No quieran buscar una segunda intención
Los responsables de aquel comercio no daban crédito a lo que veían sus ojos. Su tienda iba de capa caída. Es verdad que mantenían a duras penas una clientela de toda la vida y con eso aún justificaban su existencia. No se lo explicaban, porque de verdad que eran amables, cariñosos, besaban a cada viejecita, fiaban hasta fin de mes, regalaban globos a los niños los jueves y hasta montaban sus tertulias en la trastienda. Tertulias, eso sí, cada vez más escasas, pero entendían que profundas y casi imprescindibles.
Y el caso es que cerquita, casi a lado, un establecimiento aparentemente como el suyo, y dedicado al mismo tipo de productos, subía como la espuma: hasta jóvenes entraban, e incluso alguno de sus clientes de toda la vida había cambiado de hábitos de consumo.

Lo de que hayan cancelado - prohibido una misa en Sevilla, misa que se iba a celebrar por los no nacidos y por las madres en gestación, es lo de menos, y ya me parece serio. La disculpa de que la había encargado VOX no deja de ser eso, una disculpa, que aquí mucho eso de que “de internis neque ecclesia”, pero parece que en el arzobispado sevillano son perfectamente conocedores de que la intención de VOX no es piadosa sino política. Pero como digo, aun siendo seria la cosa, no es lo más grave.
Este que ven en la foto, el segundo empezando por la izquierda, es un servidor, con gafas y hasta flequillo. Es mi ordenación sacerdotal, el 26 de diciembre de 1979.
Ya les digo que no es mi caso, pero en este día de la nochebuena me van a permitir que les pregunte por sus curas.
Se contaba en tiempos del generalísimo Franco que, en una ocasión, alguien de su confianza osó decirle que en España había gente descontenta con el estado de cosas, con la política, con el régimen. Esas cosas. Y se lo diría muy suavemente… La respuesta de Franco fue contundente: “menos viajar y más leer el periódico”.