14.03.15

Fui a "La Salle" porque no obligaban a estudiar religión

Mañana no especialmente complicada de sábado. Al final de la misma, unos amigos me invitan a leer la entrevista que se le hace a Tania Sánchez en una revista que se distribuye con un importante diario de tirada nacional.

Para los que no acaban de saber quién es Tania Sánchez, se les puede recordar que estuvo designada candidata de Izquierda Unida a la presidencia de la comunidad de Madrid y que tuvo que renunciar tras supuestos escándalos entre los que descatacaba apoyar con su voto subvenciones importantísimas del ayutamiento de Rivas, del que era concejala, a su propio hermano, amén de otra serie irregularidades personales y familiares. Pero además se hizo conocida por ser la novia o compañera o como se llame del actual líder de “Podemos", Pablo Iglesias.

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12.03.15

La terrible demagogia del "estar con los pobres"

Nada más demagógico que escuchar eso de que “hay que estar con los pobres”. La experiencia me dice que los que de verdad están al lado de los pobres los respetan tanto que jamás osarían llevarlos como bandera. La beata Teresa de Calcuta es el ejemplo más palmario. Y al revés, todo el que se pasa el día hablando de pobres para allá, y pobres para acá, generalmente los conoce solo de lejos. Ya saben, dime de qué presumes.

Estar con los pobres es una frase llena de falsedades con una gran dosis de manipulación, empezando por el concepto pobre, que es muchísimo más que no tener dinero: “era tan pobre que solo tenía dinero”. La gran pobreza es el pecado y el alejamiento de Cristo. Convertirse a Cristo, convertir el corazón, supone una nueva forma de vivir lejos de todo egoísmo en la que los hombres seremos capaces de compartir la fe y la vida como hermanos y en consecuencia las desigualdades sociales se irán limando y los más débiles encontrarán apoyo, solidaridad y, sobre todo, la caridad cristiana de sus hermanos más fuertes. A su vez, cuántas veces los fuertes serán evangelizados por los débiles.

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9.03.15

Las cosas raras que algunos colectivos pretenden de un obispo

No falla. Basta revisar hemerotecas y ahí lo tienen todo. Diócesis a la espera de obispo es igual a colectivo exótico pidiendo la luna, Marte, Miércole y Saturno. Bien es verdad que a la vez omiten por puro despiste la importancia del Sol, pero ya se sabe que no se puede estar en todo.

No tengo tiempo ni merece la pena buscar y buscar la cantidad de cartas y declaraciones que aparecen cada vez que estamos ante una diócesis en “sede vacante”. Pero a poca memoria que se tenga no quedará más remedio que reconocer conmigo ciertas cosas.

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8.03.15

Esta parroquia -la mía- cada día funciona peor

No tengo nada que objetar a mis feligreses. Todo lo contrario. Son gente tan extraordinaria que no solo me aguantan, sino que hasta me quieren y colaboran más de lo pudieran imaginar.  Si cuento anécdotas, reales más que la vida misma, es simplemente por sacar una sonrisa a mis lectores y hacerles conocer esos detalles siempre curiosos que ocurren en la “trastienda” de la vida parroquial. Son esas cosas que te llegan con la común introducción de que esta parroquia cada día está peor… ¿Las razones?

Si es que usted no se preocupa de nada… En la hojita parroquial de este pasado domingo ponen como canto final “Salve Madre” y sin embargo acabaron cantado “salve Regina”. Pero hombre, un despiste… Sí, sí, un despiste pero que indica lo que indica: que usted tiene la cabeza en todas partes menos en la parroquia.

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6.03.15

Anciano con llaves

No me estoy inventando nada. La anécdota, de fuente directa.

Clase de historia del arte en una universidad española. Una diapositiva nada más y nada menos que con el apóstol San Pedro, de El Greco.

- A ver, ¿qué es lo que ve en la diapositiva?

- Un anciano con llaves.

- ¿No sabe quién es el anciano?

- No.

- Bien. Es el apóstol San Pedro.

- Es que yo no soy creyente.

Literal. Un joven estudiante universitario ¡de historia del arte! que ni sabe un mínimo de iconografía cristiana ni le importa. Más aún, no solo no le importa sino que hace gala de su más supina ignorancia escudándose en que no es creyente.

No hace falta ser creyente para saber qué es un minarete, la kipá, o darse cuenta de que ese señor gordo y sentado en la postura del loto es Buda y no Manolo el del bombo en el descanso del último partido.

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