Yo fui de los necesitados de Misericordia (lo sigo siendo)

Algunos que me conocen de hace poco se han de figurar que he sido siempre como ahora. 

Supongo que muchos, para bien o para mal, sufrirán desencantado al saber que no siempre he sido como soy.

Yo fui de los católicos para los que Dios es cosa de buenos sentimientos.  De los que tomaban las páginas de la Biblia al azar para que la suerte me indicara la novedad del día. De los que iban a misa los domingos y se aburría. De los que, como catequista de niños, cometió graves abusos en la liturgia. Fui de los que nunca tuvieron un buen confesor, ni conocieron a un sacerdote que les hablara del pecado ni de la gracia. De aquellos católicos que seguía entusiasmada la prédica de algunos pastores protestantes y de los que reclamaban que la Iglesia en su liturgia, cantos y prédica no se modernizara. Si, la Iglesia, en muchos aspectos, me parecía inmisericorde. Por haber seguido en esta línea fui también de los que cometieron graves pecados mortales y los justificaron para tranquilizar la conciencia y, muchas veces comulgaron. Llegué a ser un tan mal católico que ni siquiera el papa Juan Pablo II me resultaba convincente. De hecho, cuando vino a mi país al principio de su pontificado, no quise conocerlo.

Llegué a ser una auténtica alma necesitada de la Misericordia de Dios; uno de esos a los que abraza o llama por teléfono el papa Francisco. De esos a ante los que ustedes, este año, se han propuesto ser portadores de la Misericordia de Dios. 

Ahora bien, cómo es que todo esto empezó a cambiar?

El día en que un sacerdote, en confesión, me arrojara a la cara la frase: - “Pero, cómo has hecho algo así? Es que tú, ¡no tienes moral!”

El asunto es que me dio la absolución y, entre lágrimas de vergüenza, salí a investigar en que rollo tremendo me había metido por ignorar sobre “la tal moral” que, de seguro, tenía que estar en alguno de los libros de papá o mamá; lo que, por supuesto, estaba, así como en otros muchos lugares, cosa que dejó en evidencia que solo era cuestión de que alguien, con misericordia, me llamara a conversión señalando con severidad la causa de mi pecado.

No estoy segura si fue de antes o desde entonces que me agradan las personas que me dicen la verdad.

Ahora bien, algunas predicas actuales confunden ya que no dejan claro si es que la conversión consiste en creer que Dios es amor o, por el contrario, en reconocer el pecado.

Creo que habría menos confusión si se predicara lo correcto, es decir, que lo primero es el llamado a conversión que removiera la conciencia de tal forma que la gracia, en una conciencia que se despertara, abriera la posibilidad de reconocer el pecado, diera lugar al arrepentimiento, a la enmienda y al deseo de no volver a pecar más.

En mi caso, por ejemplo, la salud la propició la gracia cuando, en primera instancia, reconocí que me remordía la conciencia.

A lo largo de todo el proceso fui comprendiendo la Misericordia de Dios y que esta no excluye el pasar ratos amargos delante de uno mismo y de un confesor.   

De esta forma fue como, cerca de los 40, fui re-descubriendo el itinerario de fe que el Señor tenía trazado para mí del cual anduve alejada por veinte años.

Por gracia, pasé de nadar en aguas turbulentas a nadar en las aguas más seguras que jamás puedan existir y en las, obviamente, nado a mis anchas pero, además, persevero, ya que en este océano de amor entrañable que es Dios, la meta está todavía muy lejos.

En este Jubileo de la Misericordia, que la gracia nos impulse a nadar sin temor en aguas profundas, a lo largo y ancho de nuestras conciencias para hallar aquello en lo que “no tenemos moral” y así la gracia, nos de la salud y perseverancia que necesitamos para alcanzar la meta. 

2 comentarios

  
antonio
En todo Dios es Amor, hasta cuando nos señala, en las negaciones, nos está diciendo, mandamientos negativos, mira te conviene ir por aca,!Feliz pecado!que nos mereció tal Redentor!!!!expresada, en cada misa en acto, la misma de 2015 años, que en cualquier lado del mundo, un Sacerdote celebra, la Cruz, el amor infinito de Dios hacia sus creaturas, nosotros, mijajas caidas de la mesa de su Señor, San Juan de la Cuz, la Cruz permanece,Las Resantisima Misa, el mundo gira(San Bruno), y seremos juzgados en el amor, negaciones que como afirme, nos llevan al conocimiento de los conocimientos, el de Cristo Dios Nuestro Señor, los caminos de Dios, no son los nuestros, a veces es conveniente caer en pecados, para volver con más intensidad a EL,
Como dice San Pablo tengo un agijón, que no me lo puedo sacar, y Dios me ha dicho que es conveniente, que permanezaca, para que resplandezca, la fuerza del amor que brota de la Cruz de Cristo, siempre a todos nos espera, nos conoce desde la eternidad.Santa Teresa, fué mi camino, como me dijo una Carmelita es muy fácil, el alma tiene ojos, a la Santa el Diablo la tenia engañada con esto.TODO ES AMOR!!!infinito hasta cuando nos dice te conviene que vayas al confesionario, no tengas verguenza, ahi estor detrás de un Sacerdote YO, CRISTO!!!!!
Y ahi acusarnos de todos esos personajes, evangélicos, y peores que tenemos en Nuestra Alma, le abrimos paso a su AMOR!!!!!!!que quiere ocupar nuestras almas.
Que Dios te Bendiga Maricuz, ora por mi, por la Iglesia, y muchas gracias, por tus post, siempre la humildad adelante, lo dice mi madre espiritual, sin El no hacemos nada.y quizás peor.
18/12/15 2:24 PM
  
antonio
Nunca Tenerle Miedo al SEÑOR!!!!!!!
18/12/15 2:27 PM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.