Por menos se llegaba a las manos
Me fijo en las pequeñas variaciones que los fieles introducen en cantos, oraciones y hasta textos litúrgicos.
Siendo párroco de Guadalix de la Sierra he cantado mil veces con la gente el himno a la patrona la Virgen del Espinar. Una de las estrofas dice así: “Guadalix te saluda como a su madre, y tu nombre repiten montes y valles”. Algunos fieles hacían una aparente pequeña modificación cambiando el tu por un sonoro su, de forma que lo que los montes repetían no era el nombre de la Virgen sino el del pueblo. No sé si se habrá arreglado. Cosas que no eran en menoscabo de la devoción pero que tenían su aquél.

Es conclusión a la que he llegado últimamente. Los cristianos conservadores han desaparecido como los dinosaurios. Ya. Que quieren saber cómo he llegado a esa conclusión. Y que se lo cuente. Bien. A ello vamos.
Esto es como lo de la gota fría. Siempre vuelve. No sé cuántas desamortizaciones lleva la Iglesia católica en España. Nos suena la de Mendizábal, pero esa fue una. Hubo más: Godoy, José Bonaparte y Madoz, amén de otras pequeñas e intentos varios.
He sido fidelísimo lector de Astérix. Disculpen esta pequeña debilidad. Posiblemente me hubiera sido más provechoso dedicar ese tiempo a leer las sesudas reflexiones del P. Agúndez, repasar la suma teológica de santo Tomás o meditar sobre el fin de la vida según san Alfonso María de Ligorio. Lo sé. Es un pecado que me perseguirá un ratito. Tampoco vamos a andar exagerando.
- ¿Así que ayer miércoles de ceniza?





