Desde siempre, en España, han existido personas que no han sido partidarios de la fiesta de los toros. Eran llamados los antitaurinos. Y no había nada más. Un respeto mutuo y una libertad de acción en todos los sentidos de cada uno.
Tras la pírrica victoria del parlamento catalán contra la prohibición de las corridas en esa comunidad desde el 1 de enero de 2012, que puede ser revocada por otro parlamento salido de las próximas elecciones otoñales, se han desatado los ánimos y las pautas del respeto que siempre he conocido entre los antitaurinos ya no existen.
Ahora en el País Vasco se llega a comparar algo realmente demencial: “La violencia terrorista y las corridas de toros son equiparables, son exactamente lo mismo desde el punto de vista de la indeseabilidad de las consecuencias de uno y otro hecho para la víctima, ya que, los toros no desean estar en la plaza, ni los policías que se les ponga una bomba debajo del coche".
Y esto, se afirma en una zona de España donde han muerto mil personas a manos de asesinos etarras, muchos juzgados y encarcelados, que han producido un largo listado de victimas que lloran a sus seres queridos. Menudo respeto a los familiares de las victimas.
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El panteísmo religioso de los últimos años, el sincretismo religioso a la carta, la mezcla de sensibilidades o afinidades, la confusión de las churras con las merinas, la ignorancia cercana al fanatismo, y otros motivos, donde unos pocos están engañando a una mayoría en aras de alcanzar un poder rayando en el sectarismo, está produciendo afirmaciones tan demenciales como la escrita más arriba.
Sigo pensando que los antitaurinos pierden sus razones cuando olvidan que el panteísmo religioso les puede llevar a faltar el respeto a la vida de los que piensan lo contrario a ellos y le surge el fanatismo dictatorial desde las venas hasta soltar barbaridades como la anterior.
Mientras, se está viendo cómo los favorables al mundo taurino siguen en su sitio, haciendo lo que saben hacer, sobre todo manteniendo su religiosidad y su dependencia de Dios, y tratando de justificar su actuación en la secular cultura ibérica hacia el mundo del toro, que luego la pasaron los colonizadores hispanos a tierras americanas.
Que existan personas que no estén de acuerdo con los taurinos. Vale. Siempre han existido y no pasaba nada. Pero este camino de haber quien dice y ofende con la frase más hiriente e irracional no conduce a nada. Solamente a perder la razón de sus propias razones incluidas las religiosas panteístas.
Tomás de la Torre Lendínez