Por la eutanasia a la pena de muerte y viceversa
Acaba de trascender a la opinión pública que se ha aplicado la eutanasia al primer preso en Bélgica. Un hombre identificado como Frank VDB, que llevaba 20 años en prisión por dos violaciones con asesinato. Parece ser que ocurrió hace meses y la noticia se ha conocido por la indiscreción del senador Louis Ide, que se quejaba de la carencia de servicios sociales en las cárceles belgas.
Hace año y medio escribí sobre el tema: Eutanasia en Bélgica: ¿mejor la pena de muerte que la cadena perpetua?, pero mis previsiones quedaron cortas. El evidente plano inclinado por el que se precipita la sociedad belga tenía mayor inclinación.
El preso cumplía con las tres condiciones que exige la ley en Bélgica: el preso tenía una enfermedad terminal, había reiterado la solicitud de la muerte, y tres médicos ratificaron de forma independiente la solicitud.
Teniendo en cuenta que Bélgica los padres pueden solicitarla en nombre de sus hijos pequeños nos enfrentamos a un panorama insospechado que ya anticipó Philip Nitschke en su libro de 2005 «Killing Me Softly» y que resumía gráficamente como «la última frontera de la reforma penitenciaria».
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