Tu gran proyecto tras recibir la pensión

En mi caso, cobrar la primera pensión marcó el punto exacto en el que empecé a ser viejita.

Qué maravilla! Jamás habría sospechado que el Señor tendría un antes y un después para mi justo a los 65 años. Cosa de que Dios, todo lo hace bien.

Para llegar a viejo, lo que deseo a todos es que, lleguen con un vehemente deseo de ser santos, por su propio bien ya que, a partir de cierto punto, todo lo que te falta o se te añade, podría convertirse en prueba. Me refiero a que, por ejemplo, la falta de esposo o hijos, se te convierta en la necesidad de pedir ayuda a extraños o parientes no cercanos.

Así la cosa, hacerse viejo es –en verdad de la verdadera- la prueba final a la que te conviene llegar habiendo entendido ciertas cosas tal como que, de ahí para atrás, todo fue un milagro. Un milagro tu buena salud, tu trabajo, tus ahorros, tus estudios, tus entretenimientos, el ejercicio que hiciste, los amigos, los buenos vecinos, los parientes que llegaron a quererte, por mencionar algunas cosas estupendas que, lo largo de tu larga vida, llegaron a ti, muchas veces, sin esperarlo o merecerlo. Todo fue un  milagro.

De tal forma que, lo oportuno es que, junto a la pensión, empieces a dar gracias por el tiempo pasado y cada cosa sucedida que te hizo quien eres, para bien o para mal ya que, todavía queda tiempo para pedir perdón, corregir, reparar y, con ayuda de Dios, construir una vejez preciosa; digna de un hijo de Dios.

La gratitud es fundamental. Tendrías que tomártela junto a las primeras pastillas de la mañana.

La gratitud, sí, porque te abre la puerta a la humildad y sin ella, pues seguirás haciendo lo tuyo pensando que son cosas de Dios. Muy equivocado. Sumamente.

Con humildad, una que  ni siquiera tú puedas imaginar, se te abren las puertas del cielo y las del corazón de quienes te quieren y te cuidan, sean parientes y/o personal sanitario. Sí, porque a eso vas: dentro de poco o más, te estarán cuidando como cuando fuiste bebé. No hay escapatoria por lo que, para llegar ahí, la humildad que tengas te salvará la tanda.

Yo lo vengo a entender ahora, justo en este mi primer año de celebrada vejez en la que se me ha hecho necesario volver a escribir a mano en un diario solo las cosas positivas de la vida. Por salud física, mental y emocional, me lo han mandado los que saben con la mucha sabiduría de la que gozan por bondad de Dios.

Dicho lo anterior, lo que sigue es enfatizar en tu necesidad del deseo de ser santo ya que, si no fue hasta ahora que pones cerebro en considerarlo ya que dispones de tiempo (cof, cof), vendría bien que –de verdad de la verdadera- te lo propongas; de todos modos, no tendrás grandes proyectos en los ocupar tu tiempo, solo ser santo y con eso, sobra y basta.

Los grandes proyectos, que quizá tengas alguno entre manos o en mente, muy probablemente, termines dejándoselo a los más jóvenes, así que, conviene pensar que tu gran proyecto tras recibir la pensión sea, con ayuda de Dios, llegar al cielo con todas las de la ley. Te parece?

2 comentarios

  
The Providence
La paguita!
25/11/25 9:14 PM
  
Kinxo
Me tenias engañado, creí que te habías propuesto ser santa antes de la pensión.

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Hola Kincho
Ay Cómo me has hecho reír!

😂
26/11/25 6:21 PM

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