El Partido Popular y el «golpe de los Fifis»
El 12 de agosto de 1927, el capitán de fragata Filomeno da Câmara y el hispanista Fidelino de Figueiredo fracasaron en un intento de golpe de estado en Portugal. El «golpe dos Fifis»–por las sílabas iniciales de sus dos promotores– era una idea intrépida, barata e incruenta y creo que no exagero si la podemos considerar adelantada a su tiempo por el modo de entender la maquinaria del estado moderno.
En lugar de tomar los centros neurálgicos de poder civil, militar o industrial, decidieron asaltar la Imprenta Nacional, desde donde se publicaba el «Diario do Governo» –algo así como BOE de España–. Pensaron que para tomar el poder y configurar un gobierno era suficiente con publicarlo oficialmente. Los capitanes David Neto y Fernando Rodrigues instaron al director de la «Imprenta», Luis Derouet, a publicar que todas las carteras ministeriales quedaban en poder de Filomeno. Derouet se negó y terminó este golpe de un bestial e inusitado ‘iuspositivismo’, que de un modo u otro, pero sin militares, es con el que se han gobernado muchas naciones, en especial mi querida España.
Un ejemplo reciente es el 17º congreso del Partido Popular, celebrado en Sevilla, que ha decidido rechazar la eliminación del término cristiano de su ideario, tumbando por abrumadora mayoría enmienda que proponía sustituir la condición de partido «inspirado en los valores del humanismo cristiano» por los de «humanismo occidental o europeo». Está bien –más bien mal–, pero no significa absolutamente nada, una mención en un papel que a algunos servirá como coartada, una engañifa.
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