Diálogo entre corazones

Para cuando la autoridad de este portal me invitó con mi blog a participar de este sitio yo venía introduciéndome al Movimiento Comunión y Liberación.

Poco tiempo después, le comentaba a otro de los bloggers, que InfoCatólica me había hecho (y yo aceptado) la invitación en un período de cambios profundos en mi vida espiritual por lo que no estaba segura de si, al final de cuentas, lo que resultara de aquello iba a convenir a la línea editorial.

Fui, como por lo regular, ingenua e ignorante al plantearlo así y mencionarlo ya que profundos cambios en la vida espiritual de una persona católica tendría que conducirle a una mayor y más firme adhesión a Cristo y a la Iglesia.

Pues bien, a lo que voy es que -me parece- que voy saliendo de esa etapa y que la misma está arrojando como resultado una criatura nueva en algunos aspectos pero también a una criatura nueva con algunas ideas un tanto descabelladas, como lo fue abrir el grupo Voces Católicas CR.

Precisamente en este grupo ayer un joven costarricense hacía una consulta acerca de su papel como catequista de Confirmación ante las preguntas desafiantes que le plantean los jóvenes de la catequesis. Decía que uno de los reclamos que le plantean es la falta de coherencia en los católicos.

Para aquellos de nosotros que procuramos vivir coherentemente, un reclamo de este tipo resulta desconcertante, pero que nos descoloque no quiere decir que no sea un reclamo legítimo que merece obtener satisfacción, máxime cuando proviene de una persona joven.

Durante esa pequeña conversación con el catequista caí en la cuenta que ni el chico de Confirma ni ningún otro que nos plantea reclamos o desafíos tiene idea de qué es lo que en el fondo -verdaderamente- reclaman y no la tienen porque no han prestado atención a lo que su corazón anhela.

Lo planteo de otra forma: ¿Qué es lo que todo corazón humano anhela? Anhela dar satisfacción a sus más profundas exigencias. ¿Quién el el único que las satisface? Cristo es quien da satisfacción a los más profundos anhelos del corazón humano…

Claro, eso nosotros lo sabemos, pero muchos de los chicos de Confirma todavía no, ni la mayoría de quienes nos plantean reclamos lo sabe, por lo mismo, cuando demandan ver coherencia lo que en lo profundo de su corazón reclaman es ver a Cristo, eso es lo que piden. Las personas demandan, quieren ver a Cristo.

Muy bien, este descubrimiento -para mi vida de fe- es excepcionalmente importante más la cosa se tornó aún más interesante o quizá, ¿debería decir: descabellada?

Hace unos días mencioné en otra entrada que debía plantearme una estrategia diferente con las personas ya que detesto llevarme mal con ellas, decía que la misma tendría que considerar hablarles al corazón, tener presente que son personas que no han conocido el amor de Dios y, sobre todo, referirme y dirigirme a ellas únicamente en términos que utilizaría con alguien por quien Dios tiene predilección.

Lo cual, tras la conversación con el catequista, me hizo reflexionar en lo siguiente: si las personas demandan de nosotros coherencia porque su anhelo es ver a Cristo y -a la vez- anhelamos ver a Cristo en ellas, por tanto, cuando nos dirijimos a ellas estaríamos dirigiéndonos a Cristo y ese diálogo sería del corazón al corazón de Cristo de tal manera que nuestras conversaciones serían una forma de oración.

Oración que, ciertamente -desde quien me presenta un reclamo- me plantea desafíos, pero, cuál oración verdadera no lo es?.

Lo planteo de esta otra forma: ¿Se le podría llamar oración al diálogo entre corazones que anhelan ver a Cristo?

Me parece que si. No se si me he dado a entender ni qué llegarán a pensar los lectores habituales o los expertos sobre esta idea. ¿Qué piensan, es tan descabellada como me parece?

3 comentarios

Es complicado decir que si es oración o que no lo es. ¿Quién pone la raya que separa el sí del no? :)

Lo que si es posible es discernir que este diálogo entre corazones necesita de un soporte y un protocolo para poder producirse... Si el protocolo no es compartido por quienes dialogan,... aparecerá el típico diálogo de besugos que no conduce a ningún sitio. Hoy en día se hace complicado establecer diálogos y compartir en el diálogo lo que somos, para aprender de ello.

Pasando al asunto de la coherencia... empezamos a tener problemas si no tenemos el mismo concepto de coherencia o si ni siquiera lo tenemos. El concepto de Iglesia es otro problema. Normalmente todos hablamos de la Iglesia como algo externo a lo que somos... lo que lleva a entender al Iglesia como un conjunto vacío al que no pertenecemos.

Lo que las personas solicitan de nosotros es: entendimiento de lo que les rodea. Para compartir el ser con algo... al menos tenemos que entenderlo de forma parcial. Sin el vínculo de ser... todo lo que se nos presente delante de nosotros nos es ajeno.

Una vez nos sintamos Iglesia, tendremos que pedirnos a nosotros mismo coherencia.... ¿Qué coherencia? ¿Con qué tenemos que se coherentes?... Esto es tema para muchos diálogos, pero podríamos decir que la coherencia parte de Cristo y es reflejo de Dios mismo.

Solo después empezar el camino de nuestra coherencia personal, podremos pedir a los demás coherencia. Pero me temo que en ese momento nos daremos cuenta que la Iglesia es precisamente la coherencia que nos pide nuestro entendimiento, nuestra sensibilidad emotiva y nuestras acciones. Es decir... hasta que no seamos Iglesia, no podremos ser realmente coherentes.

Saludos ;)
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Miserere,
Si, la gente busca comprender lo que la rodea y ese anhelo es su necesidad de Cristo.
29/10/10 3:06 PM
  
Jacintonio (Laico fiel, tercera edad, España)
Perdona la extensión de mi comentario, y perdona mi retraso, pues ya vas por el blog siguiente, "He ahí los frutos del verdadero amor" que me propongo leer, pero en este momento no puedo.


“FALTA DE COHERENCIA EN LOS CATÓLICOS”. No nos debe desconcertar, Maricruz. Probablemente se refiere a la cantidad de personas que se declaran católicas, pero luego no cumplen como cabría esperar de ellas. Aunque no se puede generalizar, los que nos observan sí lo hacen, pues en alguna medida, todos representamos a la Iglesia, y lo que hace un católico, perjudica o beneficia a toda la Iglesia.

“… NI EL CHICO DE CONFIRMA NI NINGÚN OTRO QUE NOS PLANTEA RECLAMOS O DESAFÍOS TIENE IDEA DE QUÉ ES LO QUE EN EL FONDO -VERDADERAMENTE- RECLAMAN Y NO LA TIENEN PORQUE NO HAN PRESTADO ATENCIÓN A LO QUE SU CORAZÓN ANHELA”. Con todo, ya nos lo advirtió y mandó el Señor: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a nosotros; que como yo os he amado, así os améis los unos a los otros, . Todos conocerán que sois discípulos míos en una cosa: en que os tenéis amor los unos a los otros.” (Jn, 13 34-35) Y también: “Les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí” (Jn.17 22-23) Pues si Cristo mismo nos lo advirtió y mandó, comprendamos, ahora lo que nos está pasando a los cristianos, no sólo en los tiempos actuales, sino a lo largo de los siglos que llevamos de cristianismo”. El que se nos haga preguntas que nos descoloquen es muy normal. Pero con frecuencia nos empeñamos en responder para salir del paso, pues no nos gusta quedar mal. Seamos sinceros y digamos lo que nos pasa: que en ese momento no sabemos responder, pero que sentimos que todo tiene respuesta aunque se nos vele en ese momento. Si más adelante nos apercibimos de ella, se la podemos comunicar. Pero más vale quedar mal por nuestras limitaciones, aunque se interprete de otra forma, a que reciban una respuesta incoherente, inexacta, o perniciosamente incompleta.

¿QUÉ ES LO QUE TODO CORAZÓN HUMANO ANHELA? ANHELA DAR SATISFACCIÓN A SUS MÁS PROFUNDAS EXIGENCIAS. ¿QUIÉN ES EL ÚNICO QUE LAS SATISFACE? CRISTO ES QUIEN DA SATISFACCIÓN A LOS MÁS PROFUNDOS ANHELOS DEL CORAZÓN HUMANO… Es cierto. El don del Espíritu siembra en nosotros esos anhelos, y Cristo nos da satisfacción a los mismos haciendo de nosotros hijos de su mismo Padre, a quien nosotros llamamos “Padre nuestro que estás en los Cielos”, porque Cristo nos lo enseñó así. Es así como la misma TRINIDAD está involucrada en lo que significan y son esos anhelos. Tenemos aquí el MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, y por supuesto que las catequesis deben dar “explicaciones” de los misterios, pero los misterios serán siempre misterios, y nosotros debemos transmitirlos viviéndolos: sólo la vida transmite vida.

“… CUANDO DEMANDAN VER COHERENCIA LO QUE EN LO PROFUNDO DE SU CORAZÓN RECLAMAN ES VER A CRISTO, ESO ES LO QUE PIDEN. LAS PERSONAS DEMANDAN, QUIEREN VER A CRISTO”. “Coherencia” significa que el Espíritu Santo obra en nosotros y nosotros nos dejamos guiar por él. Y esa coherencia es la que no ven en muchos que se dicen cristianos.

“… PERSONAS QUE NO HAN CONOCIDO EL AMOR DE DIOS Y, SOBRE TODO, REFERIRME Y DIRIGIRME A ELLAS ÚNICAMENTE EN TÉRMINOS QUE UTILIZARÍA CON ALGUIEN POR QUIEN DIOS TIENE PREDILECCIÓN”. ¿Hay alguien que no haya conocido el amor de Dios? ¿cómo es, entonces, que nos piden coherencia? O dicho de otra forma: “¿Qué es lo que todo corazón humano anhela?” Anhela dar satisfacción a sus más profundas exigencias. Este anhelo lo tenemos todos desde que nacemos (¡incluso antes!). En suscitarlo o recordarlo perennemente ha de estar nuestro empeño, pues los humanos tenemos mala memoria. Dios tiene preferencia por los más pobres, por los más alejados, por los más “desmemoriados”, ¡y cuántas veces sucede que esta pobreza, este alejamiento, esta memoria borrada por los malos ejemplos de los “buenos” que no lo son tanto, suscita (¡bendito sea Dios!) preguntas desafiantes que plantean muchos que buscan a Dios, sean jóvenes o no, reciban catequesis o no! Pero por estas personas tiene predilección el Señor.

“… CUANDO NOS DIRIJIMOS A ELLAS ESTARÍAMOS DIRIGIÉNDONOS A CRISTO Y ESE DIÁLOGO SERÍA DEL CORAZÓN AL CORAZÓN DE CRISTO DE TAL MANERA QUE NUESTRAS CONVERSACIONES SERÍAN UNA FORMA DE ORACIÓN”. ¡Es cierto! Pero seamos humildes, nadie es más que nadie, no nos creamos salvados por el hecho de ser comunicadores de la verdad y el amor: No se crea el catequista que es más que el catecúmeno; las catequesis son una búsqueda en común, pues nadie está más cerca que nadie en el camino que nos resta por recorrer hasta encontrarnos plenamente con Cristo en nuestra propia vida. Pero el motor de esta oración, y de todas las demás, es el Espíritu: y él mismo grita en nuestro favor: “… el Espíritu viene también en ayuda de nuestra flaqueza. Como nosotros no sabemos pedir como conviene, el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indescriptibles…” (Rm. 8, 26)

LO PLANTEO DE ESTA OTRA FORMA: ¿SE LE PODRÍA LLAMAR ORACIÓN AL DIÁLOGO ENTRE CORAZONES QUE ANHELAN VER A CRISTO? ¡Sí, ciertamente! Lo que pasa es que cuando decimos que sólo hay oramos cuando nos dirigimos directamente a Dios con el corazón o con la mente, es porque existe el peligro en muchos cristianos, de abandonarse a la pereza y las circunstancias, disminuyendo progresivamente esa oración DIRECTA a Dios, con la excusa de que ya rezamos con nuestro buen comportamiento diario. Ni debemos abandonar nuestras obligaciones diarias por atender nuestras devociones –antes es la obligación que la devoción- ni debemos abandonar nuestros ratos de oración DIRECTA ni, mucho menos, la misa y el resto de actos litúrgicos con que la Iglesia, nuestra Madre, procura nuestra santificación. Y ¿quién podría decir, por ejemplo, que la conversación entre confesor y penitente no es oración? ¿y quién se atreverá a decir que no son propiamente oración aquellas partes de la misa que consisten en una conversación entre celebrante y asamblea –“El Señor esté con vosotros”, “y con tu espíritu”, “Levantemos el corazón”, “lo tenemos levantado hacia el Señor” “Id, y sed testigos del Dios de la vida”, “podéis ir en paz”, etc. etc.”?

“Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos.” (Mt 18 19-20)

Si dos personas que amando a Cristo anhelan verle, tal como puede ocurrir entre catequista y catecúmeno, si esas dos personas, digo, dialogan entre sí, indudablemente Cristo está en medio de ellos, observándolos y escuchando sus conversaciones; ¿cómo no llamar oración a lo que sucede entre ellos dos Y CRISTO?.

Que Dios nos bendiga.
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Jacintonio,
Agradezco a Dios que hayas visto lo que quería que viera tu corazón.

Por uno que lo haya hecho ¡Deo omnis gloria!
30/10/10 2:06 PM
  
Maricruz Tasies
Les comunico que invité al joven catequista a leer esta entrada y los comentarios. Lo hizo y me ha respondido:

"Ya lo lei, me parece genial, y no veo descabellada su idea, la veo muy bien. Es un gusto para mi que ese dialogo que tuvimos se haya convertido en ese texto, creame que a mi tambien me sirve muchisimo, muchas gracias por compartir lo que Dios ha puesto en su corazón, GRACIAS."

Gracias a ti, muchacho.

31/10/10 10:10 AM

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