Fuentes de toda solvencia
Mucho me temo que de aquí a la elección del nuevo papa cada día nos vamos a encontrar con un nuevo puñado de porquería. Ayer empezó la cosa vinculando la renuncia de Benedicto XVI a casos de novela negra que comprenderían sexo, chantajes y luchas de poder.
Más viejo que la tos el argumento. Falta apuntar que los cardenales se comen a los niños crudos, que el Vaticano guarda en secreto el cuerpo de un extraterrestre que echaría por tierra la existencia de Jesucristo y que el convento de clausura donde se va a retirar Benedicto XVI es en realidad un antro de perversión, que acabarán diciéndolo.
No entiendo que haya que acudir a tramas negras y razones inconfesables para comprender que un hombre de 86 años, después de orar confiadamente y discernir ante el Señor, decida dejar el timón de la barca de Pedro en manos más ágiles y fuertes. Pero lo que más me duele, porque la cosa no es de risa, es la claridad de las fuentes que supuestamente avalan esta historia.