Quedarte sin formas
Apenas pongo formas pequeñas en las misas de diario. A ver que hago cuentas: en La Serna, Juana y ya. En Piñuécar, dos religiosas y si acaso una mujer o dos. En Braojos suelen acudir al rosario y a misa cuatro o cinco. En La Serna y en Piñuécar, a diario, no pongo formas pequeñas. Simplemente parto la grande y así comulgamos todos.
En Braojos celebro en la pequeña capilla de la Virgen del Buen Suceso. En la patena, con la forma grande, pongo tres o cuatro pequeñas y es fácil partir si me quedo corto, o consumir si me pasé de largo.
Pues les cuento que este pasado miércoles me quedé sin formas. Preparé todo para la misa calculando las tres o cuatro mujeres de siempre. Sí observé alguna más que de costumbre en el rosario, pero bueno, nos apañamos bien. Comienzo la misa, en esa capilla siempre ad orientem, y de repente, me vuelvo, y ¡leches! once en misa.

Creo que no supe explicarme del todo bien en mi último post. Es verdad que a veces uno se cansa, pero sobre todo era un post de agradecimiento a Dios que sabe ir dando ánimos y razones para seguir adelante. Más aún, estoy muy tranquilo y sigo ilusionado, aunque una cosa es estar ilusionado y otra ser iluso. Sé muy bien dónde estoy.
Tengo una cierta sospecha de que el padre Dios lleva tiempo tomándome el pelo. Mi sensación es que me va llevando al límite para llegado el momento final hacerme un guiño de esperanza.
Y como es natural, mis lectores me piden opinión. Y como no tengo problema en hacerlo, pues se la doy, destacando algunas cosas que me parecen interesantes de D. José.





