Una cosa es verla venir y otra, muy diferente, bailar con ella

Hoy no es un buen día para escribir una entrada a este blog ya que es el día en que no cuento con la ayuda con la que por lo regular cuento para cuidar de mi padre; sin embargo, haré el esfuerzo porque es, justamente, la motivación que necesito para intentar transmitirles una de mis preocupaciones.

Hasta hace muy poco mi padre venía siendo un anciano muy saludable al punto de que lejos estaba de mis hermanos y de mi preocuparnos por el futuro de su salud; sin embargo, todo cambió cuando, intentando subir una de sus piernas tan solo un peldaño de menos de 17cms de altura, el ángulo de su rodilla, sencillamente, no le dio y ¡cataplum!, cayó al suelo cual largo es, golpeándose su cadera la que se fracturó.

Desde entonces nuestras vidas no han sido lo mismo ni volverán a serlo.

En principio estuve incluso entusiasmada porque el Señor, con el accidente, me estaba colocando en una situación que sospechaba un desafío para mi tanto en lo físico, emocional como espiritual; sin embargo, una cosa es verla venir y otra, muy diferente, bailar con ella.

Han sido meses durísimos de los que nos hemos sobrepuesto parcialmente y solo gracias a la misericordia de Dios.

Uno, bajo la circunstancia de un anciano en casa que no se vale por sí mismo, llega a comprender hasta cierto punto a aquellos que terminan llevándolos a un ancianato, a los que terminan sacrificándolo todo por cuidarlos pero también a aquellos ancianos que están solos ya sea por elección o no.

Con esto lo que quiero decir es que “el mundo del anciano y de quienes los cuidamos” es un mundo desconocido para casi todos por lo que no vendría mal que nos vayamos preparando.

La mayoría podría pensar que bastaría con tener los recursos económicos suficientes para cuidar de ellos con dignidad pero el caso es que no bastan.

No basta el dinero para pagar a un ayudante o enfermero en casa y no basta para pagar sus cuidados en una institución porque después de pagar esos servicios queda todavía el aspecto emocional del anciano y de sus seres queridos el cual no debería nunca de descuidarse y, sin embargo, resulta que se descuida muchísimo.

Los ancianos, no obstante todos los demás cuidados, quedan descuidados en el aspecto emocional pero también los cuidadores nos descuidamos y ya no solo en lo emocional sino también en lo físico. Dejamos de hacer ejercicio, nos alimentamos mal, nos engordamos, nos vienen situaciones de estrés, nos deprimimos, nos frustramos, nos llenamos de temores y nos enfermamos.

Algunos de nosotros damos con el problema y conseguimos hacer algo al respecto pero muchos otros se sumergen en esa situación hasta el punto que terminan sobrellevando la ancianidad o enfermedad de su ser querido bajo tan difíciles circunstancias como ellos.

Lo cual es absurdo, triste e injusto para todos ya que no creo que sea ese un estilo de vida para el cual el Señor nos haya traído a la existencia.

Esta es una entrada para hacer un llamado no solo a quienes en sus cincuenta años todavía gozan de buena salud para que se vayan preparando para las próximas décadas tanto en lo que respecta a quien cuidará de ustedes cuando lleguen a viejos o les sobrevenga un mal estado de salud como en cuanto a que se preparen para cuidar de sus viejitos; pero no solo eso, para que cuando estén bajo esa circunstancia recuerden buscar la ayuda necesaria para que puedan así también cuidar muy bien de sí mismos.

NOTA: En mi país y como cuidadora se a quien recurrir por ayuda ya que el sistema de salud ha previsto este tipo de cosas pero ignoro si es lo mismo en otros países. En todo caso, para aquellos que cuidan de ancianos en cualquier parte del mundo hispano parlante, les dejo esta tabla con la descripción de los factores de riesgo para los cuidadores y a los que deben ponerse atención.


12 comentarios

  
maria-a
Ay, Maricruz..!!
Yo lo pasé con mis padres.. y eran jóvenes!!Con mis ancianos abuelos, también..
Pero la dicha de cuidarlos hasta el fin, no tiene precio!! Como enriquece!!
Dios, Nuestro Señor, devolverá el ciento por uno!!
Doy Fe.
Ánimo a todos aquellos que sirven a Cristo en el enfermo!!

Bendiciones!!

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Gracias, María-a,
Me doy cuenta de cuanto les devuelve el Señor por la clase de personas que terminan siendo ustedes los cuidadores.
Bendiciones,
11/11/12 5:25 PM
  
Tulkas
¡Qué importante es esto de lo que hablas!

Sigue así.
11/11/12 6:48 PM
  
Blanca
no pierda la paciencia estimada señora , esta puede reflejarse en sus comentarios de los blogs.
11/11/12 10:46 PM
  
Maria Isabel
Tus comentarios como siempre han dado en la diana .

Esta circustancia de la vida , no se prepara lo suficiente y es de sunma importancia tanto para el nesitado de ayuda como por el que tiene que dejar su vida independiente y ponerse al servicio de otro.

A duras penas tiramos de nosotros mismos como para aumentar la carga pensando en otros.

Pero todo se ve de distinta manera cuando son los padres los que nos necesitan y lo digo por esperiencia hay algo dentro que te dice : esto hay que hacerlo , y si te libras de la responsabilidad por comodidad o egoismo, es peor por que la culpa te persigue y no disfrutas de esa libertad tan buscada, tambien lo digo por esperiencia.

Lo mejor es no agobiarse y amar en el dia a dia, son actos que nos definen , ante Dios.
12/11/12 8:34 AM
  
Anónimo...
FE... (confianza y esperanza).

'Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados'

: )
12/11/12 12:45 PM
  
Javiergo
Como bien dice Maria Isabel, tus comentarios, Maricruz, dan siempre en la diana. Es tal como dices, y ahora me lo estoy viviendo en primera persona con la caída de mi madre que se ha roto la cadera y que ya está en casa. Y qué cierto también lo que escribe Anónimo: "FE... (confianza y esperanza). 'Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados'". Mirad, hermanas y hermanos en la Fe, la liturgia de la Iglesia guarda tesoros extraordinarios, de una belleza y una profundidad asombrosas. Es algo que ya sabemos, pero a mí no deja de sorprenderme cuando me encuentro con uno de esos tesoros que me había pasado desapercibido. Algo así me pasó hace casi tres meses, en agosto de este año, al rezar el Oficio de Lecturas. Me quedé boquiabierto al leer la oración de la memoria de Santa Mónica, que dice así: "Oh Dios, consuelo de los que lloran, que acogiste piadosamente las lágrimas de santa Mónica impetrando la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por intercesión de madre e hijo, la gracia de llorar nuestros pecados y alcanzar tu misericordia y tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén". Cuántas veces habré leído esta oración sin fijarme en lo que en ese día me sorprendió fuertemente: "la gracia de llorar nuestros pecados". ¡Llorar nuestros pecados! No habla de pensar que nos hemos equivocado algunas veces, reconocer que 'no somos perfectos', o cosas así, habla de ¡llorar nuestros pecados! Hoy en día cabría preguntarnos a nosotros mismos: ¿quién llora ya por sus pecados? Yo diría que muy pocos, empezando por mí, podrían decir que lloran sus pecados. Creo que esto es una muestra de que nos engañamos a nosotros mismos, igual que lo hace el mundo. Edulcoramos nuestros pecados, maquillándolos y pintándolos de colores. El pecado, sin embargo, es algo muy serio. Un pecado no es una simple equivocación, sino un verdadero cataclismo cósmico. Las montañas, los planetas, las estrellas y las galaxias hacen siempre lo que Dios ha dispuesto que hagan según Su Voluntad, pero el insignificante ser humano, que ha recibido el don de la libertad, es capaz de rechazar lo que el mismo Dios quiere. Cada pecado perturba el orden más profundo del Universo, volviéndolo del revés, como hizo el primer pecado de Adán. Es tan real la gravedad de nuestros pecados y Dios se los ha tomado tan en serio, que el mismo Hijo de Dios ha tomado sobre sí la muerte que merecían. Por rescatar a estos esclavos pecadores y hundidos en sus miserias que somos los humanos, Dios ha querido sacrificar a su Hijo, el único Santo. ¿Cómo no vamos a llorar por algo así, hermanos/as, como hicieron todos los santos? ¿Cómo no llorar al ver a Cristo clavado en la cruz por mis pecados concretos? No se trata de hacer un esfuerzo de voluntad para conseguir llorar, al estilo de los actores o las actrices de cine, como si las meras lágrimas físicas tuvieran una virtud especial. No. Las verdaderas lágrimas de arrepentimiento, que desgastan el corazón de piedra, purifican el alma y son signo del bautismo, son siempre un milagro, un don del Espíritu Santo. Pidamos ese don porque es un don que pedían de hecho todos los santos y todos los místicos. Y quiera Dios concedérnoslo a todos los que tenemos Fe. - Si vieseis qué emoción más profunda sentía cuando leía y estudiaba las vidas de las místicas de la Edad Media durante mis estudios de Teología, y cómo me temblaba hasta el pulso cuando relataba en mi doctorado sus éxtasis, sus lágrimas, sus arrebatos, sus visiones, sus profundas revelaciones… Es algo impresionante vivir y vivirse la Fe hasta lo más profundo de tu ser, con todas las consecuencias. Es algo visceral, único, auténtico, que vertebra toda la existencia sin dejar ningún hueco al margen de la Gracia Divina. Viviendo de esta manera inmersos en la vida intratrinitaria de Dios, viviendo una vida santa aquí y ahora, entonces, solo entonces y de verdad, estaremos preparados para evangelizar. Llevando una vida de santidad. Un saludo en Cristo Jesús con María Inmaculada
13/11/12 6:06 PM
  
Javiergo
Una música que te hace llorar con una emoción desbordante y que te eleva al Paraíso sin duda es este fragmento, este coro de voces blancas del Requiem de Gabriel Faurè. "In Paradisum" - Merece la pena escucharlo...

http://www.youtube.com/watch?v=WPLBvZ4rCFw&feature=related



13/11/12 6:10 PM
  
Javiergo
¡¡Eeeehhhhhhhhh...!! Cuando escribí lo anterior, estaba en un ciber y tuve que salir corriendo porque me llamaron por teléfono. Ahora estoy en casa. Vuelvo por aquí porque no tuve tiempo para decir que el anterior texto (publicado en agosto de 2011) no es mío, sino de nuestro querido bloggero Bruno Moreno, que es un teólogo de primera categoría. Solo al final aporto algo mío, al igual que el enlace musical. En fin, se trata de un mix místico interesante :) ¡Ah! Y explico esto porque no quiero que me acusen de plagio, ¿eh? :D

Un abrazo fuerte
13/11/12 7:40 PM
  
Javiergo
No me cabe la menor duda de que la mayor hecatombe de la era moderna es la pérdida del sentido de pecado, que se da incluso, desgraciadamente, hasta entre muchos católicos. Si el sentido del pecado no se hubiese perdido, serían muchísimas menos las tragedias cotidianas que siembran el mundo de crímenes, de odios, de celos, de envidias, de robos, de adulterios, de mentiras, etc., etc., etc. Si hubiese sentido del pecado, si nos diéramos cuenta de la tremenda ofensa a Dios que ello supone, si pudiésemos ver hasta qué punto ensucia y embarra nuestra alma el pecado, no habría guerras, ni abortos, ni divorcios, ni suicidios, ni latrocinios, ni corrupción, ni crisis... La raíz de todos los males es ignorar que existe el pecado, que todos somos pecadores. Como decimos en el Confiteor: 'Yo confieso ante Dios Padre Todopoderoso.... que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi gran culpa...' Otra palabra políticamente incorrecta hoy en día: la culpa. Sin caer ni mucho menos en los excesos del luteranismo, tampoco podemos caer en el otro extremo del rousseauianismo creyendo, como se dice por tierras andaluzas, que 'tól mundo er güeno', porque no es así. Por eso, me quedo con lo dicho por Bruno en su post: ¡llorar por nuestros pecados! Bendito don de las lágrimas.
13/11/12 8:39 PM
  
Javiergo
Para mí, francamente, la interpretación más humana y sobrenatural de la historia sobre la ofensa que supone el pecado la dio Santo Tomás de Aquino, al afirmar: "Dios no es ofendido por nosotros, si no es porque actuamos contra nuestro propio bien" (Summa contra gentes III, 122). ¡¡Hasta tal punto Dios nos ama!!
13/11/12 9:02 PM
  
Maricruz Tasies
Gracias, Javiergo, por tus hermosas intervenciones.
14/11/12 10:45 AM
  
Javiergo
Gracias a ti, hermanita, por el mucho bien que haces a tantas almas con todo lo que nos transmites. Un saludo en Cristo Jesús
16/11/12 7:02 PM

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