como tareas grandes se empequeñecen, cuando se pierde el sentido cristiano de la vida. En cambio, hay cosas, aparentemente pequeñas, que pueden ser muy grandes por las consecuencias reales que tienen”.San Josemaría Escrivá de Balaguer

Llevo años buscando una oportunidad para agradecer públicamente el trabajo profesional de las empleadas de hogar. Y hoy, días después de que mi gran colaboradora, mi gran aliada, y mi gran amiga, nos haya dejado para ir a descansar al cielo, considero un deber de justicia y gratitud reconocer el valor que tiene esta profesión del trabajo doméstico. Ella está en el cielo y Dios con ella. Ha servido a los demás hasta la última gota de su vida, exprimida como un limón, atenta siempre a quienes más la necesitaban, con lealtad y alegría, sin guardarse nada para sí misma.

Estoy convencida de que el Señor al verla llegar le susurró al oído con una gran sonrisa: “Está bien, sierva buena y fiel, puesto que has sido fiel en lo poco , te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor".

Es verdad que el trabajo en el hogar esta poco reconocido y valorado socialmente. Pero es “un oficio - solía decir San Josemaría Escrivá de Balaguer - de trascendencia muy particular, porque se puede hacer con él mucho bien o mucho mal en la entraña misma de las familias”. Es más, añadía: “A través de esa profesión —porque lo es, verdadera y noble— influyen positivamente no sólo en la familia, sino en multitud de amigos y de conocidos, en personas con las que de un modo u otro se relacionan, cumpliendo una tarea mucho más extensa a veces que la de otros profesionales”.

Decía Juan Pablo II a cinco mil empleadas de hogar el 29 de abril de 1979: “Vuestro trabajo de colaboradoras familiares: ¡No es una humillación vuestra tarea, sino una consagración!” Y añadía: “Efectivamente, vosotras colaboráis directamente a la buena marcha de la familia; y ésta es una gran tarea, se diría casi una misión, para la que son necesarias una preparación y una madurez adecuadas, para ser competentes en las diversas actividades domésticas, para racionalizar el trabajo y conocer la psicología familiar, para aprender la llamada “pedagogía del esfuerzo”, que hace organizar mejor los propios servicios, y también para ejercitar la necesaria función educadora. Es todo un mundo importantísimo y precioso que se abre cada día a vuestros ojos y a vuestras responsabilidades”.

Y tengo que reconocer que debido a mi situación personal, familiar y profesional, unas temporadas más otras menos, siempre las he necesitado a mi lado como pieza fundamental para mover el engranaje con el que la casa y todos los que vivimos en ella funcionamos a la perfección.

No solo porque con su ayuda en el orden, limpieza y organización de mi hogar han contribuido a crear un ambiente acogedor y agradable fundamental para la convivencia; ni porque - gracias a Dios-, he podido contar con su ayuda y su apoyo necesario, indispensable e impagable en todas y cada una de las tareas que conllevan el cuidado y educación de mis hijos.

Más bien, porque gracias a ellas, durante años, he podido dedicar parte de mi tiempo a lo que más me gusta en el mundo: mi familia, mis amigos y mi trabajo. Y esto, que no es poco, les hace merecedoras del titulo: “una más de la familia”.

¡Por eso, hoy- como decía Juan Pablo II con el que me identifico-, va mi aplauso a todas las mujeres comprometidas en la actividad doméstica y a vosotras, colaboradoras familiares, que aportáis vuestro ingenio y vuestra fatiga para el bien de la casa!”

16 comentarios

  
Juanjo Romero
Me uno al homenaje. Y añado un matiz, quien ha tenido la suerte de encontrar una que sepa que tiene un tesoro y la trate así. Pasa a ser parte de la familia.

En muchos momentos se le confía lo más querido, y ahí están.

11/10/11 6:25 PM
  
Luis Fernando
Espectacular post.
11/10/11 6:28 PM
  
Persona
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A mí me pasa lo mismo con el cochero, el ama de llaves y el encargado de lustrarme las botas de montar. Mi vida sin ellos sería mucho más dura.
11/10/11 6:56 PM
  
Solita
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Reme, me has emocionado con tan sentido homenaje. Tu aliada ¿Supo en vida cómo la apreciábais?
11/10/11 8:18 PM
  
CRISPOPA
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Efectivamente, para las madres de familia, ellas son nuestro tercer brazo.Son una más de la familia.

Estoy 100% de acuerdo contigo
11/10/11 8:30 PM
  
Jose ( el del NORTE)
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Yo doy fe de que si, supo de su aprecio por parte de la FAMILIA, mas diría que en todo ellos a quedado algo de su personalidad y fidelidad al concepto de uno mas o mejor dicho pregúntale a Mari.
Solo decir que hoy en día habiéndose ido una amiga, sigo teniéndola presente, tanto a como a la familia.
11/10/11 8:58 PM
  
Patxu
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Pues yo si tuve una asi, mi Marxi, que ademas era mi madrina, y aunque toda la familia se lo agradecimos mucho en vida, creo que nunca fue suficiente, por eso, como dices en tu articulo, en el cielo , han encontrado su recompensa, la de verdad.
11/10/11 9:30 PM
  
César Fuentes
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Gracias, hermoso post.
11/10/11 11:39 PM
  
MERCEDES
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ES DEL TODO CIERTO LO QUE SE DICE, ES UN ELEMENTO SUMAMENTE IMPORTANTE EN LAS CASAS HAY QUE RESPETARLAS, QUERERLAS Y DARLES BUEN TRATO... MERCEDES.
12/10/11 1:23 PM
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Reme siento el fallecimiento de Mari. Realmente no se es del todo consciente de la importancia de algunos trabajos hasta que faltan. Sé que Mari os quería muchísimo y al contrario. Cuando se recibe un servicio de este porte no se olvida nunca. Son de la familia mientras están y cuando la dejan, me parece que no la dejan del todo. Todo el cariño volcado influye en todos. Siempre son "algo de la familia", estén donde estén. Sería genial que en vida, en el día a día, en el momento en que sirven, fuésemos muy agradecidos. Y hay que demostrarles el cariño y que ellas mismas también aprecien su trabajo como un verdadero trabajo profesional, que facilita - en muchos casos - el trabajo profesional de los miembros de la familia: padres, hijos estudiantes, pequeños, mayores... Mari dejó huella y rezo por ela y su familia.
Un saludo, Pepa Silla
12/10/11 2:12 PM
  
Mercedes LLauradó A.
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Me ha parecido un precioso y justo homenaje, me ha emocionado. Para haber podido gozar de la presencia de esta persona, primero hay que haber sabido valorar el trabajo del hogar y la importancia de la familia, solo así creo; trabajando nosotras primero, hemos podido transmitir y tener la colaboración y esa especie de complicidad con la otra persona, porque apreciamos en lo que vale su trabajo y eso lleva al agradecimiento y al cariño mutuo.
12/10/11 5:42 PM
  
marga
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Lo lamento. Yo tengo a Maria Luisa en el hospital, cuidó de mi hija durante muchos años y me ayudó con la casa. Se está muriendo y su vida ha sido un servicio constante a los demás. Es justo valorar a estas personas y considerarlas puntales de la familia y por ende, de la sociedad.
13/10/11 10:57 AM
  
Amparo
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Supongo que además de tan emotivo homenaje, la trabajadora del hogar habrá sabido antes de morir que era "una profesional como la copa de un pino". Y eso sería recompensado económicamente, como lo hace cualquier otro profesional, con una jornada digna, un salario en correspondencia, unas horas de descanzo y su vacaciones pagadas y disfrutadas, a la vez de bajas laborales, etc., por supuesto habría estado dada de alta en la Seguridad Social. Todo esto es tan importante, como luego ir al cielo a encontrarse con del Dios Padre-Madre que vela por el cuidado de todas las familias. Porque el Reino de Dios se comienza a construir y a disfrutar aquí, y el más allá sigue siendo una incognita.
Saludos
14/10/11 9:29 PM
  
Forestier
El que extrañamente firma como "Persona" ha realizado un comentario totalmente ajeno al contexto, con objeto de que le riéramos su "gracieta" y ha hecho un esplenderoso ridículo.
17/10/11 2:18 PM
  
Joan Figuerola
Sacando la trascendencia del tema, esta buena señora ejerció una función dentro de la familia contratante que no le correspondía. El padre y la madre de esa familia dejaban de hacer aquello que les correspondía. Vivo en un barrio de esos llamados de clase alta de Barcelona y bien conozco familias, sobre todo madres que sólo van al gimnasio, a tomar cafés y a pasear con las amigas mientras la asistenta, casi siempre una mujer, se ocupa de la casa y de los hijos... y muchas de esas madres son , se dicen, cristianas. ¿Interesante, verdad?
18/10/11 6:01 AM
  
mjbo
Pues Forestier, a mí lo que más gracia me ha hecho de todo y todos ha sido ¡tachán!: Persona.
11/11/11 7:13 PM

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